Josep Pla (1897-1981) es uno de los escritores clave de la literatura del siglo XX. Y de manera muy especial de la literatura memorialística, donde es todo un maestro. El cuaderno gris es una obra capital para entender la evolución de este género tanto en la literatura catalana como española, aunque no puede reducirse el alcance y la calidad de este autor sólo a esta obra. Su monumental y excelente obra periodística y literaria la componen cerca de 50 volúmenes.
Los diarios siguen
siendo lo más valorado de la obra literaria de Pla. En ellos aborda
todo tipo de temas con su personal maestría estilística y presenta
también, de manera muy comedida, su faceta más íntima y personal,
aunque a veces la autobiografía cede el paso a la autoficción (Pla
no suele ser muy riguroso cuando habla de sí mismo, conviene tener
esto en cuenta).
Desde
su publicación en castellano en 1975, el prestigio de El cuaderno
gris no ha cesado de crecer. Pla comenzó a escribirlo en 1918,
el día que cumplía 21 años, y lo finalizó en septiembre de 1919,
poco antes de marchar como corresponsal de prensa a París. Sin
embargo, hasta su publicación en catalán en 1966, el libro fue
reelaborado completamente. Esto se aprecia especialmente en la
madurez de su estilo y de sus opiniones. Pla escribe en él que “este
cuaderno obedece a la necesidad de tomar posición ante mi tiempo”.
Y así sucede. Por sus páginas desfila, sin retórica, su vida, sus
lecturas, el paisaje del Ampurdán, sus amigos y familiares, los
vecinos de Palagrufell, los comentarios de la tertulia a la que
asistía, sus reflexiones críticas sobre la vida universitaria,
apuntes sobre cómo el clima determina los estados de ánimo, las
mujeres, las pensiones, la soledad... Pla maneja una prosa natural,
realista, atenta al detalle, donde destaca la asombrosa utilización
de los adjetivos –todo un maestro- y su facilidad para retratar en
pocas líneas a los personajes que van apareciendo. No faltan en
estas páginas la ironía, la socarronería y el buen humor.
Durante toda su vida
Pla luchó por conseguir un estilo sintético, directo, que definiese
su concreta manera de entender la realidad. Por eso Pla huye de la
afectación, de la verborrea, del estilo barroco y recargado, de la
complicación…, en definitiva, de la grandilocuencia. Además,
aunque se empeñó toda su vida en aparentar no ser un intelectual,
se aprecia en sus escritos un profundo conocimiento de las corrientes
filosóficas, históricas, culturales y políticas más en boga en su
tiempo. Este conocimiento, más sus viajes que contribuyeron a
conocer la realidad de cerca, hacen de Pla un autor escéptico con
aquellas doctrinas que intentan cambiar drásticamente todo. Su
oposición al fascismo y al comunismo, en boga en aquellos años, fue
tajante.
Uno de los estudiosos
de Pla, Josep Maria Castellet, lo definió como conservador liberal,
escéptico y pesimista. Pla era un individualista radical, enemigo
acérrimo de cualquier forma de fanatismo y convencido de la absoluta
banalidad de la existencia humana. Hay que felicitarse por el tirón
que tiene Pla entre los lectores contemporáneos: por encima de
tópicos y de baratas politizaciones, aprecian en Pla la calidad de
su prosa, la actualidad de sus comentarios, la amenidad de sus
opiniones y la agudeza e independencia de sus observaciones.
El cuaderno gris
Josep Pla
Destino. Barcelona
(2012)848 págs. 22 €.
T.o.: El quadern gris. Traducción. Dionisio Ridruejo y Gloria Ros.
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