domingo, 28 de abril de 2013

“La librería encantada”, de Christopher Morley



Tras el éxito de La librería ambulante, publicada en 1917, el escritor y periodista Christopher Morley decidió escribir una continuación, que salió en 1919, todavía bajos los trágicos efectos de la Primera Guerra Mundial, sucesos que aparecen de pasada en esta novela y que influyen en su argumento.

Si en La librería ambulante se contaban las aventuras de Helen y Roger en el campo con el carromato “El Parnaso” que hacía las veces de tienda de libros, en su continuación ya están los dos instalados en Brooklyn y regentan la librería “El Parnaso en casa”, hecha a imagen y semejanza de los sueños librescos de Roger, en la que sólo se venden libros de segunda mano pues, como dice, “sólo compro libros que considero que tienen una razón suficiente para existir. Mientras el juicio humano sea capaz de discernir, intentaré mantener mis estanterías libres de basura”. En la librería celebra también sus reuniones “El Club de la Mazorca”, una singular asamblea de libreros amigos de Roger a la que acude también el señor Chapman, un potentado de los negocios que es un enamorado de los libros. Este le propone a Roger y Helen que contraten como dependienta a su hija Titania con el fin de que la joven, educada en las mejores escuelas para señoritas, conozca más de cerca lo que es la vida y tenga la oportunidad de descubrir el amor a los libros. También visita la librería Aubrey Gilbert, que trabaja en la Agencia de Publicidad Materia Gris y que le propone a Roger hacer una campaña de publicidad para vender más libros.

El argumento se complica inesperadamente con la misteriosa desaparición de uno de los libros de la biblioteca, que encuentran en una farmacia del barrio que regenta un alemán. Aubrey sospecha que Roger y algunos compinches más están tramando un plan secreto para secuestrar a Titania y decide investigar el asunto para protegerla. Sus pesquisas le llevan a él y a Roger, Helen y Titania a una trama de espionaje en la que están implicados varios ciudadanos alemanes que preparan atentados contra objetivos estratégicos de Estados Unidos y que utilizan la librería como intercambio para transmitir las órdenes y los planes de la organización.

Aunque el argumento de la novela, en su segunda parte, se inclina hacia la intriga política y policíaca, dando mayor peso a Aubrey que a Helen y Roger, esto no es lo más importante de la novela. Como en la anterior, lo que sobresale son las apasionadas reflexiones y disquisiciones de Roger y sus amigos sobre el poder y la pasión que despiertan los libros: “no hay nadie más agradecido que un hombre al que le has recomendado el libro que su alma necesitaba sin saberlo”. Hay muchos momentos muy buenos, que transmiten valores y opiniones actuales, como las discusiones que tienen los libreros de “El Club de la Mazorca” sobre cuál es el papel de los libreros, qué libros son los que hay que sugerir y venderse y si hace falta publicidad en un negocio en el que lo que se busca es “la irradiación” de la verdad y la belleza.

También son muy interesantes la divagaciones de Roger sobre los libros y la guerra (con referencias al devenir de la Primera Guerra Mundial). Tanto Roger como Helen (y su perro Bock) resultan personajes entrañables y muy cordiales, con una actitud muy positiva ante la vida y enamorados de una profesión que se dedica a contagiar cómo “los libros son el único consuelo permanente”.


La librería encantada
Christopher Morley
Periférica. Cáceres (2013)
314 págs. 18,75 €.
T.o.: The Haunted Bookshop. Traducción: Juan Sebastián Cárdenas.

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