Publicada en
1995, esta autobiografía retrata con una cruda sinceridad la vida de Alan
Sillitoe ((1928-2010), uno de los máximos exponentes, junto con Kingsley Amis,
John Braine y John Osborne, de la denominada Angry Young Men, un grupo
de escritores que manifestaron su rechazo contra el devenir de la vida política
y literaria inglesa con un tipo de libros que mostraba, con crudeza y al
natural, la vida de la clase trabajadora inglesa tras la Segunda Guerra
Mundial.
Estas memorias
describen su infancia y juventud en la ciudad de Nottingham, al norte de
Inglaterra; su experiencia como radiotelegrafista en Malasia; su regreso a
Inglaterra y su larga enfermedad; sus inicios como escritor y sus viajes al
extranjero, especialmente a España; su regreso a Inglaterra y su consagración
como escritor tras la publicación en 1957 Sábado por la noche y domingo porla mañana, novela que rápidamente fue llevada al cine y que propició la
publicación de sus posteriores obras, de manera singular La soledad delcorredor de fondo (1958), libro de relatos que se convirtió también en otro
fulgurante éxito y que también se convirtió pronto en una famosa película.
Sillitoe es autor de mas de cincuenta obras entre relatos, poemarios, novelas,
libros infantiles y esta autobiografía.
Tras unos
comienzos dubitativos, con dificultades para encontrar su voz narrativa y sus
temas, Sillitoe acertó en los dos libros antes mencionados, los más importantes
de su dilatada trayectoria, a exponer desde dentro la escala de valores y el
mundo social y familiar de la clase trabajadora. Obreros como Arthur Seaton, el
cínico y primario protagonista de Sábado por la noche y domingo por la
mañana, y jóvenes desorientados y al borde de la delincuencia como el de La
soledad del corredor de fondo, tienen unos horizontes vitales estrechos y
limitados cuyos afanes se resumen en sobrevivir como sea y en disfrutar de la
vida de una manera elemental, a ras de suelo, sin grandes expectativas y
desconfiando de las grandes ideas, de las autoridades y de todo lo que tienen a
su alrededor.
La vida sin
armadura reconstruye, en su primera parte, la más interesante, su vida en
Notthingham una ciudad de trabajadores con pocas expectativas culturales,
vitales y laborales. Los padres de Alan están permanentemente enfrentados, en
una disputa que lógicamente determinó las relaciones familiares. Su padre
pasaba larguísimas temporadas en el paro, viviendo de los subsidios sociales, y
cuando encontraba algún trabajo le duraba muy poco tiempo; la madre, el sostén
de la familia, se las ve y se las desea para alimentar a su nutrida prole y
tiene que recurrir a diferentes trapicheos amorales para traer dinero a casa.
Alan describe
con verosimilitud la relación con sus padres y hermanos, su vida escolar, las
típicas diversiones y trastadas infantiles. Aunque su formación es muy
elemental, poco a poco siente interés por algunos temas históricos y
científicos. Durante la Segunda Guerra Mundial, sigue de cerca el desarrollo de
la guerra, con planos que adquiere para situar las batallas y los ejércitos.
Siendo adolescente, entra en contacto con el ejército para formar parte de las
milicias juveniles. Alan aprende disciplina, orden y muchos conocimientos
científicos que le entusiasman y que le permiten, además, llevar una vida
alejada de sus padres. Muy joven, comienza a trabajar en las fábricas de
Nottingham hasta que aprueba unas oposiciones e ingresa en el ejército, en la
RAF, como radiotelegrafista.
Su experiencia
militar le permite cambiar drásticamente de aires, de amistades y de
expectativas. Se convierte en un excelente profesional, con largas estancias en
el extranjero (en Malasia). En esos años intensifica sus lecturas y comienza a
plantearse abandonar el ejército para dedicarse a otras cosas. A su regreso a
Inglaterra, en una revisión le descubren una tuberculosis que arrastrará
durante años. Durante los largos periodos de convalecencia se plantea ser
escritor. Luego pasa años en la isla de Mallorca dedicado a la lectura y la
escritura, y aunque escribe muchos poemas y relatos, no consigue que le
publiquen nada. Viaja a menudo por otras zonas de España mientras sigue
escribiendo de manera compulsiva.
En uno de sus viajes a Inglaterra consigue que un
editor se interese por su literatura y a partir de ese momento, como ya hemos
mencionado, su éxito fue fulgurante. Esta autobiografía finaliza en la década
de los sesenta, cuando Sillitoe es ya un escritor de reconocido prestigio.
Gran lector,
las Sagradas Escrituras ocupan un destacado lugar entre sus preferencias,
aunque las preocupaciones religiosas o morales apenas tienen cabida ni en su
vida ni en sus escritos. Esta biografía tiene excelentes momentos, sobre todo
cuando recuerda algunas anécdotas familiares llenas de crudeza y autenticidad.
Hay pasajes un tanto tediosos, especialmente cuando recuerda su etapa como
radiotelegrafista; y aunque habla de la importancia de la lectura en su formación
y de las dificultades que atravesó como escritor para encontrar su auténtica
voz, se echan en falta más reflexiones en esta dirección. Teniendo en cuenta
que Sillitoe es un atípico escritor, estos comentarios hubiesen tenido mucho
interés. En líneas generales, sobresalen estas memorias por su compromiso con
la verdad: Sillitoe no adultera su pasado, ni embellece su largo y problemático
camino como escritor. Lo suyo, como su literatura, es un aséptico realismo casi
fotográfico.
La vida sin armadura. Una autobiografía
Alan Sillitoe
Impedimenta. Madrid (2014)
336 págs. 22,50 €.
T.o.: Life Without.
Traducción: Antonio Lastra.