domingo, 23 de junio de 2013

“El crimen del lago”, de Qiu Xiaolong


 

El escritor chino Qiu Xiaolong es el autor de una serie de novelas policíacas de éxito internacional protagonizadas por Chen Cao, inspector jefe de homicidios de la Brigada de Asuntos Especiales de Shanghai, un detective que utiliza los modelos clásicos del género policiaco traspasados por la cultura y la realidad de la China contemporánea.
Qiu Xiaolong nació en Shanghai en 1953. En su Universidad, se especializó en literatura anglo-americana y ha sido traductor al chino de Joyce, Faullkner, Conrad... Cuando sucedió la revuelta de la Plaza de Tiananmen, se encontraba en Estados Unidos. Considerado uno de los líderes del movimiento estudiantil, no pudo regresar a su país. En la actualidad es profesor en la Universidad de Washington.

En España, las novelas de Xiaolong comenzaron apareciendo en la editorial Almuzara. Años después, Tusquets compró sus derechos y es donde se están publicando las nuevas novelas de la serie, además de recuperarse las antiguas.

La primera novela que se publicó en España fue Muerte de una heroína roja, novela donde aparecen los principales ingredientes de la serie. En ella, Chen Cao investiga el asesinato de una joven muy conocida por haber sido distinguida como trabajadora modelo de rango nacional y describe los privilegios de la clase política china y del Partido Comunista. La visión crítica de China, un país lleno de contrastes y desigualdades, es una constante en estas novelas, que también reflejan muy acertadamente las contradicciones que está provocando la fiebre comercial y empresarial. Como dice uno de los personajes de El crimen del lago, “En la China actual, el único estándar que se emplea para medir el éxito es el dinero, por eso la gente es capaz de hacer cualquier cosa”. Otras novelas ya publicadas son Visado para Shanghai, Cuando el rojo es negro, El caso de las dos ciudades, Seda roja y El caso Mao.

En El crimen del lago, Chen Cao se traslada a la ciudad de Wuxi para pasar unas inesperadas vacaciones. En Wuxi, el Partido Comunista tiene un moderno y sofisticado complejo turístico para los cuadros de alto rango, en las inmediaciones del inmenso lago Tai, la principal atracción turística de la zona.

Al poco de llegar conoce en un restaurante a Shanshan, una joven que trabaja en una fábrica de la zona. Con esta joven mantiene una intensa relación amistosa y después sentimental. En esos días, aparece muerto el director de una de las más importantes fábricas de la zona, precisamente en la que trabaja Shanshan. Las principales sospechas recaen en Jiang, un activista medioambiental que se ha enfrentado a los empresarios y al Partido al denunciar que los residuos tóxicos de las fábricas están contaminando el lago Tai. Shanshan, ingeniera medioambiental, conoce de primera mano lo que ha pasado y comparte las denuncias que Jiang ha hecho a la opinión pública. Sin revelar su identidad, Chen Cao investiga las ramificaciones de un caso complejo que esconde ambiciones personales y la larga mano de la corrupción. Como suele ser habitual en estas novelas, Xiaolong pone en boca de Chen Cao numerosos poemas y citas de la literatura clásica, además de mostrar los conocimientos culinarios del inspector, un buen gourmet.

El crimen del lago y el resto de estas novelas permiten conocer la realidad china a ras de suelo, en directo, sin abusar de curiosos exotismos y sin las imposiciones ideológicas del Partido Comunista, algo habitual en la literatura escrita en China, pero no en el exilio. A través de la irónica e intelectual mirada de Chen Cao, que posee bastantes rasgos del autor (también es experto en literatura occidental, poeta y traductor de novelas policíacas), Xiaolong traza una radiografía de la China más actual, sumergida en profundas reformas económicas que han fomentado la corrupción dentro de las filas del Partido Comunista.


El crimen del lago
Qiu Xiaolong
Tusquets. Barcelona (2013)
310 págs. 19 €.
T.o.: Don’t Cry, Tui Lake.
Traducción: Victoria Ordóñez Diví.

sábado, 15 de junio de 2013

“Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer”, de David Foster Wallace



He aquí un original y entretenido libro sobre unas vacaciones en un crucero de lujo que mezcla con ingenio periodismo y literatura. Tras la novedad literaria y periodística que supuso la publicación de A sangre fría, de Truman Capote, se multiplicaron en Estados Unidos los escritos agrupados bajo la etiqueta del Nuevo Periodismo, que con tanto acierto cultivaron Tom Wolfe y, entre otros, Gay Talese, felizmente reeditado y redescubierto en nuestro país. El Nuevo Periodismo, bajo sus diferentes máscaras, trata de abordar la realidad cotidiana y periodística con los mecanismos propios de la ficción.
David Foster Wallace (Ithaca, 1962-2008) es heredero de este tipo de literatura periodística y, a la vez, uno de los escritores norteamericanos más originales y brillantes de su generación, aunque su prematura muerte ha cortado una carrera muy prometedora. De esta generación forman parte también otros autores leídos en Europa como George Saunders, Jeffrey Eugenides, Dave Engers, Rick Moody... Muchos se sienten herederos de la narrativa de DeLillo y Pynchon. Tanto estos autores como Foster Wallace emplean unas técnicas vanguardistas más acordes con los tiempos culturales actuales. Sin embargo, los riesgos que corren son máximos, pues se han alejado de la literatura de consumo y del realismo más convencional. Foster Wallace es uno de los máximos ejemplos de una escritura peligrosamente rompedora. Sus novelas, reportajes periodísticos y relatos describen de manera deliberada el lado más tecnológico y consumista de la sociedad norteamericana, traduciendo ese mundo a imágenes y estilos con los que se define una hierática y antirromántica posmodernidad. Como experimento narrativo, el resultado es meritorio; otra cosa muy distinta es el recorrido de este tipo de narraciones.

En España se han publicado unos cuantos libros suyos: los relatos que forman parte de Extinción, La niña del pelo raro y Entrevistas breves con hombres repulsivos; también la novela La broma infinita y El rey pálido (novela póstuma publicada en 2011). Técnicamente, resulta un escritor a tener en cuenta, pues sus textos, escritos con un desbordante hiperrealismo detallista, intentan captar de una manera aséptica los aspectos más modernos de la sinuosa realidad norteamericana. En sus relatos y novelas, describe la vida de sus personajes de manera enfermizamente minuciosa, dando una vital importancia a los detalles y a la ambientación.

Otra cosa son sus reportajes periodísticos. El libro Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer se publicó en 2001 y está compuesto por siete reportajes periodísticos aparecidos en diferentes publicaciones norteamericanas. Recientemente, Debolsilo ha editado por separado, con mucho acierto, el reportaje que daba título al libro, una narración francamente divertida. El autor recibe el encargo de una revista norteamericana de embarcarse de incógnito, es decir, sin revelar que es un periodista, en un crucero de lujo por el Caribe para describir la vida en estos exóticos superhoteles.

Las entretenidas peripecias del autor, quien no consigue integrarse con el resto de pasajeros ni disfrutar de las actividades de ocio (como la esperpéntica fiesta “Que se junten los Solteros”), a pesar de que lo intenta (con desgana), se entremezclan con el relato descriptivo y analítico de lo que se hace en un crucero de estas características. No se conforma Foster con una descripción superficial; con metódica precisión, anota los innumerables detalles que forman parte de la vida cotidiana en unas embarcaciones que tienen de todo y que sólo buscan la diversión al por mayor. Foster define el crucero como un inmenso pastel de boda flotante, limpio y blanco, en el que todo está diseñado para que los pasajeros olviden su pasado y se embarquen en actividades placenteras que sólo buscan su entretenimiento y diversión.

Lo mejor, las irónicas reflexiones sobre el crucero como un paréntesis existencial y la corrosiva disección de los tipos de personajes que van a parar a estos cruceros (como el que él apoda “Capitán Vídeo”, “quien lo graba absolutamente todo”), las diversiones organizadas, “la atmósfera de sibaritismo y de cuidados enloquecedores”, la obsesión de la tripulación porque todo transpire alegría y felicidad... El reportaje se convierte así en una divertidísima parábola sobre la búsqueda compulsiva de la felicidad de los norteamericanos.


Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer
David Foster Wallace
Debolsillo. Barcelona (2012)
158 págs. 6,95 €.
T.o.: A Supposedly Fun thing I’ll Never do Again.
Traducción: Javier Calvo.

lunes, 10 de junio de 2013

Antonio Muñoz Molina, Premio Príncipe de Asturias de las Letras



Antonio Muñoz Molina, Premio Príncipe Asturias de las Letras 2013, tiene una trayectoria literaria consolidada, exigente en su estilo, con muchos valores humanos y anclada en una perspectiva ideológica de izquierdas. En Aceprensa destaco las que para mí son sus principales claves literarias y comento sus novelas más importantes. Pincha aquí para ver el artículo.

domingo, 2 de junio de 2013

Diez recomendaciones para la Feria del Libro



Inmersos ya de lleno en la avalancha informativa y propagandística de la Feria del Libro de Madrid, con el ritual de las firmas de autores, presentaciones, mesas redondas, actos, etc., me arriesgo a seleccionar, entre lo mucho editado y reseñado, diez libros de los que se han publicado en los últimos meses que me han gustado –a mí- especialmente. La selección es, por tanto, personal, sin ningún afán de reflejar ningún escalafón, ni tendencias, ni corrientes, ni nada. De casi todos estos libros, hay una reseña más amplia en este blog. Si queréis una lista con más títulos, podéis consultar aquí mi selección del año 2012.  


1.- Heda Margolius Kovály, Bajo una estrella cruel. Las memorias de la autora (Praga, 1919-2010) fueron escritas en 1973 y comprenden desde 1941 hasta 1968, años en los que en la ciudad de Praga sufre primero el terror nazi y luego el estalinista. De origen judío y de familia culta y acomodada, Heda fue llevada con su familia al gueto de Lodz, en Polonia, en la gran deportación judía de Praga de 1941. Junto con otras amigas checas, logra huir y regresar a Praga. Al final de la guerra, con la llegada del Partido Comunista al poder, Heda se casa con Rudolf Margolius, un idealista que cree en el comunismo y que acabará cayendo en desgracia en una de las primeras purgas. Heda y su hijo pequeño sufrieron desde entonces innumerables vejaciones por parte del régimen comunista. (Libros el Asteroide. 272 págs. 17,95 €.).

2.- Will Schwalbe, El club de lectura del final de tu vida. “Una de las cosas más bonitas que tiene la literatura es que no sólo puedes conocer a alguien leyendo sobre él sino leyendo los libros que le gustaban”, ha dicho el autor en una entrevista sobre este libro-homenaje dedicado a su madre, que falleció en 2009. Mary Anne, la madre, vivió y afrontó la enfermedad con serenidad y optimismo, apoyada en su fuerte fe cristiana, en el cariño de su familia y en su esmerada cultura. El libro habla mucho de su madre y de sus intercambios de lecturas en un particular club de lectura de dos. Cada libro da pie a comentarios inteligentes y certeros y llevan a madre e hijo a recordar escenas de una vida que saben que está acabándose. (RBA. 346 págs. 19 €.).

 
3.- Jesús Carrasco, Intemperie. Novela sencilla, muy esquemática, esencial, la primera de este autor. Es de esas novelas que más que explicar cosas se dedican a sugerir y evocar. En ella se cuenta la huida de su casa y de su pueblo de un niño. Al cabo de los días, se une a un anciano pastor de cabras que recorre aquellas tierras soportando una aguda sequía. El niño sigue huyendo, esquivando el contacto con las personas hasta que uno de sus perseguidores, el alguacil, paree haber dado con su pista. Novela que emplea un estilo desnudo, poético, tenue, descarnado, a ratos violento y crudo. Su planteamiento recuerda algo a Delibes, a Juan Rulfo, a Cormac McCarthy. El autor consigue tocar la fibra de la humanidad. (Seix Barral. 224 págs. 16,50 €.).


4.- Ivan Doig, Verano en English Creek. Como Una temporada para silbar, también está ambientada en Montana. La acción contiene los recuerdos de Jim McCaskill, quien recuerda el verano de 1939, cuando iba a cumplir 15 años. El argumento se basa en un encontronazo familiar del hermano de Jick con sus padres. Pero ese suceso es solo la excusa para describir las tareas a las que tienen que dedicarse los habitantes de aquella zona donde su padre es Guardia Forestal. Junto con las faenas, las celebraciones del Cuatro de Julio, la recogida del heno y los trabajos para apagar un peligroso incendio. Doig cuenta todas estas cosas con un cierto aroma a elegía de un tiempo y unas tradiciones ya pasadas que quiere rescatar para que la memoria colectiva no se olvide de ellas. (Libros del Asteroide. 490 págs. 22,95 €.).

 
5.- Natalia Sanmartín Fenollera, El despertar de la señorita Prim. Prudencia Prim ha decidido abandonar su absorbente empleo en una empresa para irse al pueblo de San Ireneo de Arnois, contratada por el Hombre del Sillón para que ponga orden en su extensa biblioteca. Poco a poco Prudencia empieza a relacionarse con los habitantes del pueblo y a descubrir las claves de su estilo de vida sencillo, alejado del ritmo de la vida moderna y abierto a la religión. La señorita Prim se siente muy atraída por el Hombre del Sillón, “un converso del escepticismo”, con el que mantiene no pocas escaramuzas dialécticas. Los métodos pedagógicos de este hombre, que se encarga de la educación de cuatro pequeños sobrinos, dan lugar a una aguda crítica de la enseñanza actual. Notable debut literario de la autora, con una novela diferente y un argumento original que cuestiona determinados valores de la cultura contemporánea y reivindica la cultura clásica. (Planeta. 350 págs. 18,90 €.).

 
6.- Marcos Ordóñez, Un jardín abandonado por los pájaros. A medio camino entre una autobiografía y una novela de memorias, Ordóñez (1957) recuerda con ternura y sentido del humor su infancia en Barcelona. Su escritura es deliberadamente literaria, con un léxico cuidado y un tono sosegado que tiene por tema asuntos cotidianos, pero que son la sustancia de unas vidas, de su propia familia, aunque novelada. Sus recuerdos son de una clase media optimista en una España de los 50. Se recorren con el leitmotiv de la lengua catalana y sus refranes, poemas o canciones. Ordóñez retrata una época y una clase social que se entretenía con la cultura disponible, con los bares y diversiones poco o nada sofisticadas. En su novela están equilibrados personajes y ambientes, sucesos políticos y familiares, con un toque inevitable de nostalgia. (El Aleph. 480 págs. 20 €.).

 
7.- Edoardo Nesi, La historia de mi gente. No se trata propiamente de una novela, sino de un libro memorialístico que mezcla los recuerdos literarios, familiares y personales con la reflexión social y política sobre la crisis actual. Todo ello con un hilo conductor: explicar el desmoronamiento de la vida empresarial en Prato, ciudad italiana que ha sufrido las consecuencias de la globalización. Nesi describe desde dentro el progresivo hundimiento no solo de estas empresas textiles sino de todo un estilo de vida. El gran acierto de este relato es cómo el autor se identifica con el triste destino de sus paisanos. (Salamandra. 160 págs. 9,50 €.).

 
8.- Wenguang Huang, El pequeño guardia rojo. Residente en la actualidad en Estados Unidos, Huang (1965) recuerda en estas memorias su vida en China durante más de tres décadas. Aunque el autor hace una radiografía muy veraz de lo que ha pasado en China a partir de la década de los 70, lo más importante es el retrato que hace de la vida de una familia humilde y proletaria educada en el comunismo. El hilo conductor del relato es la obsesión que tiene la abuela por la muerte y por recibir un entierro tradicional, como los de antes de la revolución comunista. Esto provoca no pocos desencuentros familiares, aunque el padre acaba cediendo y compra un féretro que, durante años, compartirá la habitación con Huang. El vínculo que mantiene el autor con la abuela y su familia es tan fuerte que le impide perder sus raíces, de ahí que sus amenos recuerdos estén llenos de nostalgia. (Libros del Asteroide. 312 págs. 21,95 €. ).

 
9.- Andrés Trapiello, Ayer no más. José Pestaña es un catedrático de Universidad que ha pedido el traslado a su ciudad natal, León. Allí se reencuentra con su padre, con el que mantiene una distante relación a la que poco han contribuido los libros de Pepe, especialista en la Guerra Civil. Su padre militó en la Falange y participó en el bando nacional. El cañamazo de la novela es el fortuito encuentro de su padre con el hijo de una de las víctimas de la represión falangista en León. A partir de aquí, Pepe quiere conocer toda la verdad de un suceso que su padre nunca ha relatado. La investigación le sirve para comprobar cómo resulta casi imposible cambiar el enfoque de aquellos acontecimientos, que todavía hoy se siguen utilizando para fomentar la división. Con sus luces y sombras, Trapiello ha intentado salirse de los maniqueísmos. (Destino. 312 págs. 20 €.).

 
10.- Elizabeth Bowen, La muerte del corazón. La acción transcurre en Londres, en el periodo de entreguerras. La protagonista es Portia Quayne, una joven de dieciséis años, quien tas la muerte de su madre, su hermanastro Thomas se ve obligado a acogerla en su casa. En ella, Portia se encuentra con Anna, la mujer de Thomas, prototipo de mujer vacía, egoísta y vanidosa. En esta situación de soledad absoluta, encuentra comprensión en la criada y en Eddie, joven y extraño amigo de Anna. El mundo interior de los personajes cobra una importancia muy grande y en reflejarlo y describirlo radica la maestría literaria de la autora. (Impedimenta. 406 págs. 23,95 €.).