domingo, 9 de febrero de 2014

“Historias de Manhattan”, de Louis Auchincloss



El plácido retrato de la alta sociedad norteamericana es el tema habitual de la literatura de Louis Auchincloss (1917-2010), prolífico autor –escribió más de treinta novelas, ensayos, biografías y veinte libros de relatos- en los que, buscando un hilo conductor, predomina la descripción del elegante y esnob ambiente de las altas finanzas, la banca y los hábitos y costumbres de una distinguida aristocracia que con el paso de los años, en las primeras décadas del siglo XX, pierde su exclusivo lugar en la sociedad ante la pujante y avasalladora irrupción de los nuevos ricos. Una novela publicada por Libros del Asteroide en 2008, La educación de Oscar Fairfax (1995), bien podría ser las memorias del propio autor, pues muchos pasajes de su biografía aparecen allí narrados, como su estancia en la Universidad de Yale, el ejercicio de la abogacía en Wall Street y su atracción por el mundo artístico.

Como escribe en el prólogo de Historias de Manhattan Ignacio Peyró, traductor también de las otras dos novelas que ha publicado Libros del Asteroide (la otra es El rector de Justin), Auchincloss es “observador, cronista, historiador, moralista y (...) antropólogo social del mundo que retrata”. Siempre escribe de lo que ha visto y vivido, de su experiencia personal, de las muchas personas que conoció procedentes de familias de renombre como la suya. Como pocos, con un estilo psicológico y costumbrista, cartografió “el terreno de los afectos, las costumbres y las relaciones de una clase de poder que, del viejo Nueva York al Boston puritano, asiste a la erosión del monopolio WASP [White, Anglo-Saxon, Protestant] como codificador de la vida moral de la nación”. Leyendo sus novelas y relatos asistimos en directo y desde dentro al “derrumbe del sistema ético puritano”, un sistema económico-moral que alimentó “la prosapia Knickerbocker”, esa orgullosa ostentación clasista de las grandes fortunas y de unos ricos herederos que no supieron estar a la altura de las circunstancias, ambiente que describe con mucho realismo Auchincloss en toda su literatura y de manera especial en los diez relatos que componen Historias de Manhattan.

En La educación de Oscar Fairfx se detalla perfectamente la trayectoria vital de tantos personajes de ese reducido y prepotente mundo: el protagonista estudió en el exclusivo colegio Saint Augustine y en Yale (su novela El rector de Justin, escrita en 1964 y finalista del National Book Award, describe esta selecta educación). Vivió una temporada en París, luego se incorporó a filas durante la Gran Guerra (experiencia militar que viven también muchos personajes de Historias de Manhattan en la Segunda Guerra Mundial), contrajo matrimonio –decisión que nunca se toma a la ligera, como en las novelas de Jane Austen- y posterior e intensísima dedicación profesional para garantizar la holgada estabilidad económica personal y familiar.

Abogados, financieros, jueces, decoradoras, ricos y ociosos amateurs... son los personajes que más se repiten en estos relatos. En ellos se habla de sus fastuosas herencias, sus desahogados fideicomisos y sus dramáticas ruinas. También de sus calculados matrimonios, los adulterios de alto caché, los inevitables celos familiares, sus tradicionales virtudes y sus modernos vicios. De manera especial hay que destacar el excelente trabajo literario de Auchincloss a la hora crear sus personajes femeninos, con los que consigue esquivar los tópicos costumbristas al darles una auténtica, compleja y trágica verosimilitud. Con una “mirada escéptica” y cierta ligereza estilística, muestra la vaciedad de un código ético que en muchos casos sólo se sustenta en el dinero y las apariencias. Si el protagonista tiene interés por otro tipo de cuestiones que no sean los negocios o el dinero (por ejemplo, la cultura), se le considera un bicho raro, alguien que no ha asimilado los valores positivistas y prácticos de su estratégica posición.

Los relatos están divididos en tres secciones: “La vieja Nueva York”, “Entre deux guerres” y “Más cerca de hoy”. Hay, por tanto, el deseo de mostrar la evolución de este mundo, en este caso catastrófica. En todos ellos, el pasado familiar adquiere una dimensión especial y tradicional que condiciona como una ligera losa el presente de unos protagonistas que sienten “estupor ante el mundo moderno”, pues empiezan a intuir que su glamouroso mundo de colegios elitistas, grandes fiestas, puestas de largo y cruceros suntuosos está llegando a su fin.

Considerado heredero de Henry James y Edith Wharton, Auchincloss dota a sus personajes de valores morales y costumbristas más modernos, aunque comparten los mismos ambientes selectos. Los relatos de Historias de Manhattan forman una continuada historia coral, un cuadro de costumbres real sobre “un mundo compacto y propio, una ambientación de encanto antiguo”, que Auchincloss fue capaz de retratar “piadosamente” y sin caer en la manoseada “nostalgia”.





Historias de Manhattan
Louis Auchincloss
Elba. Barcelona (2013)
296 págs. 22 €.
T.o.: Manhattan monologues.
Prólogo y traducción: Ignacio Peyró.

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