Publica la editorial
Renacimiento la versión completa de esta novela sobre la Guerra
Civil, de la que se conocía, de hace ya muchos años, una edición
resumida. La novela fue escrita por Salvador García de Pruneda
(1912-1996), autor y diplomático español, quien vivió
personalmente la contienda combatiendo en el Escuadrón de Zapadores
de la División de Caballería. Su experiencia personal está en la
base de lo que se cuenta en este libro, publicado por vez primera en
1962. Otras novelas suyas son La encrucijada de Carabanchel,
ambientada en la ciudad de Madrid antes de la Guerra Civil –con
la que consiguió el Premio Nacional de Literatura en 1963- y Ceuta
en el Umbral, escrita en 1963 y no publicada hasta 1977.
La novela está escrita
en primera persona por el teniente de caballería Juan Alcuneza,
quien cuenta su testimonio personal sobre la marcha de la guerra,
especialmente en el frente aragonés y en la Batalla del Ebro, aunque
también describe momentos de descanso alejados del frente. Por su
formación universitaria -Alcuneza es licenciado en Filosofía y
Letras- acostumbra a literaturizar muchos pasajes y
sensaciones, añadiéndoles una densidad humanística que se traslada
a la narración, con momentos e impresiones muy literarios,
esquivando al máximo el maniqueísmo ideológico y el estrecho
estilo bélico cuando lo único que se quiere es destacar los valores
épicos.
Por
eso, la mirada de Alcuneza es original y equilibrada, pues ofrece un
punto de vista más intelectual y artístico del desarrollo de la
guerra y de los acontecimientos. Las reflexiones sobre la guerra son
generales, existencialistas, estéticas, sin utilizar la narración
para defender retóricamente ninguna causa. Hay un momento en la
novela en el que, en el fragor de una batalla encarnizada, coinciden
seis soldados de cada bando en un puesto defensivo. Deciden pactar
una tregua hasta que acabe el ataque. Alcuneza conoce a uno de los
milicianos, antiguo compañero de estudios. La conversación entre
los soldados les lleva a exponer, de manera dialogada y también
histérica, los motivos de cada bando para continuar con la guerra.
La conclusión es que es imposible, por ahora, la reconciliación. En
el caso de Alcuneza, su implicación en la Guerra tiene más
connotaciones personales y familiares que ideológicas, pues al
inicio de la guerra los republicanos mataron en Brihuega
(Guadalajara) a su padre y una hermana; durante la guerra, además,
pierde a otro de sus hermanos, también militar en el bando nacional.
García
de Pruneda escribe sobre las vicisitudes diarias de la guerra con
muchos ingredientes humanos, anecdóticos y otros que proceden del
reportaje militar, pues detalla con precisión –él también
participó en la guerra- algunas de las actuaciones militares o el
funcionamiento diario de su grupo. Cuenta todo de manera muy realista
y costumbrista, con gran expresividad estilística, con momentos
literarios muy conseguidos, incluso poéticos, gracias a que el autor
intenta transmitir siempre unas impresiones insólitas, la mayoría
de las veces alejadas de la perspectiva bélica.
A
todo ello contribuye la formación humanística del protagonista y
los compañeros habituales de sus correrías y aventuras, entre los
que se encuentra un sacerdote de Sigüenza con vocación de
guerrillero que también fue compañero suyo en la universidad,
amante de las letras, y un exótico y peculiar militar de origen ruso
que combatió contra el ejército rojo y que ahora lucha en España
para impedir que el comunismo se extienda por España y Europa. Con
estos y otros personajes, como el alférez amnésico y el teniente de
Farnesio, quiere el autor dar continuidad humana a una narración que
transcurre en continuo movimiento, con la constante presencia de la
muerte, aportando poquísimos datos geográficos sobre el desarrollo
de la guerra, una manera de elevar su relato a la categoría de
símbolo de los desastres que llevan consigo esta y todas las
guerras.
El
desarrollo de la guerra y la relación entre los personajes llevan el
peso de la narración, aunque deliberadamente no hay un argumento
claro que centre la atención de la narración, lo que afecta a su
lectura, pues Alcuneza, un personaje singular, poco ejemplar en la
defensa de algunos valores morales, tampoco es representativo de la
vida militar. Comprometido con su vida militar, es, sin embargo, más
observador que activo protagonista de los sucesos que pasan a su
alrededor.
Por
último, y es uno de sus principales logros estéticos, también hay
que mencionar el deliberado aroma nostálgico que desprende la
novela. Alcuneza y la mayoría de sus compañeros pertenecen a la
Caballería, un cuerpo en vías de extinción por el avance de las
unidades motorizadas y los carros de combate. Tanto él como sus
mandos y compañeros son conscientes de que son una especie en vías
de extinción. Las constantes referencias a los caballos y al valor
simbólico de la Caballería remiten a un tipo de guerra que ya es
historia ante el inexorable predominio de armas de destrucción más
eficaces y menos románticas. La melancolía se mete de lleno en el
alma de Alcuneza, a quien le va a costar asimilar, como dice casi al
final del libro, que “la guerra ha arrasado mi vida”.
Gracias
a su comprensión, a su melancolía, a su humanidad (aunque no sea
precisamente Alcuneza un defensor a ultranza de los valores que
parece defender el bando nacional), el autor logra esquivar el tono
propagandístico de buena parte de la literatura que se ha escrito
sobre la Guerra Civil en los dos bandos. Aunque todo está contado
desde la perspectiva de un militar del bando nacional, su narrador
escapa a las rígidas y previsibles posturas políticas (y
panfletarias). Una excelente recuperación editorial que contribuye a
enriquecer todavía más la numerosa bibliografía ya existente sobre
la Guerra Civil española.
La soledad de
Alcuneza
Salvador García de
Pruneda
Renacimiento. Sevilla
(2013)
576 págs. 20 €.
Lo encargué a Amazon porque en ebook no lo tenían. Es muy bueno, me está encantando lo que escribe y cómo lo hace. Como ves, sigo tus recomendaciones. Un abrazo
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