Nacido en 1890 en la región francesa del
Valle de la Provenza, Jean Giono siempre estuvo vinculado a su tierra natal.
Sobre sus gentes y sus tierras escribió bastantes libros que abarcan todos los
géneros: desde la novela al relato pasando por el ensayo y hasta el teatro. De
formación autodidacta, Giono fue empleado de banca hasta que pudo dedicarse por
entero a la literatura. Fue reclutado en la Primera Guerra Mundial, experiencia
que le afectó profundamente y que agravó más todavía su innata desconfianza de
la vida moderna. Su novela más importante de estos años, El gran rebaño (1931),
aborda estos temas desde un ecologismo militante cercano a posturas
anarquistas y comunistas.
En
esos años, tomó una importante decisión con otro grupo de amigos: abandonar
París e instalarse en Contadour, lugar de la Provenza que dio nombre al “Grupo
Contadour” –a quien está dedicado Las
riquezas verdaderas-, una comuna en plena naturaleza. Fruto de estas
vivencias es este libro, que mezcla el ensayo autobiográfico con la narración
de escenas campestres y costumbristas.
Su
radical pacifismo llevó a Giono a ser detenido durante la Segunda Guerra
Mundial, aunque tras la ocupación fue injustamente acusado de colaboracionista,
lo que le hizo pasar una temporada en la cárcel. Tras la Segunda Guerra
Mundial, escribe el ciclo de novelas del húsar, donde la de mayor proyección
internacional fue El húsar en el tejado
(1951, de la que existe una versión cinematográfica). En 1954, poco después de
ser rehabilitado, publicó El hombre que
plantaba árboles, breve, simpática y humanista parábola que se asienta en
los postulados ecologistas que aparecen en Las
riquezas verdaderas.
Escribe
Giono que “la sociedad construida sobre el dinero destruye las cosechas,
destruye a los animales, destruye a los hombres, destruye la alegría, destruye
el mundo auténtico, destruye la paz, destruye las riquezas verdaderas”. La vida
en las ciudades modernas sólo gira en torno al dinero, motor del mal. En las
ciudades es donde incuban pensamientos e ideologías que explotan al hombre y
que destrozan su humanismo y su contacto con la naturaleza. La creación del
“Grupo Contadour” le sirve para, de manera radical, abandonar este mundo y
volver a la intensa relación, primitiva y directa, con la naturaleza. No se
queda, sin más, Giono en una versión edulcorada de la vida campestre. Para él,
esa vida tiene matices cósmicos, panteístas, que vuelven al hombre a un
idealizado bucolismo. Su elogio de la vida en el campo tiene un contenido
ideológico y hasta político.
Cae
Giono en ocasiones en un discurso un tanto maniqueo y hasta panfletario. Su
mensaje es radical, lo mismo que su desprecio de la vida moderna. Es cierto que
combina estos pasajes con otros mucho más poéticos, como cuando escribe: “qué
magnífica alegría la de los trabajos natrales de los que nunca nada implica
esclavitud, en los que todo está hecho a la medida del hombre y le deja su
tiempo (ese tiempo que es la morada de Dios)”. El texto está, pues, muy
ajustado al carácter de Giono, a su desbordante pacifismo y a un ecologismo humanista
y absoluto (los editores, en el prólogo, definen este libro como un “manifiesto
ecológico para ecologistas verdaderos”).
Las riquezas verdaderas
Jean
Giono
Errata
Naturae. Madrid (2016)
176 págs. 17,90 €.
176 págs. 17,90 €.
T.o.:
Les vraies richesses.
Traducción:
Regina López Muñoz.
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