“Hablábamos de libros y hablábamos de nuestra
vida”, escribe el norteamericano Will Shalbe sobre la experiencia
compartida con su madre durante los últimos años de la vida de
ella, fallecida víctima de un cáncer de páncreas. Desde siempre,
su madre, Mary Anne, y él, editor, habían tenido una relación muy
especial con los libros, pasándose recomendaciones y lecturas. Desde
que a su madre le diagnosticaran el cáncer, los dos intensificaron
el trato y la compañía y, como consecuencia, emprendieron lo que
denominaban un club de lectura para dos. “Los libros siempre habían
sido para nosotros dos una manera de sacar a colación y explorar
temas que nos preocupaban”. La enfermedad de Mary Anne multiplicó
esta ocupación.
Will va recordando los libros y comentarios que
hicieron de esas lecturas. Son muchos los libros que leyeron, la
mayoría de la literatura anglosajona. Pero tienen buen gusto y saben
sacar mucho partido a lo que leen, conectándolo con sus propias
vidas y con sugestivos comentarios. Algunos de los autores que se
mencionan son Wallace Stegner, Tolkien, Ian McEwan, John O’Hara,
Marilynne Robinson, Khaled Hosseini, Stieg Larsson, T. S. Eliot... A
la vez, Will va contando la vida de su madre y de manera especial
cómo afrontó los últimos meses de su enfermedad.
Mary Anne era una mujer
hiperactiva, dedicada en cuerpo y alma a colaborar con diferentes
organizaciones sociales y benéficas y a trabajar en puestos de
responsabilidad que tenían mucha relación con la ayuda a los demás.
Recorrió todo el mundo trabajando para organizaciones dedicadas a as
mujeres, los niños y los refugiados, sensibilidad que transmitió a
sus hijos. Últimamente, estaba recaudando fondos para construir
bibliotecas en Afganistán. En su caso, esta actividad exterior,
pletórica y ejemplar, era consecuencia de un rico mundo interior,
que es lo que su hijo quiere describir en este libro.
“Mi madre siempre se dedicaba a presentar, planificar, sopesar, asesorar, encargar, consolar”. Siempre estuvo rodeada de gente, con una positiva y optimista actitud ante la vida, a pesar de que sus trabajos siempre la habían llevado a conocer el peor rostro de la guerra y de la discriminación. “Vio lo peor y creía en lo mejor”, dice una de las personas que la trató. Mary Anne era, además, una mujer religiosa. Como escribe su hijo, “la religión le ofrecía consuelo y la colmaba de alegría”. Muy respetuosa, aceptó que algunos de sus hijos no practicaran ninguna o no compartieran sus ideales, lo que no fue nunca motivo de separación ni de disputa. Tremendamente familiar, la principal obsesión en los últimos meses de su vida fue mantener unida a la familia y compartir especiales momentos con su marido, sus hijos y sus nietos.
Y con los amigos. Fueron
cientos de personas, compañeros, antiguos alumnos y alumnas con los
que mantuvo un trato entrañable hasta el final de su vida. A todos
les transmitió su fuerza, entereza y un poderoso espíritu de
servicio. En todo momento, Will cede el protagonismo en la narración
a la vida de su madre, sus observacionessobre los libros leídos y su
generosa actitud ante la vida y la muerte. “Mi madre me enseñó
–escribe- que se pueden cambiar las cosas en este mundo y que los
libros tienen importancia: son la manera de averiguar lo que tenemos
que hacer en esta vida y el modo de decírselo a los demás”.
El club de lectura del final de tu vida
Will SchalbeRBA. Barcelona (2013)
346 págs. 19 €.
T.o.: The End of Your Life Bookclub.
Traducción: Eduardo Iriarte Goñi.
Un libro entrañable que engancha desde las primeras páginas.
ResponderEliminarMe gusta la historia y me gusta leer, en esta novela tenemos las dos cosas en una, qué más se puede pedir?