Para calentar motores con la celebración del aniversario de la Revolución Rusa, he releído estos días esta gran novela, una de las más importantes que describen la vida en los gulag soviéticos. En este blog, por si interesa el tema, hay bastantes testimonios literarios (ensayos, libros memorialísticos y de ficción) sobre la extensión de los gulag y la sistemática represión que se vivió en la Unión Soviética durante desde los días de la Revolución hasta su desintegración. Los Gulag no fueron una invención de Stalin. Comenzaron con Lenin y continuaron después de la muerte en 1953 de Stalin.
Aparecida en
1962, tras conseguir el permiso para su publicación del mismísimo Nikita
Kruschov, Un día en la vida de Iván Denísovich fue la única obra de
Solzhenitsyn que se publicó en la Unión Soviética. Para escribir esta novela se
inspiró en su propia vida. En 1945, cuando se encontraba en el frente
soviético, Solzhenitsyn fue detenido por criticar a Stalin en una carta
dirigida a un amigo de la infancia. Fue condenado a ocho años en diferentes
campos de concentración y luego desterrado a una aldea perdida de la estepa de
Kazajstán, donde permaneció hasta 1956, cuando fue liberado y pudo regresar a
Moscú.
Pero en su
novela Solzhenitsyn decidió contar la vida de un campesino en el Gulag. Iván
Denísovich Shújov es llamado a filas durante la Segunda Guerra Mundial.
Capturado por los nazis, consigue escaparse y regresar al ejército soviético
donde no es recibido precisamente con los brazos abiertos. Acusado de traición
y para que no le fusilen, Shújov tiene que confesar que es un espía alemán.
Como tantos otros soldados soviéticos que vivieron una situación parecida, es
condenado a diez años de trabajos forzados.
Solzhenitsyn
envió su novela a las editoriales en 1961, pero aligeró su versión, suavizando
los comentarios políticos y las críticas al régimen soviético. Cuando el poeta
Alexandr Tvardosvki, director de la revista Novy Mir, la leyó, intuyó de
inmediato que se encontraba ante una obra excepcional. Aprovechó la mínima
apertura que se produjo en la URSS tras la celebración del XXII Congreso del
PCUS, y consiguió la autorización del Partido Comunista para su publicación en
1962, lo que provocó muy pronto un espectacular impacto nacional e
internacional.
El éxito, sin
embargo, aumentó los problemas de Solzhenitsyn con las autoridades y desde
entonces no consiguió publicar nada en su país. Para complicar ma´s las cosas, en 1970 recibió el Premio Nobel
de Literatura. Tras la publicación en 1974 de Archipiélago Gulag, en la que documentaba con todo lujo de detalles y testimonios el universo carcelario
creado en la URSS, fue expulsado del país.
La traducción de esta edición, a cargo de Enrique Fernández Vernet, está basada en la versión rusa
completa que Solzhenitsyn publicó en París en 1973. Hasta ahora, las ediciones
españolas que reproducían la versión íntegra estaban traducidas del francés o
del alemán. De su completísima introducción, que explica las vicisitudes de
este libro y sus principales características, me quedo con esta cita: “Las
obras de denuncia pasan por una primera etapa en que prima el mensaje político
y la inmediatez, pero con el tiempo –una vez se ha difundido y asimilado- debe
acabar prevaleciendo el aspecto literario”.
En la novela,
Solzhenitsyn cuenta un solo día de la vida de Shújov, cuando ya lleva ocho años
prisionero. Con un estilo desgarrado y fragmentado, salpicado de expresiones
propias del argot carcelario, describe minuciosamente los acontecimientos de
ese día, desde que Shújov se levanta hasta que se duerme. La obsesión más
importante es la comida. Gracias a su experiencia y desparpajo, Shújov se
maneja bastante bien en el campo. Conoce perfectamente lo que tiene que hacer
en cada momento para no llamar la atención y para que no se fijen en él. Sin
grandes disquisiciones, Solzhenitsyn cuenta con múltiples detalles la vida en
el campo, la relación entre los presos y los carceleros, las jornadas de
trabajo, el tipo de comida, los castigos, la procedencia de los prisioneros...
La denuncia
del régimen de Stalin traspasa toda la novela, pero no se insiste en ella, pues
el autor prefiere mostrar, literariamente, las dramáticas consecuencias de la
inhumana represión.
Un día en la vida de Iván
Denísovich
Aleksandr Solzhenitsyn
Tusquets. Barcelona (2008)
218 págs.
T.o.: Odín den Ivana Denísovicha.
Traducción: Enrique Fernández Vernet.
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