viernes, 4 de marzo de 2016

“Leningrado. Asedio y sinfonía”, de Bryan Moynahan


Exhaustiva investigación sobre el asedio que padeció la ciudad de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, escrito por Brian Moynahan, director para Europa del Sunday Times y corresponsal en Rusia, tema de algunos de sus libros, como The Claws of the Bear, una historia del Ejército Rojo, y The Russian Century.
      El hilo conductor de este libro es el estreno el 9 de agosto de 1942 en Leningrado de la composición del músico Dmitri Dmítrievich Shostakóvich la “Séptima Sinfonía”, también conocida como Sinfonía Leningrado. Antes, había sido estrenada en Moscú, a finales del mes de marzo, y se interpretó con un espectacular éxito en Nueva York y otras ciudades americanas y en Londres. 


          Pero hasta llegar al estreno, con el que concluye el libro, el autor describe muy minuciosamente la vida en Leningrado a partir de los años 30. Comienza con las trágicas consecuencias que tuvo el asesinato en 1934 de Serguei Kírov, el todopoderoso jefe del Partido Comunista en la ciudad, suceso que dio origen a una convulsa cadena de persecuciones, detenciones y purgas que se iniciaron en Leningrado y se extendieron por todo el país. Los culpables y las causas de este asesinato no están del todo claras, pues incluso se piensa que Stalin pudo estar detrás para eliminar a uno de los líderes comunistas que podían hacerle sombra. Stalin aprovechó la posterior represión para hacer una meticulosa limpieza a gran escala de sospechosos con el régimen que acabó con las ejecuciones o traslados a los campos de concentración de miles de militares, políticos, intelectuales y personas corrientes. Para el autor, “Stalin sentía un odio especial” por Leningrado, sobre todo por los vínculos que había mantenido con Trotski. Por ello, “sufrió más purgas que ninguna otra ciudad”. La represión y la actividad de la policía secreta continuó muy activa incluso durante el asedio de la ciudad.
        El libro está dedicado precisamente a este asedio. Describe el autor la vida cotidiana en Leningrado desde que en el mes de julio de 1941, cuando Shostakóvich empieza a componer la Séptima Sinfonía, los alemanes estrecharon el cerco a la ciudad, hasta el estreno de la sinfonía en el mes de agosto de 1942, preludio de la ruptura del asedio y el avance de las tropas rusas. Para ello, el autor acude a fuentes alemanas y rusas, y no solo militares, pues el libro está plagado –y este es uno de sus grandes aciertos- de minúsculas historias con nombre y apellidos que proceden de los diarios personales de los anónimos protagonistas, de informes  policiales y de cartas y de historias que el autor ha conseguido rescatar.
            Especialmente se cuenta la vida de Dmitri Shostakóvich en aquellos duros y largos meses. En octubre de 1941 fue evacuado a la ciudad de Kúibyshev, a orillas del Volga, donde concluyó la Sinfonía Leningrado. Asistió a su estreno en Moscú y luego contribuyó a difundirla por otras ciudades rusas y extranjeras (Nueva York, Londres…). A la vez, el libro cuenta la actividad musical que se mantuvo en Leningrado durante el asedio, en unas circunstancias dramáticas, pues los músicos que no fueron evacuados padecieron como el resto de los habitantes el frío, el hambre y las enfermedades que asolaron la ciudad y que acabaron con la vida de cientos de miles de personas.  Sólo en el invierno del 41 al 42, la mitad de los miembros de la Orquesta de la Radio (la que interpretó la Sinfonía Leningrado, pues la Orquesta Filarmónica de la ciudad había sido evacuada) perdieron la vida.
           Moynahan cuenta las peripecias de muchos de estos músicos durante la guerra, quienes tuvieron que enfrentarse no solo al hambre y a temperaturas extremas sino también a las persecuciones del NKVD, la policía secreta comunista. Durante el asedio fueron detenidos algunos familiares y amigos de Shostakóvich, quien también tuvo problemas con motivo de su música, que había sido tachada por los órganos del régimen de “formalista” y contraria a los intereses de la revolución.
            Mes a mes se relata el desarrollo del asedio, las acciones de los alemanes, la respuesta del Ejército Rojo. Y todo ello en un contexto de guerra y propaganda. La situación real de lo que estaba pasando en Leningrado era desconocida fuera de la ciudad, pues no se informaba de las miles y miles de muertes provocadas por el hambre y solo aparecían en los medios de comunicación tergiversadas cuestiones militares y los sacrificios épicos, convenientemente coloreados, que estaba llevando a cabo el pueblo de Leningrado. La Séptima Sinfonía fue vista también como una excelente oportunidad para que el régimen comunista fuera visto de otra manera en algunos países occidentales, como así sucedió. Escribe el autor que la Sinfonía Leningrado consiguió la “redención moral para Stalin y el régimen soviético”. Para el autor, “la música tuvo un éxito absoluto. Ocultó los campos de concentración y las salas de interrogatorios. Ahora los soviéticos no sólo eran civilizados y cultos: también eran defensores de la libertad”.
            También tuvo una espectacular acogida en todo el mundo, más por sus valores afectivos y el contexto bélico en el que se compuso y se interpretó que por sus valores musicales, rebajados en la crítica musical que se hizo de ella. Sin embargo, para Stalin cumplió a la perfección los objetivos propagandísticos de lavado de imagen del régimen, además de ser un revulsivo emotivo para que la ciudad de Leningrado siguiese soportando los rigores de un brutal asedio que comenzaba a perder fuerza.


Leningrado. Asedio y sinfonía
Bryan Moynahan
Galaxia Gutenberg. Barcelona (2015)
540 págs. 24,90 €.
T.o.: Leningrad. Siege and Symphony.
Traducción: Alejandro Pradera Sánchez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario