Las vidas radicalmente opuestas de Leo y Lucas se cruzan un día y desde entonces nada fue igual para ninguno de los dos. Uno, Leo, encontró un amigo; Lucas, descubrió la posibilidad de cambiar, de mejorar, de ayudar a los demás. Pero no fue precisamente un encuentro placentero: Lucas, un joven de buena familia, paseando un día en coche con sus amigos por un barrio pobre, para hacerse el gracioso y quedar bien con los que le acompañaban, propinó un fuerte golpe en la espalda a Lucas, un mendigo que pasaba en ese momento por allí y que sufrió las burlas de Lucas y de sus amigos y amigas. Confuso por el golpe recibido, Leo miró a Lucas, y esa mirada, de pronto, le atravesó. “Los ojos del mendigo me han fastidiado la tarde entera y todo el fin de semana. No consigo sacármelo de la cabeza”.
Hasta ese momento, los dos llevaban unas vidas completamente diferentes. Lucas, que vive en una buena casa de un barrio residencial, es un estudiante más bien mediocre que dedica todas sus energías a salir de fiesta con los amigos, a ligar y a alimentar su obsesiva presencia en las redes sociales. Por su parte, Leo, un quinceañero que había nacido en un grandísimo vertedero, vive solo desde los cinco años, cuando su madre le abandonó. El único objetivo de su reducido mundo –los límites del basurero- es conseguir alimentos y latas y vidrios para sobrevivir.
Después de ese insólito encuentro entre los dos, Lucas se obsesionó con encontrar a la víctima de su chulería y prepotencia para pedirle perdón. Eso le lleva a recorrer todas las semanas los arrabales del basurero, descubriendo un mundo para él desconocido que le lleva a entrar en contacto con las consecuencias de la podredumbre y la miseria. Cuando encuentra a Leo, surge una inexplicable y profunda amistad que transformará de manera muy positiva las vidas de los dos protagonistas de esta novela. Lucas, con la ayuda de Tomás, otro mendigo, hará todo lo posible para que Leo, analfabeto, cumpla su gran sueño: aprender a leer.
La lectura se convierte en la llave que, indirectamente, pone patas arriba sus vidas. Gracias a sus encuentros con Leo y a los libros que le regala, Lucas descubre que lleva una vida vacía, volcada en construirse una imagen falsa de sí mismo. El contacto con los libros provoca que Leo vea de otra manera todo lo que le rodea.
Leo por descubrir es una novela sencilla en su planteamiento, algo previsible en su desarrollo que, sin embargo, acierta a la hora de mostrar el proceso de construcción de una profunda, agradable y rica amistad. Aunque los dos personajes están muy bien retratados, llama la atención de manera muy especial el delicado mundo interior de Leo, a pesar de criarse en unas circunstancias tan adversas.
A la novela, en algunos pasajes, le sobra la insistencia en la moraleja (que debería ser menos explícita) y la concentración de tópicos sobre la juventud en algunos rasgos del carácter de Lucas. Las buenas intenciones del narrador, que quiere resaltar la fuerza de la literatura en la formación de la
juventud, también deberían haber sido más comedidas.
Pero Armas Faris (Guatemala, 1976), licenciado en Administración de Empresas y sacerdote, con un buen ritmo narrativo, consigue tocar la tecla del corazón y de los buenos sentimientos. Su historia es amena, repleta de momentos duros (como la descripción de cómo funcionan las menas y el incendio en el basurero) y de personajes y escenas muy entrañables.
Leo por sobrevivir
Fernando Armas Fari
SAQARIK. Guatemala (2020)
324 págs.
Puede contactarse con el autor en el correo electrónico:
leoporsobrevivir@gmail.com
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