miércoles, 18 de julio de 2018

"Tres meses", de Tomás Trigo


La novela comienza con un comentario del editor de unos cuadernos de mediados de los años setenta en el que cuenta que le han hecho llegar el diario que su amigo Miguel escribió durante los tres últimos meses de vida. Y nos da algunos datos para situar a este personaje. Se conocieron en la Universidad de Santiago; aunque Miguel vivía en Santiago, pasaba largas temporadas en un pazo cerca de Cambados con sus abuelos. En 1975 le detectaron un cáncer de páncreas y le dieron tres meses de vida. El resto del libro, salvo un epílogo en el que de nuevo aparece el editor, reproduce el diario de Miguel dirigido directamente al editor, al que considera su mejor amigo aunque lleva años sin ver y al que no ha podido localizar.
            Estamos ante un diario intenso, emocionante, auténtico, escrito por alguien que ha sufrido mucho en la vida. Tras la separación de sus padres, para él un trauma, Miguel se encierra en los estudios y en una visión de la vida desencantada y cínica. No cree en nada y considera absurdas muchas creencias, especialmente las religiosas. El diario se abre con la noticia de que le han encontrado un cáncer irreversible. El médico que le comunica los resultados no esconde la gravedad de los hechos. El cáncer no tiene solución. Miguel, ya licenciado en Derecho, decide pasar los últimos meses en la casa de sus abuelos, un pazo pontevedrés, donde ha encontrado el clima familiar del que nunca ha disfrutado con sus padres.
            En Cambados se dedica a pasear por la zona con la compañía de su perro León. Miguel medita sobre la vida, la enfermedad y la muerte. Alimenta un odio creciente a sus padres, ya enterados de la noticia de su cáncer. Rechaza cualquier explicación a lo que le está pasando. No quiere saber nada de Dios.
            Pero una serie de pequeños detalles y encuentros le lleva a conocer a personas que, como él, se encuentran en una situación límite y que, sin embargo, han aceptado de otra manera la enfermedad. Una de ellas es Carmen, una madre de familia a la que, como Miguel, le quedan pocos meses de vida. La conoce gracias al sacerdote del pueblo, con el que acaba congeniando, y con ella descubre una familia y otro sentido de la vida. También tiene relación con Emilio y a su novia Patricia, ambos estudiantes, que colaboran con don Javier, el sacerdote, en la atención a algunas personas que se encuentran enfermas y solas. Uno de estos enfermos es el señor Aurelio, al que también Miguel acabará echando una mano.
            Lentamente, casi sin darse cuenta, va dando pasos para acercarse a Dios. A pesar de todo, la enfermedad avanza de manera inexorable.
            El autor refleja de manera muy acertada el mundo interior de Miguel. Los lectores asisten como testigos a una transformación profunda en su concepción de la vida, que se producen de manera natural y armónica, muy bien descrita por el autor, Tomás Trigo (1953), también gallego como los protagonistas, autor de otra novela, Los recuerdos de Jasid
Con buen pulso narrativo y humor, Trigo presenta a unos personajes sin fisuras, atrayentes, nada ñoños, curtidos por la vida, que viven su fe de una manera contagiosa. A la hora de relatar el proceso de conversión de Miguel, el autor utiliza la novela como una amable lección de apologética sobre la fe y la religión para preguntarse por el sentido de la vida y por la trascendencia y la relación con Dios vivida personalmente y con otros.



Tres meses 
Tomás Trigo
Sekotia. Madrid (2018)
326 págs. 18 €.

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