Continúan recuperándose
la obra de los grandes maestros de la literatura y del periodismo de
la primera mitad del siglo XX: Josep Pla, Manuel Chaves Nogales,
Julio Camba, Gaziel... Libros buquinistas y bibliotecas es el
segundo volumen que publica la editorial Fórcola con textos de José
Martínez Ruiz (1873-1967), más conocido por su popular seudónimo,
Azorín. El anterior, ¿Qué es la Historia? Reflexiones sobre el
oficio de historiador, contenía una selección de artículos
sobre una faceta a la que Azorín dedicó muchas páginas. Ahora, con
el subtítulo “Crónicas de un transeúnte: Madrid-París”, con
prólogo de Andrés Trapiello y en edición de Francisco Fuster,
responsable también del volumen anterior, se reúnen 50 textos de
Azorín dedicados al mundo del libro, las librerías y las
bibliotecas. La antología de Fuster contiene artículos publicados
en prensa, prólogos y capítulos de libro dedicados a este tema,
algunos de ellos es la primera vez que se publican en forma de libro.
Para Fuster, este volumen “constituye la más completa y
documentada exposición de la personal filosofía de Azorín sobre el
libro y la lectura de todas las publicadas hasta la fecha”.
El libro está dividido
en cuatro partes: artículos sobre la edición y difusión del libro,
las bibliotecas y su variedad, las librerías de viejo y las ferias
del libro y, por último, “el complejo universo del lector y de la
lectura”. Azorín se pasó toda la vida rodeado de libros; escribe,
por tanto, desde su experiencia personal, que siempre sale en unos
artículos que esquivan el tono ensayístico para hacerlos más
personales, íntimos y periodísticos. Azorín habla de sus pesquisas
en los baratillos de libros viejos, en los mechinales y puestos de
París, en diferentes bibliotecas y librerías... En los artículos
suelen aparecer anécdotas personales. Y todos están escritos con
ese inconfundible estilo que revela, como escribe Andrés Trapiello
en el prólogo, “a un escritor metódico que no dejó de escribir
con puntillismo ejemplar”.
Azorín tiene un alto
concepto del libro y de la lectura. Vivió en un momento de
modernización de la industria editorial y de expansión de la prensa
escrita. Cada vez había más librerías y libros. En sus artículos
reivindica Azorín la lectura de los clásicos y la edición de
calidad: “Vale la pena que el libro sea construido con arte, con
simpatía, con fervor”. Y algunas de sus reflexiones están
repletas de sabiduría y sentido común: “El joven lo lee todo y de
todo aprovecha poco. El anciano lee poco y de lo poco lo aprovecha
todo. Con la edad las lecturas se van reduciendo. Decía un filósofo
que lo grave es saber no lo que se ha de leer, sino lo que ‘no’
ha de ser leído”.
A diferencia de otros
escritores que se están reeditando y recuperando, el paso del tiempo
ha hecho más mella que otros en la literatura de Azorín. Sus
referencias culturales (sobre todo la literatura francesa, citada a
menudo en estos artículos), su estilo periodístico (alejado de la
actualidad), sus comentarios y reflexiones... pueden transmitir una
estética lejana a los lectores contemporáneos. Por eso es de
agradecer esta antología, magníficamente editada, en la que Francisco Fuster ha seleccionado
los mejores artículos de un tema, el mundo de la lectura, de los más
íntimos de un escritor que vivió en permanente contacto con los
libros.
Libros, buquinistas
y bibliotecas
Azorín
Fórcola. Madrid
(2014)
240 págs. 21,50 €.
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