Publicados
póstumamente, los diarios de la escritora Marina Tsvietáieva (1892-1941) sobre
los primeros años de la Revolución rusa son el testimonio de una mujer desbordada
por los acontecimientos trágicos que de golpe tiene que padecer. La autora
describe aquellos hechos con una especial sensibilidad, alejada de valoraciones
políticas. Hija de un profesor de Historia del Arte y de una pianista, Marina
estudió Historia de la Literatura en La Sorbona y amplió estudios en Italia,
Suiza y Alemania. En este último país, se dedicó a estudiar con especial
intensidad a Goethe y el Romanticismo, y en sus posteriores escritos siempre
reconoció su afinidad con la estética alemana. En 1910 publicó sus dos primeros
poemarios, Álbum vespertino y Linterna mágica. En 1912 contrajo
matrimonio; antes de escribir estos diarios tuvo dos hijas, Ariadna e Irina;
posteriormente, en el exilio en París, un hijo.
Su
vida está trágicamente marcada por la Revolución de 1917. Primero, en el momento de su
máximo prestigio poético, estalla la Revolución, que arrasa con todo, también
con la literatura y los escritores. En 1922 consiguió exiliarse en el
extranjero, primero para residir en Praga, donde se reencuentra después de seis
años con su marido, Serguei Efrón, soldado en el Ejército Blanco;
posteriormente se trasladan a París, donde continua con su labor poética y
ensayística. En 1923 se publicó la que se considera su mejor obra, El oficio. También aparecieron sus
ensayos sobre escritores, artistas y el mundo del arte. Desde París mantuvo
correspondencia con Borís Pasternak y con Rainer María Rilke.
En 1937, su
marido y su hija Ariadna (Irina murió de hambre en un internado en los primeros
años de la revolución en Moscú) regresan a la URSS. Ella lo hace en 1939. Al
poco tiempo, las autoridades comunistas detienen a su marido y lo fusilan;
también encierran a su hija Ariadna en un campo de concentración, donde
permanece hasta 1956. Marcada por estas detenciones y por su exilio, Marina no
recibió ninguna ayuda de nadie. Desterrada con su hijo en Yelábuga, se suicidó
en 1941.
En
España, gracias sobre todo a la labor de su traductora, Selma Ancira, se han
publicado muchos de sus libros, entre los que destacamos Un espíritu prisionero, una selección de sus poesías, relatos, de su
epistolario y de sus diarios que es además una muy buena aproximación a una
escritora que junto con Anna Ajmátova está considerada de las mejores poetas de
la literatura rusa del siglo XX. También son una buena muestra de su
sensibilidad los ensayos Mi Puskhin y
Natalia Goncharova. Y está
publicada toda su poesía.
Diarios de la Revolución de 1917 es una
selección de lo que la autora escribió entre 1917 y 1919, los peores años de la
Revolución, pues a las persecuciones y represalias por motivos políticos hay
que sumar las consecuencias de la guerra civil entre la población, con muchos
problemas de hambre y desabastecimiento. Estos diarios comienzan cuando la
autora decide regresar a Moscú desde Crimea, donde vive con una hermana y donde
conocen el inicio de la Revolución. Son momentos muy duros que la autora
describe desde su dramática experiencia personal y con un estilo que, aunque en
prosa, está siempre marcado por su estilo poético. En general, a través de
textos muy breves que a veces incluso funcionan como aforismos o sentencias,
Marina cuenta sus primeras impresiones en un Moscú devastado por la guerra y
por el hambre que padecen ella y sus dos hijas. Quizá sea la primera parte de
estos diarios, la que transcurre en Moscú, la más dramática.
En
el resto de los diarios impera la visión escueta, telegráfica y fugaz de los
hechos. No hay opiniones políticas, ni un análisis riguroso y cronológico de lo
que está pasando La autora anota sobre todo impresiones íntimas que funcionan
como dardos poéticos. Ella misma define en una anotación su manera de contar
las cosas: “En la prosa hay demasiadas cosas que me parecen superfluas, en el
verso (verdadero) todo es indispensable. Con mi tendencia al ascetismo de la
palabra prosística, en lo que escribo, a fin de cuentas, puede quedar sólo la
osamenta”. Y esto son sus diarios: comentarios breves a un suceso, una
referencia artística, una gestión, un chispazo, una cita poética, un verso… No
son, pues, unas memorias o unos diarios muy elaborados sino que, para lo bueno
y para lo malo, se mueven en el territorio de lo instantáneo. En todo momento
se aprecia su original mirada poética, su inconsistencia temperamental (los
hechos la desbordan), su incapacidad para adaptarse a una vida que exige
sacrificios para los que no parecía estar preparada. De ahí la desolación de
muchos comentarios, aunque en todo momento y circunstancia Marina Tsvietáieva
busque para su alma el refugio del amor, la literatura y la erudición.
Diarios de la Revolución de 1917
Marina
Tsvietáieva
Acantilado.
Barcelona (2015). 224 págs. 14 €.
Traducción: Selma Ancira.
Traducción: Selma Ancira.