domingo, 24 de diciembre de 2017

Selección libros 2017



La fabulosa taberna de McSorley y otras historias de Nueva York
Joseph Mitchell
Jus. 464 págs. 24 €

            Considerado el precursor del Nuevo Periodismo, Mitchell (1908-1996) se hizo famoso en New Yorker por sus Perfiles dedicados a personajes excéntricos de Nueva York. Este volumen reúne veinte reportajes de gran calidad literaria entre los que predominan los personajes estrafalarios; en otros  descubre ciudadanos anónimos que destacan por su desbordante humanidad. Asombra la capacidad de empatía de Mitchell, su oído para reproducir las múltiples variedades del lenguaje callejero.


Oficio
Serguéi Dovlátov
Fulgencio Pimentel. 320 págs. 21,85 €.

            Dovlátov (1941-1990) es un escritor ruso que se exilió en Estados en 1978. Esta novela, basada en su biografía, está compuesta de dos partes: El libro invisible, en la cuenta su fracasada vida como escritor en la URSS; y El periódico invisible, ya en Estados Unidos, donde relata su participación en un periódico para emigrados rusos. Su estilo elegante, preciso, ligero, rápido y satírico aleja sus historias y sus personajes, a menudo disparatadas y extravagantes, de la grandilocuencia de la tragedia rusa.


Un día en el atardecer del mundo
William Saroyan
Acantilado. 224 págs. 18 €.

            El escritor Yep Muscat llega a Nueva York desde California en 1955 para reencontrarse con su mujer, de la que se ha divorciado, y con sus dos hijos. También aprovecha el viaje para hacer algunas gestiones con editoriales. Hay un recuerdo entrañable de lugares que frecuentó en Nueva York y, también, momentos que reflejan las dificultades económicas que está atravesando. Todo ello con una mirada amable, nada trágica, en la que tienen cabida personajes agradables que se mueven por una ciudad que se describe con cariño.


El último caso de Philip Trent
E. C. Bentley
Siruela. 226 págs. 17,95 €.

Un hombre de negocios aparece muerto en su casa. Tanto su viuda como el personal de su casa dan explicaciones convincentes de que no tuvieron nada que ver con su muerte. Sin embargo, el detective Philip Trent reconstruye lo sucedido minuciosamente y lo deja por escrito a la viuda para que use sus revelaciones como le parezca. A continuación, se marcha del país y prefiere no averiguar más. Pero, pasados unos meses, le llegan noticias que le chocan mucho y decide volver. Resulta atractivo su protagonista, Philip Trent, un aristócrata y periodista que domina las técnicas policiales del momento, aparte de tener un conocimiento exhaustivo de toda clase de zapatos.


Mundo es
Andrés Trapiello
Pre-Textos. 448 págs. 29 €

            Fiel a su cita anual, Trapiello publica un nuevo volumen de sus diarios, el número veintiuno, a los que ha dado el título genérico de Salón de pasos perdidos. Los lectores habituales de estos diarios vuelven a encontrarse con las ya previsibles vicisitudes de su personaje protagonista: episodios domésticos y familiares, visitas al Rastro, conferencias y presentaciones de libros, lecturas y artículos, las periódicas estancias en Las Viñas, ataques de hipocondría, la relación con sus hijos, encuentros inesperados, sus amigos… En definitiva, esa atmósfera vital que precisamente buscan sus lectores. Lo que se desea es reencontrarse con ese escritor-personaje que es capaz de convertir en literatura su propia vida. Destaco especialmente su polivalente calidad literaria: en los diarios aparecen todos los registros literarios posibles: momentos líricos, prosa cotidiana, descripciones prolijas, reflexiones íntimas, aforismos, crítica literaria, observaciones agudas e ingeniosas, comentarios mordaces, mucho sentido del humor…


Inmersión. Un sendero en la nieve
Lidia Chukóvskaia
Errata naturae. 200 págs. 17,50 €.

            Su anterior novela publicada en España, Sofia Petrovna, una ciudadana ejemplar, tardó cincuenta años en publicarse por culpa de la censura soviética. En Inmersión, en primera persona, cuenta la estancia de la protagonista, Nina Sergeievna, en una casa de reposo para escritores. Se traslada para tener unos días de descanso, escribir y, sobre todo, para encontrarse consigo misma y superar la detención de su marido en 1938 al que han condenado a “diez años sin derecho de correspondencia”.


Los hermanos Ashkenazi
Israel Yehoshua Singer
Acantilado. 680 págs. 29 €

Al igual que La familia Karnowsky, esta novela es la historia de una saga familiar, centrada en una familia judía polaca que representa el drama que viven los judíos en muchos países de Centroeuropa y Rusia. Inspirada en sucesos autobiográficos, se describe el enfrentamiento entre los hermanos Sinya y Yanke y, con ellos y sus familias, se retratan tres generaciones con las que se expone la permanente persecución a que son sometidos los judíos, a la vez que se muestra el convulso ambiente social y político de la ciudad polaca de Lodz hasta la Primera Guerra Mundial y la independencia polaca.


Patria
Fernando Aramburu
Tusquets. 648 págs. 22.90 €

Novela dura, ambiciosa, larga que abarca cuarenta años de la historia del País Vasco y que arranca en 2011, cuando la viuda de un empresario asesinado por ETA decide regresar a su pueblo tras el anuncio de ETA del cese de la lucha armada con la idea de desentrañar los pormenores del asesinato de su marido. Su intermitente regreso provoca malestar en el pueblo, que ven su vuelta como una osada y deliberada provocación. Patria se centra en las vidas de dos familias, las de la víctima de ETA y sus vecinos, implicados en la causa terrorista e independentista. El autor describe la vida cotidiana, con sus momentos de doméstica normalidad y sus perversiones emotivas, marcadas por la lucha armada, que todo lo justifica, hasta la marginación y el silencio. Algunas historias secundarias se alejan demasiado del objetivo de la novela.


El meteorólogo
Olivier Rolin
Libros del Asteroide. 208 págs. 18,95 €

En un viaje a la URSS, el autor visitó las islas Solovkí, el archipiélago situado en el Mar Blanco, donde se fundó un monasterio, uno de los más antiguos de Rusia, y que en 1923 se convirtió en uno de los primeros campos del Gulag. En ese viaje conoció, a través de las cartas que escribió desde la prisión a su mujer y a su hija pequeña, la historia de uno de aquellos prisioneros. Ese fue el acicate para reconstruir la historia de su protagonista, Alekséi Feodósievich Vangengheim, que cuando fue detenido y deportado ocupaba el cargo de director del Servicio Hidrometeorológico de la URSS. Se trataba de un científico de prestigio y militante del Partido Comunista. El autor combina las estrategias de la novela con el ensayo biográfico. Vangengheim es una víctima gris, nada ejemplar, que sigue alimentando en el gulag su fe en el comunismo.


El monarca de las sombras
Javier Cercas
Literatura Random House. 288 págs. 20,90 €


El protagonista de esta novela es un familiar del autor, su tío abuelo Manuel Mena, que falleció en la batalla del Ebro durante la Guerra Civil con solo 19 años. Poco tiempo antes de iniciarse la guerra, se había alistado a la Falange. Su muerte forma parte de las leyendas familiares, aunque en su caso Cercas lo consideraba un suceso vergonzante que no había que airear sino ocultar. El libro es, por un lado, una investigación histórico-familiar sobre Mena y su vida en un pequeño pueblo de Cáceres hasta que fallece en el hospital de campaña del pueblo de Bot. Por otro, es el reencuentro del autor con sus raíces familiares; a la vez, un reportaje periodístico y una nueva incursión del autor en la Guerra Civil española. Cercas no oculta sus simpatías a favor del bando republicano, aunque también hable de sus errores.

jueves, 14 de diciembre de 2017

“Mundo es”, de Andrés Trapiello



Fiel a su cita anual, vuelve Andrés Trapiello a publicar un nuevo volumen de sus diarios, el número veintiuno, a los que ha dado el título genérico de Salón de pasos perdidos. Los lectores habituales de estos diarios vuelven a encontrarse con las ya previsibles vicisitudes de su personaje protagonista: episodios domésticos y familiares, visitas al Rastro, conferencias y presentaciones de libros, lecturas y artículos, las periódicas estancias en Las Viñas, ataques de hipocondría, la relación con sus hijos, encuentros inesperados, sus amigos… En definitiva, esa atmósfera vital que precisamente buscan sus lectores, pues a estas alturas no se leen estos diarios para encontrar sorpresivas revelaciones ni grandes aventuras. Lo que se desea es reencontrarse con ese escritor-personaje que es capaz de convertir en literatura su propia vida.
            “Escribir como se vive”, dice Trapiello casi al final de estos diarios. Y puede ser un buen resumen de su ya monumental empresa literaria: atrapar la vida “sin destruir las sombras” ni destruir “la luz”. De todo un poco o todo a la vez. Esto lo hace en cada una de estas páginas -y es lo que me parece que más hay que destacar- con una polivalente calidad literaria: en los diarios –unidos por el carácter de su protagonista- aparecen todos los registros literarios posibles: momentos líricos, prosa cotidiana, descripciones prolijas, reflexiones íntimas, aforismos, crítica literaria, observaciones agudas e ingeniosas, comentarios mordaces, mucho sentido del humor… Todo ello contado con gran naturalidad, sin imposturas, con un estilo sólido que es el resultado de muchos años de escarbar en las palabras para encontrar la más justa y apropiada y de huir de los tópicos para dar forma a los matices de tantos sentimientos. Desde el punto de vista literario, Trapiello saca el máximo partido al multiforme género diarístico. Sin lugar a dudas, es ya una indiscutible referencia en este género.
            Personalmente, siguiendo con esta idea, destacaría su capacidad para hacer retratos. Uno de mis favoritos aparece en la entrada en la que después de trabajar en un estudio entra a un bar. Escribe: “vimos allí a una mujer única. Entre sus ochenta años y la gente había extendido una cortina de maquillaje, pintalabios y sombra de ojos que tenía el único propósito de hacer que aparentara cuarenta, con el resultado desafortunado de que se le echaban lo menos cientoveinte. ¿Quién era, o mejor, quién había sido? Su no-pelo, teñido de rojo granada, estaba cardado de tal modo, que subía sus buenos treinta centímetros. No obstante su volumen engañoso, era tan escaso que se le veía la forma de la calavera y se le podía contar pelo por pelo. Más que cabellera, se parecía a un plantío forestal. Cómo había logrado meter su cuerpo en aquella falda de plexiglás rojo era uno de esos misterios que saben guardar para sí las mujeres coquetas. La blusa, sin mangas y no menos ceñida, dejaba al aire dos magníficos perniles blancos y para mostrarlos altanera al mundo, se había subido a unos coturnos de un palmo”.
            También destaco sus personales opiniones literarias, expuestas con agudeza y mucha originalidad. Por ejemplo, para él “las novelas históricas lo peor que tienen es que suelen acabar mal, porque empiezan siendo historia pero no acaban siendo novela, y al revés”. O su impresión después de dedicar unas horas a releer Cien años de soledad, de García Márquez, escritor que aparece en estas páginas a propósito de un desternillante relato de su estancia en un Congreso en Colombia, al que dedica no pocas páginas: “A las dos horas compruebas que estás extenuado de tanta magia y hechos insólitos y, como sucede con los culturistas, la prosa tratada con anabolizantes admira tanto como repele”.
            Y luego están sus opiniones sobre Proust y Francisco Umbral. Y sobre Josep Pla, Baroja, Galdós, escritores habituales en sus diarios. También, rápidos y sarcásticos comentarios a propósito de un encuentro con Antonio Gala en la Feria del Libro de Madrid, las esculturas de Botero en Colombia, un libro sobre la Movida madrileña… Sorprendentes aforismos: “El día de mañana está muy sobrevalorado, porque el día de mañana, no hay que engañarse, no va a llegar nunca (Zenón de Elea)”.
            Hay páginas memorables con observaciones muy minuciosas sobre su estancia en el Congreso de Colombia, uno de los platos fuertes de este volumen, donde vuelve a demostrar su capacidad de observación, a veces mordaz, para sacar partido a los actos oficiales, recepciones, comidas y eventos a los que asiste. También me han parecido muy brillantes las páginas que dedica a acompañar a su hijo fotógrafo a una capea en un pequeño pueblo extremeño de la España profunda.
            ¿Qué busca uno, como lector, en estos diarios? Cada uno seguro que buscamos cosas distintas. En mi caso, y ya que se le conocen las reacciones, los sentimientos y hasta las manías, acompañar como la sombra a su protagonista en los diferentes y variados pliegues de su vida, nada espectacular sino más bien rutinaria, que él asume y aborda de manera muy literaria: convierte todo lo que le pasa en un momento único e irrepetible, sea este reparar una avería en su casa de Las Viñas, visitar una librería de viejo, dar una conferencia, ir de compras o asistir al insólito concierto de guitarra clásica de unos amigos. O sea, literatura en estado puro.


Mundo es
Andrés Trapiello
Pre-Textos. Valencia (2017)
448 págs. 29 €.

domingo, 3 de diciembre de 2017

“Por ley superior”, de Giorgio Fontana


Publica Libros del Asteroide una novela del italiano Giorgio Fontana (1981) anterior a Muerte de un hombre feliz, libro que recibió muy buenas críticas en Italia, publicado en 2014, y en España, en 2016, por su doloroso y bello homenaje a los profesionales de la justicia; ambientada en los años de las Brigadas Rojas, a principios de los ochenta, el protagonista era un fiscal, Giacomo Colnaghi, dedicado a los crímenes terroristas.
Por ley superior, premio Leonardo Sciascia, se publicó en 2011 y comparte con Muerte de un hombre feliz bastantes cosas: la novela también está protagonizada por un magistrado (en este caso, Roberto Doni, fiscal general sustituto de Milán), su tema tiene que ver con el funcionamiento de la justicia y Doni fue íntimo amigo de Giacomo Colnaghi, su protagonista.
            En esta ocasión, la ambientación es más contemporánea. Transcurre en la actualidad y gira en torno al caso Ghezal, en el que se acusa a un inmigrante tunecino del asesinato de una joven italiana. El crimen ha tenido bastante repercusión en la opinión pública y ha originado un espinoso debate sobre la inmigración. Una periodista, Elena Vicenzi, se pone en contacto con el fiscal general sustituto porque no se fía del abogado defensor de Jaled, el acusado, y porque está totalmente convencida de su inocencia.
            Sin saber por qué, saltándose algunas normas legales, Roberto Doni accede a reunirse con la periodista, que lleva al magistrado al lugar donde ocurrieron los hechos, un barrio miserable de Milán lleno de inmigrantes y de pobreza, y le presenta a varias personas que ofrecen una versión distinta de los hechos, aunque no van a dar la cara en el juicio porque su vida podría correr peligro. El caso provoca así una sacudida en el ánimo de Roberto Doni, un magistrado moderado y sencillo que lleva una vida sin excesos, una persona recta y cumplidora que tiene como lema vital: “disminuir los sufrimientos, aprovechar al máximo las posibilidades”.
            Elena, la periodista, pone al magistrado en una situación casi límite. Él sabe que el funcionamiento de la justicia exige un orden, unos procedimientos que debe respetar al máximo. Lo que le plantea Elena es que es precisamente ese escrupuloso cumplimiento de la ley, al que Doni se ha aferrado durante toda su vida, puede provocar la destrucción de la vida de una persona. Como le dice la periodista, “la justicia verdadera es aquella para la que un inocente, si lo es, no merece ser castigado solo porque ciertos engranajes no funcionan”. La situación lleva al magistrado a reflexionar sobre la verdad y los fines de la justicia, que en su caso concreto le obligan a tomar una decisión de conciencia que puede suponer el fin de su carrera como jurista.
            Fontana hace un perfecto retrato del magistrado y de su burgués contexto familiar y profesional. También del mundo de la justicia y de la variadas y múltiples realidades de la vida en Milán, en muchos casos oculta para muchos de sus ciudadanos. El estilo intenta ser aséptico, con muchos diálogos (a veces un tanto acartonados) y con capítulos breves que permiten avanzar poco a poco en todos los ingredientes que rodean una trama que gira en torno a la ética en la aplicación de la justicia.


Por ley superior
Giorgio Fontana
Libros del Asteroide. Barcelona (2017)
266 págs. 19,95 € (papel) / 10,99 € (digital).
T.o.: Per legge superiore.
Traducción: Carlos Manzano.

sábado, 25 de noviembre de 2017

“Sandró de Cheguem”, de Fazil Iskander


Fallecido en 2016, Fazil Iskander es con Bragat Shinkuza (1917-2004) uno de los máximos representantes de la literatura contemporánea de la República de Abjasia, aunque Iskander se definió asimismo como “un escritor ruso y un cantante abjasio”. De hecho, aunque vivió en Abjasia casi toda su vida, se trasladó a Moscú a partir de la desintegración de la URSS y de la independencia de la República de Abjasia en 1992. Iskander defiende la vinculación de Abjasia con la tradición y la cultura rusa y se ha opuesto a la situación creada en su país a partir de la independencia, que ha llevado a separatismos y enfrentamientos con Georgia y también con Rusia. Ahora mismo, Abjasia es un país que sólo ha sido reconocido solo por un reducidísimo grupo de países, entre los que se encuentran Rusia y Venezuela; y mantiene un contencioso político y militar con Georgia, que sigue considerando a Abjasia parte de su territorio. Conflictos parecidos están viviendo otras repúblicas del Cáucaso, como Osetia del Sur. Iskander denunció que todos estos problemas han fomentado que haya ahora “xenofobia y hostilidad hacia el caucásico y hacia otras etnias”. En sus obras, resalta la convivencia pacífica que existía entre los abjasios, georgianos, armenios y rusos.
            Iskander nació en la capital de Abjasia, en Sujum, en 1929. Su padre, iraní, fue deportado en una purga en 1928 cuando su hijo tenía apenas nueve años. No lo volvió a ver. Se educó con la familia de su madre en Abjasia, en el lugar que de manera ficticia el autor denomina en este libro Cheguem, y que en los años de su infancia, donde transcurren muchas páginas, “era aún en gran medida el de la vida patriarcal y campesina de Abjasia”. Es consciente de que en sus narraciones hay mucho de nostalgia, pues aquella vida está en proceso de desaparición, y también mucho de idealización de unas tierras de las que el autor se quedó prendado para siempre: “la gente –escribe- tiende a exaltar lo que ama”.
            Criado en Abjasia, Iskander realizó estudios superiores en Moscú. Se diplomó en el Instituto de Literatura Gorki y luego ejerció como periodista en las localidades de Kursk y Brianik. Después, decidió regresar a Abjasia, donde se dedicó a la literatura. En 1954 publicó el primero de sus poemarios (luego escribió bastantes más) que lleva por título Sendero montañoso. Su primera novela es de 1966, Constelación de capritur, ambientada en un contexto campesino, y en la que aparecen las señas distintivas de su literatura: humor, ironía, veladas críticas a las políticas comunistas que vienen de los centros de poder de la URSS y unos personajes e historias muy ceñidas a la realidad popular y campesina de Abjasia.
            En 1973 empezó a publicar los primeros episodios de su obra más famosa, Sandró de Cheguem, que fue censurada por las autoridades soviéticas y cuya versión íntegra y sin censurar se publicó primero en Estados Unidos en la década de los 80 y en la URSS en 1988. Aunque tuvo estos problemas con la censura, y algunos más (en 1979 fue uno de los autores del polémico almanaque Metropol, prohibido por las autoridades), no fue Iskander un escritor disidente. Recibió los premios más importantes en los momentos de cambio y transformación de la URSS: en 1989, obtuvo el Premio Estatal de la Unión Soviética; en 1993, el Premio Pushkin; en 1994, el Premio Estatal de la Federación de Rusia. En su momento, fue nominado en sucesivas veces al Premio Nobel de Literatura. En España, en 1991, se publicó su novela distópica Conejos y serpientes, de 1982, escrita al modo de Rebelión en la granja, de Orwell.
            En la “Nota del Autor” que encabeza esta espléndida edición de la editorial Automática, la primera vez que se traduce al castellano, Iskander explica algunas claves de esta obra. En primer lugar, su principal intención es realizar “una parodia ligera de la novela picaresca”, tomando como principal personaje el tío Sandró, figura representativa de la aldea de Cheguem. Pero estamos ante una picaresca en la que su principal ingrediente es “la poesía de la vida popular”, abordada con mucho humor y naturalidad. Por eso, como comentábamos, hay una idealización de la vida campesina que contrasta totalmente con “el carnaval de la burocracia teatralizada del estalinismo: los calientasillas habían conquistado el poder”. Su deseo es rescatar, reconstruir y fijar un mundo en vías de desaparición, dando valor a las leyendas, a los personajes populares y hasta a algunos elementos fantásticos, hasta tal punto que se ha dicho de él que llegó al realismo mágico sin saber lo que era.
            El hilo conductor de este conjunto de relatos es, en la mayoría de ellos, el tío Sandró y su familia, de la que forma parte el narrador, que es testigo de algunas de las historias y que relata los recuerdos de estos personajes. Este narrador no es el protagonista; él se limita a convertir en literatura aquel mundo poblado por infinidad de familiares y por historias en las que se defiende abiertamente el mundo campesino, contrario en muchos casos a los planes de los dirigentes políticos, que viven agobiados por el cumplimiento de los planes quinquenales (objetivos que poco tienen que ver con la realidad). Así define este contraste uno de los personajes, el judío Samuíl: “porque los bolcheviques han abierto almacenes y quieren que la gente compre en esos almacenes cosas que la gente no quiere comprar. Y lo que la gente quiere comprar no lo tienen en esos almacenes”.
            Comienza el libro con varios relatos que describen bien la personalidad de Sandró de Cheguem y el mundo popular en el que se mueve, como los titulados “Sandró de Cheguem”, “El príncipe de Oldemburgo” y “la batalla de Kodor”. El titulado “Los festines de Baltasar”, convertido en película en 1989, incluye como personajes a Stalin y a otros destacados líderes comunistas que asisten a una cena en la que actúa la Compañía de Coros y Danzas de Abjasia, de la que forma parte Sandró. A continuación, el espléndido relato “La historia del mulo del viejo Jabug”, que tiene como narrador al propio mulo y que es un dechado de literatura popular.
            Otros relatos reviven historias y tradiciones populares o recrean aventuras de personajes insólitos y originales, como la bella Tali, el mujeriego Marat  o la fatalidad de Zaynab. También Iskander incluye relatos sobre una de sus más originales invenciones, los llamados “enduarianos”, que aparecen citados en otros muchos momentos del libro, un pueblo imaginario que, según el autor, “representan nuestros prejuicios (son unos extraños), y constituyen asimismo una imagen de los males de la civilización, que nos convierte en unos extraños a nuestros propios ojos”. También es muy imaginativa la creación del animal “capritur”, que se aborda en un relato y que fue el tema de su primera novela.
            En el último relato, “El árbol de la infancia”, es más acusado su espíritu nostálgico, que encarnan estas palabras que aparecen casi al final del relato y del libro: “Cuando todo aquello que hemos amado se esfuma, todo lo que ha brillado ante nosotros con la luz de la esperanza, el coraje, la ternura, la nobleza, cuando todo eso se esfuma, estoy dispuesto a estrechar contra mi pecho hasta la estupidez, por que la estupidez también forma parte del hombre. Más aún, estoy dispuesto a arrodillarme ante ella con filial tristeza”.


Sandró de Cheguem
Fazil Iskander
Automática. Madrid (2017)
832 págs. 29 €.
Traducción: Fernando Otero Macías.

sábado, 18 de noviembre de 2017

"Cien años de literatura a la sombra del Gulag", de Adolfo Torrecilla


          Hoy utilizo mi blog para anunciar que acaba de aparecer en la editorial Rialp mi libro "Cien años de literatura a la sombra del Gulag". Os copio el texto que aparece en la contracubierta del libro, donde se explica de qué va.
"Mucho se ha escrito sobre los campos de exterminio nazis. Y también sobre la represión y los Gulag en la URSS y en otros países comunistas. Sin embargo, por diferentes causas, la magnitud del terror soviético no ha conseguido penetrar en el imaginario colectivo. ¿Por qué se recuerdan constante y justamente los crímenes nazis y se olvidan los comunistas?
A la sombra del Gulag aborda esta cuestión y desgrana los principales títulos que han visto la luz en España sobre esta materia. Más de cien libros sobre el Gulag y los asesinatos en la URSS, en los países del Telón de Acero (Rumanía, Polonia, Checoslovaquia, Albania..),  y en otras geografías de la barbarie: China, Camboya, Corea del Norte.
No estamos ante una selección de libros de historia, que analizan de manera fría aquellos dramáticos hechos. Estamos ante un amplio muestrario de novelas, diarios, libros de memorias, relatos, poemas, libros de viajes, artículos periodísticos que presentan de manera individual y en carne viva la represión y el modo de vida en muchos países comunistas, una represión que llegó a ser en algunos casos brutal.
Los libros aquí seleccionados y comentados forman una biblioteca de la memoria con la que el autor reivindica que las numerosas víctimas no caigan en el agujero negro del interesado olvido".

Cien años de literatura a la sombra del Gulag
Adolfo Torrecilla
Editorial Rialp. Madrid (2017)
490 págs. 23 €.

sábado, 11 de noviembre de 2017

“Inmersión. Un sendero en la nieve”, de Lidia Chukóvskaia


La primera novela de Lidia Chukóvskaia, Sofia Petrovna, una ciudadana ejemplar, tardó cincuenta años en publicarse por culpa de la censura soviética. En ella, contaba el proceso de locura de una “ciudadana comunista ejemplar” que ve cómo de pronto todo a su alrededor se derrumba y vuelve contra ella cuando arrestan a un hijo suyo al que acusan contrarrevolucionario. La autora hace una implacable denuncia de los métodos de control soviéticos, denuncia que con otro estilo vuelve a aparecer en Inmersión, también traspasada por sucesos biográficos.
            La novela cuenta la estancia de la protagonista, Nina Sergeievna, en una casa de reposo para escritores. Se traslada para tener unos días de descanso (“podría sentarme en un escritorio sin tener que convertirlo tres veces al día en la mesa para comer”), escribir y traducir y, sobre todo, para reflexionar, encontrarse consigo misma y repasar su vida. Nina vive en Leningrado con una hija de catorce años y todavía no ha superado la detención de su marido en 1938 al que han condenado a “diez años sin derecho de correspondencia”. Los recuerdos de Aliosha, su marido, le atraviesan constantemente y no piensa más que en su posible muerte en un campo de trabajo en Siberia.
            En la casa de reposo convive con otros escritores, la mayoría obedientes representantes de la cultura oficial. La novela transcurre entre los meses de febrero y marzo de 1949, veintiséis días que la autora pasa en las montañas, rodeada de bosques y de nieve. Uno de los escritores que también pasa unos días de descanso es Nikolái A. Bilibin, que está rematando una novela sobre “las minas de carbón de Siberia, de las avanzas técnicas de explotación de la hulla, de la incorporación de maquinaria”. En sus paseos por él, Nina descubre que Bilibin ha pasado cinco años en Siberia, condenado a uno de esos campos donde ella piensa que todavía puede encontrarse su marido, agarrándose a una tímida esperanza. Pero Bilibin le confiesa la verdad de la condena de su marido: esos diez años son un eufemismo que empleaban las autoridades para evitar decir que ya había sido ejecutado. Nina se siente entrañablemente unido a este escritor, que de alguna manera le trae la voz y los recuerdos de su marido y con él establece una inestable relación especial.
            No le ocurre lo mismo con todos los escritores de la casa de reposo. A la mayoría les considera atrapados, como ya sucedió en 1938 durante las Grandes Purgas, en el lenguaje vacío lleno de clichés que emplean las autoridades, y ellos mismos, para hablar de literatura y de la situación política que atraviesa la URSS. En esos años, precisamente se desata una campaña contra el “cosmopolitismo”, otro eufemismo -en este caso de “antisemitismo”- para decir que se estaba deteniendo a muchos judíos, como pasó en la realidad. Pero ese lenguaje de “cáscara vacía” es la nota distintiva del régimen, una combinación de signos convencionales, de expresiones estereotipadas que no tienen ningún contenido. Nina, y la propia autora, Lidia, se rebelan contra ese demagógico empleo del lenguaje, que se traslada al estilo, diáfano, auténtico y transparente, uno de los grandes aciertos de esta novela que profundiza en el drama interior de la protagonista y en la dificultad de adaptarse a la moral y a las trampas semánticas del régimen.
            Lidia Chukóvskaia vivió un suceso parecido al de la protagonista de Inmersión. Su marido, Matvéi Bronstein, un famoso físico, fue arrestado en 1937. Ella acudía todos los días a la cárcel para interesarse por el destino de su marido y para enviarle cartas y paquetes de comida. En una de las colas que tenía que guardar conoció a la escritora Anna Ajmátova, la autora de Réquiem, poemario en el que evoca la detención de su hijo y las largas horas que pasó con otras mujeres en las puertas de las cárceles. Las dos compartieron una amistad durante décadas, sobre la que Lidia escribió Apuntes sobre Anna Ajmátova, de próxima publicación en esta misma editorial. En 1974, Lidia fue expulsada de la Unión de Escritores, la organización literaria oficial, por defender a los disidentes Brodsky, Solzhenitsin y Sájarov.


Inmersión. Un sendero en la nieve
Lidia Chukóvskaia
Errata naturae. Madrid (2017)
200 págs. 17,50 €.

“La mirada de los peces”, de Sergio del Molino



          Sergio del Molino (Madrid, 1979), escritor y periodista, ha publicado hasta ahora varias novelas, de las que destacamos La hora violeta (2013) y el ensayo autobiográfico La España vacía (2016), que consiguió convertirse en uno de los libros más vendidos de 2016 y 2017. Ahora, tomando otra vez como punto de partida su propia vida, escribe una novela sobre uno de los profesores que tuvo en sus años de estudiante de BUP en un instituto público de Zaragoza durante la década de los noventa.
            El profesor es un personaje polémico, Antonio Aramayona, que se suicidó en 2016. Era escritor, profesor de filosofía y activista político en defensa de la enseñanza pública, del laicismo y de la muerte digna y durante la crisis se aproximó al partido político de Podemos. Le habían amputado una pierna, se movía en silla de ruedas y tenía una discapacidad del 65%. Pero nada de esto influyó en su suicidio: planificado, publicitado y hasta casi televisado. Incluso Jon Sistiaga le convirtió en protagonista de uno de sus capítulos, el último (“Y al final: la muerte”) de su serie documental Tabú. En ese documental que se rodó antes de su muerte, aparecen algunos de sus antiguos alumnos en el instituto, entre ellos el autor, Sergio del Molino.
            La novela utiliza como hilo conductor la relación de discípulo, más o menos, y maestro entre el profesor y el alumno. Ya en esos años, Sergio del Molino era un alumno con inquietudes literarias y culturales y conectó con los métodos pedagógicos originales, revolucionarios y “terroristas” (como los define el autor). Al acabar sus estudios, siguió manteniendo relación con él, durante años de manera distante pero después compartieron muchos momentos juntos, siempre bajo el paraguas del discípulo y su maestro.
            Pero la novela recorre a la vez numerosos caminos, pues Sergio del Molino aprovecha esta relación y la decisión final de Aramayona, que no consigue entender pero que califica como un síntoma de coherencia, para recrear la atmósfera vital en la que transcurrió su vida a mediados de los noventa en el barrio de San José en Zaragoza.
            Aunque él había crecido en “una casa comunista, de un comunismo ambiental y sin carnet que glorificaba la educación y las buenas notas”, la mayoría de sus compañeros de estudios solo pensaban en la bebida, en la música y en el sexo. Sus gustos eran radicales: eran los años de barricada y grupos heavy, años de fumar canutos y borracheras. Del Molino habla de sus novias, de sus estudios, de la relación con sus padres (estaban separados), de la política de esos años de efervescencia social. “Cuando hablo de izquierda en este cuaderno –escribe- y refiriéndome a ese barrio y esos años, hablo de esa izquierda extraparlamentaria, minoritaria, caótica, fragmentada, discutida, biliosa, impenitente, gutural y totalizadora que parecía hecha de mil siglas cambiantes pero que siempre estaba formada por los mismos tipos mal vestidos”. Años de rebeldías familiares y sociales, sin apenas horizontes, aunque algunos de ellos encontraron en los estudios su futuro.
Este componente sociológico y costumbrista es uno de los mejores ingredientes de esta novela fragmentada, que avanza a tirones, que se queda a mitad de camino entre el memorialismo y la novela de aprendizaje. Hay, como hemos comentado, aciertos a la hora de hacer un retrato generacional concreto y específico, a veces cutre; sin embargo, la anécdota central del libro, el suicidio de su profesor de filosofía, no acaba de encontrar ni su sitio ni su protagonismo, pues en todo momento el autor, con acierto, huye de convertir la novela en una melosa hagiografía de “un perroflauta motorizado”, como se definía a sí mismo Aramayona al final de sus días.


La mirada de los peces
Sergio del Molino
Literatura Random House. Barcelona (2017)
214 págs. 17,90 €.