Segunda novela que se publica del periodista y poeta inglés E. C. Bentley (1875-1956), en la colección “Biblioteca de Clásicos Policíacos”, de la editorial Siruela, en la que están apareciendo las principales novelas de los maestros de la novela policiaca inglesa. La anterior, El último caso de Philip Trent, publicada en 1913, está considerada una de las grandes novelas policiacas de la historia.
En esta nueva entrega, también protagonizada por Philip Trent, se repite la ambientación y los mismos esquemas literarios. Estamos ante el asesinato de James Randolph, un magnate que ayudaba con su dinero a diversas obras de beneficiencia, persona muy cercana a Philip Trent. La investigación policial recae el el inspector jefe Gedeos Bligh, quien mantiene una estrecha relación amistosa con Philip Trent, un aristócrata y periodista con aficiones artísticas y deportivas, que se considera un investigador aficionado. Tanto Trent como Bligh comparten sus descubrimientos y realizan sus propias indagaciones, aunque la novela se centra de manera exclusiva en los pasos que recorre Philip Trent para encontrar al asesino.
No resulta fácil avanzar en la investigación de una persona con pasajes oscuros en su biografía. Además, a su alrededor figuran una serie de personajes, como el criado Raught o la persona que le ayuda en las cuentas, Verney, que aparentemente se mueven por sentimientos profesionales, pero que también pueden esconder afanes inconfesables. De entrada, la acusación recae en Fairman, un médico que resulta ser íntimo amigo de Trent. Este, realiza varios viajes para entrevistar a personas que pueden tener alguna relación, aunque sea remota, con la resolución del caso. Incluso viaja a Francia, primer destino del principal acusado.
Estamos ante una novela con ingredientes muy clásicos y muy ingleses, y con un ritmo novelesco que tiene que ver con el que imperaba en el inicio de la novela policiaca. Los diálogos son abundantes; la acción avanza lentamente… Hay digresiones que no acaban de encajar mucho en la estructura… A pesar de todo, Trent sigue en línea recta la investigación, aunque aparentemente dé palos de ciego. La galería de personajes que aparecen en la novela responden a ese mundo inglés, un tanto tópico. También es muy reconocible la ambientación. Abundan las referencias literarias cultas y costumbristas. Trent es un investigador sagaz, meticuloso, inteligente, que no avasalla a nadie (un personaje que se ha repetido hasta la saciedad en la novela policiaca). La novela concluye con la típica escena en la que Trent explica a Bligh, a sus amigos y a algunos de los acusados las claves de su investigación, que por supuesto ha dado buenos resultados.
Philip Trent y el caso Trent
E. C. Bentley
Siruela. Madrid (2018)
308 págs.
T.o.: Trent’s Own Case.
Traducción: Guillermo López Gallego.
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