martes, 24 de septiembre de 2019

"Play Loud", de Federico Delgado Scholl


Federico Delgado (Madrid, 1969) no se dedica al negocio musical, "ni tiene cultura de conservatorio, ni se gana la vida como crítico". Sin embargo, como demuestra en este original ensayo, es un ferviente aficionado del rock, pasión que ha vivido y vive de manera absolutamente radical y exigente. No se trata de una afición decorativa, por horas, para quedar bien y pasar el ratón, o para ir de pedante por la vida fardando de cantantes, canciones y ritmos. Federico trabaja como editor, y de los buenos -como se nota hasta en este libro, muy bien escrito y editado (recomiendo consultar después de leer el libro la página web creada para ampliar información: www.playloudlibro.com)-, pero su afición a la música es para él lo más parecido a una enfermedad y el motor de su vida. 
            Intenta desentrañar esta desmedida afición en las primeras páginas y las últimas de este ensayo, que mezcla lo musical y biográfico: para Federico Delgado, su ya larga y persistente  experiencia es, sobre todo, "una iniciativa vitalista que logra trascender la realidad". Y es que, como escribe con una imagen que va más allá de lo que es una pasión, "hay canciones que literalmente te dan la vuelta, como un jersey", canciones que atraviesan y estremecen a quienes las escuchan, que provocan en cada uno diferentes sentimientos que van de lo reconfortante a lo sentimental y despreocupado, aunque también pueden transmitir, y hay que contar con ello, una lacerante angustia y un inquietante desasosiego. Con todo, el arte musical, difícil de explicar y de definir como cualquier arte, es, en su caso -y en el de tantos otros-, una "poderosa arma de felicidad".


Este libro, escribe Delgado, "está escrito por alguien que escucha música, colecciona discos, va a conciertos y acumula objetos relacionados" con una entrega absoluta, sin fisuras ni descansos. Es alguien que puede "tacharse de fan, o de "pirrado, o "loco", aunque de sí mismo en estas páginas preferirá considerarse un estigmatizado". Y esta palabra es el hilo conductor de un relato apasionante, ameno, culto, muy entretenido, repleto de sorpresas sobre la música, el rock y el propio autor, "un melómano melancólico", que incluye en la narración frecuentemente recuerdos personales, anécdotas y opiniones que combina con la descripción de múltiples aspectos, directos o indirectos, que tienen que ver con el mundo del rock, en un sentido amplio, escribiendo así sobre la fuerza de la música para transformar primero las personas y luego todo lo que rodea al estigmatizado, que vive por y para la música como una dicha y como una maldición. Como escribe Delgado, "este libro habla sobre un modo de entender la música ya casi extinguido, incómodo, exigente, que supone una lealtad más allá de toda duda, incondicional, que no sabe de tiempo ni de espacios".
Es consciente el autor, además, de que su biografía y su manera de vivir su pasión se encuentra en estos momentos en vías de extinción. Es cierto que él, y los de su generación, han sido testigos directos de una drástica y progresiva revolución que ha afectado a todos los campos que tienen que ver con la música, desde los difusos y múltiples géneros musicales a la personalidad y carisma de los cantantes pasando por el espectáculo de los conciertos, las catárticas actuaciones y la manera material de difundirse la música a través de sucesivos cachivaches, aparatos que han transformado completamente una manera de disfrutar, paladear, vivir y entender la música. Por eso, el testimonio de Federico Delgado puede elevarse a la categoría de generacional, pues lo que cuenta el autor el difícil que vuelva a repetirse de la misma manera y, encima, sólo va a ser "reconocible por aquellos que lo han vivido y que saben reconocer todo lo que supuso".    

    
            Junto con sus certeras y personales observaciones sobre el rock y sus protagonistas, repletas de sabiduría al hablar de cosas de las que tiene criterio y le conciernen de manera especial, destaco de este ensayo el ingrediente memorialístico, ya que todo está apoyado en vivencias individuales. Por ejemplo, recomiendo especialmente el capítulo "El principio de todo esto", donde el autor cuenta sus iniciáticos contactos con la música en su casa familiar, bajo la influencia de su hermano. Lo señala el autor de manera explícita: "este libro describe una trayectoria vital de alguien que ama la música, que no entiende la vida sin ella". La casa familiar, sus hermanos, los viajes en coche... "No puedo determinar en qué momento la música pasó a ser algo más en mi vida". La evolución es diáfana: primeros tanteos adolescentes, su trabajo en un bar, la vida universitaria (estudió Filología) que le dio la oportunidad de abrirse a otros estilos y géneros más "aristocráticos", su etapa bilbaína, el regreso frustrado a Madrid... Estamos a finales de los 90 y Federico Delgado ya "siente palpitar un estigma" que le "aleja de la masa". 


En capítulos sucesivos, con elementos que van de lo general a lo particular, y con mucha ironía y humor, Delgado disecciona los principales rasgos del estigmatizado, como por ejemplo su irracional obsesión por coleccionar todo tipo de materiales y objetos, desde entradas a vinilos pasando por camisetas y cedés. Habla también de conciertos míticos y de los conciertos personales: "todos tenemos nuestros "woodstocks particulares, generacionales incluso". Él destaca como muy especial su asistencia en 1985 al concierto de The Smiths en el Parque del Oeste de Madrid. Luego, la universalidad del rock, que no entiende de fronteras, aunque sí de patrias (Gran Bretaña y Estados Unidos, especialmente). Repasa y destaca la proliferación de cantantes femeninas y las líneas principales de las letras de las canciones (donde todo tiene cabida, desde "la intelectualidad más críptica hasta la zafiedad o la intrascendencia más absoluta"). 
En su repaso por los infinitos recovecos e ingredientes del mundo del rock salen a relucir las dramáticas consecuencias que en algunos casos ha tenido el culto a la imagen y a la transgresión, con demasiados suicidios a cuestas y con un elenco de vidas rotas que idealizaban la autodestrucción.  Habla el autor de los nombres de los grupos, donde siempre hay algún tipo de mensaje secreto, de las trabajadas portadas de los vinilos y de los cedés, de la atracción del rock por el mundo del cine... "Mi autobiografía -escribe- está repleta de antros en los que he visto todos los modos posibles de entregas a la danza", otro de los fieles acompañantes del rock. Viajes a Londres y a Oporto, y a otros muchos sitios, para asistir a conciertos únicos, la apoteosis de los festivales y la increíble velocidad de la tecnología a la hora de reproducir la música hasta la llegada de Internet, que abre infinitas y distintas posibilidades y también interrogantes.


Dedica un divertido capítulo a los y las fans, los sufridos e impenitentes seguidores que buscan unas migajas de gloria de su admirado artista. Muy interesante resulta el capítulo sobre la crítica musical, pues es evidente que este ensayo es también, y a su manera, una personalísima apuesta por la práctica de la crítica musical, clave para deslindar el grano de la paja. También resultan agudos sus comentarios sobre la piratería.
Como decía, hay opiniones e intuiciones en este ensayo que demuestran la sabiduría, la calidad y el exhaustivo conocimiento del rock que tiene el autor. Por ejemplo, cuando opina que "si la música sirve solo para ambientar no es verdadera música", o su crítica a recientes y populares programas televisivos musicales, donde se disfraza "de videoclip lo infame". O con esta clarividente apreciación sobre Mark Knopfler, "un mago de la guitarra, pero que ha creado los discos más irritantes de la historia del rock". O su atrevida opinión sobre Leonard Cohen, "una de las voces más profundas y personales del globo, pero sus estructuras musicales son a menudo cursis".


            "La fuerza de una simple canción puede desencadenar la leyenda", afirma resumiendo y concretando la trascendental potencia de la música, que es de lo que se trata. Su ensayo es, por tanto, un recorrido personalísimo por el mundo del rock para "acercar al neófito la realidad de ese enfermo de música que es el estigmatizado". Todo un homenaje, pues, a la música, al rock y al constante terremoto de una irremediable pasión.


Play Loud
Federico Delgado Scholl
Huerga&Fierro Ediciones. Madrid (2019)
344 págs. 22 €.

domingo, 22 de septiembre de 2019

"Bucarest. Polvo y sangre", de Margo Rejmer


Margo Rejmer (Varsovia, 1985) es una prestigiosa periodista polaca que escribe en los principales periódicos y revistas de su país. Con este libro, traducido ya a varios idiomas, consiguió el premio TVP Kultura. La misma editorial publicará próximamente el último libro de la autora, dedicado a la Albania postcomunista. Su manera de hacer periodismo está en conexión con otros periodistas polacos muy prestigiosos, como por ejemplo Ryszard Kapucinski, el maestro de una generación de periodistas, y Jacek Hugo Bader, autor de dos espléndidos libros de reportajes periodísticos sobre sus viajes a la URSS: Delirio blanco(2016) y Diarios de Kolimá. También es visible la influencia en sus escritos de la bielorrusa Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura en 2015.
La autora dedica este libro a la ciudad de Bucarest, “visceral, instintiva e ilógica”, capital de una Rumanía ya capitalista que vive instalada en la corrupción y la desidia moral actual, donde siguen siendo muy visibles las cicatrices de las décadas de gobierno del Partido Comunista y de su líder máximo, Nicolae Ceausescu, apodado el Padre de la Nación y el Genio de los Cárpatos. La técnica del reportaje lleva a Margo Rejmer a hablar con muchos rumanos que le van contando su opinión del presente y del pasado.


            Nicolae Ceaucescu tiene un protagonismo especial en este libro, pues todos los rumanos actuales son hijos de la Rumanía que el gobernó con mano de hierro y un populismo vergonzante que, sin embargo, despierta hoy muchas simpatías entre la población. “Según una encuesta de 2010 –escribe la autora-, el 46% de los ciudadanos tiene un recuerdo positivo del gobierno de Ceaucescu. Sólo el 2% asocia los tiempos pasados con la miseria”. Para la autora, la explicación a estos resultados, al igual que ha sucedido con otros dictadores más o menos carismáticos, es que “cuanto más difícil se vuelve la vida ahora, tanto mayor es la nostalgia de los tiempos pasados, cuando la gente era joven, fundaba familias y el Estado les proporcionaba vivienda y un lugar en la lista de espera de un coche, un televisor o un teléfono”. 
El pasado de Ceaucescu se encuentra en proceso de blanqueamiento, a pesar de los numerosos testimonios y estudios que demuestran con una apabullante documentación el alcance de sus políticas represivas, de la propaganda y de la miseria en la que se instaló el país y de la que aparecen en este libro algunas historias significativas. La autora menciona la omnipresencia de la Securitate en la vida cotidiana de los rumanos y la dureza de los campos de trabajo rumanos, como el de Pitesti, como recuerda uno de sus supervivientes: “Creo que los métodos empleados en Pitesti no existen ni siquiera en el infierno. Ni siquiera allí. Hay cosas que la mente humana es incapaz de imaginar”. Una ampliación de lo sucedido en el campo de Pitesti y la crueldad con otras víctimas rumanas aparece en el libro de Guido Barella La tortura del silencio. 
            Rejmer describe las consecuencias del Decreto 770, aprobado en 1966, que tenía como objetivo que la población rumana creciese hasta los veinticinco millones de habitantes en el año 2000, una política que dio origen a los que se llaman “decretáneos”, hijos de aquellos años que crecieron en unas condiciones penosas y miserables a la sombra de la ridícula propaganda oficial. 


               También recuerda el proceso de construcción de la Casa del Pueblo, un edificio que muestra la paranoia y los delirios de grandeza de Ceaucescu y que es en la actualidad el segundo edificio más grande del mundo (detrás del Pentágono). Inspirado, como la reformas de hizo en toda la ciudad de Bucarest, en la arquitectura de Corea del Norte y de China, la construcción a toda velocidad de la Casa del Pueblo obligó a derruir más de nueve mil trescientos edificios (incluidos hospitales y monasterios, algunos considerados los mejores tesoros de Bucarest) y a buscar residencia para 57.000 familias. 
            Para mostrar la vida cotidiana y la variedad y complejidad de Bucarest, la autora recurre a historias relacionadas con su historia remota y reciente, cuestiones de carácter, costumbres, la pasión por las supersticiones, conversaciones con los taxistas, personajes que parecen fantasmas que pululan por una ciudad llena de perros abandonados… 


          Y como telón de fondo, que no se olvida, la violenta muerte de Ceaucescu en 1989, la clave para entender la vida en Rumanía y el principio, así lo parecía, de una nueva época para los rumanos, después de décadas de padecer un totalitarismo implacable: como cuenta uno de los entrevistados, “creíamos en un cambio. Creíamos en que por fin alguien ventilaría esta estancia estancada y rancia llamada Rumanía, pero han pasado ya muchos años y seguimos con el aire viciado”. 


Bucarest. Polvo y sangre
Margo Rejmer
La Caja Books. Valencia (2019)
248 págs. 18,90 €. 
T.o.: Bukareszt. Kurz i Kren
Traducción: Ernesto Rubio y Agata Orzestek.

martes, 17 de septiembre de 2019

"Baroja en París", de Francisco Fuster


Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Valencia, Francisco Fuster ha escrito ya muchos estudios sobre los escritores e intelectuales de la Generación del 98. En esta ocasión, toca un tema del que ya se sabían cosas; sin embargo, su ensayo aporta nuevas fuentes y testimonios que ofrecen un panorama mucho más completo y detallado de los años que Pío Baroja (1872-1956) pasó en la capital francesa durante la Guerra Civil española. 
            Su estudio amplía, además, el conocimiento del pensamiento de Pío Baroja en una etapa clave, demás de aportar muchas citas de la obra del autor vasco que conectan con los años, los peores de su vida, que pasó en París, la mayoría como residente en el Colegio de España. Comienza su libro destacando la importancia que París tuvo en el pensamiento y en la literatura de Baroja, especialmente los primeros viajes que realizó a finales del siglo XIX, que le sirvieron para comprobar en directo la efervescencia cultural que se vivía en Francia, el clima cosmopolita y la repercusión que cualquier cosa que se hiciese en Francia tenía a nivel internacional. 
            Sin embargo, los años pasados durante la Guerra Civil no tuvieron ninguna finalidad cultural ni literaria, aunque Baroja, como solía hacer, aprovechó esa instancia para escribir algunas novelas y para redactar numerosas colaboraciones periodísticas, muchas de ellas publicadas en el diario argentino La Nación, principal fuente pecuniaria de Baroja durante los penosos años de la Guerra Civil. Fuster analiza también de manera pormenorizada sus posicionamientos políticos que le llevaron a renegar de muchos aspectos de la II República, aunque eso no significase que se identificase plenamente con el bando nacional. No lo tuvo fácil. Tenía, además, que sobrevivir y, a ser posible, sacar a su familia adelante, que se encontraba en Navarra y en Madrid y que dependía en parte de sus ingresos económicos. Baroja tuvo que calibrar sus posicionamientos pensando también en su futuro (incluso se planteó emigrar a Estados Unidos). 
            El libro de Fuster contiene muchas citas del autor que proceden de sus libros memorialísticos, de su único poemario (muy interesantes los poemas que se reproducen en este ensayo, muy vinculados a su peripecia vital francesa) y de testimonios de amigos, conocidos, de escritores, de intelectuales, de políticos que compartieron con Baroja inquietudes sobre el futuro de su país. 


Baroja en París
Francisco Fuster
Marcial Pons. Madrid (2019)
182 págs. 16 €.

martes, 3 de septiembre de 2019

"Ex Libris. Confesiones de una lectora", de Anne Fadiman


Nacida en Nueva York en 1953, Anne Fadiman, escritora, profesora y periodista, es, sobre todo, como declara en este libro publicado en 1998, una amante de los libros. A este tema dedica este ensayo biográfico en el que a través de breves capítulos desgrana su pasión –desmedida, irracional, intelectual- por los libros tanto desde una perspectiva física como por su trascendencia emocional, familiar e intelectual.
            La autora, con sentido del humor, siempre desde una perspectiva personal, hablando mucho de su vida, de su familia, de sus padres, desgrana muchos aspectos de su vida que tienen el amor a los libros como tema central, amor que en ocasiones ha podido incluso provocar desajustes en su relación con los demás y que ha alimentado manías y obsesiones que se detallan en este libro. Por ejemplo, cuando se reúne con su familia para comer en un restaurante, el primer cometido de todos ellos es encontrar errores ortográficos en la carta del menú.
            Hablando de su marido, recuerda cómo el momento de más sintonía entre los dos, tras años de alimentar bibliotecas separadas, fue cuando decidieron, en un acto de entrega absoluta, fusionar sus bibliotecas, cada una de ellas mimada con mucho personalismo y fervor. Habla también de su amor por las palabras, cuanto más raras mejor; de los temas preferidos que alimentan de manera única su biblioteca, que en su caso son los libros que narran expediciones al Ártico; los libros con dedicatorias; el cuidado de los libros, que en su caso es desmitificador, pues no tienen los libros para exponerlos como en un museo sino que todos los libros que poseen han sufrido un trabajo despiadado y personal en forma de notas, subrayados, doblar las páginas, etc. 
            Fadiman cuenta en uno de los capítulos su emoción a la hora de leer libros que transcurren precisamente en los lugares donde se lo está leyendo; o su obsesión desenfrenada por la lectura de catálogos… En su libro, con numerosos ejemplos, describe en su caso “cómo nos relacionamos con los [libros] viejos, con aquellos con los que hemos vivido años, aquellos cuyas texturas y colores y olores, nos son tan familiares como la piel de nuestros hijos”.
            Con un estilo diáfano y entretenido, busca transmitir su amor por la lectura y los libros. Indirectamente, salen muchas ideas interesantes a relucir, como la importancia de que los hijos vean a sus padres leer, de tener buenos libros en casa, de dedicar todos juntos un tiempo a leer y a hablar de libros. Para Fadiman, la lectura se contagia y ella pone como ejemplo a sus padres, apasionados también de los libros. 
            El libro de Fadiman puede incluirse en ese peculiar género de “los libros sobre libros”, book on books: contar cómo el amor a la lectura y los libros no es una afición decorativa sino una pasión radical. 



Ex Libris. Confesiones de una lectora
Anne Fadiman
Alfabeto. Madrid (2019)
184 págs. 19 €.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Varios Autores, "Del vicio de los libros"


        Reúne este volumen una serie de textos de diferentes autores de los siglos XIX y XX relacionados con la lectura y el mundo de los libros. El autor de la edición y el prólogo es Iñigo García Ureta, que ha escrito una amena presentación que explica los objetivos del libro y la procedencia de los textos y sitúa muy bien a los autores.
          Los textos están escritos por personas muy vinculadas con el mundo de los libros desde diferentes intenciones: unos se refieren más a la calidad y la importancia de la lectura, otros al problema del archivo de libros, otros a los tipos de lectores que existen y también hay un texto dedicado al mundo de las librerías y los ladrones de libros.
               Los autores que aparecen son Ewist Gladstone, que llegó a ser Primer Ministro de Inglaterra y que era un obsesivo coleccionista de libros (más de 30.000), que reflexionó sobre cómo almacenarlos para ser asequibles a los lectores. Su manía libresca es abrumadora. Franklin Delano Roosevelt fue presidente de los Estados Unidos, premio Nobel de la Paz y lector empedernido que sugiere en el texto que se reproduce que libros son los apropiados para leer en vacaciones, siempre desde su perspectiva personal en la que se acusa una predilección por los finales felices, los libros de aventuras y la nostalgia de las tierras salvajes. El texto de Lewis Carroll que aparece en este volumen habla de la necesidad de alimentar no solo el cuerpo sino también el intelecto, y la lectura, bien administrada, es el menú ideal para conseguir crecer en profundidad e inteligencia.  
              Por su parte, la escritora Edith Wharton rechaza la manera que tiene el “lector mecánico” de acercarse a la lectura, un lector carente de imaginación, soltura y capacidad de sorpresa. El texto de William Roberts, “De ladrones de libros, gorrones y demás especies”, es un divertido ensayo sobre las distintas modalidades de ladrones y de gorrones de libros que existen. Roberts (1862-1940) fue un conocido librero inglés que también fue impresor, editor y subastero. El libro concluye con un ensayo de Virginia Woolf sobre cómo debería leerse un libro.
Del vicio de los libros
Varios Autores
Trama. Madrid (2019)
136 págs. 18 €.