sábado, 30 de mayo de 2015

“Caminando por valles oscuros”, de Walter J. Ciszek


Walter J. Ciscek (1904-1984) es un norteamericano de origen polaco que fue ordenado sacerdote en 1937 tras estudiar teología y liturgia rusas en el “Russicum” de Roma. Ciszek fue uno de los seminaristas que respondió a la petición que en 1929 hizo el Papa Pío IX para que algunos sacerdotes se trasladasen a Rusia tras la Revolución bolchevique. En principio, ante la imposibilidad de entrar en la URSS, el Padre Ciszek, jesuita, se instaló en la ciudad polaca de Al’Bertin. Allí vivía y ejercía su ministerio sacerdotal cuando se inició en 1939 la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia primero por parte de los alemanes y después de los rusos. En Al’Bertin, con los rusos en el poder, comenzaron las persecuciones, tal y como sucedió en tantos otros lugares, pues la represión del Partido Comunista fue especialmente brutal y meticulosa contra la Iglesia católica. En esos momentos difíciles, Ciszek decidió trasladarse a Rusia con otros emigrados polacos que iban a trabajar a los Montes Urales.
Ciszek vivió de manera clandestina en Teplaya Gora hasta que en 1941, cuando los alemanes declararon la guerra a la URSS, fue detenido acusado de ser espía alemán y del Vaticano. Fue trasladado a Moscú, a la Lubianka, a la temida sede del NKVD (después KGB), donde permaneció cinco años en régimen de aislamiento. Después, fue condenado a quince años de trabajos forzados en Siberia, que pasó en los campos de Kayerkán. Al finalizar la condena, como tantos otros presos, se le prohibió vivir en las grandes ciudades soviéticas y se trasladó primero a Norilsk y a Krasnoyarsk, de las que fue expulsado por ser sacerdote, y por último a Abakán, donde trabajó como mecánico. En 1963 pudo regresar a Estados Unidos (desde 1947 había sido dado por muerto) gracias a que fue canjeado por dos espías rusos. En Estados Unidos, el Padre Ciszek continuó con su labor sacerdotal. Tras su muerte, en 1990 se inició su proceso de beatificación.
Poco después de su regreso a Estados Unidos, Ciszek publicó un libro con su experiencia en el Gulag, Espía del Vaticano. Años después, en 1972, escribió Caminando por valles oscuros, que lleva como subtítulo “Memorias de un jesuita en el Gulag”, donde reelabora su estancia en los campos para explicar su respuesta a las muchas veces que diferentes personas le han preguntado sobre cómo pudo sobrevivir a aquellos años de cárceles soviéticos y de campos de trabajo en Siberia.
Este libro utiliza, pues, su durísima experiencia personal para reflexionar sobre la voluntad de Dios. “El objetivo de mi estancia en Rusia –afirma Ciszek- fue siempre, desde el principio hasta el final, el mismo: ayudar a la gente a encontrar a Dios y a alcanzar la vida eterna”. Ciszek aprovecha todos los momentos que vive para buscar el encuentro con Dios, aun en unas circunstancias terribles de soledad y hambre, en medio de unas condiciones de vida ciertamente insoportables. Con este objetivo espiritual, Ciszek recuerda cómo la época de asilamiento que vivió en la Lubianka le sirvió de escuela de oración; cómo los interrogatorios y las vejaciones a las que fue sometido le acercaron a la Pasión de Jesucristo; cómo los años de duro trabajo en Siberia le descubrieron el valor redentor del trabajo; cómo el hambre y la necesidad contribuyeron a entender mejor la teología cristiana del cuerpo. A la vez, Ciszek cuenta cómo vivió su sacerdocio en un contexto humano y político hostil, ofreciendo su vida como testimonio cristiano. Habla de la ayuda que prestó a numerosos católicos alemanes, lituanos, polacos, con los que se fue encontrando en su peregrinar en los campos y en sus años de destierro. Habla de la importancia de la Misa en su vida de prisionero y el apoyo que le prestaron otros sacerdotes con los que se fue encontrando.
“Lo que he intentado mostrar en las páginas de este libro –escribe su autor- es cómo esa fe influyó en mi vida y me sostuvo en cada una de mis experiencias. La fe es la respuesta a la pregunta que con más frecuencia me han planteado (“¿cómo logró sobrevivir?”) y no puedo sino repetirlo, con toda sencillez y sin avergonzarme”.


 Caminando por valles oscuros
Walter J. Ciszek
Palabra. Madrid (2015)
256 págs. 16,90 €.
T.o.: He leadeth me.
Traducción: Gloria Esteban

miércoles, 27 de mayo de 2015

“Lev Tolstoi. Su vida y su obra”, de Antonio Ríos



En una época de predominio del best-seller y del libro de usar y tirar, hoy se hace más necesario que nunca el regreso a los clásicos, autores y libros que han acertado a la hora de reflexionar sobre los valores humanos más inmortales. Uno de estos autores imprescindibles es Lev Tolstoi (1828-1910), autor de una desbordante obra literaria que sigue aclarando aspectos fundamentales de la vida también a los lectores actuales. Es lo que tienen los clásicos: que siempre están de moda porque sus ingredientes esenciales se imponen a la literatura de circunstancias.
            Fascinado por la obra del autor ruso, Antonio Ríos, doctor en Filosofía y especializado en la Filosofía de la Edad Media y Contemporánea, se ha propuesto en esta obra, desde su experiencia como lector, acercar al lector actual al hombre y autor “en sus escritos e ideas”. Para Ríos, “las ideas de Tolstoi sobre la vida, el amor, la política o el matrimonio (…) están insertas en su técnica. Y en ambas está inserta la vida, y aún más, la suya propia”. Esta fusión entre vida y literatura está muy bien analizada en este ensayo que comienza dando la información necesaria, sintetizada, sobre la Rusia de su tiempo, entresacando aquellos aspectos directamente relacionados con la literatura de Tolstoi, como, por ejemplo, la situación del campesinado, preocupación capital en la obra del escritor ruso. A continuación se aportan los datos imprescindibles de su biografía, deteniéndose también Ríos en aquellos hechos que aparecerán después literaturizados en sus novelas, como puede ser su matrimonio y su relación con el campesinado.
            Luego entra Ríos a analizar los que para él son los temas claves de su literatura. Eso sí, hay que partir de la premisa de que estamos ante un escritor difícil de encasillar, pues las opiniones de Tolstoi fueron variando a lo largo de su vida. También, Tolstoi era consciente del eco y del peso específico de sus opiniones en la sociedad y hasta en la política rusas, lo que añade una cierta grandilocuencia y desmesura a sus declaraciones y hechos. Antonio Ríos lo define en alguna ocasión como profeta, y en muchos momentos de su vida Tolstoi asume este papel de faro y guía de una sociedad que, según él, necesitaba replantearse todos sus fundamentos, incluso religiosos. No es extraño que a su alrededor y con la colaboración de su discípulo Vladimir Chestkov, naciese la secta de los tolstoianos, poseedores de una nueva moral y religión.
            Con estos presupuestos, Ríos analiza algunos temas de fondo muy presentes en la trayectoria literaria de Tolstoi, como son el retorno a la infancia; sus ideas –contradictorias y a veces polémicas- sobre el amor, la mujer y la prostitución; sus ansias de justicia social (sobre todo en relación con las condiciones de vida de los campesinos), que radicalizan su mensaje cristiano especialmente a partir de 1878, después de publicar Ana Karenina; la influencia de los clásicos griegos en su concepción de la literatura; sus ideas sobre el arte, el realismo y el idealismo.
Ríos dedica también una atención especial a las inquietudes religiosas de Tolstoi, donde reside la clave de su giro ideológico y su radicalismo político y ético, aunque el autor ruso interpreta a su manera el mensaje cristiano y se permite el lujo de corregir incluso al propio Cristo, de rechazar el valor de la liturgia y la misión de la Iglesia, sustituida por una ética humana de fondo religioso sin valores trascendentes. Para Ríos, “la búsqueda de Dios en tanto que búsqueda de una sublime idea del Bien es el centro del pensamiento y de la literatura de Tolstoi”. El último capítulo del libro lo dedica a analizar la obsesiva presencia de la muerte en toda su obra.
            El autor maneja la bibliografía más citada sobre el autor ruso, como los ensayos de Romain Rolland, Steiner, Stefan Zweig… El libro contiene sugerentes interpretaciones, algunas insólitas y originales, de algunos aspectos de sus obras más ambiciosas, como Guerra y paz, Ana Karenina, Resurrección y La muerte de Iván Ilich. También suelen ser citadas la mayoría de sus novelas, ensayos y obras de teatro, con comentarios aclaratorios que ayudan a calar más en profundidad la grandeza de su literatura y sus principales ejes temáticos, aunque en ningún momento este libro se plantea ser una guía para conocer mejor las obras y la vida del autor ruso. Este ensayo exige un lector que haya leído algunas de sus grandes novelas.
Aunque algunas interpretaciones pueden ser más o menos opinables y en ocasiones falte un clarificador hilo conductor a la hora de condensar algunos de los temas más recurrentes en la literatura del autor ruso, permite ampliar nuestro conocimiento de un autor fundamental que sigue siendo muy leído y valorado y que resulta clave para entender la posterior evolución de la literatura contemporánea.


Lev Tolstoi. Su vida y su obra
Antonio Ríos
Rialp. Madrid (2015)
392 págs. 19 €.

miércoles, 20 de mayo de 2015

“Diarios. Tercer volumen (2008-2010)”, de Iñaki Uriarte



Tercer volumen de diarios del autor (1946) y, como ha anunciado el propio Uriarte, el último que va a publicar. Tras pensárselo mucho, el primer volumen apareció en 2010 y contenía sus notas del periodo 1999-2003; el segundo, de 2004 al 2007, y el tercero, de 2008 a 2010. En los tres, el autor abre su intimidad y su vida para contarnos sus opiniones, sus lecturas, intrascendentes asuntos domésticos, viajes, encuentros, amistades… “Esto no es un acta notarial de mi vida –escribe el autor en una de las entradas de este diario-. Ni un testimonio exhaustivo. Ya he dicho alguna vez que no pasa de un tráiler”.
Como otros dietarios con los que guarda relación de autores contemporáneos (José Luis García Martín, Andrés Trapiello, José Carlos Llop, Enrique García-Máiquez, Miguel Sánchez Ostiz…), no se cuentan grandes revelaciones, ni grandes hechos, ni grandes historias. Llama la atención la naturalidad, la normalidad, el escepticismo y la independencia con la que Uriarte afronta su vida como escritor alejado deliberadamente de un mundo literario que no necesita para nada. Uriarte, que vive en Bilbao y veranea en Benidorm, no hace ostentación de su pasado, ni del presente. “En este diario, si lo continuo durante unos años, será curioso observar dos cosas. Las veces en que atribuya ideas y actitudes a la edad, y el afloramiento fulminante de recónditos recuerdos de la niñez y la juventud”.
A todo lo que le sucede, sin exageraciones ni trucos, sabe sacarle un partido vital y literario. Sus entradas, sin dramatismos ni grandilocuencias, con un estilo cercano y comedido, ayudan a reflexionar sobre los aconteceres diarios, siempre apoyados en una suave ironía y en sutiles observaciones vitales y literarias que se nutren de jugosas y existenciales lecturas (Montaigne, Borges, Cioran, Kafka, Schopenahuer…) que marcan el tono vital y suavemente pesimista de sus comentarios.



Diarios. Tercer volumen (2008-2010)
Iñaki Uriarte
Pepitas de Calabaza. Logroño (2015)
123 págs. 14 €.

domingo, 17 de mayo de 2015

“Escribir, crear, contar. Las claves para convertirse en escritor”, del Instituto Cervantes



Instalada plenamente en otros países incluso en el ámbito académico, la escritura creativa va ganado adeptos en nuestro país. Se multiplican los talleres, seminarios, escuelas de letras que proporcionan apoyo didáctico y anímico a aquellos que quieran convertirse en escritores. En la misma línea, se ha multiplicado también la bibliografía existente, con manuales y guías que ofrecen útiles orientaciones y consejos, basados en lo que han hecho sobre todo los autores clásicos.
            
En esta dirección se encuentra este manual, subtitulado “Las claves para convertirse en escritor”. El libro se ofrece a los posibles lectores como una ayuda para “quienes han decidido iniciarse en el sorprendente mundo de la construcción literaria”. Con realismo, se describen “las piezas que necesita un escritor para afrontar un proyecto literario”. Y, sobre todo, ayuda a los futuros escritores a pensar las cosas, manejar diferentes variantes, reflexionar sobre el proceso de elaboración de una novela y a plantearse alternativas y posibilidades. La realidad es que después de leer un libro de este tipo uno no va a acabar siendo un escritor de renombre, ni falta que hace, pero por lo menos proporciona herramientas para que los aspirantes a escritores sepan que esto de escribir no es coser y cantar, aunque tampoco se trata de una empresa imposible, solo para personas muy especiales.

El libro proporciona sugerentes reflexiones sobre cómo elegir la trama de un libro, cuál va a ser su organización básica, qué tipo de narrador va a contar los hechos, desde qué perspectiva, con qué personajes, cuál será la ambientación, en qué tiempo se va a desarrollar. Sobre cada uno de estos puntos, se proporcionan ejemplos y consideraciones muy útiles. 

El libro concluye con consejos para los que quieran escribir un libro de no ficción y un conjunto de reflexiones sobre el universo imaginado y el papel del escritor. Todo ello salpicado de numerosos ejemplos y muchas citas de escritores de reconocido prestigio sobre el arte de escribir.


Escribir, crear, contar. Las claves para convertirse en escritor
Instituto Cervantes
Espasa. Barcelona (2014).
360 págs. 24,90 €.

lunes, 11 de mayo de 2015

“Una mujer de recursos”, de Elizabeth Forsythe Hailey



Novela epistolar, la primera de la autora (1938, Texas), publicada en 1978. Después ha escrito varias novelas, además de dedicarse a la escritura de guiones de cine y de televisión. Para escribirla se ha inspirado en su abuela, una mujer que vivió intensamente casi todo el siglo XX.
            Para la autora, como comenta en el Prefacio, “las cartas son un excelente recurso dramático, abarcan el tiempo, hacen innecesaria la descripción narrativa y, lo más importante, incitan al lector a que se imagine la acción omitida”.
            La protagonista es Bess,una mujer natural de Honey Grove, Texas. La primera carta, cuando apenas es una niña, es de 1899. La última, poco antes de fallecer, en 1967. Las primeras están dirigidas a Rob, su amigo de la infancia que se convertiría con el paso del tiempo en su marido. Tras el matrimonio, se cambian de localidad y se van a vivir a San Luis, donde Rob se dedica con éxito a los negocios inmobiliarios. Comienzan a llegar los hijos y Bess, como cuenta en las cartas, muestra su entusiasmo, aunque lamenta que parte de sus expectativas laborales y hasta vitales se hayan visto reducidas con la llegada de los hijos. Rob, su marido, se implica durante la Primera Guerra Mundial en la recaudación de fondos para las tropas americanas; al acabar, enferma de gripe y fallece en unas semanas. Ya había muerto hace años la madre de Bess, con la que tenía una especial intimidad.
            La muerte de su marido trastoca sus planes. No se queda, además, en una desahogada situación económica y se ve forzada a tomar una serie de decisiones empresariales clave para el futuro familiar. Pero Bess acierta. La familia se traslada durante una temporada a Woodstock, en Vermont, donde Bess retoma su relación con una antigua amistad, Totsie, su amiga del alma. Las cartas que la escribe son, quizás, las más íntimas de todas, en las que Bess reflexiona abiertamente sobre su vida, el presente y su complicado futuro. Más adelante, Bess conoce a Sam, con quien contrae matrimonio e inicia una nueva andadura vital.
            Las cartas hablan del paso del tiempo, de sus inquietudes profesionales y afectivas, de los hijos, de la vida… Bess escribe también sobre sus viajes a Europa, sus fiestas, las nuevas amistades que hace. A medida que sus hijos son mayores, empiezan a tener un protagonismo distinto en las cartas. Bess se inquieta por ellos, sus decisiones, sus estudios… El matrimonio con Sam le da una estabilidad que estaba añorando, aunque también coarta un poco su libertad de movimientos y de acciones. Bess lucha por conseguir ese equilibrio subrayando su independencia.
            En las cartas aparecen, como telón de fondo, los acontecimientos más significativos del siglo XX. También la protagonista habla de sus sentimientos, aunque sin exagerar. Los destinatarios son muy variados: su padre, su suegra, una tía ya mayor, sus maridos e hijos, Totsie, amistades, empresarios, etc.
            Bess da una capital importancia en su vida a las cartas que ha escrito a lo largo de tantos años. “Es –escribe- como si, al condensar y redactar los sucesos que he vivido, les infundiera una fuerza dramática que en realidad no tenían, pero, por extraño que parezca, lo que recuerdo años más tarde no es el suceso tal y como lo viví sino como lo conté en una carta”. Las cartas le ayudan también a comprobar cómo transforman “la realidad en ficción”. Su constante escritura le “ha permitido conservar la cordura y la calma, porque puedo expresar civilizadamente todas las emociones que me quitan el sueño”.


Una mujer de recursos
Elizabeth Forsythe Hailey
Libros del Asteroide. Barcelona (2015). 330 págs. 21,95 €.
T.o.: A Women of Independent Means.
Traducción: Concha Cardeñoso.

lunes, 4 de mayo de 2015

“El poeta que prefería ser nadie”, de Jaime Fernández




Periodista, editor y escritor, autor de varios libros de ensayos -entre los que hay uno, De claro en claro, dedicado exclusivamente a El Quijote y otro, La ciudad de los extravíos, a Venecia-, Jaime Fernández (1960) tiene un prestigioso y leído blog, “En lengua propia”, del que proceden algunos de los diecinueve ensayos que figuran en este libro, El poeta que prefería ser nadie.
            Sirviéndose de una atractiva erudición, de la que brotan numerosas citas de autores clásicos y contemporáneos, y con mucha inteligencia e ingenio, Jaime Fernández disecciona de manera muy original algunos temas clásicos relacionados con la creación literaria y la lectura. Muchos de estos ensayos presentan sugerentes perspectivas e interpretaciones de la obra de autores muy citados y valorados por la literatura contemporánea. También sus ensayos son una invitación a la lectura de grandes obras que han marcado la literatura de todos los tiempos.
En este sentido, Fernández, con buen ojo clínico, tiene una especial querencia por algunos autores centroeuropeos –como Robert Walser (magnífico el ensayo dedicado a este escritor "que prefería ser nadie"), Kafka, Stefan Zweig, Sándor Márai- y por clásicos inmortales como Shakespeare y Cervantes, muy citados en unos ensayos que son una invitación a sacar el máximo partido posible a la experiencia lectora. Para Jaime Fernández, la lectura es una actividad que contribuye a ensanchar y enriquecer nuestro mundo, a cuestionar nuestros posicionamientos y a ampliar los marcos de referencia humanos y existenciales. No se muestra partidario de la lectura reducida a mero entretenimiento, algo que define la industria editorial contemporánea, más pendiente de fabricar libros de usar y tirar que de proporcionar a los lectores actuales buenos alimentos para su entendimiento. “Leer por diversión es kitsch, falso y tendencioso –escribe el autor en el último ensayo de este libro- en una sociedad cuyo ocio está dominado por la industria del entretenimiento, preferentemente audiovisual, con sus inverosímiles ofertas. Si alguien quiere divertirse de verdad, que no lea, que se siente ante la televisión de pago, que vaya al cine, a pasear, a la playa, a la montaña o a Disneylandia”. Fernández tiene una profunda concepción de la literatura como actividad indispensable para entender la vida. Por eso advierte de la minusvaloración de la lectura en la era digital y el peligro de frivolizar el acto de leer y las consecuencias que tendrá en el futuro para la cultura.
            Inspirándose en el argumento de la conocida novela de Ray Bradbury, Farenheit 451, Fernández escribe sobre los enemigos actuales de los libros y de la lectura; reflexiona sobre el eterno debate sobre la eficacia de las imágenes y las palabras o qué es más importante, si la vida o el arte. Analiza la moda actual de leer memorias, diarios, epistolarios. Se pregunta si es mejor que el poeta se dedique a su actividad literaria de manera exclusiva o es mejor que trabaje en algo ajeno a la poesía, como hicieron Pessoa, Kafka, Robert Walser, Juan Rulfo, Kavafis, Naguib Mahfuz. Emplea un sugestivo ensayo a explicar las numerosas dificultades que tienen los escritores para escribir, la desmedida preocupación por el estilo (al hilo de un comentario sobre el escritor Josep Pla y su obsesión por los adjetivos) y cómo ha habido escritores que se plantearon el silencio absoluto como la mejor manifestación de su literatura.
            Estos ensayos, amenos y llenos de intuiciones, sacan brillo a la literatura y los clásicos. Y permiten al autor constatar a través de convincentes y esclarecedores análisis lo que tan bien resumió el escritor húngaro Sándor Márai: “Sólo hay dos temas para un escritor: el descenso al mundo de los muertos y el regreso al hogar”.  


El poeta que prefería ser nadie
Jaime Fernández
Hermida Editores. Madrid (2015)
208 págs. 15 €.