En el prólogo, explica Juan Antonio Cebrián su contenido: “no es un libro de acción”. Entre ratones no es una sucesión de relatos, ni de anécdotas, ni de sucedidos. Quizás lo de menos sea lo que cuenta sino cómo lo cuenta, subrayando así uno de los principales rasgos del libro: una “subjetividad lírica” que invade todas sus páginas.
La subjetividad se traslada a unos textos en los que, de pasada, de manera directa o indirecta, se habla de viajes (muchos a Estados Unidos), encuentros, amistades (es uno de los temas más constantes), de música clásica o jazz, algunas lecturas… Hay recuerdos de los que se toma de manera tangencial una anécdota o una imagen. Hay muchas reflexiones sobre cuestiones personales, al hilo de los sucesos del día, aunque el tono suele ser por lo general, como escribe Cebrián, “balbuciente”, nada analítico ni racional, dejando que sea la vida con sus numerosas complejidades la que tome la palabra. Una vida que tiene sus momentos de crisis, sus jirones, sus silencios, sus pasajes de debilidad. Quizás se eche en falta un poco más de consistencia narrativa en algunas estampas.
“Hoy –escribe Cebrián- redacto automáticamente, como el primer día, sin argumento. Si tuve opinión, la he abandonado. Si tuve memoria, la he perdido”. El tiempo ocupa un lugar primordial en muchas de estas instantáneas, que con el paso de las páginas se convierten en un singular álbum familiar en el que se mezclan tiempos, momentos, estados de ánimo. El punto de unión es siempre el subjetivismo lírico del autor, auténtico y nada impostado.
Entre ratones
Juan Antonio Cebrián
Ediciones del Orto. Madrid (2022).
232 págs. 15 €.
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