martes, 5 de febrero de 2013

“El naufragio de los enigmas”, de José Enrique Muñiz

Severino Sepúlveda es un aspirante a escritor que con el objetivo de buscar argumentos para una nueva novela pone un anuncio en un periódico ofreciéndose como detective. Poco tiempo después aparece un primer cliente y recibe el encargo de investigar sobre las conexiones entre un naufragio sucedido en Candás (Asturias) en 1891 y la desaparición del hermano de la persona que le ha contratado. A partir de ese momento, la vida de Severino se verá envuelta en un surrealista torbellino de tortuosas y peregrinas investigaciones, persecuciones de rusos y búlgaros, viajes, amenazas, correos electrónicos misteriosos, escuchas telefónicas, casualidades, etc., que ponen en peligro su plácida vida como único hijo soltero de un matrimonio ya mayor que vive en el barrio de Prosperidad de Madrid.

Necesitado también de dinero, Seve se entrega a la investigación con auténtica pasión, indagando en la Biblioteca Nacional y en otros frentes todo lo relacionado con las circunstancias del naufragio, la posterior muerte de una familia de pescadores y las consecuencias de todo ello. Seve da cuenta de vez en cuando del resultado de sus pesquisas a la persona que le ha contratado, quien vuelve a plantearle otras cuestiones que disparan las conexiones de su investigación hasta límites esperpénticos. A la vez, Seve empieza a ver cómo su propia vida sufre una radical transformación, pues los sucesos que está investigando se inmiscuyen y salpican sus actos cotidianos y hasta su vida familiar, pues parece como si una serie de fuerzas ocultas y misteriosas estuvieran empeñadas en complicarle su trabajo como detective.

La historia está contada por el propio Seve, y este es el gran acierto de la novela., la primera de José Enrique Muñiz. Seve es un magnífico y entrañable personaje, una excelente creación. Posee una inagotable verborrea para explicar minuciosamente todo lo que le ocurre a él y a su alrededor; todos sus discursos están repletos de un original y logrado sentido del humor, con un lenguaje realista y coloquial muy cercano a los lectores, ocurrente, imprevisible, lleno de quiebros irónicos. Su calenturienta imaginación convive con una memoria prodigiosa, una sobresaliente inteligencia vital y un hambre descomunal. A los ingredientes propios de la trama cuasi-policial hay que sumar, pues tienen su peso en la novela, la reconciliación de Seve con su antigua novia Elisa y la especial y entrañable relación con sus padres, quienes también participan a veces en las investigaciones de su hijo.

El autor plantea todo lo que le sucede a Seve como una gran y divertidísima parodia de un tipo de novela con mucho éxito comercial que se puso de moda tras la irrupción de El Código da Vinci, de Dan Brown. Los sucedáneos inundaron (y siguen inundando) las librerías de novelas basadas en la avalancha de conspiraciones letales, apocalípticas, esotéricas en las que estaba en juego el futuro de la humanidad. Las investigaciones de conspicuos, brillantes y aguerridos detectives siempre se resolvían por la sagacidad a la hora de unir hechos históricos irreconciliables y casualidades históricas y cósmicas que escapaban a cualquier análisis lógico. Podemos decir que José Enrique Muñiz españoliza todos estos ingredientes; más aún, los madrileñiza, pues la novela es también un homenaje también al barrio de Prosperidad. Seve es un genial antídoto para reírse de todo aquello y regresar a la senda del sentido común, también en lo literario. De hecho, Seve recuerda por momentos al detective loco de las novelas ligeras de Eduardo Mendoza, aunque también hay ecos de la rocambolesca y cervantina trama que padece el protagonista de Juegos de la edad tardía, de Luis Landero, y de las comedias de Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

Hay momentos en los que se podían haber aligerado un poco las investigaciones, que el autor lleva quizás demasiado lejos hasta provocar mareo en el lector por el cúmulo de datos y ramificaciones que aporta; también abusa de una obsesión por querer ser demasiado brillante y chispeante en todos los diálogos, con réplicas que a veces pierden frescura por una exagerada elaboración; y el desenlace resulta un tanto precipitado.

A pesar de estos excesos, la novela se lee muy bien. Resulta muy entretenida, con momentos hilarantes en los que es fácil soltar la carcajada, especialmente por las reacciones de Seve ante lo que le está pasando y por sus aficiones gastronómicas, nada sofisticadas y muy populares. Lo mejor, pues, de El naufragio de los enigmas es el acierto en la construcción de un personaje optimista, sentimental, disparatado, vital y a la vez repleto de sentido común. Y también hay que destacar el estilo que emplea el autor, ausente de divagaciones y generalizaciones y volcado siempre hacia las referencias concretas, lo que da a la novela una desbordante sensación de vida y verosimilitud.



El naufragio de los enigmas
José Enrique Muñiz
BibliotecaOnline. Madrid (2012)
432 págs. 3,99 €. (eBook).

1 comentario:

  1. Me ha interesado este libro por lo que has contado. Me parece original. Los excesos de los que hablas no me echan para atrás. Me lo leeré. Gracias, Adolfo.
    Un abrazo,
    César Fernández García

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