El periodista y escritor Alfonso Basallo (Zaragoza, 1957) se sirve del testimonio de su abuelo Francisco Basallo Becerra (1892-1985), sargento del ejército español y destinado en África, para recrear el Desastre de Anual, una de las históricas derrotas del ejército español, con más de diez mil muertos y muchos cientos de prisioneros. Francisco Basallo consiguió salvar su vida y compartió el cautiverio con otros cientos de soldados y familiares que fueron utilizados por las tropas rifeñas para hacerse con millonarios rescates, a la vez que se desató en España una monumental crisis política.
Basallo maneja una actualizada historiografía; también ha tenido acceso a diarios inéditos y a las conclusiones del Informe Picasso, clave para entender las causas de un desastre que tiene sus raíces en la corrupción, en la negligencia y en monumentales errores militares que permitieron a las tropas de Abd el-Krim asestar una humillante derrota al ejército español. El autor ha consultado también la prensa de la época, y a las numerosas entrevistas que tuvo con su abuelo hay que sumar la valiosa información que le proporcionó el libro que escribió sobre aquellos durísimos meses de cautiverio.
No es la intención de Basallo reconstruir históricamente aquellos sucesos ni explicarlos desde una perspectiva histórica o militar. Su mirada es mucho más sencilla y, por eso, bastante más humana: él quiere explicar cómo vivieron los prisioneros de guerra, como su abuelo, la incertidumbre sobre su futuro, las numerosas noticias negativas que llegaban, la falta de escrúpulos de las tropas rifeñas y, de manera muy especial, el aluvión de enfermedades de todo tipo que tuvieron que padecer sin contar con los medios necesarios para afrontarlas.
Por pura casualidad, Francisco Basallo acaba convirtiéndose en sanitario, además de llevar en algunos de los destinos donde estuvieron recluidos el mando de la tropa a su cargo. Basallo demostró generosidad, sensibilidad y una enorme profesionalidad, pues hizo todo lo humanamente posible para ayudar a sus compatriotas a superar las enfermedades y a llevar de la mejor manera posible esos duros meses de reclusión. Incluso asumió la penosa tarea de enterrar los cientos de cadáveres que estaban desperdigados por las tierras de Annual, Ait Kamara y Axdir. Además, describe la marcha de las negociaciones con los jefes rifeños y hasta con Abd el-Krim para conseguir un trato justo y que se respetasen los más elementales derechos humanos.
Basallo da voz a las víctimas, a los olvidados. No se detiene en el destino de los militares más renombrados, aunque se hable de ellos. La mayoría de las personas que aparecen y desaparecen por estas páginas son soldados anónimos y secundarios, con increíbles historias que contar, a los que los dos Basallos dan importancia y ponen nombre para destacar su sentido del deber y del honor, aunque no faltan tampoco casos de todo lo contrario.
Y como telón de fondo las negociaciones sobre su rescate, que asumió el empresario vasco Horacio Echevarrieta, y que llegaron a buen puerto en enero de 1923, cuando pudieron regresar a España convertidos muchos de ellos en héroes, como el propio Basallo, muy solicitado por los medios de comunicación al conocerse su inmensa actividad humanitaria.
Basallo ha escrito un libro muy ameno, con cantidad de historias reales que ayudan a ver las consecuencias de aquella guerra desde una perspectiva intrahistórica, más cercana y real.
El prisionero de Annual
Alfonso Basallo
Planeta. Barcelona (2021)
352 págs. 20,90 €.
Ver entrevista con el autor.
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