sábado, 10 de octubre de 2015

“Cosas de niños”, de David Wagner



    Considerado uno de los escritores alemanes actuales con más proyección, David Wagner estudió Literatura Comparada e Historia del Arte en Bonn, Berlín y París y es autor de unas cuantas novelas, ensayos, relatos y también poemas. En este libro, desde una perspectiva muy literaria, se aproxima al tema de la paternidad.
            El narrador tiene una niña muy pequeña, de pocos años. Asiste atónico y perplejo a las primeras reacciones de una hija que comienza ir al colegio. A través de escenas muy breves, que no llegan a una página, el autor anota las sensaciones de su hija, sus comentarios, sus observaciones y cómo empieza a concretarse y fortalecerse una íntima relación entre los dos. El contenido de estas breves escenas es muy variado: canciones, comidas, juegos, comentarios, gestos, sueños, paseos… El narrador es consciente de que su vida ha cambiado radicalmente desde que tiene una hija. Ahora “soy el guardaespaldas, vigilo, estoy siempre ahí. La sujeto, la cojo de la mano, llevo sus cosas. Soy su guardaespaldas, vigilo”. El padre está siempre a su lado, pero sabe que ya no es él quien impone las normas y los ritmos: “Jugamos al pillapilla, pero no la puedo pilla. Jugamos al escondite, pero no la puedo encontrar. Jugamos al cocodrilo, pero no puedo morder. Jugamos al mono y tengo que chillar. La niña pone las normas, las restricciones y la excepción”. Ahora toca cantar “canciones que llevo años, decenas de años sin oír, sin cantar, y que ahora oigo todos los días”. La paternidad le ha transformado hasta en los actos externos y en el orden de la vida diaria: “desde que tengo una hija, separo la basura, llevo todas las pilas al contenedor de recogida y sólo compro detergente suave, ecológico y sin fosfatos”.
            A la vez, este libro es un análisis literario de la relación del narrador con su padre. La mayoría de las acciones que hace con su hija le recuerdan las que hacía él con el suyo. “Y entonces me tumbo en la cama y de repente mi propia infancia se tumba en el edredón de plumas, yo, tal como fui, vuelvo a estar ahí”. Nostalgia y melancolía del tiempo pasado, de la infancia, y también ajuste de cuentas, nada traumático, con la paternidad, con el papel de su padre, con la relación que tuvo con él, primero de dependencia absoluta y, luego, poco a poco, de ansiada distancia e independencia. Hasta que la figura del padre se vuelve borrosa y nada idealista. Y con el estreno de la paternidad, la aparición de su hija, todo vuelve a cambiar y a transformarse. Por un lado, “desde que la niña está, desde que soy padre, ya no me intereso tanto por mis padres. La historia con mis padres ya no es la historia más importante del mundo”. Pero, por otro, la relación con su hija le lleva a reflexionar y dar otro sentido a su pasado, su vida anterior, sus sensaciones de cuando era un niño.
            No se trata ni de un libro de memorias ni de un ensayo sobre el poder transformador de la paternidad. El libro está concebido como un juego literario, una sucesión de instantáneas breves, fugaces, mínimas, domésticas, insignificantes con las que el autor elabora un entretenido y poético puzzle sobre los misterios de la infancia. 


Cosas de niños
David Wagner
Errata Naturae. Madrid (2015)
160 págs. 15,50 €.
T.o.: Spricht das Kind.
Traducción: Esther Cruz Santaella.

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