sábado, 26 de septiembre de 2015

“La chica de los siete nombres”, de Hyeonseo Lee


En los últimos meses se han multiplicando los testimonios de personas que han conseguido abandonar el país más hermético del mundo, Corea del Norte. También en la prensa se han publicado reportajes (como los de el diario El Mundo), que intentan mostrar la paranoia de un régimen encerrado en sí mismo, sustentado en un comunismo radical y esperpéntico y en alimentar el culto a los Grandes Líderes del Partido Obrero de Corea del Norte.
            Recientemente se ha publicado en España Evasión del Campo 14, de Blaine Haden, que cuenta la huida de un campo de concentración de Shin Dong-hyuk, crudo testimonio de la vida en estos campos represivos que aparecía adornado con algunas invenciones del protagonista. Ahora se publica el relato de Hyeonseo Lee, una joven que nació en 1980 en Hyesam, una localidad del norte de Corea próxima al río Yalu, río que hace frontera con China. Hyeonseo era hija de un militar del régimen, por lo que tenía acceso a determinadas ventajas económicas y alimenticias. Aunque la familia vivió en diferentes ciudades de Corea del Norte por los sucesivos traslados del padre, pasaron una buena parte de su vida en esta ciudad fronteriza cuyos habitantes salen adelante en buena parte del contrabando ilegal con China.
            La primera parte del libro relata la vida de la protagonista en Corea del Norte desde dentro. Quizá sea esta parte la más interesante del libro, pues muestra la escala de valores, las rutinas diarias, el papel de la escuela, las relaciones familiares y la agobiante y controladora presencia del régimen comunista en la vida cotidiana de los norcoreanos. “Crecí –escribe la autora- sin saber casi nada del mundo exterior, salvo por lo que se divisaba a través de la lente del régimen”. El lugar más importante de la casa debía estar dedicado a los retratos del Gran Líder Kim Il-sung y de su amado hijo Kim Jung-il. La policía solía acudir a los domicilios con unos impolutos guantes blancos para inspeccionar la limpieza de estos retratos: cualquier descuido o suciedad eran duramente castigados. Pero esto es solo un ejemplo ridículo de los irracionales valores en los que se sustenta el régimen de Corea del Norte, dominado con mano de hierro por el partido comunista y una histérica red de espionaje y delaciones.
            El Partido Obrero de Corea del Norte ha dividido a la sociedad en tres songbun o castas: los leales, los vacilantes y los hostiles. De esta división se despliegan 51 niveles con una jerarquía social totalmente estructurada. Sólo los leales pueden militar en el Partido Obrero, vivir en la capital, Pionyang, y elegir estudios universitarios. Más del 40% de los norcoreanos pertenecen al songbun hostil, personas que tienen escasas posibilidades de ascenso social y de ocupar puestos en el aparato del estado y del ejército. La familia de Hyeonseo ocupaba un prestigioso lugar entre el songbun de los leales. Sin embargo, su padre, que viajaba frecuentemente a China por motivos profesionales, fue detenido y acusado de contrabando y perdió el favor del régimen. La madre de Hyeonseo, que ocupa un importante lugar en este relato, era experta en sobornar a funcionarios y a la policía para ejercer también el contrabando. Gracias a estas actividades, la familia tenía un buen ritmo de vida comparado con sus vecinos, lo que levantaba algunas sospechas.
            La segunda parte del libro relata la salida ilegal de Hyeonseo de Corea del Norte para reunirse con unos familiares que vivían en China. Su idea era permanecer solo unas semanas y luego regresar, pero al final tuvo que quedarse en China. La autora abandonó Corea del Norte en 1997, con diecisiete años. Vivió en diferentes ciudades chinas hasta que se trasladó a Shanghai, donde tras años de residencia decidió pedir asilo en Corea del Sur. Resultan muy emocionantes estas páginas, pues la autora no tuvo nada fácil salir adelante en China y ocultar sus orígenes (los desertores norcoreanos que son detenidos por la policía china suelen acabar en campos de reeducación). La autora ayudó también a escapar de Corea del Norte a su madre ya su hermano, sin vivir no pocas vicisitudes en China, Laos (donde pidieron asilo) y posteriormente en Corea del Sur. En la actualidad, la autora se dedica a colaborar con asociaciones  de derechos humanos que censuran lo que está pasando en Corea del Norte.
            Su testimonio, escrito con la colaboración del escritor David John, es auténtico y emocionante. Las dificultades se suceden en la vida de Hyeonseo, pero ella es un constante ejemplo de superación. Nada le arredra con tal de volver a reunir a toda su familia, a pesar de las peligrosas mafias que se dedican a ejercer de “intermediarios” en Corea del Norte y en los países vecinos. La experiencia de lo vivido ha dejado una profunda huella en la autora, que reconoce las dificultades de adaptación al mundo occidental y los problemas con los que se encuentran los que abandonan su país. “Salir de Corea del Norte –dice- no es como salir de otro país; es más bien como salir de otro universo”.


La chica de los siete nombres
Hyeonseo Lee
Península. Barcelona (2015)
376 págs. 19,90 €.
T.o.: The Girl with Seven Names.
Traducción: Isabel Margelí.

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