sábado, 27 de junio de 2015

Las novelas del escritor Ivan Doig (1939-2015)


Acabo de enterarme, por casualidad (se me había pasado la noticia), de la muerte el pasado mes de abril del escritor norteamericano Ivan Doig, del que he tenido la inmensa suerte de leer los dos libros suyos que ha publicado la editorial Libros del Asteroide: Una temporada para silbar y Verano en English Creek.
Estas dos novelas explican muy bien su mundo narrativo, ambientado en Montana, repleto de escenas rurales y costumbristas que el autor revive con una cierta nostalgia y con tonos muy autobiográficos.
Doig nació en 1939 en White Sulphur Springs, Montana, escenario de gran parte de su ficción. Aunque fue ranchero en su juventud, Doig se licenció en Periodismo en la Universidad de Northwestern y en Historia en la Universidad de Washington. Escribió dieciséis libros, entre los cuales su trilogía de los McCaskill: tres novelas sobre una familia ficticia de Montana que cubren los primeros 100 años de historia del estado. Doig fue finalista del National Book Award y recibió el Wallace Stegner Award, galardón que reconoce a aquellos que han contribuido de forma destacada a configurar la identidad cultural del oeste americano.
Ivan Doig falleció el 9 de abril de 2015 a los setenta y cinco años de edad en su casa de Seattle, víctima de un mieloma múltiple.
En este blog he reseñado estas dos novelas:



“El maestro Juan Martínez que estaba allí”, de Manuel Chaves Nogales



Excelente periodista conocido sobre todo por sus magnificos relatos sobre la guerra civil española, A sangre y fuego, por la biografía del torero Juan Belmonte y por sus artículos periodísticos, reeditados recientemente, Manuel Chaves Nogales (1897-1944) es autor también de El maestro Juan Martínez que estaba allí, novela-reportaje que describe en directo la revolución soviética en la ciudad de Kiev. “A mí –cuenta Martínez al autor al recordar aquellos sucesos- la toma del poder por los bolcheviques, los famosos diez días que conmovieron al mundo, me cogieron en Moscú vestido de corto, bailando en el tablado de un cabaret y bebiendo champaña a todo pasto”. Este libro forma parte de los diez que ha elegido la editorial Libros del Asteroide para celebrar los diez años de su andadura.
            Puede parecer que ya se han leído todos los libro sobre estos sucesos históricos. Y, sin embargo, este libro emplea una perspectiva insólita y novedosa y, además, muy hispánica. Como escribe en el prólogo Andrés Trapiello, el libro puede ser a la vez una novela, un reportaje o una crónica novelada sobre aquellos hechos. Años después, ya en los años treinta (el libro se publico en 1934), un personaje real, que puede se este Juan Martínez, le cuenta al autor, Chaves Nogales, algunos episodios de su vida. Bailarín profesional, Martínez reside ahora en París. Pero su vida ha sido turbulenta. Muy joven, con su mujer Sole, antes de la Primera Guerra Mundial se traslada a Francia para buscar fortuna. Sucesivos contratos lo llevan a diferentes partes del mundo. Cuando está en Estambul, se inicia la Primera Guerra Mundial. Buscando un lugar tranquilo, decide trasladarse a Rusia. Y pocos años después, especialmente en Kiev –aunque también vive en Moscú y Petrogrado-, vive en primera persona los acontecimientos que provocaron la Revolución soviética.
            Martínez se limita a describir los hechos que tienen lugar a su alrededor. Como él repite en numerosas ocasiones, no hace política, por eso no aparece en esta narración ninguna valoración ni moral ni ideológica sobre aquellos sucesos. Como escribe Trapiello: “No hay en ellas recuerdos íntimos, ni estudios psicológicos, casi todo discurre por el nudo de los acontecimientos (...). Martínez quiere contarnos lo que ha visto, más que lo que ha sentido”. El protagonista, bailarín profesional, es un testigo privilegiado de la guerra civil que tiene lugar en Rusia entre los rusos blancos y los bolcheviques. En medio del caos, intenta sobrevivir como puede. Sigue trabajando como bailarín, aunque cuando la necesidad aprieta recurre a todo tipo de negocios, algunos de ellos en el mercado negro. Después de seis años de padecer hambre y miseria, y ver de cerca el rostro del horror y del asesinato (son espeluznantes las descripciones de las checas), Martínez y Sole consiguen escaparse de Rusia.
            Aunque la narración quiere ser aséptica, la sensación que se tiene tras leer el relato de Martínez es que en la revolución soviética se impuso el que más fuerza bruta empleó (por ejemplo, cómo se deshacieron los comunistas de los anarquistas). El pueblo padeció con miedo y resignación estos enfrentamientos, sin mostrar muchos entusiasmos, pues su vida cotidiana seguía siendo igual de precaria. Así describe la acción de los bolcheviques: “repartir bonos y echar discursos eran cosas que hacían con la mayor facilidad del mundo. Dar de comer era ya otra cosa”. Chaves ha escrito una crónica directa, que describe la llegada de la revolución soviética a través de la mirada de un español que debe recurrir a la picaresca para poder sobrevivir.


El maestro Juan Martínez que estaba allí
Manuel Chaves Nogales
Libros del Asteroide. Barcelona (2015)
287 págs. 17,95 €.

miércoles, 17 de junio de 2015

“En lugar seguro”, de Wallace Stegner


La editorial Libros del Asteroide cumple diez años. Para celebrarlo, vuelven a editar las que consideran las diez novelas más representativas de su labor editorial. Y comienzan con una sensacional muestra, En lugar seguro, del norteamericano Wallace Stegner (1903-1993), una de las novelas que más he recomendado en los últimos años desde que se publicase por vez primera en 2008.
“¿Cómo hacer un libro –se pregunta su autor- que cualquiera quiera leer a partir de unas vidas tan apacibles como éstas?”. El reto resulta atrayente, pues estamos acostumbrados a que la literatura apenas se preocupe por las vidas corrientes ya que considera que sus ingredientes son poco novelescos. Stegner lo tiene claro: su objetivo estético es escribir “sobre un ser humano bueno, amable, decente de verdad, que vive una vida normal en una comunidad normal y se interesa por las cosas –familia, niños, educación- que interesan a la mayoría de la gente corriente...”. Deliberadamente, el autor se sitúa en las antípodas del tipo de literatura que puso de moda la generación perdida. En su novela, dice Stegner, no hay desesperación literaria, ni ese existencialismo agónico de andar por casa, ni rebeldías de salón. En lugar seguro, publicada en 1987, no tiene nada extraño, ni exagerado, ni morboso, ni raro. Los protagonistas son dos matrimonios de profesores universitarios que coinciden en Madison, Wisconsin, en una pequeña universidad donde luchan por consolidar sus respectivas carreras. Entre ellos surge una fuerte y generosa amistad que dura toda su vida.
El narrador en Larry Morgan, uno de ellos, profesor y escritor. En 1972, cuando está a punto de fallecer Charity, la esposa de Sid Lang, decide poner por escrito la historia de esa amistad, cerca de cuarenta años repletos de alegrías, a pesar de las dificultades que todos ellos han debido superar. Larry centra su narración en el carácter de Charity, el alma de esa amistad, una mujer con un fuerte y contagioso carácter. Lo que les une es el trabajo, la familia, las ganas de diversión, los sucesos familiares, las inquietudes intelectuales. “Buscábamos –escribe Larry- algo humanizado, algo relacionado con el pensamiento y el orden, y por lo tanto con la esperanza; algo que, como no dejábamos de recordarnos a nosotros mismos, era el sueño del hombre”. Y el autor ha sabido describir este estilo de vida con un tono elegante y exquisito, el apropiado para penetrar en la sólida personalidad de estos atrayentes personajes. Después de este libro, que se publicó por vez primera en España en 2008, también han publicado de este mismo autor Ángulo de reposo y El pájaro espectador.


En lugar seguro
Wallace Stegner
Libros del Asteroide. Barcelona (2015)
377 págs. 21,95 €.
T.o.: Crossing To Safety.
Traducción: Fernando González.

martes, 16 de junio de 2015

“Jilgueros en la cabeza”, de Carmen Guaita


Licenciada en Filosofía y maestra en ejercicio, Carmen Guaita (1960) es autora de una biografía sobre Víctor Ullate y de varios libros relacionados con la educación, como Cronos va a mi clase (2015), Memorias de la pizarra (2012) y, entre otros, Contigo aprendí (2008). Jilgueros en la cabeza es su primera novela.
            En ella se cuenta la vida de Eulalia Requena hasta el momento en el que tiene que tomar, quizás, la decisión más importante de su vida. En esos instantes de duda, y mientras da vueltas a lo que debe hacer, recuerda intensamente todas aquellas circunstancias que la han llevado al momento presente. Eulalia es una prestigiosa periodista radiofónica que acaba de recibir el Premio Ondas por su programa nocturno “Jilgueros en la cabeza”. También ha publicado una novela que ha sido muy bien recibida y ahora se encuentra escribiendo la segunda, inspirada en sus vivencias personales y en sus familiares. Eulalia lleva a sus espaldas varias historias de amor frustradas. Ahora, con más de cuarenta años, debe decidirse por seguir con un amor asentado en constantes y dolorosos altibajos sentimentales o aceptar la que intuye puede ser su última oportunidad.
            En la novela se alternan capítulos que avanzan en el retrato cronológico de la vida de Eulalia con otros en los que se cuenta su estado presente. Las dos narraciones se funden en los capítulos finales. Eulalia nació en Cádiz a comienzos de la década de los sesenta. Hasta los seis años, tuvo una infancia mimada y muy feliz, rodeada de sus abuelos y del cariño obsesivo de sus numerosas tías abuelas, entrañables personajes cuyas historias, plagadas de dramatismo por ser de alguna manera víctimas de la guerra civil, enriquecen la novela. A los seis años se traslada a vivir con sus padres a Madrid. Desde entonces, vivirá con un padre ausente, absorbido por su dedicación al trabajo, y una madre, Lalita, que no encuentra su sitio ni como esposa ni como madre. Sólo el regreso veraniego a Cádiz y el contacto con sus abuelos maternos y paternos da ciertas alegrías a Eulalia, una joven imaginativa, estudiosa y responsable.
            La novela cuenta la evolución profesional, familiar y sentimental de Eulalia, quien no acaba de enamorarse nunca por completo hasta que a principios del año 2000 conoce al fotógrafo César Santillana. Para ella, César es su gran amor, aunque nunca será correspondida con la intensidad emocional que ella pone en esa relación. Cuando decide comprar y rehabilitar una casa en un pueblo costero gallego, Cedeira, conoce a un arquitecto, Juan Purchena, que con su hija adolescente Eváns, intenta recuperarse de la muerte de su mujer tras una dolorosa enfermedad.
            Lo más interesante de la novela es el mundo interior de Eulalia, repleto de recovecos afectivos y sentimentales que se han ido forjando a lo largo de su vida. Eulalia recuerda con auténtica devoción a sus abuelos y sus tías abuelas, personajes que alimentaron su infancia de múltiples historias que le asaltan en todo momento y que son la raíz de sus constantes ocurrencias imaginativas. Eulalia escribe en unos cuadernos estos recuerdos, sus pensamientos, sus anhelos, sus fracasos, la difícil y tensa relación con sus padres, especialmente con su madre, una mujer insatisfecha que protagoniza una sucesión de vivencias dramáticas. Todo ello siempre aderezado por la música, otro de los notables ingredientes de esta novela, pues los estados de ánimo de Eulalia siempre tienen su reflejo en escenas entresacadas de diferentes óperas, de las que Eulalia es más que una entendida. Todo ello da forma a una mujer con la que resulta fácil identificarse, sufridora, noble, profunda, excelente profesional, sentimental, que no ha tenido suerte a la hora de encontrar el auténtico amor de su vida, que ella, por su desbordante imaginación y sensibilidad, idealiza hasta límites insospechados.  
            En ocasiones, en la novela se abusa de una recargada atmósfera romántica que se manifiesta tanto en el estilo como en algunas escenas del argumento. En este sentido, el personaje de César, egoísta y narcisista, resulta un poco de cartón piedra.
            La novela tiene muy buenos momentos. Destaco todo lo que tiene que ver con la descripción de la infancia de Eulalia, repleta de familiares y poéticas escenas. También, los elementos costumbristas, que en la novela encarnan su larga lista de familiares, retratados todos con mucho cariño. Resulta interesante, además, la conexión con la actualidad, lo que convierte a los protagonistas en metáforas de diferentes maneras de entender y vivir la realidad. Cuando aparece contenido, sin exageraciones, el estilo es sugestivo, agradable, atrayente, el apropiado para reflejar la absorbente actividad psicológica y sentimental de Eulalia, un personaje muy logrado que llena toda la novela con su carisma y sensibilidad.


Jilgueros en la cabeza
Carmen Guaita
Ediciones Khaf. Madrid (2015)

344 págs. 14 €.

miércoles, 10 de junio de 2015

“Herejes”, de Leonardo Padura


Autor de una serie de novelas policiacas protagonizadas por el expolicía Mario Conde, el cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955), último Premio Princesa de Asturias de las Letras, consiguió un gran éxito internacional con El hombre que amaba a los perros, novela de calidad en la que mezclaba la investigación histórica, la novela política y un lúcido análisis sobre la realidad cubana contemporánea.
En Herejes vuelve a hacer un ambicioso experimento: incluye a su detective Mario Conde en el desarrollo de una trama que, como en sus novelas más literarias (como, también, La novela de mi vida), alterna diferentes planos narrativos que se desarrollan en distintos tiempos históricos.
Herejes comienza en La Habana, en 1939. En su puerto ha atracado el transatlántico Saint Louis con 900 judíos que huyen del nazismo. En el puerto, esperando a sus padres, se encuentran el niño Daniel y su tío Joseph, que llevan viviendo una temporada en La Habana. En el barco se encuentran los padres de Daniel y una hermana pequeña. Sin embargo, tras unas turbias  negociaciones con el fin de sacar más dinero a los pasajeros judíos, las autoridades cubanas impiden el descenso de los viajeros, que regresan a Europa donde les espera un trágico futuro, como les pasó a los padres y a la hermana de Daniel. Tanto Daniel como su tío saben que sus familiares viajan con un tesoro familiar que llevan siglos protegiendo: un lienzo del pintor holandés Rembrandt con una imagen de un Cristo inspirada en el retrato de un judío. Con el fin de quedarse en La Habana, los familiares de David utilizan ese cuadro ante las autoridades como moneda de cambio. Pero fueron vilmente engañados: al final ni consiguen quedarse ni que les devuelvan el valioso cuadro.
Elías Kandinsky, el hijo de Daniel, residente en Estados Unidos, desconoce el paradero de ese cuadro del que conoce la historia familiar hasta que aparece en una subasta de Londres, procedente de Estados Unidos. Viaja a Cuba y contrata al expolicía y detective Mario Conde para que investigue dónde podía haber estado escondido el cuadro, quién lo ha sacado del país y qué ha pasado con sus descendientes desde que sus padres abandonaran La Habana en 1958 con destino a Miami, donde rehicieron sus vidas, aunque su tío Joseph, con quien Daniel vivió durante años, decidió permanecer en la isla.
La novela tiene una estructura deliberadamente complicada, pues tras conocer la historia del cuadro y de los familiares de Elías e iniciar unas investigaciones que acercan a Mario Conde al destino del cuadro, Leonardo Padura interrumpe el relato para retroceder al siglo XVII, en Ámsterdam, y contar cómo pudieron desarrollarse los hechos relacionados con esa pintura que ha marcado a diferentes generaciones familiares de judíos. Estas páginas contienen un exhaustivo trabajo histórico tanto de la vida de Rembrandt como de la comunidad de judíos que procedentes de España y Portugal, de donde habían sido expulsados, se instalaron en Ámsterdam en un clima de tolerancia.
El protagonista de esta parte de la novela es el joven Elías Ambrosius Kandisky, judío que siente una irresistible y peligrosa atracción por la pintura, contraviniendo las leyes de su religión. Este joven consigue trabajar como criado durante cuatro años en la casa-escuela de Rembrandt, a la vez que aprende las técnicas pictóricas. Elías acaba siendo un pintor muy prometedor que, sin embargo, tiene que abandonar Ámsterdam tras haber sido denunciado por la comunidad judía por dedicarse a la pintura. Elías consigue huir a Polonia y allí vive en directo en 1648 la cruel persecución que se desata contra los judíos. En su huída, se desconoce el destino de Elías, aunque los Kandisnky han conservado el cuadro de Rembrandt que ahora se va a subastar en Londres.
Cuando finaliza este largo excursus histórico, una novela dentro de la novela, un excelente y meritorio trabajo histórico y literario, la trama regresa otra vez a La Habana, al año 2008. Mario Conde vuelve a tomar las riendas de la narración, en este caso investigando la misteriosa desaparición de la joven Judit, una amiga y compañera de la nieta del hermanastro de Daniel Kandinsky. Aunque parece que esta parte poco tiene que ver con todo lo narrado anteriormente, Padura se centra ahora en la situación de la juventud en Cuba, el florecimiento de las tribus urbanas –Judit es uno de los miembros más relevantes de uno de estos grupos, los emo-, el auge de la corrupción y la desesperante situación que se vive en la isla, donde la falta de expectativas, libertades, posibilidades y sueños ha convertido a muchos cubanos en escépticos de todas las causas. Al final, Padura consigue unir las tramas de todas las partes de la novela –lo que no parecía fácil - y transforma todos esos sucesos en una memorable parábola sobre los peligros de la falta de libertad individual, el peso de los formalismos sociales, políticos y religiosos, el ahogo que provoca cualquier tipo de dictadura y la necesidad de aire libre para alcanzar la felicidad.
Junto con la enrevesada historia del cuadro de Rembrandt y su desconocido paradero, el otro hilo conductor es el personaje de Mario Conde, protagonista con ésta de otras ocho novelas policiacas de Leonardo Padura, aunque Herejes poco tiene que ver en su planteamiento, estructura e intenciones con las anteriores. Conde es un expolicía que abandonó desencantado el cuerpo hace más de veinte años, se dedica ocasionalmente a comprar libros antiguos y también ejerce de detective. Tiene un fiel grupo de amigos con los que comparte intimidades, borracheras, buenas comidas y un gran compañerismo, quizás lo único seguro que queda en Cuba, por lo que conviene alimentarlo y disfrutarlo. También tiene desde hace décadas una medio novia, Tamara, con la que se plantea contraer matrimonio, ahora que los dos ya son personas maduras y han superado diferentes experiencias traumáticas. A veces puede resultar ácido y frívolo en sus opiniones y acciones, que incluyen algunos encuentros sexuales descritos sin detallismo.
 Conde es una persona muy escéptica con la situación que se vive en la Cuba actual, de ahí su identificación con los protagonistas de la trama, Elías y su padre Daniel, la historia de tantos judíos, y el drama que vive la joven Judit, una emo que lo es por convencimiento, por una profunda decisión personal que la ha llevado a un estado semidepresivo al no tener ya ninguna esperanza ni sobre su futuro ni el de su país. En eso consisten los emos: personajes góticos, de formas y modas estrafalarias con las que canalizan su descontento social y existencial. Conde ejerce de ateo, aunque no comparte, como los emos y Judit, la idea de que Dios ha muerto. De hecho, en toda la novela hay una interesante y en ocasiones parcial reflexión sobre la religión judía, sobre su destino, sobre sus creencias (lo que en alguna ocasión le lleva a hacer alguna crítica a la religión católica). Lo que vive y se cuenta en la novela alimenta su cinismo, aunque también -persona culta y abierta, muy socarrona- le despierta a Conde, todavía con más fuerza y energía, sus ansias de libertad tanto para sí como para los que le rodean.
Padura demuestra su habilidad como narrador con una novela compleja y muy arriesgada en la que puede resultar un tanto forzado el ensamblaje final. El trabajo estilístico es muy meritorio, pues es capaz de ambientar su novela en la Cuba de los 50, en el siglo XVII en Ámsterdam y en la Cuba más contemporánea. Resulta muy original la radiografía que hace de parte de la juventud cubana, la que ha recurrido a experiencias extremas con tal de no integrarse en un sistema roto y corrupto. También la constante presencia del pueblo judío. Todos estos ingredientes, que no son ni pocos ni fáciles, dan forma a una novela densa, ambiciosa y muy bien trabajada que es también una parábola de los peligros de los totalitarismos.


Herejes
Leonardo Padura
Tusquets. Barcelona (2013)
520 págs. 21 €.

martes, 9 de junio de 2015

“El arte de la fuga”, de Vicente Valero


Poeta de una sólida trayectoria -sus últimos libros han sido Libro de los trazados, Días del bosque (2008) y Canción del distraído (2015), Vicente Valero (Ibiza, 1963) sorprendió el año pasado con una original y excelente novela, Los extraños, dedicada a rastrear en las historias perdidas de familiares lejanos del autor. El arte de la fuga es su primer libro de relatos.    
Este volumen contiene tres relatos dedicados a tres escritores de diferentes épocas y características. El primero tiene como protagonista a San Juan de la Cruz en los últimos momentos de su vida, cuando llega muy enfermo a Úbeda desde su retiro de La Peñuela y allí es acogido en un convento donde la mayoría reconocen su magisterio espiritual y poético, aunque también se encuentra con algún fraile –el padre Crisóstomo, prior del convento- que duda de su santidad. El autor recrea sus últimos momentos, destacando el carácter paciente y alegre del poeta abulense, y también su fama de santidad, coloreada con algunos rasgos de leyenda.
            El segundo relato lo protagoniza el poeta Friedrich Hölderling, también en un momento crítico de su vida, cuando regresa a Stuttgart después de abandonar precipitadamente Burdeos, donde trabajaba de preceptor en la casa del cónsul alemán. Hölderlin, el cantor de Nürtingen, el autor de la mítica e inacabada Hyperion, recorrió más de mil kilómetros a pie como respuesta a una llamada que sintió para volver a ver a su amada Susette, mujer casada con la que Hölderlin vivió una apasionada historia de amor. Cuando llega a la casa de Christian Landauer, comerciante de tejidos y amigo de Hölderlin, el poeta se encuentra perdido y fuera de sí. Aunque luego consigue recuperarse y explicar tímidamente la causa de su brusco regreso, sus amigos comprueban que Hölderlin se encuentra en la frontera de la locura, que marcará su vida desde ese momento.
            “No sé quién soy ni qué alma tengo”, el tercer relato, cuenta un episodio muy concreto de la vida del poeta portugués Fernando Pessoa. Una noche, después de estar en varias tertulias literarias con sus amigos de la revista Orpheu, tras salir de su monótono trabajo como redactor y traductor de cartas comerciales en la empresa Lavado, Pinto & Co., Pessoa regresó a la habitación que tenía en casa de su tía Anica y, por la noche, como si se sintiese arrebatado por otra persona, escribió sin parar unos poemas como si no fueran suyos -poco tenían que ver con lo que había escrito hasta ese momento- y que Pessoa “atribuyó” a uno de sus heterónimos, el primero de ellos, Alberto Caeiro, el poeta de la naturaleza. Pessoa abrió así la puerta a sucesivos heterónimos con los que daría forma y significado a su caleidoscópica literatura.
            Valero demuestra conocer muy bien la vida y la literatura de estos tres poetas y con un estilo sencillo y poético convierte en literatura unos instantes que condensan la vida y la poesía de San Juan de la Cruz, Hölderlin y Pessoa.


El arte de la fuga
Vicente Valero
Periférica. Cáceres (2015)
104 págs. 14,75 €.


miércoles, 3 de junio de 2015

“Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti”, de Itxu Díaz


“La cocina es el arte de que otros se manchen por ti para darte de comer”. Tanto el título del libro como esta cita explican con creces el contenido de este divertido libro, que se propone parodiar la obsesión por el arte culinario que inunda hoy día los canales de televisión y hasta la vida diaria. A la mínima de cambio, en medio de una intrascendente conversación, sale el aficionado o experto cocinero de turno para colocarte el último plato que ha preparado y que ha causado sensación a su mujer y a toda la comunidad de vecinos. Esta fiebre ha provocado también que se multipliquen los libros gastronómicos, las secciones culinarias en revistas y periódicos y que la cocina sea, nunca mejor dicho, el plato fuerte de algunas cadenas televisivas. Todo el mundo es hoy un chef en potencia, y la conversación cotidiana está salpicada de términos que proceden del argot culinario.
            Itxu Díaz, su autor, es un periodista y escritor cuya principal marca de identidad es el empleo de humor y la sátira. Ya lo demostró en su anterior libro Yo maté a un gurú en Internet y lo hace a menudo en sus colaboraciones periodísticas en distintos medios de comunicación. Él mismo afirma que el humor, que no está de moda -por lo menos en la literatura (porque es más fácil escribir de las tragedias, por ejemplo)-, es la mejor fórmula para sobrevivir y para ayudar a sobrevivir a otros. En esta línea, Itxu Díaz ha declarado quiénes son sus referentes contemporáneos de la literatura española de humor: Julio Camba, Jardiel Poncela, Muñoz Seca, Miguel Mihura, Alfonso Ussía… Que nadie busque en este libro, por lo tanto, un tratado sistemático sobre la cocina o la anticocina. La finalidad del autor es la evasión pura y dura.
            Todo el libro está dedicado a la gastronomía. Comienza con una afirmación de gran calado existencial (“existe la cocina porque existe el hambre”) y unas nociones básicas de historia de los alimentos, como el descubrimiento de la manteca, que describe de esta manera: “Hay un antes y un después en la historia de la gastronomía gracias a los hebreos, que descubrieron la manteca sin querer. La descubrieron haciendo una guarrada, que es como se han obtenido la mayoría de los avances gastronómicos en la historia de la humanidad”. Luego explica de manera somera los diferentes utensilios y elementos que uno puede encontrarse en la cocina, para los que el autor encuentra los usos más disparatados. A continuación, en el capítulo titulado “¿Por dónde empezar?”, aporta unas útiles recetas “para tontos”, como el huevo frito, la leche caliente y el filete a la plancha.
            Todo lo que tiene que ver con la cocina aparece reseñado en este manual. Por ejemplo, cómo manejar un libro de recetas, donde resultan muy interesantes sus consejos sobre las cantidades y medidas y el uso publicitario de la fotografía culinaria. En la cocina actual es fundamental también la presentación, “y esa es la razón por la que –explica Itxu Díaz- los revueltos ha tardado tanto tiempo en triunfar en los restaurantes vanguardistas”. La cocina es un arte, y hay que cuidar por tanto la estética: por ejemplo, “el uso del delantal te da un toque de profesionalidad y elegancia. Úsalo para cocinar salvo que tengas previsto mancharte. Son imposibles de lavar”. El autor anima a los aspirantes a cocineros a que cultiven su propio huerto y detalla cuáles tienen que ser los principales inquilinos en el caso de que se lance a poner en marcha una granja.
            No resulta nada fácil mantener el interés en un libro de estas características, basado en el sentido del humor. A menudo, de estos libros sólo quedan unos cuantos chistes y un par de anécdotas. Itxu Díaz se lo ha currado, pues el libro mantiene su tono hasta el final. El autor demuestra su veta irónica y sarcástica en un tema ciertamente muy actual, dado por tanto a ridiculizar situaciones y parodiar actitudes. Por eso, su libro es también un ejercicio divertido de sociología, pues sirve para retratar el funcionamiento mimético y esperpéntico de las personas cuando algo se convierte en una moda social. Y también cumple con creces su objetivo último: no enseñar a cocinar. Y es que, para el autor, “como en casi todas las artes, lo importante del cocinero no es hacerlo bien, sino tener estilo”.


Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti
Itxu Díaz
Hércules de Ediciones. A Coruña (2015)
152 págs. 17,50 €.
Ilustraciones de Iñigo Navarro Dávila.