domingo, 26 de abril de 2015

“Una mujer en el frente”, de Alaine Polcz


En el final de la Segunda Guerra Mundial, mientras las tropas rusas avanzaban reconquistando territorios en posesión de los alemanes en su camino hacia Berlín, muchas mujeres de diferentes nacionalidades se convirtieron en víctimas al ser violadas y utilizadas como objetos de usar y tirar, una estrategia más de la deshumanización que se apoderó de los bandos enfrentados. Hace años, impactó el diario de una mujer anónima, periodista alemana, que rememoró estos sucesos en su libro Una mujer en Berlín (Anagrama), crudísimo testimonio de los abusos que cometieron las tropas rusas contra las mujeres que se encontraron en la capital del Tercer Reich. Parecida es la experiencia que la psicóloga y escritora Alaine Polcz (1922-2007) describe en este libro de lo que vivió durante la Segunda Guerra Mundial en la zona de Transilvania, territorio fluctuante que ha pertenecido a Hungría y Rumanía. Este testimonio no lo pudo publicar hasta que las tropas rusas abandonaron en 1991 Hungría, donde residía. Desde su publicación, el libro, traducido a catorce idiomas, se ha convertido en un símbolo que ejemplifica el sufrimiento de más de 200.000 mujeres que sufrieron vejaciones similares.
            El libro comienza cuando Alaine, una joven de diecinueve años, contrae matrimonio en la ciudad de Kolozsvar con el escritor János en 1944, en los estertores de la guerra, cuando quedaba lo peor. Alaine es una joven ingenua, sin apenas experiencia ni de la vida ni del amor. La novela describe la luna de miel en la que recorren diferentes ciudades rumanas cuando los alemanes controlan el país. Pero las tornas cambian a toda velocidad y los rusos comienzan a entrar en Rumanía y Hungría. Los enfrentamientos bélicos son constantes y los lugares cambian de manos en pocos días, con las consiguientes represalias.  
            János y Alaine se refugian en diferentes lugares y cambian frecuentemente de domicilio hasta que llegan a un lugar cercano a Budapest donde, en el Palacio Esterházy, trabaja la madre de János. Allí consiguen una cierta estabilidad hasta que tienen que huir, acosados tanto por los alemanes como los rusos. En uno de estos movimientos, detienen a János, y Alaine, con su suegra, se refugian en Csákvar. Ahí es donde tienen lugar los momentos más sobrecogedores de esta novela, cuando Alaine es violada repetidamente por las tropas rusas. Más tarde conseguirá huir y reencontrarse con parte de su familia.
            Alaine se siente sobrepasada por todo lo que está pasando. Su positiva y refrescante actitud ante la vida, muy evidente en el tono de esta novela, contrasta con el desdén que muestra hacia ella su marido, quien nunca le trata con cariño ni comprensión. La actitud de Alaine, que ha hecho estudios de enfermería, es de ayudar a la gente en la medida de sus posibilidades, sobre todo a su suegra, por la que se desvive. Pero el deshumanizado ambiente de supervivencia acaba anegando todo. Aunque vemos detalles de grandeza y generosidad, también asistimos, como suele pasar en las guerras, a una amplia gama de manifestaciones egoístas y crueles. Alaine es protestante, pero en su huida se encuentra con algunos católicos que, en esos duros momentos, no dan la talla moral. Ella confiesa que las circunstancias tan duras que le tocó vivir y el ejemplo de determinadas personas la llevaron a abandonar la fe, aunque deja caer que años más tarde, durante la dictadura comunista de Hungría, volvió a replantearse el sentido de la vida viendo la escala de valores de un país comunista. Las dramáticas circunstancias que vivió durante la guerra no contribuyeron en este caso a acercarse a Dios.
            Ante las insistencia de algunos amigos, la autora recuerda estos sucesos años después de que hayan ocurrido, con su vida ya rehecha. El tono memorialístico dirige la narración hacia momentos, personajes y escenas muy concretas que aportan gran verosimilitud a su relato y mucha cercanía. No carga las tintas ni salpica su testimonio con digresiones, truculencias o valoraciones, con lo que consigue un relato sencillo, eficaz, sin florituras, a pesar de la brutalidad de algunas escenas.
  

Una mujer en el frente
Alaine Polcz
Periférica. Cáceres (2015)
240 págs. 19,50 €.
T.o.: Asszony a fronton.
Traducción: Éva Cserháti y Carmina Fenollosa.

miércoles, 22 de abril de 2015

10 sugerencias para el Día del Libro



Gaito Gazdánov, El espectro de Alexsandr Wolf. El autor nació en San Petersburgo en 1903, se exilió en 1923 en Munich, donde trabajó como periodista y falleció en 1971. El narrador de esta historia, contada en primera persona, mata, con dieciséis años, a un soldado que lo perseguía durante la guerra civil rusa. Este hecho pesa enormemente sobre su conciencia, pero cuando han transcurrido bastantes años lee un día un relato de Aleksandr Wolf en el que este cuenta aquel suceso desde el punto de vista de la víctima. Esto hace pensar al narrador que aquel hombre no murió e inicia su búsqueda en Londres, donde se ha editado el libro de Wolf, y en París. Relato original, bien contado, con una cuidada descripción de los ambientes parisinos en que transcurre la mayor parte de la novela. (Acantilado. 147 págs. 14 €.).


Antonio Scurati, El padre infiel. La novela comienza cuando la mujer de Glauco, Giulia, llorando, explota en una crisis nerviosa. La crisis anuncia una tormenta matrimonial y, quizás, sea el anticipo de una posterior separación. Pero primero Glauco quiere analizar las cosas con detenimiento, intentando entender qué es lo que ha pasado en su matrimonio y en su vida para llegar a esa situación. A continuación, Glauco, y esa es la novela, repasa los últimos años de su vida y de su relación con Giulia. Scurati describe de manera divertida, cruda (hay momentos quizá demasiado fuertes) y acertada las vicisitudes de un matrimonio maduro y primerizo, en el que nadie encuentra fácilmente su sitio. Todo está descrito con una aguda capacidad de observación y con unas reflexiones muy inteligentes que se extienden a otros ámbitos de la cultura contemporánea. (Libros del Asteroide. 240 págs. 19,95 €.).


Augusto Assía, Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo. Augusto Assía (1906-2002), pseudónimo de Felipe Fernández Armesto, fue el único corresponsal español en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. El volumen está dividido en dos partes: en la primera, Cuando, yunque, yunque, recoge una selección de sus crónicas hasta 1943, cuando los británicos se armaron para resistir a Hitler. En la siguiente, Cuando martillo, martillo, las fuerzas británicas, aliadas con las estadounidenses, toman la iniciativa en pos de la victoria final. Estas crónicas, más de un centenar, no abordan solo los aspectos bélicos; también presentan las costumbres y la esencia de un país que podía perder “todas las batallas excepto la última”. (Libros del Asteroide. 504 págs. 24,95 €.).


Piotr Bednarski, Las nieves azules. Reconstrucción novelada de la infancia del autor, judío polaco deportado a un pueblo de Siberia cuando era un niño, poco tiempo después de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Las cosas se cuentan con una voz de adulto que recuerda, pero que también intenta reproducir la mirada del niño de unos diez años que tenía entonces. Abundan los momentos duros: denuncias injustas, deportaciones, asesinatos, suicidios… El padre del protagonista reaparece brevemente pero, debido a una pelea, es enviado casi de inmediato a Kolymá, “el auténtico corazón del comunismo” según un personaje. Sin embargo, el tono es estimulante. (Malpaso. 144 págs. 18 €.).


Vicente Valero, El arte de la fuga. Poeta de una sólida trayectoria, Valero sorprendió el año pasado con una original novela, Los extraños, dedicada a rastrear en las historias de familiares perdidos y olvidados. Este volumen, su primer libro de relatos, contiene tres narraciones dedicadas a tres escritores de diferentes épocas y características. El protagonista del primero es San Juan de la Cruz en los últimos momentos de su vida, cuando llega muy enfermo a Úbeda desde su retiro de La Peñuela y es acogido en un convento. El segundo está dedicado al poeta Friedrich Hölderling, también en un momento crítico de su vida, cuando regresa a Stuttgart después de abandonar precipitadamente Burdeos y se encuentra al borde de la locura. El tercero se centra en un episodio de la vida del portugués Fernando Pessoa, en el momento en el que “descubre” sus heterónimos. Con un estilo sencillo y poético, Valero convierte en literatura esos instantes que condensan sus vidas y su literatura. (Periférica. 104 págs. 14,75 €.).


Laurie Lee, Sidra con Rosie. Publicada en 1959, esta novela es una de las más leídas de la literatura inglesa. Su autor, el poeta y escritor Laurie Lee (1914-1997), acertó a describir en ella, con una mirada autobiográfica, la vida y las costumbres del mundo rural inglés antes de los cambios de vida que se dieron a partir de 1920. Lee no hace abstracciones sino que se basa en sus concretos recuerdos cuando a partir de los tres años, con el resto de su numerosa familia, se trasladaron a vivir a Cotswold, en el valle de Slad, en el suroeste de Inglaterra. “Los últimos días de mi infancia –escribe en el último capítulo- fueron también los últimos días de la aldea (...). Yo, mi familia, mi generación, nacimos (...) en un mundo de trabajo duro y necesaria paciencia”. (Nórdica. 256 págs. 19,50 €.).


Jessica Mitford, Nobles y rebeldes. Jessica fue una de las famosas hermanas Mitford, que tanto dieron que hablar en la década de los años 30 en Gran Bretaña. Una de ellas, Nancy, fue una destacada escritora; y otra, Unity, pertenecía al círculo íntimo de Hitler. Jessica fue la “hermana roja”. Muy joven, abandonó a su familia, se fugó con su primo Esmond Romilly, con el que contraería matrimonio. Estuvieron en España, en la Guerra Civil, y después se trasladaron a Estados Unidos. Jessica describe su vida plácida en la mansión familiar, su atracción por el socialismo y su deseo de romper con los cánones aristocráticos de su vida social. Su relato muestra la vida en una familia de la nobleza inglesa y el encendido clima social y político que se vivió en los años 30, que se tasladó a las hijas del barón de Redesdale. (Libros del Asteroide. 318 págs. 22,95 €.).


Lidia Chukóvskaia, Sofia Petrovna, una ciudadana ejemplar. Lidia Chukóvskaia (1907-1996) convirtió en ficción su propia tragedia personal, una más de las muchas que sufrieron miles de personas tras la Gran Purga que desató Stalin a partir de 1934. Esta novela de denuncia fue escrita a finales de los años treinta. La novela cuenta el proceso que conduce a la locura de su protagonista, Sofia Petrovna. Tras la muerte de su marido, entra a trabajar como mecanógrafa en una editorial de Leningrado. Considerada una trabajadora modélica, todo se tuerce cuando detienen a su hijo acusado de pertenecer a una organización terrorista. Novela eficaz, intensa, que describe los entresijos morales de un sistema maquiavélico. (Errata Naturae. 192 págs. 17,50 €.).


Javier Cercas, El impostor. Abandona en este volumen el autor la novela de ficción para escribir un “relato real o esta novela sin ficción saturada de ficción” en el que el propio autor se inmiscuye en el desarrollo de la narración. El protagonista es Enric Marco, un octogenario barcelonés que durante casi tres décadas se había hecho pasar por deportado en la Alemania de Hitler y superviviente de los campos nazis. Marco, además, había pronunciado centenares de conferencias y concedido decenas de entrevistas. Pero en 2005, fue desenmascarado. Cercas intenta comprender a este personaje que en los inicios del nuevo siglo se había convertido en un icono de la memoria histórica. El libro va más allá de la anécdota de esta impostura y la convierte en una reflexión sobre el pasado y la memoria. (Literatura Random House. 428 págs. 22,90.).



Andrés Trapiello, El final de Sancho Panza y otras suertes. Diez años después de Al morir don Quijote, regresa Trapiello a la historia de los personajes más cercanos a don Quijote. La situación en la aldea es complicada para todos, sin apenas expectativas y asediados por las deudas y el aburrimiento. Por eso el bachiller Sansón Carrasco, Sancho Panza, el ama y la sobrina deciden emprender rumbo a las Indias. La primera parte cuenta las dificultades que padecen en la ciudad de Sevilla hasta que consiguen embarcarse. Tras un accidentado viaje llegan a Arequipa, donde intentan rehacer sus vidas. La novela es cervantina en su estilo, ambientación, descripciones, personajes y desarrollo argumental. Trapiello vuelve a realizar un grandísimo homenaje a Cervantes. (Destino. 432 págs. 19,50 €.).

lunes, 20 de abril de 2015

“La sustancia invisible de los cielos”, de Ulises Bértolo


Abogado de profesión, la primera novela de Ulises Bértolo (1967) es un derroche de imaginación y fantasía en la que se dan cita la música, la historia, una sociedad secreta de raíces pitagóricas y las ansias de inmortalidad. El autor ha acertado a construir con estas piezas un puzzle interesante, con un ingenioso y atrevido argumento que engancha, a pesar de recurrir a algunos ingredientes y escenas tópicas y a que, en ocasiones, se nota la falta de pericia del autor para resolver algunas cuestiones técnicas y narrativas. 
El resultado de La sustancia invisible de los sueños es satisfactorio, una trepidante novela de aventuras, sobre todo en su parte final, donde los protagonistas tienen que revelar el misterio que esconde un mensaje cifrado y que se supone contiene una inquietante y peligrosa clave de la que depende el futuro de la humanidad. A la vez, el autor, con buenas dosis de documentación, acierta a la hora de describir el mundo de la música, con la aparición de creadores e intérpretes reales (como Franz Listz, que tiene su peso en el desarrollo de la trama), junto con otros personajes que son fruto de la imaginación del autor pero que responden muy bien a los diferentes momentos históricos en los que transcurre la novela, en el París actual, en un Monasterio gallego -el de Oseira, en Orense, muy bien recreado por el autor- y en el París anterior a 1889, en plena ebullición artística y musical.
            El protagonista es Ignacio Pascal, hijo de unos emigrantes gallegos que nunca regresaron a su tierra. En París, Ignacio trabaja como profesor titular del Departamento de Historia de la Música de La Sorbona y se encuentra en plena crisis existencial, pues hace pocos meses ha perdido a su mujer en un accidente de tráfico. Ahora, vive sumergido en su trabajo y con muchos remordimientos de conciencia sobre su vida matrimonial.
            Un día, como por casualidad descubre en una de sus investigaciones una referencia al músico francés Jean Vanier, un niño prodigio de la música que, sin embargo, ya adulto, desapareció en un momento dado sin dejar rastro, aunque las escasas referencias que se tienen de él le citan como un auténtico genio de la música. Nada se conserva de Vanier, ni siquiera una partitura, aunque se sabe que las escribió. Atrapado por esta historia, Ignacio se entrega en cuerpo y alma a esa investigación con el fin de descubrir qué es lo que ha pasado con este frustrado compositor y cuál ha sido su destino. Para ello, cuenta con la ayuda de una alumna, Davinia Laforet, quien, como Ignacio, se entrega compulsivamente a las investigaciones. Tirando de algunos hilos, empiezan a dar con algunas vías de investigación. En concreto, descubren el paradero de uno de los íntimos amigos de Jean Vanier, el también músico Marcel Gerard, aunque apenas les da noticias de su paradero. Pero ni Ignacio ni Davinia se rinden y sus pesquisas empiezan a dar resultado.
            La parte central de la novela está dedicada al encuentro que tienen en el Monasterio gallego de Oseira el propio Ignacio y Jean Vanier, quien se recluyó allí hace ya bastantes décadas y vive en el anonimato y la soledad. Jean le cuenta su historia a Ignacio, una historia aparentemente inverosímil, pues relata cómo Jean Vanier, en un momento determinado de su vida, cuando se encontraba componiendo algunas de sus creaciones, sumergido en un estado casi de éxtasis musical, ve cómo se traslada a otro tiempo, al París de finales del siglo XIX, donde conoce al músico y fabricante de pianos Henri Herz, quien presenta a Vanier al genial músico Franz Listz y a Marie Trautmann, también compositora, otro de los grandes personajes de esta novela, y por la que Vanier, desde el primer momento siente una arrebatadora pasión. Cuando Vanier acaba de contarle su vida a Ignacio, éste intuye que detrás se esconde un peligroso secreto cuya relevancia va mucho más allá del mundo de la música.
            Y es entonces cuando empieza el thriller futurista, científico y policiaco. Ignacio y Davinia son perseguidos por una sociedad secreta que parte de Pitágoras y que extiende sus tentáculos hasta el presente más actual. Persecuciones, secuestros, accidentes, muertes… todo ello para preparar un ingenioso final que el autor resuelve con pericia, y eso que no lo tenía fácil.
            La evolución del argumento es muy verosímil, lo mismo que los ingredientes que aparecen, aunque haya algunas exageraciones. La estructura chirría en alguna ocasión, pues ensamblar tantos temas, personajes y situaciones tiene su complicación. Pero la novela, si se admiten sus presupuestos en la órbita del best-seller, se lee con ganas, pues el ritmo de la novela y el interés no decaen. A garantizar su solidez contribuyen los ingredientes históricos y musicales.


La sustancia invisible de los cielos
Ulises Bértolo
Espasa. Barcelona (2015)
328 págs. 
19.90 €. (papel). 9,99 €. (digital).

jueves, 16 de abril de 2015

“La tortura del silencio”, de Guido Barella


Sorin Iliesiu, senador y director de cine rumano, se ha dedicado durante años a realizar entrevistas a los supervivientes de la cárcel de Pitesti, una de las más célebres de la dictadura comunista rumana, donde, como sucedió en otro países del Telón de Acero, se institucionalizó la creación de cárceles y campos de concentración especializados en la represión de los enemigos del pueblo. En Pitesti se dio todavía un paso más en ese proceso de deshumanización, pues emplearon unos métodos más “sofisticados” que llevaron al propio Alexander Solzhenitsyn a calificar el “Experimento Pitesti” como “la crueldad más terrible del mundo contemporáneo”.  Algunas de las entrevistas y el objetivo del documental que prepara Iliesu pueden consultarse en la página web www.thegenocideofthesouls.org y en YouTube. Su documental lleva por título “El Genocidio de las almas. Experimento Pitesti. Reeducación a través de la tortura”. Como explican algunos de los supervivientes, los propios presos eran obligados a torturar a sus propios compañeros para mantener la vida. “He descubierto cosas terribles –dice Iliesiu- de las que no se sabía nada o casi nada. No podía creer que tantas cosas y tan horribles atrocidades fuesen posibles”.
            El testimonio de Sorin Iliesu es uno de los que ha recopilado el periodista italiano Guido Barella en este libro, que pretende mostrar cómo fue la represión comunista en Rumanía y qué ha pasado después de que el régimen se derrumbara tras el golpe de estado que condenó a muerte al matrimonio Ceaucescu el 25 de diciembre de 1989. Otro de los entrevistados es Dan Voinea, en la actualidad abogado pero que fue en aquella fecha el fiscal militar responsable de la acusación contra el dictador Ceacescu y su mujer. Ahora, como otros personajes que aparecen en este libro, se dedica a investigar sobre los crímenes cometidos por el comunismo con el fin de que el pueblo rumano no olvide su historia reciente y conozca de verdad lo que sucedió.
También menciona este libro la historia del arzobispo Alexandru Todea, sacerdote greco-latino que fue detenido en 1948 cuando el Partido Comunista rumano, aliado con la Iglesia ortodoxa, declaró fuera de la legalidad a la Iglesia greco-latina, confiscaron sus bienes y condenaron a la persecución a sus obispos, sacerdotes y fieles. En ese momento, pertenecían a la Iglesia greco-latina, considerada por el régimen “desleal” y “aliada de Roma”, en torno al millón o millón y medio de fieles, 1.594 sacerdotes y 1.725 iglesias distribuidos en cinco diócesis. En las cárceles rumanas fallecieron 7 obispos, 250 sacerdotes y un número indeterminado de laicos. Todea fue ordenado obispo en secreto en 1950 y cuando el régimen desapareció fue nombrado arzobispo por Juan Pablo II. Todea permaneció 16 años en prisión y 27 años de arresto domiciliario.


Pero el gran protagonista de este libro, y su hilo conductor, es Marius Oprea, la voz más destacada y conocida de todos los que han luchado contra la impunidad de los crímenes cometidos por la policía secreta del régimen, la Securitate, sobre la que el propio Oprea ha escrito varios estudios. Arqueólogo de profesión, Oprea participó activamente durante sus años universitarios en las protestas que acabaron con el régimen de Ceaucescu. Posteriormente, ha dedicado su vida a dar voz a las víctimas, recuperando cadáveres de los fallecidos en fosas comunes y en enterramientos de las prisiones de Pitesti, Sighet, Ramnicu Sarat, Aiud, Târgu Ocna… Junto con un reducido grupo de colaboradores que también aparecen en este libro, Oprea saca periódicamente a la luz algunos de los crímenes de la Securitate. Tras el derrocamiento de Ceaucescu colaboró con los siguientes gobiernos para esclarecer estas muertes; llegó a ser incluso asesor del Primer Ministro Tariceanu cuando en 2005 se creó el “Instituto para la investigación de los crímenes del comunismo”, donde se emprendió de manera metódica esta labor. Sin embargo, luego se ha suprimido este organismo.
Oprea ha sido perseguido y duramente atacado en Rumanía por todo esto. Como él explica en este libro, “no hay una voluntad política de investigar a fondo (…). Y no se quiere eso por un motivo muy simple: en Rumanía hay un problema objetivo de continuidad, los padres de quienes mandan hoy son quienes mandaban ayer”. Para Oprea, Rumanía es “un país que procesó a su dictador pero que no quiso procesar a la dictadura”. Y el resultado son las constantes trabas que ha encontrado para poder realizar su trabajo, aunque ha obtenido algunos triunfos. Él, junto con otros políticos e intelectuales rumanos, es uno de los promotores de la Declaración de Praga, un documento elaborado en una Conferencia Internacional celebrada en 2008 sobre los crímenes del comunismo en países excomunistas, que consiguió que en 2009 fuese refrendada por el Parlamento Europeo.
Sin embargo, como reconoce el propio Marius Oprea y algunos de los protagonistas de este libro, todavía queda mucho camino por recorrer para que los crímenes cometidos en los países del Telón de Acero reciban la misma atención y consideración que los cometidos por los nazis. Es lo mismo que también opina el escritor inglés Martin Amis, autor de Koba, el temible, una biografía muy crítica con los occidentales que justificaron el estalinismo, que ha sido reeditada recientemente, y la historiadora norteamericana Anne Applebaum, autora de uno de los libros más documentados sobre la represión comunista en la URSS, Gulag. La tortura del silencio pretende ser una llamada de atención sobre lo que sucedió en este caso en Rumanía, donde, en proporción a su población, tuvo lugar el mayor número de víctimas objeto de exterminio de los países sometidos por el comunismo.


La tortura del silencio
Guido Barella
Rialp. Madrid (2015)
168 págs. 14 €.
T.o.: La tortura del silenzio.
Traducción: Miguel Martín.


miércoles, 15 de abril de 2015

“El Levante”, de Mircea Cartarescu


Tras el éxito de Las Bellas Extranjeras y de Nostalgia, Impedimenta publica ahora una obra escrita en 1987 por Mircea Cartarescu (Budapest, 1956), una de las grandes voces de la literatura europea actual. En principio, El Levante, cuando se publicó en rumano, consistía en un largo poema narrativo de 7.000 versos que, posteriormente, para facilitar su difusión y las traducciones, el autor transformó en prosa y eliminó las referencias locales y los giros dialectales.
            Cartarescu ha cultivado todos los géneros literarios, también los diarios. Comenzó como poeta, como demuestra este libro. Cuando lo escribió, Rumanía era un país comunista, con una férrea censura y sumergido, como todos los países del Telón de Acero, en la literatura realista impuesta por las directrices comunistas. Cuando escribió El Levante sabía que no se iba a publicar. Por un lado, por su rechazo del realismo socialista; por otro, por la parodia que realiza de algunos clichés de la literatura rumana (la obra está llena de guiños literarios); y también porque la obra es un canto a la libertad creativa y a la imaginación sin fronteras.
            Estamos, hay que advertirlo, ante un libro distinto y muy especial. Inspirándose en la literatura bizantina y oriental, con fuertes reminiscencias de la literatura rumana, Cartarescu ha construido un artefacto literario que combina la tradición con la renovación posmoderna. El propio Cartarescu se inmiscuye en el relato, contando su deprimente situación personal. Cuando lo escribe, en 1987, es profesor de literatura en una escuela de Bucarest; está recién casado, tiene una hija pequeña a la que acuna en la cocina mientras escribe esta epopeya rebelde y posmoderna. “Yo, Mircea Cartarescu –escribe en una de las páginas de este libro-, he escrito El Levante en un momento difícil de mi vida, a la edad de treinta y un años, cuando, sin creer ya en la poesía (toda mi vida hasta entonces) ni en la realidad del mundo ni en mi destino en este mundo, he decidido ocupar mi tiempo incubando una ilusión”. Cartarescu realiza un espectacular derroche de ingenio y de imaginación sin ataduras.
            La epopeya cuenta las aventuras, en el siglo XIX, del poeta Manoil, su hermana Zoraida y un disparatado grupo de acompañantes (el temible pirata Yogurta, el espía Languedoc, un viejo Antropófago y su mono Hércules, la valiente Zoe, el célebre sabio sufí Nostratin…) que recorren el Mediterráneo, de Samos a Bucarest, para liberar a los rumanos de los invasores griegos, que cuentan con el apoyo del Gran Turco. Su viaje hacia la rebelión y la libertad lo realizan en barco o en un zepelín, surcando los aires y los mares, enfrentándose a múltiples batallas y peligros y sobrellevando dificultades, estados de ánimo y encuentros inesperados con ladrones y piratas. El libro, que mezcla la prosa con el verso, combina como en un bazar oriental ingredientes muy diversos, desde la literatura clásica y bizantina hasta la literatura más contemporánea, con referencias a las tradiciones rumanas y hasta a la cultura pop. Además, unamunianamente, el autor comparte el mismo destino que sus personajes, entregados a una misma idealista revolución.
            Aunque a veces no resulta fácil seguir el hilo de las aventuras, y aunque muchas referencias culturales, lejanas para el lector español, puedan asfixiar la lectura, como escribe Carlos Pardo en el prólogo, El Levante es “una fastuosa novela de aventuras que bebe de las leyendas de la infancia”.


El Levante
Mircea Cartarescu
Impedimenta. Madrid (2015)
240 págs. 20,95 €.
T.o.: Levantul.

Traducción: Marian Ochoa de Eribe.