miércoles, 9 de febrero de 2022

"Historias de la Alcarama", de Abel Hernández

 

Estamos de enhorabuena. Abel Hernández, periodista con una amplia trayectoria profesional, publicó en 2009 en la editorial Gadir este magnífico libro en el que contaba su vida en un pequeño pueblo soriano, Sarnago, hasta que lo abandonó. Ahora, tras la desaparición de la editorial Gadir, Pepitas de Calabaza, una activa editorial de Logroño, lo recupera en una espléndida edición.

Se trata de un libro de memorias sobre lo que hoy llamamos la España Vacía o la España Vaciada. Para mí, es uno de los mejores títulos que se han escrito sobre este tema, que ha provocado excelentes páginas. Además, el libro es para mí de los primeros que inaugura esta corriente, en la que se mezcla la sociología, la política, el libro de viajes, las memorias y el neorruralismo.

Abel Hernández nació en 1937 en el pueblo de Sarnago, en las Tierras Altas del norte de la provincia de Soria, en los límites con La Rioja y con Navarra. Cuando se publicó el libro, Sarnago era un pueblo en ruinas, como la mayoría de los que componen la comarca de la Alcarama, zona que se deshabitó en la década de los 60 y 70, aunque ahora se encuentra en proceso de recuperación, con interesantes iniciativas en este sentido. Y Sarnago es el protagonista de este libro.



Concebido como una larga carta que escribe a su hija Sara, el autor describe la vida en aquellos pueblos durante su infancia, en un apasionante viaje al pasado donde tienen cabida la geografía, las costumbres, las fiestas, las profesiones y oficios y, sobre todo, la literatura, pues estamos ante un libro magníficamente escrito. Abel Hernández especifica en las primeras páginas sus intenciones al escribir este libro: “recuperaré el nombre de las cosas, te contaré viejas historias, reviviremos juntos costumbres olvidadas, salvaremos lo que queda del paisaje original, aunque sea entre las ruinas, y volveremos a observar el ciclo de las estaciones sucediéndose sin variaciones, monótonamente, año tras año, con el ciclo de la vida y de la muerte”.




El punto de partida es el mundo de los recuerdos, la memoria familiar, las fotos, los viajes..., y también las historias que le han contado: “los relatos de los abuelos, cada año repetidos casi sin variaciones, constituían también una fuente inagotable de cultura. La tradición oral, junto con el contacto directo con la naturaleza, alimentaba nuestra extraordinaria curiosidad y nuestra capacidad de sorpresa”. El relato sirve, además, para recuperar muchos valores tradicionales que la vida moderna ha acabado por arrinconar. “Te cuento esto –escribe el autor- para que comprendas mejor la memoria de mi infancia en el pueblo en medio de aquella familia patriarcal, un modelo de familia que ya ha desaparecido para siempre. No debería perderse el trato cercano de los abuelos y los nietos”.

            Historias de la Alcarama dan vida a lo que entendemos como civilización rural, con todos los ingredientes que forman parte de un mundo que tenía “un carácter repetitivo”. El libro es, por todo ello, una lección de historia, de civilización, de geografía..., de vida. Y todo escrito con una gran capacidad para captar los pequeños detalles, con un cariño que desborda humanidad y con un emotivo estilo que combina la precisión terminológica con la evocación lírica. El libro acaba con el relato de la muerte, en ese momento, del último habitante de Sarnago, que sumió todo es silencio y desolación. Pero el autor ha sabido dar vida a las ruinas y las casas deshabitadas y recrear los detalles de un mundo que, como él lo conoció, ya no volverá. 



Historias de la Alcarama

Abel Hernánez

Pepitas de Calabaza. Logroño (2022)

198 págs. 18,50 €

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