jueves, 5 de diciembre de 2019

"Todo se olvida", de Carmen Guaita


Tercera novela que publica Carmen Guaita, Licenciada en Filosofía, maestra y escritora también de ensayos y libros sobre educación. Con Todo se olvida concluye la que ha calificado como “Trilogía del perdón”, tres novelas con personajes muy distintos y de ambientación también diferentes  a las que les une el hilo conductor del perdón y de la redención, que en cada novela alcanza matices propios: Si en Jilgueros en la cabeza (2015) se contaba el proceso de transformación interior de la periodista Eulalia Requena, en El Terrario (2017) el protagonista es el empresario Juan Arnabal, quien debe asumir muchos errores cometidos en su vida. 
            Todo se olvida se centra en la vida de una famosísima cantante de ópera. Criptana Senzi (1930-2006). Un periodista que adora a la soprano, y de la que ha escuchado de manera compulsiva todas sus grabaciones, recibe el encargo de escribir una biografía a comienzos del siglo XXI. Criptana desapareció de los escenarios a finales de los setenta y poco después ingresó en una residencia, pues desde entonces padece de Alzheimer. Con la ayuda de una caja llena de recuerdos que el director de la residencia tiene guardados de la cantante, Pedro Bennasar reconstruye su vida gracias a esos documentos, la mayoría cartas de la soprano a su hermanastra y a otras personas muy cercanas a ella. A partir de la lectura de estas cartas, Pedro consigue ponerse en contacto con personas muy próximas a la vida de Criptana y que todavía sobreviven.
            De manera fragmentaria, la novela reproduce pasajes de cartas, conversaciones telefónicas de Pedro con esas personas, reflexiones de la propia Criptana sobre su actividad profesional y las anotaciones personales de Pedro sobre el desarrollo de los acontecimientos, pues la investigación que está realizando sobre Criptana traspasa los límites profesionales y se convierte en una obsesión en la que también está en juego su propia vida, pues Pedro atraviesa en ese momento una aguda crisis matrimonial de imprevisibles consecuencias. No se limita Pedro a conocer el itinerario vital y profesional de Criptana sino que, además, entra de lleno en sus sentimientos y en su devenir amoroso y existencial, teniendo bien claro, como lo tenía la propia Criptana, que su dedicación absoluta a la música iba a exigir una serie de peajes que seguro iban a afectar negativamente a su vida íntima, como así sucedió.
            Criptana nació en Campo de Criptana en 1930, hija natural de Ángeles Sánchez, que se casó después con Benito Mateo, quien no reconoció a Criptana. Como ya hizo de manera muy sugerente en sus novelas anteriores, Carmen Guaita reconstruye con realismo y pericia la vida de Criptana en un pueblo manchego de la posguerra española. Pronto queda claro que la joven posee unas habilidades innatas para la música y consigue que una familia gaditana se convierta en su protectora. En Cádiz, gracias a su maestro, don Tirso, comienza a estudiar y a desarrollar de manera más profesional sus actitudes musicales. Su aprendizaje continua después en Barcelona y en Italia, en Pesaro, donde pega el salto a la música profesional, comenzando una imparable trayectoria que la llevaría por los mejores escenarios de todo el mundo. Todo este proceso se cuenta de manera muy cercana a la protagonista, con detalles sobre sus problemas económicos, su excelente carácter, la relación con su familia, su fuerza de voluntad y destacando el papel que tienen personas muy allegadas con las que comparte un ambiente familiar. 


            Además de contar sus peripecias profesionales y su entrega absoluta a la ópera, también se va desgranando su vida sentimental. Criptana es víctima de la vida que lleva, que impide un trato más auténtico con las personas con las que se relaciona. A menudo de siente fascinada por cantantes o directores de orquesta con los que comparte su pasión musical, aunque de esas relaciones solo saca fracasos y decepciones. Incluso se casó con el compositor de origen ruso Vladimir Yaronskoi, con quien tuvo una hija. En estos desgraciados amoríos puede que se encuentre el origen de la crisis de Criptana y el principio de su enfermedad.
            A Pedro, su biógrafo, le afecta interiormente cada vez más todo lo que va conociendo de la vida de Criptana, “un viaje por las profundidades del alma, no solo por la persona excepcional que ella fue sino por las circunstancias a las que tuvo que enfrentarse”. 
            La autora recrea perfectamente los mundos y ambientes en los que se mueve su protagonista. Criptana es una joven de procedencia muy humilde que asume sin estridencias su ascenso social y profesional, conservando incluso cuando era una diva una llamativa ingenuidad y sencillez. El realismo en la reconstrucción de los ambientes se traslada también al terreno psicológico, con unos personajes bien perfilados y tratados con una atrayente humanidad nada sofisticada. 
Al igual que en otra de sus novelas, Jilgueros en la cabeza, también en esta la música tiene un protagonismo muy especial. Todas las referencias musicales transmiten verosimilitud y la autora hace gala de un excelente dominio de la historia de la ópera. Son muy originales las páginas en las que Criptana explica cómo se mete en los personajes que tiene que representar y en las canciones que tiene que interpretar.
         Quizás el interés de la novela resulte un poco descompensado, pues los problemas sentimentales y matrimoniales un tanto tópicos que tiene Pedro, el periodista, alejan la novela de lo verdaderamente interesante: la intensísima relación de Criptana con la música, la fragilidad de sus sentimientos y su agitado y viajero itinerario personal y profesional hasta vivir encerrada en una enfermedad que la condena al silencio y al olvido.


Todo se olvida
Carmen Guaita
Khaf. Madrid (2019)
496 págs. 14,50 €.

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