La historiadora norteamericana Anne Apllebaum, autora entre otros de dos fantásticos libros para conocer la historia de la URSS (Gulagy El telón de acero, de los que hablo extensamente en mi libro Cien años de literatura a la sombra del Gulag), se enfrenta ahora a una de las grandes tragedias de la humanidad: el “holodomor”, el exterminio físico a través del hambre que Stalin aplicó al pueblo ucraniano a comienzos de la década de los años treinta y que provocó la muerte de casi cuatro millones de habitantes.
Se trata de unos hechos que hay que situar en su contexto histórico: las relaciones siempre tirantes entre Rusia y Ucrania. A lo largo de la historia, Rusia hizo todo lo posible por controlar Ucrania y eliminar cualquier vestigio de independentismo. La autora recuerda cómo fueron estas relaciones hasta la revolución bolchevique, que provocó la declaración de independencia del pueblo ucraniano y que pronto fue sofocada por el Ejército Rojo. Pero no quedaron las cosas ahí: Ucrania siempre fue considerada como el granero de Rusia, y en los años veinte y treinta, los campos y las cosechas fueron esquilmados y los campesinos ucranianos considerados enemigos del pueblo.
Pero nada es comparable a lo sucedido a partir de 1932, el tema central de este libro. Stalin diseñó un concienzudo programa para someter a los ucranianos por la fuerza. Primero, a través de la colectivización forzosa de las tierras agrícolas, sobre todo los kulaks; en segundo lugar, reprimir por la fuerza cualquier manifestación –lengua, literatura, arte, intelectuales, escritores, políticos, etc.- de nacionalismo ucraniano. La presión por parte del Ejército Rojo y de la Checa que padeció Ucrania a partir de 1932 a todos los niveles ocasionaron una hambruna que fue creciendo de manera brutal y progresiva, conocida por las autoridades, y a la que no se puso ningún remedio.
Al contrario, en los peores momentos de la hambruna, Stalin cerró las fronteras y extendió por toda Ucrania unas brigadas cuyo único fin era entrar en las causas para incautar cualquier alimento. Al igual que sucedió en China décadas después, donde también hubo una apocalíptica hambruna, no fue provocada por las malas cosechas ni la meteorología: fue, como se dice en el libro, un genocidio planificado. Para la autora, este suceso, al que ha dedicado años de investigación y que describe de manera exhaustiva, que se enmarca en las espinosas relaciones entre Rusia y Ucrania, explica también la difícil y conflictiva relación que existe hoy día entre estos dos países.
Hambruna roja
Anne Applebaum
Debate. Barcelona (2019)
592 págs. 26,90 €.
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