sábado, 21 de diciembre de 2019

"Aceprensa. Encrucijadas de nuestra época", de Ignacio Aréchaga (ed.)


La agencia Aceprensa cumple 50 años de existencia, todo un éxito para una empresa periodística y cultural. Nacida en Madrid de la mano del periodista Salvador Bernal en 1969, conviene resaltar el trabajo que ha realizado para la consolidación de su modelo periodístico su anterior director, Ignacio Aréchaga, durante décadas responsable de dar a Aceprensa su sello y sus señas de identidad: dar ideas de fondo a partir de hechos de actualidad. 
            Aceprensa huye de la superficialidad y las prisas del periodismo actual, que convierte el titular y el tuit en la síntesis y hasta el contenido de la información. Para Aceprensa, lo fundamental es el análisis ponderado y periodístico de las tendencias de la sociedad actual, proporcionando hechos, argumentos e ideas para entender o cuestionar corrientes de pensamiento y estilos de vida que se imponen apoyados por lo políticamente correcto, especialmente activo en el campo del pensamiento.
            Para celebrar este aniversario, Ignacio Aréchaga ha seleccionado una serie de artículos agrupados en “12 alternativas para decidir el futuro”, doce temas de actualidad con los que se intenta “captar el espíritu de la época”. Estos temas están continuamente activos en los medios de comunicación, a veces abordados de manera precipitada. El papel de Aceprensa no es la noticia actual, el constante ruido y martilleo de la actualidad, sino el análisis de estas tendencias y encrucijadas sociales.
            Los artículos seleccionados abordan cuestiones de gran calado actual, como el rediseño del ser humano, con la amenaza de la manipulación genética y la novedad del transhumanismo; los prejuicios alimentados de manera deliberada sobre la religión, multiplicando los tópicos y los estereotipos en algunos medios; la incidencia del trabajo en la familia; el género y el sentimentalismo, especialmente alimentado por los medios de comunicación de manera generalizada, que se han plegado a una manera uniforme de abordar cuestiones complejas; el cuidado del final de la vida, tema en el Aceprensa ha ofrecido artículos muy interesantes sobre los cuidados paliativos y lo que supone “morir con dignidad”, sin trampas con el lenguaje; el auge de la emoción populista, con especial presencia en el mundo político y ético; cuestiones educativas de actualidad, convertidas interesadamente en polémicas, como la libertad de enseñanza y la educación diferenciada. Otros temas que se abordan son la legalización de las drogas, la familia y el derecho al hijo, la apoteosis de la comunicación como antesala de la incomunicación y la soledad social…
            Fieles al estilo de Aceprensa, los autores de los artículos, redactores de Aceprensa y colaboradores que proceden del ámbito periodístico y universitario, siguen las pautas del manual de estilo de esta agencia: “en medio de la avalancha noticiosa, queremos aportar una documentación elaborada para evaluar y situar en su contexto informaciones y opiniones que el lector tendría que rastrear en variados medios”.
            Estamos, pues, ante un libro que contiene un doble valor: por un lado, recoge valiosos artículos que analizan las encrucijadas de la sociedad actual en temas fundamentales para el futuro del ser humano; por otro, sirven de tarjeta de presentación para conocer el trabajo periodístico de una agencia que trabaja para ofrecer a sus lectores, como escribe Ignacio Aréchaga a propósito de este libro, “puntos de vista originales sobre cuestiones importantes”.


Encrucijadas de nuestra época
Ignacio Aréchaga (ed.)
Aceprensa. Madrid (2019)
328 págs. 20 €.

sábado, 14 de diciembre de 2019

"El ladrón de destinos", de Richard Russo


Autor de una breve pero sólida trayectoria literaria, con títulos que han obtenido mucho éxito en el cine, como Ni un pelo de tonto, la literatura de Richard Russo (1949) transita por un realismo familiar y social que refleja con acierto la vida en Estados Unidos. Russo nació en Johstown, pero vivió su infancia y adolescencia en Globersville, lugar que aparece frecuentemente en sus escritos, sobre todo en su libro de recuerdos Sobre mi madre, donde escribe sobre la relación con sus madre y sus abuelos. Con su primera novela, Empire Falls, de 2001, consiguió el Premio Pulitzer en 2002. También es autor de las novelas El verano mágico en Cape Cod y Puente de los Suspiros
            Durante años, Russo ha sido profesor de literatura creativa en diferentes Universidades. Ladrón de destinos reúne textos de diferente factura: desde el discurso que pronunció en un acto de graduación de alumnos universitarios hasta breves ensayos sobre literatura. Los primeros están dedicados a sus orígenes como escritor. En ellos, Russo recuerda cómo se inició su vocación a la escritura y los problemas con los que se fue encontrando, tanto desde un punto de vista personal como técnico, pues a menudo lo más dificultoso resulta encontrar una voz narrativa auténtica que canalice las inquietudes literarias que se tienen. Resultan muy cercanas estas reflexiones, contadas en primera persona por el autor.
            También sitúa Russo sus orígenes en medio de sus propias circunstancias vitales: sus aspiraciones universitarias, su matrimonio, su obsesión por escribir, sus lugares de residencia, etc. Con mucho sentido del humor, una de las señas de identidad de su literatura, revive aquellos momentos con la intención de proporcionar a los lectores experiencias que les ayuden a encontrar su propio camino. 
            En otros ensayos habla Russo, con referencias a anécdotas personales, a la vida profesional del escritor, las asociaciones a las que pertenece y la presión de la edición digital en el mundo literario. Son muy actuales muchas de estas observaciones.
            Otros ensayos tienen un carácter más literario y critico, como el que dedica a la escritura omnisciente, a una de las mejores obras de Dickens (Los papeles del Club Pickwick) y a la literatura de no ficción de Mark Twain. También contiene este volumen el prólogo que publicó en un libro de un amigo y colega suyo que decidió hacerse una operación de cambio de sexo y reportajes más personales, como el viaje que realizó a Bulgaria para asistir a un encuentro con escritores.
            Estos ensayos permiten conocer mejor la vida y la trayectoria de uno de los escritores más prestigiosos de la literatura norteamericana actual, a la vez que proporcionan sugerencias y reflexiones muy interesantes sobre el trabajo como escritor. 


El ladrón de destinos
Richard Russo
Larrad Ediciones. Madrid (2019)
240 págs. 21,50 €. 
T.o.: The Destiny Thief. Essays on Writing,  Writers and Life.
Traducción: Patricia Losa Pedrero.

"¿Quién es Junípero Serra? (…y lo que le debe Norteamérica)", de Álvaro Gil



Edición bilingüe de un libro que resume acertadamente la vida y la importancia del misionero Fray Junípero Serra (1713-1784). Nacido en Petra, Mallorca, fue un destacado intelectual en España hasta que con 55 años decidió irse de misionero al Virreinato de la Nueva España. Allí tuvo una ejemplar actividad misionera, que se extendió a los territorios de la Alta California, donde fundó nueve misiones que fueron a la larga el germen de importantes ciudades mexicanas y norteamericanas. Murió en 1784 y está enterrado en la Misión de San Carlos Borromeo de Monterrey.
            El libro, muy bien ilustrado, aporta de manera muy sintética una jugosa y olvidada información y reivindica en castellano y en inglés la figura de un misionero que entregó su vida a los indígenas y a propagar la fe en territorios desconocidos, con un gran sentido de la civilización y la humanidad.



¿Quién es Junípero Serra? (…y lo que le debe Norteamérica)
Álvaro Gil
Trafalgar Editions. Madrid (2019)
12 págs. 9,99 €.
Traducción: Javier Navarro.

domingo, 8 de diciembre de 2019

"Fuiste el rey", de Fernando Ariza


Una pareja de madrileños se trasladan a Bruselas para explorar nuevas vías profesionales. Mientras Noelia encuentra trabajo como traductora en el Parlamento europeo, el innominado protagonista sobrevive con algunos trabajos editoriales que hace a través de Internet y con unas clases de castellano. Mientras que ella consigue más o menos aclimatarse a la desangelada vida de Bruselas, él, sin embargo, va de mal en peor: le echan de todos sus trabajos y, encima, sufre un agudo cólico nefrítico que amenaza con repetirse y que le provoca numerosos dolores.
            Como se pasa casi todo el día sin hacer nada, Noelia consigue convencerle para que, como una terapia, escriba en un cuaderno sus impresiones de su vida en Bruselas, ciudad que ha empezado a odiar. “Era el momento –se lee- de empezar con la historia de su vida”. Pero más que el presente, al protagonista le interesan los recuerdos, que empieza a escribir para desentrañar algunas historias que se repiten de manera nebulosa y que, escribiéndolas, adquieren una claridad nunca vista. “Si era verdad –escribe- que los recuerdos de aquella tarde eran falsos, no podía asegurar qué más acontecimientos de su vida habían sido reescritos por su memoria”. De manera vehemente e impulsiva, comienza a tener una dependencia irracional con el cuaderno donde va reescribiendo su vida. 
            Con una claridad meridiana, lee de nuevo toda su vida. Y también decide diseccionar su relación con Noelia. Pero hay en toda esta actitud de reescribir hasta el pasado más reciente algunas actitudes enfermizas. 
            Si Noelia le había sugerido que escribirse para que la escritura tuviera una función exorcizante en él, el asunto se le va claramente de las manos, con episodios delirantes que ponen en peligro su relación con ella y hasta su salud mental.
            Fuiste el rey es la segunda novela de Fernando Ariza y en ella ha cambiado de registro. En la anterior, Ciudad dormida, utilizaba la novela policiaca para desarrollar una original y oscura metáfora sobre la vida. Con excelente pulso narrativo, quizás exagerado en algunos pasajes, el autor novela la desintegración emocional del protagonista, motivada por una crisis profesional, familiar y matrimonial. La novela mezcla el relato de la vida de los dos personajes en Bruselas con la escrupulosa anotación del proceso de hundimiento del protagonista, en el que tiene un peso muy importante la propia escritura, psicológicamente perturbadora. 


Fuiste el rey
Fernando Ariza
Tres hermanas. Madrid (2019)
192 págs. 18 €.

jueves, 5 de diciembre de 2019

"Todo se olvida", de Carmen Guaita


Tercera novela que publica Carmen Guaita, Licenciada en Filosofía, maestra y escritora también de ensayos y libros sobre educación. Con Todo se olvida concluye la que ha calificado como “Trilogía del perdón”, tres novelas con personajes muy distintos y de ambientación también diferentes  a las que les une el hilo conductor del perdón y de la redención, que en cada novela alcanza matices propios: Si en Jilgueros en la cabeza (2015) se contaba el proceso de transformación interior de la periodista Eulalia Requena, en El Terrario (2017) el protagonista es el empresario Juan Arnabal, quien debe asumir muchos errores cometidos en su vida. 
            Todo se olvida se centra en la vida de una famosísima cantante de ópera. Criptana Senzi (1930-2006). Un periodista que adora a la soprano, y de la que ha escuchado de manera compulsiva todas sus grabaciones, recibe el encargo de escribir una biografía a comienzos del siglo XXI. Criptana desapareció de los escenarios a finales de los setenta y poco después ingresó en una residencia, pues desde entonces padece de Alzheimer. Con la ayuda de una caja llena de recuerdos que el director de la residencia tiene guardados de la cantante, Pedro Bennasar reconstruye su vida gracias a esos documentos, la mayoría cartas de la soprano a su hermanastra y a otras personas muy cercanas a ella. A partir de la lectura de estas cartas, Pedro consigue ponerse en contacto con personas muy próximas a la vida de Criptana y que todavía sobreviven.
            De manera fragmentaria, la novela reproduce pasajes de cartas, conversaciones telefónicas de Pedro con esas personas, reflexiones de la propia Criptana sobre su actividad profesional y las anotaciones personales de Pedro sobre el desarrollo de los acontecimientos, pues la investigación que está realizando sobre Criptana traspasa los límites profesionales y se convierte en una obsesión en la que también está en juego su propia vida, pues Pedro atraviesa en ese momento una aguda crisis matrimonial de imprevisibles consecuencias. No se limita Pedro a conocer el itinerario vital y profesional de Criptana sino que, además, entra de lleno en sus sentimientos y en su devenir amoroso y existencial, teniendo bien claro, como lo tenía la propia Criptana, que su dedicación absoluta a la música iba a exigir una serie de peajes que seguro iban a afectar negativamente a su vida íntima, como así sucedió.
            Criptana nació en Campo de Criptana en 1930, hija natural de Ángeles Sánchez, que se casó después con Benito Mateo, quien no reconoció a Criptana. Como ya hizo de manera muy sugerente en sus novelas anteriores, Carmen Guaita reconstruye con realismo y pericia la vida de Criptana en un pueblo manchego de la posguerra española. Pronto queda claro que la joven posee unas habilidades innatas para la música y consigue que una familia gaditana se convierta en su protectora. En Cádiz, gracias a su maestro, don Tirso, comienza a estudiar y a desarrollar de manera más profesional sus actitudes musicales. Su aprendizaje continua después en Barcelona y en Italia, en Pesaro, donde pega el salto a la música profesional, comenzando una imparable trayectoria que la llevaría por los mejores escenarios de todo el mundo. Todo este proceso se cuenta de manera muy cercana a la protagonista, con detalles sobre sus problemas económicos, su excelente carácter, la relación con su familia, su fuerza de voluntad y destacando el papel que tienen personas muy allegadas con las que comparte un ambiente familiar. 


            Además de contar sus peripecias profesionales y su entrega absoluta a la ópera, también se va desgranando su vida sentimental. Criptana es víctima de la vida que lleva, que impide un trato más auténtico con las personas con las que se relaciona. A menudo de siente fascinada por cantantes o directores de orquesta con los que comparte su pasión musical, aunque de esas relaciones solo saca fracasos y decepciones. Incluso se casó con el compositor de origen ruso Vladimir Yaronskoi, con quien tuvo una hija. En estos desgraciados amoríos puede que se encuentre el origen de la crisis de Criptana y el principio de su enfermedad.
            A Pedro, su biógrafo, le afecta interiormente cada vez más todo lo que va conociendo de la vida de Criptana, “un viaje por las profundidades del alma, no solo por la persona excepcional que ella fue sino por las circunstancias a las que tuvo que enfrentarse”. 
            La autora recrea perfectamente los mundos y ambientes en los que se mueve su protagonista. Criptana es una joven de procedencia muy humilde que asume sin estridencias su ascenso social y profesional, conservando incluso cuando era una diva una llamativa ingenuidad y sencillez. El realismo en la reconstrucción de los ambientes se traslada también al terreno psicológico, con unos personajes bien perfilados y tratados con una atrayente humanidad nada sofisticada. 
Al igual que en otra de sus novelas, Jilgueros en la cabeza, también en esta la música tiene un protagonismo muy especial. Todas las referencias musicales transmiten verosimilitud y la autora hace gala de un excelente dominio de la historia de la ópera. Son muy originales las páginas en las que Criptana explica cómo se mete en los personajes que tiene que representar y en las canciones que tiene que interpretar.
         Quizás el interés de la novela resulte un poco descompensado, pues los problemas sentimentales y matrimoniales un tanto tópicos que tiene Pedro, el periodista, alejan la novela de lo verdaderamente interesante: la intensísima relación de Criptana con la música, la fragilidad de sus sentimientos y su agitado y viajero itinerario personal y profesional hasta vivir encerrada en una enfermedad que la condena al silencio y al olvido.


Todo se olvida
Carmen Guaita
Khaf. Madrid (2019)
496 págs. 14,50 €.

sábado, 30 de noviembre de 2019

Calendario Zaragozano


Enterramos al abuelo en su pueblo, Peñaranda de Bracamonte, aunque llevaba ya unos diez años ingresado en una residencia de Salamanca. Murió con 97 años. Después del entierro, fuimos a su casa, a la que habíamos ido muy pocas veces después de ingresarle en la residencia. Mi madre se solía dar una vuelta cada tres meses para airear la casa y comprobar que todo estaba bien. Yo había pasado muchos veranos con mis abuelos, pero ahora no me apetecía nada ir por allí. Me llenaba de nostalgia y de recuerdos y siempre acababa muy triste al recordar tantas y tantas cosas de la abuela.
            Al acabar el entierro, fuimos a la casa del abuelo. Entré con mi madre en su habitación y en uno de los armarios, amontonados, nos encontramos con un almacén de la revista que el abuelo siempre leyó hasta el día de su muerte: el Calendario Zaragozano. En la Residencia yo me encargaba de comprársela todos los años. A mi abuelo nunca se le olvidaba y la leía con auténtica pasión, aunque los últimos años ya no la hacía mucho caso, en parte porque cada vez se despistaba más y en parte porque veía que algo no encajaba en su ya limitada estructura mental. 


            Mi abuelo trabajó toda la vida en el campo. Su relación con el campo era íntima, diaria, intensa, concreta. Para él, el paso de los meses y de las estaciones le obligaba a tomar decisiones sobre la marcha, lo mismo que las lluvias inesperadas o sequías imprevistas. Siempre le recuerdo en su casa, sentado en el sofá, con la televisión siempre encendida pero con un volumen muy bajo, leyendo y releyendo el Calendario Zaragozano para aclararse con la influencia de la luna, del paso del tiempo, las fechas, los movimientos de las aves, las fiestas, las cosechas, la poda, la vendimia, la recolección. Mi abuelo y el Calendario Zaragozano
Y los refranes. En el Calendario Zaragozano aparecían muchos, siempre ligados al clima y el tiempo. Mi abuelo los tenía incorporados en su sistema operativo y los solía encajar con mucho acierto en la conversación. Los refranes resumían una sabiduría popular que mi abuelo encarnaba muy bien. “Año de nieves, año de bienes”, “En abril, aguas mil”, “Nueve meses de invierno y tres de infierno”, “Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”, “En marzo, la veleta, ni dos horas se está quieta”... Son solo algunas perlas con las que mi abuelo confirmaba que todo va bien, que la vida va por el camino que le corresponde, que el paso de las estaciones –como explicaba el Calendario Zaragozano- seguía el ritmo previsto. 


Sin embargo, desde que estaba en la Residencia, a la vez que estaba más despegado de su Calendario Zaragozano, vi que repetía menos los refranes, como si ya no se fiase de ellos, pues no cuadraban con lo que estaba viendo. A su alrededor, todo comenzó a ser confusión: en abril, apenas llovía; mayo no era florido ni hermoso; marzo había dejado de ser ventoso; ese año, el 40 de mayo tuvieron que sacar los abrigos para pasear por el parque… Era como si su mundo, que él consideraba perfecto, pleno y completo, se estuviese resquebrajando: “Por san Blas, verás las cigüeñas volar”, pero el 3 de febrero no apareció ni una cigüeña en el firmamento, ni antes ni después. “Por Santa Cecilia”, la nieve en cualquier cima”, pero el 22 de noviembre pasado, cuando nos preguntó el abuelo qué día era, se quedó extrañado cuando le dijimos que todavía no había caído ni una nevada en todo Salamanca. Lo mismo le pasó cuando el 12 de febrero, el día del santo de la abuela, nos dijo que si seguía sin llover; cuando le dijimos que sí y que los del tiempo de la televisión habían dicho que estaríamos así hasta fin de mes, se limitó a exclamar de manera dubitativa: “Por Santa Eulalia, siempre el tiempo cambia”.
Y chascos parecidos se llevó el día 4 de octubre, la fiesta de San Francisco de Asís (“Otoñada segura, san Francisco la procura”); y el 15 de mayo, el día de San Isidro Labrador (“Por San Isidro se va el frío y viene el sol”); Mi abuelo había intuido que las cosas no iban bien y que esos cambios, para él trascendentales, eran reflejo de algo dramático y apocalíptico que estaba por venir. Y así afrontó sus últimos meses, hundido, hablando poco, a su manera expectante, viviendo en un mundo escurridizo y resbaladizo. 
Murió el 1 de diciembre, como si quisiese que ese día sí se cumpliese el refranero: “Por san Eloy, coge el rebaño y di me voy”. Y se fue. Pero me quedé intrigado cuando al abrir la mesilla de noche de su habitación me encontré con el último número del Calendario Zaragozano muy sobado y utilizado, lleno de frases subrayadas y signos de interrogación y, al lado, uno de esos libritos religiosos que repartían en la Residencia con el evangelio de cada día abierto por el día 28 de noviembre y con parte del evangelio subrayado muy fuerte por el abuelo en rojo: “”Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas” (Lucas 21, 20-28). 

sábado, 23 de noviembre de 2019

"El koala asesino", de Kenneth Cook


Kenneth Cook es un conocido escritor y periodista australiano, autor de diferentes obras, aunque debe su fama principalmente a los tres libros de relatos humorísticos sobre la Australia profunda: El koala asesinoEl lagarto astronauta y El canguro alcohólico.


Los tres libros, con parecidos ambientes y protagonistas, contienen las disparatadas peripecias que el autor, a menudo aventurero a pesar suyo, padece en el Outback, la Australia más desconocida y profunda, plagada de personajes y animales extravagantes que ponen al autor en serios aprietos.
El tono de El koala asesino, que vuelve a reeditarse, es directo y muy divertido. El autor introduce de manera muy personal las anécdotas que va a contar, en las que no se sabe qué es peor: si la inesperada actitud de los animales o el extraño comportamiento de algunos de sus acompañantes o los aborígenes con los que se encuentra, siempre dispuestos a sacar dinero a los turistas y a los inexpertos viajeros perdidos por aquellos parajes. El subtítulo, “Relatos humorísticos de la Australia profunda”, define sus intenciones y el marco espacial. 
       El hilo conductor de los relatos son las inverosímiles y divertidas aventuras que corre el protagonista de la mano de personajes extravagantes que ponen al autor en serios aprietos por su relación con algunos animales de la fauna australiana, en especial, cocodrilos, serpientes, elefantes, camellos, perros, cerdos salvajes y hasta tiburones. 

El koala asesino
Kenneth Cook
Sajalín. Barcelona (2019)
186 págs. 18 €. 
Traducción: Federico Corriente.

"Historias que no olvidarás", de Eduardo Camino


Eduardo Camino, gran lector, es un excelente divulgador literario, como ha demostrado ya en otros volúmenes dedicados al cine y también a la literatura. Sabe aprovechar sus numerosas lecturas para entresacar anécdotas, historias y citas que a menudo han pasado inadvertidas, pasajes curiosos, en ocasiones insólitos, con los que los lectores, gracias a la selección y a los comentarios del autor, podrán reflexionar directamente sobre muchos misterios humanos, como dice acertadamente el subtítulo del libro. Todos los comentarios del autor proceden de sus experiencias personales e íntimas vividas durante la lectura de estos textos y que desea compartir. 
La procedencia de los textos seleccionados es muy variada, desde Platón a Paul Auster, pasando por Hawthorne, Steinbeck, Chéjov, Víctor Hugo, Thomas Mann, Dashiell Hammett y Saint-Exupéry. Y proceden de textos conocidos o de otros de menor entidad. Lo que sí queda claro es que el autor sabe pescar “historias que no olvidarás”.
Por ejemplo, de Dashiell Hammett rescata una historia que, de pasada, una mujer, Brigid, cuenta al detective Sam Spade en El halcón maltés y que suscita la curiosidad de Spade hasta desentrañar el misterio de la desaparición del marido de Brigid que, aparentemente, no tiene ninguna explicación. Al igual que el protagonista de Wakefield, espléndido relato de Nathaniel Hawthorne. que saca a relucir inexplicables comportamientos del ser humano, fallas en nuestro sistema familiar, vital y social a las que Eduardo Camino saca mucho partido con sus agudos comentarios. 
Sorprendente es el final del mago Merlín que relata John Steinbeck en Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, en el que asistimos a las consecuencias de un inesperado, imprevisto, irracional amor de Merlín por Nyneve, que de alguna manera Merlín intuye que es la antesala de su muerte, como se lo hace ver al propio rey Arturo. 
Otros personajes que aparecen son Sócrates, de quien se describe el juicio de su muerte y la sabia reacción de Sócrates, que muestra con orgullo la fidelidad a los principios. La evolución del personaje Jean Valjean, el protagonista de Los miserables, novela de la que se rescata el pasaje en el que Valjean, al salir de la cárcel, se encuentra con un hospitalario obispo. También una de las breves historias que se relatan en Los Buddenbrook, de Thomas Mann, sobre la ética de los negocios; y un célebre pasaje de la novela y película Cadena perpetua, que para Eduardo Camino es el paradigma de la libertad interior. 
Además, selecciona una conmovedora, humanitaria y radical historia que aparece en la novela Cuerpos y almas, de Van Der Meersch, y que protagonizan el medico Michel Doutreval y su esposa Evelyne, enferma. Con una cita de Saint-Exupéry, al que dedica el capítulo sobre la amistad, tomada de El principito, Camino resume los objetivos de algunos de estos pasajes: “El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo”.
            Escribe en la introducción el autor que sus comentarios “persiguen fomentar la lectura, abrir la mente, provocar el debate, formar… al estilo griego”. Llama la atención lo interesantes e impactantes que son muchos de estos pasajes y relatos seleccionados, que han podido pasar desapercibidos en la lectura de estas obras; y, también, son sugestivos y perspicaces los comentarios del autor, que sabe estrujar lo que cuentan estos grandes autores para conectar con las inquietudes de los lectores contemporáneos y con verdades universales.


Historias que no olvidarás
Eduardo Camino
EUNSA. Pamplona (2019)
138 págs. 14,90 €.

jueves, 21 de noviembre de 2019

"Toda una vida", de Jan Zabrana


Gracias a un mensaje en twitter de un lector que se había leído mi libro Cien años de literatura a la sombra del Gulag, he conocido este libro, una sugerencia muy interesante que desde aquí quiero agradecerle, pues a mi juicio se trata de un testimonio de primera magnitud de la vida de un escritor en un país comunista, sometido a una censura irracional y férrea y obligado en su caso a escribir diarios, un género que se escribe para uno mismo. 
            “La mentira se va imponiendo como orden mundial”. Esta cita de Kafka, recogida en los diarios de Jan Zabrana, reflejan muchas de las ideas que contienen estas páginas, escritas por un intelectual represaliado que tuvo que sobrevivir en la Checoslovaquia comunista, rodeado de miseria moral y mediocridad, y teniendo que soportar el constante adoctrinamiento de un régimen totalitario y un Estado cada vez más policial. Las referencias a esta asfixiante contexto vital son constantes en estos diarios que, por supuesto, no consiguió publicar en vida en su país y cuya edición completa, que ocupa 1.100 páginas, apareció en 1992, ya con la caída del bloque comunista. Esta edición, que contiene una selección de las entradas de sus diarios, ha sido realizada por el escritor Patrik Ourednik (Praga, 1957), víctima también de la persecución política.
            Zabrana nació en 19831 y murió en 1984. Fue, como ha sucedido en todos los países comunistas, una víctima del compromiso político de sus padres, maestros y socialdemócratas militantes (su madre fue diputada del Parlamento regional y su padre fue alcalde su la ciudad natal de Jan, Humpelec). Con la llegada del comunismo en 1948, fueron detenidos y condenados a prisión. Su madre fue condenada a 18 años, y su padre a 10. Por este motivo, se le prohibió su acceso a la Universidad por ser “no apto políticamente”. Trabajó como ajustador mecánico en una fábrica de vagones ferroviarios y en un taller de esmaltado hasta que se convirtió en traductor del inglés y del ruso y publicó algunas novelas juveniles y poemarios. Pero su nombre estaba tachado en todas las instancias y, como se cuenta en el libro, fue delatado de nuevo por algunos vecinos que pedían para él el mismo destino que el de sus padres: la cárcel.
            “Yo no morí, más vivo no quedé”, escribió Dante en una frase que resume el mundo interior de Zabrana, para quien “el riesgo de la falta de libertad es para el hombre insoportable”. Por eso, hay mucha desesperación en estas páginas, en las que crítica abiertamente la falta de libertad y de esperanza que vive. Su refugio es la literatura, especialmente estos diarios, que comenzó a escribir en 1948, cuando sus padres todavía no habían sido detenidos. En sus diarios disecciona el comportamiento mezquino de sus compatriotas y la falta de escrúpulos de muchos escritores, que con tal de medrar aceptaron la imposición de una manera de hacer literatura ridícula que imitaba a la de la URSS. Como escribe Zabrana, “la llamada literatura soviética no es más que una inmensa mierda”. Habla también de las purgas, del clima de delaciones, de la imposibilidad de publicar, del constante control policial: “Basta que un régimen policial se mantenga en el poder durante veinte años para que convierta a todos en cómplices”.
            Son muy impactantes las páginas dedicadas a su madre. En primer lugar, las que escribió cuando, en 1960, salió de la cárcel. Luego, su posterior enfermedad y muerte. También las que dedicó a su padre. El peso de la influencia de los dos se refleja en esta frase: “¿Qué es mi poesía, toda la que he escrito? Un suicidio sobre la tumba de mis padres”.
            Zabrana rechazó también las ansias de libertad de muchos de sus compatriotas antes de la invasión de los tanques del Pacto de Varsovia en 1968. Para Zabrana, ese conato de libertad estuvo protagonizado por los mismos que veinte años atrás habían condenado a muchos ciudadanos a la cárcel y al ostracismo por no comulgar en su momento con la ideología comunista. Por eso, desconfiaba de todos.
            Y censura las diferencias que hubo entre algunos escritores occidentales a la hora de denunciar los regímenes totalitarios. Zabrana denuncia la actitud del escritor Pound de defender el régimen de Mussolini, pero se pregunta, a la vez, “¿cómo es posible que no se recuerde la misma estupidez política en el caso de Romain Rolland, que se identificaba con el asesino en serie José Stalin con la misma ceguera con la que Pound se identificaba con el asesino en serie Mussolini” ¿Por qué se debe medir con distinta mira dos demostraciones de idiotez política?”.
            Los diarios de Zabrana se suman a una larga lista de escritores que fueron víctimas de un totalitarismo deshumanizante, que merece ser denunciado y que no puede ser olvidado. 


Toda una vida
Jan Zabrana
Melusina. Santa Cruz de Tenerife (2010)
158 págs.
T.o.: Cely zivot.
Traducción: Fernando de Valenzuela Villaverde.

sábado, 16 de noviembre de 2019

"Teoría de la gravedad", de Leila Guerriero


Conocida periodista argentina, Leila Guerriero (1967) es autora de libros periodísticos y literarios, además de editora de la revista Gatopardo. Colabora en diferentes medios de comunicación internacionales. 
            Este libro, con un prólogo del escritor Pedro Mairal, contiene los artículos publicados en el diario El País desde 2014 hasta 2019. Son una excelente muestra del periodismo narrativo que escribe la autora, que convierte estas piezas en artículos eminentemente literarios en los que, de manera muy sintética (todos los artículos son de página y media), escribe sobre la realidad cotidiana desde una perspectiva periodística y literaria.
            Para Pedro Mairal, “a Leila Guerriero no se le escapa nada, ve incluso lo que no se ve”. La autora tiene una gran capacidad de observación para descubrir detalles sociológicos que explican muchas claves del modo de vida contemporáneo, siempre desde un punto de vista personal. Los personajes que aparecen y desaparecen de manera muy instantánea brotan de una realidad cambiante, actual, moderna. Como dice Mairal, Guerreiro aplica una “observación forense” sobre las distintas capas de la realidad. De alguna manera, por su estética y su desarrollo narrativo, funcionan como poemas prosificados y también como micronovelas a toda velocidad, pues se cuentan muchísimas historias con argumentos que aunque solo se esbozan contienen mucha sustancia.  
            La estructura de muchos de estos artículos es similar: un detalle significativo de la realidad sobre el que la autora se fija y, de pronto, la profundización estética en sus consecuencias, para terminar con la cita de unos versos de poetas sobre todo latinoamericanos (aunque hay de todo) que resumen el hondo mensaje evanescente que desea transmitir. 
            Muchos artículos tienen que ver con la vida en pareja o matrimonial, siempre mostrando aspectos inéditos que reafirman la unión o anticipan la desidia o la ruptura, la mayoría desde una perspectiva femenina. También aparecen muchas referencias a su propia vida, mostrando de manera parcial y desconexa muchos momentos de su biografía, de su infancia, juventud y carrera profesional, con muchos recuerdos de la relación con su padre.
            Mairal se pregunta si estos artículos son literatura o periodismo. Estos textos reflejan bien su estilo, que bebe de fuentes literarias pero se plasma en eficaces y vivas imágenes periodísticas que desbordan realidad. Su estilo es fuerte, afilado, feroz; Guerriero sorprende con fogonazos estilísticos muy directos, llenos de realidad, con los que pone el foco en rincones oscuros de la vida cotidiana. 


Teoría de la gravedad
Leila Guerriero
Libros del Asteroide. Barcelona (2019)
204 págs. 17,95 €.

martes, 12 de noviembre de 2019

"Mal que bien", de Enrique García-Máiquez


Nuevo poemario, el quinto, del poeta, traductor, articulista y autor de libros de aforismos y de diarios Enrique García-Máiquez (1969). Este poemario está empapado de un desbordante yo que da a sus poemas un aire familiar y coloquial. No es García-Máiquez un poeta grave en la forma, ya que abundan los poemas repletos de sencillez, frescura y humor; sin embargo, esta poética “confesional” aparece plagada de felices reflexiones sobre el tiempo, la vida, la muerte, el amor, el sentido de la trascendencia y la poesía.
            “El lector de poesía es un experto / en leer entre líneas”, escribe en el poema que abre el libro y que sirve de presentación; pero la verdad es que a lo largo del poemario el autor no esconde ni sus sentimientos ni sus pensamientos, que expone con una mezcla de ironía y contundente sinceridad. Hay una sintonía entre estos poemas y el resto de su producción literaria, con la asidua presencia de su mujer y sus hijos, sus poetas amigos y preferidos, la vida cotidiana… y los temas de fondo que, felizmente asumidos, traspasan la mayoría de los poemas con un transparente sentido común. 
             Así, una reflexión sobre la muerte de un ser querido se convierte en un poderosa manifestación de amor: “Que tú no morirás mientras yo te / recuerde, /que tu latido es ahora mi latido”. Y detrás de un optimismo vital, contagioso, aparece también la realidad más real del costoso vivir: “Sin miedo ni esperanza se suceden mis meses”. Domina, pues, en estos versos una atrayente reflexión sobre las circunstancias que rodean la vida cotidiana del poeta y lo esencial de la existencia. 


Mal que bien
Enrique García-Máiquez
Rialp. Madrid (2019)
102 págs. 12 €.

sábado, 9 de noviembre de 2019

"Conjugación de vida", de Rafael Gómez Pérez


Doctor en Derecho y Filosofía, Rafael Gómez Pérez es autor de numerosos ensayos en los que ha abordado cuestiones culturales de actualidad y líneas de pensamiento contemporáneas. Llama la atención el amplio campo de sus intereses, que van desde la filosofía a la literatura actual pasando por el mundo de la política, la metafísica, el rock y la recuperación de los clásicos. Con un estilo directo y concreto, abiertamente positivo, Gómez Pérez busca transmitir al lector actual, de manera divulgativa, verdades que mejoran al ser humano desde perspectivas muy variadas, siempre con el objetivo de analizar detalladamente la realidad, lo que él llama “los pliegues de las cosas”. Infatigable lector, sus innumerables lecturas, especialmente de los clásicos, aparecen destiladas en sus libros, siempre repletos de citas felices que ejemplifican la perennidad de sus pensamientos.
            Además de ensayos, Gómez Pérez ha escrito libros de texto, manuales universitarios, novelas, libros de relatos y también novelas juveniles. Conjugación de vida es, sin embargo, su primer poemario en el que ha reunido dos libros de poesías escritos a comienzos de los ochenta, Ficciones, y a finales de los noventa, Invención de un viaje, además de incluir un impecable poema final escrito en la actualidad, “Resucitado”. Conjugación de vida contiene unas magníficas ilustraciones del pintor Juan Romero, compañero de estudios del autor en su etapa universitaria en Sevilla.
            Como confiesa en el prólogo, la poesía le ha acompañado toda la vida como lector y como escritor. Desde siempre ha escrito muchos poemas, aunque muchos de ellos decidió no publicarlos e incluso, en un momento dado, los rompió. Conociendo sus ensayos, se palpa el permanente contacto de Gómez Pérez con la poesía, fuente de muchas observaciones y comentarios sobre el ser humano. También en el prólogo incluye una interesante definición de poesía que encaja con su mundo artístico e intelectual: “dar con algo insólito de la realidad de las cosas, del cuerpo y del alma”. Y, a ser posible, “decirlo con palabras ajustadas y bellas”.
            El primer poemario lleva por título “Ficciones” y está compuesto por un conjunto de poemas que tienen una base culturalista que procede de la lectura de los clásicos. Muchos llevan por título autor (Dante, Bécquer, Horacio...) o personajes de algunas obras clásicas (Dido y Eneas, Ana Karenina…). Inspirándose en la propia literatura, Gómez Pérez descubre aspectos nuevos con los que subraya sentimientos íntimos que son a la vez universales. Hay también momentos para el chispazo biográfico, como cuando escribe “Yo nunca me he enterado, / yo nunca he hecho cálculos, / yo nunca he aprendido / a triangular”. O en estos versos en los que sintetiza su constante asombro intelectual: “Llegar al fondo / para mirar por dentro lo que queda”. Y en esa introspección biográfica, ocupa un lugar especial el territorio de la infancia, al que vuelve una y otra vez: “soy solo lo que queda / del niño que pregunta”.
            “Invención de viaje”, el segundo libro, tienen connotaciones más personales. Hay más presencia del mundo interior del autor, de sus profundos sentimientos, de sus lealtades intelectuales. También aquí continua la admiración por las cosas, por lo concreto, por los seres individuales. Resulta significativo el último poema de este libro, titulado “Final”, donde condensa su trayectoria final y algunas de sus constantes vitales, entre las que destaca que siempre ha “conservado el asombro”. Y una modesta definición de su aspiración existencial: “uno más que camina / confundido en la calle”.
            Concluye el libro con el poema “Resucitado”, dedicado a Jesucristo, en el que encuentra el fundamento de su poética y también de su vida.


Conjugación de vida
Rafael Gómez Pérez
Trébedes. Toledo (2019)
64 págs. 10 €.
Página web Editorial Trébedes.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

"Los nuestros", de Serguéi Dovlátov


Tras la publicación de RetiroOficio y La maleta, la editorial Fulgencio Pimentel publica una nueva novela del escritor ruso Serguéi Dovlátov (1941-1990), autor que tuvo que exiliarse de la URSS a Estados Unidos, pues en su país no se le autorizó a publicar ningún libro (que se distribuyeron secretamente con mucho éxito en samizdat), y cuya obra está siendo en los últimos años merecidamente revalorizada en Rusia y en otros muchos países. 
Nuevamente se inspira Dovlátov en su propia vida, engarzando historias que tienen que ver con sus familiares de distintas generaciones, con escenas de su propia vida y de su frustrada carrera como escritor y hasta de su perro Glasha, técnica que suele emplear en sus libros, todos ellos muy biográficos. “Tienen ante ustedes la historia de mi familia. Una historia, espero, bastante ordinaria”. Y sí, ordinaria es, aunque lo más interesante vuelve a ser el punto de vista del narrador, desenfadado, divertido, irónico con el que transforma a cada uno de estos familiares en ejemplares únicos. Además, Dovlátov tiene la habilidad de mostrar la realidad a pie de calle, donde descubre siempre matices grotescos. 
Sus retratos familiares son muy divertidos, ofreciendo siempre una imagen extravagante de algunos de sus antepasados, siempre cercanos y cotidianos, a pesar de que se destaquen algunas de sus manías. Por ejemplo, de uno de sus primos dice: “La vida había hecho de mi primo un delincuente. Creo que tuvo suerte. Si no, se hubiera convertido, sin duda, en un alto funcionario del Partido”. A su abuelo Moséi, que años después fue asesinado en un campo de concentración acusado de espía belga, lo describe de la siguiente manera: “Mi abuelo media cerca de siete pies de estatura. Podía meterse una manzana entera en la boca. Los bigotes le llegaban hasta los galones”. Además, Dovlátov muestra entre líneas las estrecheces, la pobreza, las limitaciones y la falta de libertad de un régimen que la pluma de Dovlátov transforma en absurdo, difícil de entender por sus constantes paranoias.
              Como destaca Ricardo San Vicente, traductor y autor del epílogo, Dovlátov emplea un estilo “breve, concentrado, con un humor teñido de lacónico sarcasmo” que ya es marca de la casa, pues es de los aspectos más notables de su prosa. También Dovlátov tiene “el deseo entre etnográfico y visceral de contar lo que ve, de trasladar al papel una experiencia poco común, entre absurda e inquietante”. A diferencia de otros escritores soviéticos, que tuvieron que hacer malabarismos para escribir sobre la realidad (en tiempos de un falso y manipulado realismo), Dovlátov presenta de manera diáfana una realidad que se escapa en ocasiones por todos los lados. Como también opina Ricardo San Vicente, en el fondo se plantea el reto de poner coherencia en el absurdo y “narrar un mundo indescifrable, que raya en la locura”, con el que tiene que entenderse y vivir en él. Y es que, para Dovlátov, “la locura iba adquiriendo unas formas cotidianas, habituales y rutinarias”.


Los nuestros
Serguéi Dovlátov
Fulgencio Pimentel. Logroño (2019)
192 págs. 21 €. 
Traducción: Ricardo San Vicente.

miércoles, 23 de octubre de 2019

"Sovietistán", de Erika Fatland



Erika Fatland (Noruega, 1983) es escritora, periodista y antropóloga social. En 2014 realizó un largo viaje por cinco antiguas repúblicas soviéticas que se independizaron después de la desaparición de la Unión Soviética. Todas ellas forman parte de lo que se conoce como Asia Central o Turkestán, países con una historia milenaria unida a la Ruta de la Seda. Nunca estos países habían funcionado de manera independiente hasta después de 1991. Anteriormente, habían estado sometidos por diferentes pueblos (rusos, persas, griegos, mongoles, árabes, turcos…) o, ya en el siglo XX, formaron parte del imperio soviético. Con este libro, la autora ha querido destacar las huellas que han dejado “los años de Gobierno soviético en esos países, en las personas que viven allí, en las ciudades y en la naturaleza”; además, cómo ha perdurado su cultura originaria, en muchas ocasiones asentada en valores que están en las antípodas de los que impuso de manera uniforme la Unión Soviética en todos sus territorios; por último, qué ha sucedido en estos países, aislados y olvidados para la opinión pública internacional, después de la caída de la Unión Soviética. 
Lo que unía a Turkmenistán, Kazajistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán, los países que recorre la autora, era una organización social basada en clanes, sin que existiese ningún tipo de estado, y la extensión de la cultura nómada, que condicionaba sus estilos de vida y sus fuentes de riqueza. Para la autora, ningún poder extranjero “ha impactado tan profunda y sistemáticamente en los pueblos centroasiáticos como el de las autoridades soviéticas”, pues en pocos años estos pueblos “fueron obligados a pasar de ser sociedades organizadas en clanes al socialismo puro y duro. Hoy, son países de mayoría musulmana que han conseguido contener el avance del islamismo radical apostando por la moderación y la convivencia de religiones. También les une una tímida y desigual democracia y una peculiar manera de entender la política heredada de los años de comunismo. De hecho, todavía hoy la mayoría de estos países siguen en manos de las mismas personas que se hicieron con el poder tras su independencia. 
Algunos son dictaduras que han repetido en sus líderes lo peor del culto a la personalidad que se vivía en la Unión Soviética. Por ejemplo, Turkmenistán, un país de cinco millones de habitantes, estuvo controlado hasta 2006, fecha de su muerte, por Saparmurat Niyázov, que se hizo llamar Turkmenbashí, es decir, “El Líder de los Turcomanos”. Turkmenbashí cambió a su antojo los nombres de la semana y los meses y es autor del Ruhnama o “Libro del Alma”, libro de estudio obligatorio en todas las etapas educativas. Tras su muerte, se hizo con el poder su Ministro de Sanidad, el dentista Gurbangulí Berdimujamédov, que si bien renegó de las medidas más extravagantes de su antecesor, siguió alimentando también el culto a la personalidad.


La riqueza más importante de Turkmenistán son las exportaciones de gas y petróleo. El 80% del territorio es desértico. Es la capital del mundo con más fachadas de mármol por metro cuadrado de superficie. 


Por su parte, Kazajistán posee la economía más fuerte de Asia Central; tiene grandes reservas de gas, petróleo, oro, carbón y uranio. Durante la Unión Soviética, fue destino de millones de deportaciones forzadas. En la actualidad, conviven más de cien nacionalidades diferentes, resultado de esta política. Más del 75% del país es desértico y algunas regiones, como Semipalátinsk y Kurchátov, se utilizaron para las más de 400 pruebas nucleares que se realizaron. 


Con ocho millones de habitantes, Tayikistán es el país más pobre. El 90% de su terreno es montañoso y en su caso no tiene reservas de petróleo ni de gas. Vive, como otras repúblicas, del dinero que envían los emigrantes. Desde 1994 el presidente es Emomalí Rahmon. En su configuración, también son visibles los efectos de las multitudinarias deportaciones soviéticas.


Kirguistán es una república muy pobre que también depende de las divisas que envían los emigrantes desde Rusia. Está considerado el país más libre y democrático y goza de más libertad de prensa y de economía que las repúblicas vecinas. 


En Uzbekistán, el país más poblado, 28 millones de habitantes, son constantes las violaciones de los derechos humanos. En su territorio se encuentran dos de las ciudades más famosas de la Ruta de la Seda: Bujará y Samarcanda.
En sus constantes viajes, la autora habla con muchas personas, aunque por lo general tiene poca libertad de movimientos y sus conversaciones suelen estar controladas por las agencias de turismo estatales. Pero estas conversaciones, que en algunos casos sí se abren a la espontaneidad, dan al libro un tono ameno, cercano y coloquial que permite conocer un mundo muy desconocido para los occidentales. Como en otros libros similares sobre las antiguas repúblicas soviéticas (por ejemplo, El corazón perdido de Asia, del escritor inglés Colin Thubron, que también recorre estos mismos países en un viaje que realizó en 1992, al poco de derrumbarse el bloque del Este), sorprende la gran cantidad de personas que tienen nostalgia del imperio soviético, donde todo era previsible e idealista y donde los medios de comunicación oficiales transmitían a sus habitantes una visión siempre edulcorada y utópica de la realidad. A pesar de lo vivido (con la URSS pasaron de la Edad Media al siglo XX), han sobrevivido a las colectivizaciones y deportaciones y han conservado parte de su idiosincrasia y cultura.
Asia Central fue siempre una encrucijada entre el Este y el Oeste. Durante los años de “El Gran Juego”, Rusia y Gran Bretaña compitieron por el control de la zona. En la actualidad, estos países se encuentran en un territorio de nadie y deberán elegir entre la influencia de China, Rusia o la Europa Occidental. 


Sovietistán
Erika Fatland
Tusquets. Barcelona (2019)
496 págs. 24 €.
T.o.: Sovjetistan
Traducción: Carmen Freixenet.