Conozco a Florentino Matías desde hace muchos años. Para mí ha sido una sorpresa que escribiese un libro como este, en el que se ha decidido a contar su vida. Después de leerlo, uno descubre cómo detrás de las biografías de muchas personas normales y corrientes se pueden encontrar historias que encarnan una época y, además, una aventura existencial. No es que le hayan sucedido a Florentino muchas cosas raras, escandalosas, especiales, estrambóticas, que son las que a veces llaman más la atención, y más en las biografías; al contrario, su devenir es el reflejo de una vida enraizada en el trabajo, en el idealismo y en su capacidad de vivir pensando en los demás, actitudes que podemos calificar de antiliterarias y que se encuentran en la base de un libro muy ameno que es un buen termómetro de su tiempo.
Siguiendo a Unamuno podemos encontrar en este libro un trozo de esa intrahistoria que tanto apreciaba el autor vasco. La historia no solamente la hacen los grandes nombres; la historia con mayúsculas está poblada de microhistorias como la de Florentino que reflejan las ilusiones y el entusiasmo por la vida de gente más bien anónima que no quiere dar lecciones de nada pero que han tenido, quizás sin buscarlo, unas vidas cuajadas, a pesar de vivir en un contexto social complicado.
Florentino nació 1933 en un minúsculo pueblo de Salamanca, Parada de Rubiales. Son ciertamente interesantes estas páginas, que muestran cómo era la vida en un pueblo en la España de la posguerra, además de sus emotivos y entrañables comentarios sobre la intensa relación con su madre, especialmente, y con sus hermanos. No son muchas las expectativas profesionales que tiene ni en su pueblo ni en Salamanca, por lo que decide aprovechar las oportunidades para salir de allí.
Lo hace cuando se traslada a Madrid para realizar el Servicio Militar, que compagina con sus estudios en régimen nocturno de delineación y después de Bachillerato. Al acabar la mili, decide quedarse en Madrid y a finales de la década de los 50 se embarca en un ambicioso proyecto deportivo y educativo en el barrio de Vallecas: el Centro Cultural y Deportivo Tajamar. Se inicia así una larga etapa como educador, que le lleva a trasladarse después a Córdoba y más adelante a Roma, donde impulsa los estudios profesionales del centro Elis.
A su regreso a Madrid, retoma su actividad profesional y dirige una empresa de obras y reformas. Con la jubilación, ha multiplicado sus labores solidarias y asistenciales.
En todos estos sitios, Florentino se complica la vida para mejorar profesionalmente y poder prestar un mejor servicio a los que tiene a su alrededor, siempre con una mirada cristiana, asentada en la cotidianeidad de sus actividades. El libro está muy bien contado, sin florituras, atendiendo a su carácter castellano. Me ha parecido un libro auténtico, transparente, nada impostado, que refleja atinadamente su carácter, sus inquietudes y su movida trayectoria humana y profesional.
Tierra roturada
Florentino Matías
Palabra. Madrid (2021)
264 págs. 27,90 €.
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