Con esta novela, Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) ha conseguido el Premio Nacional de Narrativa en 2015. Libro a libro, su trayectoria
literaria ha ido creciendo en
calidad e intensidad y con merecimientos propios es ya una de las voces
literarias españolas más sólidas, prestigio que avalan sus novelas El tiempo
de las mujeres (2003), Dientes de leche (2008) y, entre otras, El
día de mañana (2011), a las que hay que sumar libros de relatos y Enterrar
a los muertos (2005), un singular libro de investigación literaria sobre la
guerra civil que muchos, entre los que me incluyo, consideran su mejor libro.
Martínez
de Pisón ha ido ambientando sus novelas en el tardofranquismo, especialmente en
las décadas de los 60 y 70, donde incluye su memoria personal. La buena
reputación abarca treinta años, desde la década de los 50 hasta comienzos
de la década de los 80, y está concebida como una saga familiar que parte del
matrimonio entre Mercedes y Samuel en la Melilla de la década de los 50. El
autor se centra en estos dos personajes y, posteriormente, en las dos hijas del
matrimonio, Sara y Miriam, y en los dos hijos de Miriam, Elías y Daniel. La
novela transcurre en Melilla, Málaga y Zaragoza.
La
primera parte de la novela, la dedicada a Samuel y Mercedes es la más viva e
intensa, y también la más original, pues se desarrolla cuando todavía existe el
Protectorado de Marruecos. Samuel se dedica a los negocios, está muy bien
relacionado con las autoridades y es uno de los judíos más influyentes de
Melilla y de todo el norte de África. El autor reconstruye bien una realidad
desconocida, la vida de los judíos en Melilla, algunas de sus tradiciones y su
entramado social. Para la comunidad judía las cosas cambian con la creación del
estado de Israel en 1948 –a donde emigran muchos judíos melillenses- y la
posterior desaparición del Protectorado, que obliga a los judíos allí
residentes a huir. Samuel acaba formando parte de una organización secreta que
se encargará de sacar judíos de Marruecos para llevárselos a Israel. A este
cometido solidario dedica muchas de sus energías también con un afán de redimir
su vida pasada y su falta de compromiso.
Pero
las cosas ya no son tan fáciles en Melilla y la familia al completo decide
regresar a la península. Ya antes, las relaciones de Mercedes y Samuel con sus
hijas no son fáciles, sobre todo con Sara, la pequeña, una joven impulsiva y
caprichosa que les creará numerosos problemas. En Málaga, donde Samuel también
tiene negocios, pasan una breve temporada antes de trasladarse a Zaragoza, la
ciudad donde había nacido Mercedes y en la que todavía viven algunos de sus
familiares. En Zaragoza reconstruyen sus vidas, aunque Samuel sigue pasando
largas temporadas en Melilla. Sus hijas se casan, los años pasan y el interés
de la novela se traslada poco a poco a Miriam y Sara y, después, a los hijos de
Miriam, Daniel y Elías. Los nietos intentarán continuar los negocios familiares,
pero no tienen ni las energías, ni los conocimientos necesarios para que las
cosas les salgan bien.
Martínez
de Pisón centra todo su interés en los sucesos familiares, en las relaciones
entre sus miembros, en sus constantes conflictos y roces. La realidad española
de los 50, 60 y 70 es el telón de fondo sobre el que se mueven las vidas de los
personajes, pero apenas tiene trascendencia en el argumento. No es la intención
del autor hacer en esta ocasión un retrato sociológico de aquellos años, aunque
de manera tangencial los cambios que se dan en la sociedad española conforman
las vidas de estos personajes, especialmente de Elías y Daniel, jóvenes
educados ya en las costumbres y los valores morales de la transición.
El modelo
elegido por Martínez de Pisón son las familias desdichadas, pues, siguiendo a
Tolstói, ahí es más fácil encontrar el drama y la literatura. Por eso, el
matrimonio entre Mercedes y Samuel es fuente constante de encontronazos,
motivados sobre todo por el egoísmo de Mercedes y los desvaríos de Samuel.
Miriam es una mujer pusilánime que vive un matrimonio tranquilo y más bien soso
hasta que se deshace por la desidia y los engaños del marido. Sus hijos llevan
una vida acomodaticia, sin responsabilidades, Elías dedicado al teatro universitario
y Daniel a sus constantes fiestas y juergas. Ningún personaje tiene fuertes
convicciones morales, ni sociales, ni políticas, ni religiosas. Todos se
adaptan a la escala de valores que marcan el presente y sus caprichos y
necesidades. Samuel intensifica al final de su vida su fe en el judaísmo, pero
más como un acontecimiento social. Elías es el único que tiene alguna inquietud
religiosa en su adolescencia, pero su religiosidad es enfermiza y delirante. La
evolución del argumento, sobre todo en lo que se refiere a Miriam, indaga en el
peso de la memoria y en la necesidad de encontrar un sitio seguro en el mundo.
Para Miriam, ese sitio es Melilla, como para su madre lo fue Zaragoza. Su
padre, siguiendo la tradición judía, no dejó de ser a su manera un nuevo
desterrado.
Tanto el
estilo como la propia concepción de la novela es muy realista, con una obsesión
por crear personajes reales y verosímiles. De manera concisa pero morosa, se
describen multitud de pasajes cotidianos con los que el autor quiere reproducir
con fidelidad la vida de aquella España. Sin embargo, la obsesión por este
realismo intrascendente ahoga en muchos momentos el interés y el pulso
narrativo, pues pocos son los sucesos que destaquen de manera más continuada e
intensa, salvo algunos esporádicos, como la ajetreada vida de Samuel, algunas
infidelidades, el famoso incendio del hotel Corona de Zaragoza, el devenir de
los negocios familiares y la inestabilidad emocional de Miriam. De hecho, la
novela pierde fuelle cuando la familia abandona Melilla y también cuando
desaparece de la escena Samuel, el personaje con diferencia más sobresaliente
de una novela bien escrita y estructurada, ambiciosa en su planteamiento que,
en su desarrollo, adolece de un fácil pesimismo y de un escaso ritmo narrativo.
La buena reputación
Ignacio Martínez de Pisón
Seix Barral. Barcelona (2014)
640 págs. 21,90 €. (papel) 12,99 €. (digital).