viernes, 7 de julio de 2017

"Un pintor debajo de un fregadero", de Afonso Cruz


Afonso Cruz (Figueira da Foz, 1971) es un autor portugués polifacético que ha cosechado importantes premios literarios en su país y en el extranjero, entre otros el Premio de la Literatura Europea de 2010. Ha publicado más de diez libros, todos ellos con un original fórmula literaria, una mezcla de realidad y ficción que siempre busca esclarecer algún aspecto esencial del hombre. Como se puede comprobar en otras dos obras publicadas en castellano –Jesucristo bebía cerveza (2014) y La muñeca de Kokoscha (2015)-, su opción por la narrativa vanguardista lo convierten en un escritor minoritario, pues sus historias carecen de un desarrollo argumental sólido, carencia que en su caso es una inequívoca seña de identidad de su personal apuesta literaria. Por los temas que elige y la manera de abordarlos, su literatura se emparenta con las fábulas infantiles y poéticas, con una concepción deliberadamente naif de la literatura.
            En esta ocasión, Afonso Cruz se inspira en algunos sucesos de la historia de su familia relacionados con sus abuelos para contar la vida de un pintor, Josef Sors, con pasajes reales de su biografía reales y otros que proceden de la imaginación del autor.
            Josef nace a finales del siglo XIX en un pueblo centroeuropeo. Su padre es mayordomo y su madre planchadora. La casa donde bien y trabajan pertenece al coronel del ejército Möller, padre de un hijo, Wilhelm, de la misma edad que Josef. Los dos se crían juntos y tiene como preceptor a Havel Kopecky. Mientras Wilhelm se inclina por los libros, Josef se siente llamado por la pintura. La novela avanza a golpe de breves escenas fantásticas y realistas en las que se cuentan retazos de la vida familiar, estudiantil y amorosa, con reacciones imaginativas y sorprendentes de los personajes, como el padre de Josef, que mata de una manera ingenua al mejor amigo del coronel y es condenado a la horca.
            No acaban ahí las desgracias familiares. Josef es llamado a filas para combatir en la Primera Guerra Mundial. Más adelante, tienen que abandonar la casa del coronel. Su madre, además, presenta signos de locura. Ingresada en un manicomio, Josef decide viajar a Estados Unidos donde se encuentra trabajando un antiguo compañero del ejército. Los años pasan sin que Josef acabe de encontrar su sitio en el mundo. Más adelante, decide regresar para volver a ver a su madre, pero el manicomio ha sido destruido por los nazis. Para evitar ser deportado, acaba huyendo a Lisboa. Allí es detenido y en un viaje a un campo de refugiados en Figueira da Foz consigue escaparse y vivir escondido en la casa de los abuelos del autor del libro, fotógrafos de profesión. Pero Josef es una persona inquieta que sigue buscando.
            Aparentemente, pasan muchas cosas, pero el argumento es lo de menos. Sorprende la manera de contar las cosas y las ocurrencias del autor, con un estilo poético e ingenuo que se detiene en detalles especiales y secundarios, aparentemente incoherentes. Josef está obsesionado con pintar ojos y su teoría de la dispersión humana fundamenta las decisiones que toma en su camino como persona y como pintor. A la vez, el autor salpica la narración con reflexiones literarias, artísticas, filosóficas llenas de plasticidad y ambigüedad. Llama mucho la atención el estilo del autor, en las antípodas del realismo tradicional. Apuesta, pues, original pero arriesgada la de Afonso Cruz que consigue en esta ocasión un bello e imaginativo relato.


Un pintor debajo de un fregadero
Afonso Cruz
Rayo Verde. Barcelona (2017)
192 págs. 18 €.
T.o.: O pintor debaixo do lava-loiças.
Traducción: Teresa Matarranz.

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