Catedrático de Literatura Española en la
Universidad de Barcelona, Jordi Gracia (Barcelona, 1965) es autor de diferentes
ensayos sobre los intelectuales españoles durante la Segunda República y el
franquismo, entre ellos La resistencia
silenciosa (2004), y de las biografías La
vida rescatada de Dionisio Ridruejo y José
Ortega y Gasset. Ahora, con motivo del cuarto centenario de la muerte del
autor de Don Quijote de la Mancha, se
centra en retratar al hombre y al escritor. Esta biografía “no es –escribe
Gracia- una historia de la literatura” sino que “cada una de sus obras se
explica vertebrada con su vida y de forma intermitente y secuencial”.
Gracia
ha tenido en cuenta para su redacción otras muchas biografías y estudios que se
han publicado sobre Cervantes. A diferencia de otros libros, se atiene a lo que
dicen los documentos y evita estériles polémicas biográficas que, además,
añaden muy poco a la biografía humana que quiere trazar de Cervantes. Para
Gracia, “Cervantes fue tan real y genial como normal y corriente”, y esta
valoración se traslada a su manera de contar su vida.
El
hilo narrativo es cronológico. Sin avasallar, aporta Jordi Gracia suficiente
información para contextualizar la vida y la obra de Cervantes. Se cuenta a
menudo qué autores son los que estaban más de moda, qué géneros literarios eran
los preferidos, cuál era el ambiente literario en Madrid, cómo influye en la
literatura de aquella época el clima político, social y religioso, más en un
momento en el que se ha producido la reforma de Lutero, que provocó la
celebración del Concilio de Trento, que impulso cambios para garantizar la
difusión y consolidación de los dogmas católicos.
Gracia
describe el ambiente familiar en el que crece Cervantes, siempre con problemas
de dinero y cambios de residencia, lo que será habitual en su vida. Luego habla
de su formación en Alcalá y Madrid y de su salida hacia Italia, que le llevó a
alistarse en el ejército y combatir en la Batalla de Lepanto. Después, la mala
suerte de ser apresado por unos piratas berberiscos y pasar cinco años como
cautivo en Argel, sucesos que se describen atendiendo a las fuentes que se
conservan y sin caer en el morbo.
El
regreso a Madrid en 1580 lleva a Cervantes a recuperar con fuerza su carrera
literaria, aunque las cosas no le salen muy bien. Su teatro se ha quedado un
tanto acartonado ante la novedad que representan las comedias de Lope de Vega.
Escribe su primera novela, La Galatea,
novela sentimental, pastoril y bucólica escrita bajo la influencia de los
autores italianos que habían impulsado este género tan popular. Pero la
literatura no le da para vivir. Tras su matrimonio con Catalina Salazar, a
quien conoce en Esquivias (Toledo), se convierte en comisario del rey para
abastecer de víveres a la armada que se estaba preparando para combatir con los
ingleses. Son años duros, en los que Cervantes se ve inmerso en cantidad de
problemas por la dificultad de llevar a cabo su oficio. Incluso permaneció en
la cárcel de Sevilla tres meses acusado de corrupción.
A su regreso,
vive en Madrid y Valladolid. En 1605 publica la Primera Parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La
Mancha, novedosa novela que tiene un importante éxito popular, aunque pocos
descubren la originalidad de su modo de novelar. De hecho, fue leído como una
obra solamente humorística. Los últimos años de la vida de Cervantes hasta su
muerte en 1616 son de intensa actividad literaria: publica la Segunda Parte de El Quijote, un volumen con otro comedias
y ocho entremeses, su libro poético y alegórico Viaje del Parnaso, sus Novelas
Ejemplares y finaliza Los trabajos de
Persiles y Sigismunda, novela bizantina que publica póstumamente y que el
propio Cervantes considera su mejor obra.
Gracia mezcla
las vicisitudes de su vida con su faceta como escritor en marcha. En este
proceso, dedica una especial atención a El
Quijote, obra revolucionaria que para Gracia supone la introducción de la
ironía en la literatura, clave para la construcción de la modernidad. Cervantes
no adscribe al El Quijote a ninguno
de los géneros de moda en esos años; sin embargo, en su obra, de una u otra
forma, están todos: la novela pastoril, aventurera, caballeresca, amorosa,
poética, heroica, bucólica… Cervantes rompe con los esquemas férreos de la alta
literatura y con su obra, concluye Gracia, prefigura un mundo sin verdades
absolutas ni certezas imbatibles. Esta dualidad se traslada a los personajes:
tanto don Quijote como Sancho no son fáciles de encasillar, porque los dos
llevan consigo una “duplicidad irónica” que contagia el mensaje y la estructura
de toda la novela.
Este proceso
continuará en la Segunda Parte, que publica en 1615, donde la prosa de
Cervantes gana en capacidad de ironía y reflexión. Para Gracia, “la realidad no
se deja reducir a principios absolutos” y “el sentido de lo real a veces es
imposible de atrapar en una verdad prefijada y unívoca”. Interesante biografía
que huye de falsas mitificaciones y que contiene una sugerente tesis para
explicar la modernidad narrativa de Cervantes.
Miguel de Cervantes. La conquista de la
ironía
Jordi
Gracia
Taurus.
Barcelona (2016)
472
págs. 23,90 €.
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