Considerada una de las
obras más importantes de la literatura inglesa del siglo XX, La
muerte del corazón contiene muchos ingredientes de un tipo de
literatura que pone el énfasis más en el análisis psicológico de
los personajes que en el desarrollo de la trama, concentrada en pocos
escenarios, episodios y protagonistas.
Tras la muerte de su
madre, la joven Portia Quayne, huérfana también de padre, va a
vivir a casa de su hermanastro Thomas, casado con Anna, una de esas
mujeres con un enfermizo exceso de personalidad que tanto aparecen en
la literatura inglesa. Los orígenes de Portia planean a lo largo de
toda la novela, lo mismo que sus especiales circunstancias
familiares. Y es que Portia es hija de una aventura amorosa de su
padre, que le obligó a romper su matrimonio y llevar una vida
apartada de sus amistades, de su tierra y hasta de su hijo, en
constantes viajes que sólo sirvieron para agrandar la tristeza del
padre y unir mucho más a Portia y a su madre. Pero la imprevista
muerte de la madre obliga a Portia a refugiarse una temporada en casa
de su hermanastro para pensar en su futuro.
Portia tiene dieciséis
años. Para algunas cosas, es una joven madura e independiente; para
otras, sobre todo las que tienen que ver con sus sentimientos, es una
joven sin apenas experiencia de nada, aunque posee una sensibilidad
exacerbada que no augura nada bueno. Portia no encaja bien ni con su
hermano, poco sociable; ni con Anna, una mujer autosuficiente que
entretiene el día con visitas, comidas y con la compañía de varias
amistades masculinas que alimentan sus ansias de intelectualidad.
Portia sólo se encuentra a gusto con una de las criadas, Matchett,
que tuvo mucho trato con su padre, y con Eddie, uno de los amigos de
Anna con los que vive un fugaz y extraño enamoramiento.
Con paciencia y
tranquilidad, Bowen (1899-1973), perteneciente como Virginia Woolf al
Círculo de Bloomsbury, se aplica a la tarea de diseccionar los
sentimientos de Portia, Anna y Eddie. Cada uno de los personajes sólo
atiende a sus egoísmos y a sus intereses; Eddie y Anna ven a Portia
como alguien desvalido e inseguro que no acaba de encajar en ningún
sitio y de la que no hay que fiarse. Portia sabe que su cuñada Anna
la ve como un ser distante y reconoce que será imposible conseguir
un trato normal y cariñoso con ella. Además, su interés por Eddie,
basado en su ingenuidad, la lleva a tomar decisiones equivocadas.
Si Portia representa la
falta de experiencia ante la vida, el personaje de Anna, una
excelente creación, manifiesta el exceso de protagonismo y de
autoestima. Ella sólo desea que todo gire alrededor de sus caprichos
y opiniones y que los demás reconozcan su valía e interés. Pero a
medida que nos acercamos a ella sólo apreciamos un vano orgullo y
una oportunista falsedad.
Ambientada en Londres en
el periodo de entreguerras, La muerte del corazón, publicada
en 1938, refleja indirectamente las luces y las sombras de una
sociedad endogámica en la que las apariencias y las formalidades
afectan negativamente a la naturalidad de los sentimientos. En la
novela, ni Portia ni Anna consiguen la piedad de los lectores, una
por su falta de sencillez y otra por su patética vanidad.
La muerte del corazón
Elizabeth BowenImpedimenta. Madrid (2012)
406 págs. 23,95 €.
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