martes, 12 de noviembre de 2013

“Soria”, de Dionisio Ridruejo


 
 
Publica la editorial Gadir el segundo volumen de los seis que forman la Guía de Castilla La Vieja, último libro que publicó Dionisio Ridruejo antes de su muerte (1912-1975). La serie se inauguró con el volumen Segovia, publicado en 2012, cuando se conmemoró el primer centenario de su nacimiento.

Al igual que en el libro dedicado a la provincia de Segovia, Ridruejo sintetiza al máximo las informaciones que tiene que transmitir, que abarcan desde la historia al arte, pasando por la gastronomía y la geografía. Para el periodista y escritor Abel Hernández, también soriano y autor de varios libros dedicados a las tierras altas de Soria, entre los que destacamos el espléndido Historias de la Alcarama, esta “guía tiene mucho de antropológica”, además de ser “la guía más completa y mejor escrita de la provincia castellana del alto Duero, a pesar de contener, como es natural, algunos datos desfasados”.

Ridruejo es natural de Burgo de Osma, monumental pueblo soriano que aparecen estas páginas, lo miso que a otros enclaves como el Monasterio de Santa María de Huerta, Catalañazor, Berlanga de Duero, Almazán, Medinaceli, Ágreda y, por supuesto, Soria, la capital. Como escribe Hernández en el prólogo, esta guía “se ocupa con sobriedad de los distintos paisajes y de los principales monumentos”, y no sólo de los lugares más conocidos, pues el autor recorre también lugares cada vez más despoblados y hasta abandonados, como Aldeaseñor (pueblo de apenas 50 habitantes a la que la directora de cine Mercedes Álvarez, dedicó en 2005, una película-documental El cielo gira). Para Ridruejo, “Soria es tierra de grandes paisajes, raramente halagüeños, frecuentemente duros, dilatados e impresionantes”.

Hablando de sus gentes, destaca Ridruejo, domina el celtíbero originario, modelado por la historia, la geografía “y con el pobre concurso de esa economía”. El tipo resultante es, “por lo general, pequeño, sarmentoso y resistente. Según los psicólogos, sus virtudes de sobriedad, sentido práctico, agudeza de juicio y fuerza de razón predominan con mucho sobre la imaginación y la sensibilidad. Son, desde luego, adaptables, y por ello emigrantes bien equipados para el éxito”.

Vuelve a destacar la calidad de la prosa de Ridruejo, concentrada, poética, eficaz, con la que en pocos rasgos debe describir aspectos esenciales. Por ejemplo, define la villa de Agreda como “severa, ancestral, algo ruinosa, gris, un poco laberíntica, agraria y muy aislada. Pero no es triste”. O esta descripción de los campos próximos a Soria: “De Catalañazor a Soria se tiende el impresionante páramo de Villaciervos; paisaje magno, de plata oxidada, como las desolladuras calcáreas de pedregal aliviadas, matizadas por el sombreado del enebro, deprimiéndose en hondonadas, elevándose en formas de castillo o muela, cargando a lomos de un horizonte que pesa con las cumbres fingidas de la serranía”.

 
Soria
Dionisio Ridruejo
Gadir. Madrid (2013)
192 págs. 17 €.

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