sábado, 30 de enero de 2016

“La ley del menor”, de Ian McEwan


Fiona Maye es una prestigiosa magistrada del Tribunal Superior de Justicia especializada en asuntos de familia y de menores de edad. A punto de cumplir sesenta años, está casada con Jack, un profesor universitario de historia antigua. Los dos viven cómodamente en Londres, están muy bien situados y mantienen una variada y calculada vida social que incluye una gran afición por la música clásica. La absorbente entrega a sus profesiones les llevó en su momento a tomar la decisión de no tener hijos.
            Sin embargo, este mundo seguro y racional en el que viven se viene abajo un día cuando Jack dice a Fiona que va a emprender una aventura sexual con una joven. No le dice que quiere separarse e iniciar una nueva relación sino que ella, por el bien del matrimonio, debe aceptar esta experiencia de su marido. Fiona rechaza de manera tajante la insólita propuesta de Jack, que hace las maletas y abandona el domicilio conyugal.
            Sumergida así en una profunda crisis personal, Fiona debe aparentar normalidad en su vida y seguir adelante con su intenso trabajo. En esos días, además, tiene que juzgar el polémico caso de Adam, un joven que está a punto de cumplir dieciocho años, víctima de la leucemia,. El caso ha saltado a la opinión pública porque Adam es Testigo de Jehová y no acepta las transfusiones de sangre necesarias para combatir la enfermedad y evitar así una más que segura muerte.
El autor se demora en este asunto jurídico y médico, clave en la novela, y explica las diferentes posiciones que se dan en el juicio que está a punto de celebrarse. Cuando escucha a todas las partes, Fiona decide hacer una visita al hospital para conocer en persona a Adam.
Fiona se encuentra con un joven muy seguro de sus convicciones, aunque repita lo que le han dicho sus padres y otros Testigos de Jehová. Además, Adam es un joven sensible, aficionado a la música (en el hospital está aprendiendo a tocar el violín) y que compone también poesías. A pesar de la trascendencia del momento para la resolución del caso, el encuentro entre los dos resulta muy cordial. Tanto es así que la compleja –nada morbosa- relación entre este joven y la magistrada marca el posterior desarrollo de la novela.
El estilo está muy acorde con los personajes y con el tema jurídico-médico de la novela. Ian McEwan (Reino Unido, 1948), una de las voces más sólidas de la literatura inglesa contemporánea, explica con detalle la burguesa vida de la protagonista, que refuerza unas convicciones existenciales basadas en el racionalismo y la modernidad. Para Fiona, todas las piezas encajan en su inmediata realidad: el trabajo, la relación con su marido, sus amistades, la música. La crisis que vive, matrimonial y profesional, pone en cuestión este mundo de seguridades, al igual que también sucedía a Henry Perowne, el protagonista de Sábado, quien asiste con perplejidad a una cadena de imprevistos en su vida. Fiona no entiende la religión ni la fe (ni la de Adam ni la de otras religiones o creencias); incluso considera que la religión puede ser un peligro y un retraso para la humanidad. Como tantos y tantos de su generación y de su mundo, sus convicciones existenciales se centran en el aquí y ahora.
Los sucesos que se cuentan en la novela tambalean este sólido y racional mundo. Como ha afirmado en una entrevista, "creo que diría que estoy menos interesado en atacar la religión y más en examinar cuál es la base de nuestro comportamiento moral una vez que hemos dejado de creer en algún tipo de ser natural, de Dios. Y reconocer que esa racionalidad tiene sus límites, que es una invención humana tanto como la religión. Quería ver qué pasa cuando la ley secular se confronta con la fe sincera”. (La Vanguardia, 22 octubre 2015).
Sin embargo, la novela no va más allá. McEwan se queda en la mera descripción de esa crisis, que no llega a ser ni siquiera existencial. McEwan fuerza quizá en exceso las historias y las resoluciones, prefabricando así una historia interesante pero un tanto anodina a la que dota de trascendencia personal y generacional.


 La ley del menor
Ian McEwan
Anagrama. Barcelona (2015)
216 págs. 17,90 €. 
T.o.: The Children Act.
Traducción: Jaime Zulaika.

sábado, 9 de enero de 2016

“La Zona de Interés”, de Martin Amis


Que a Martin Amis (Swansea, 1949), uno de los grandes escritores de la literatura inglesa actual, le gusta la polémica no es noticia. Basta con leer su anterior novela, Lionel Asbo, una mordaz radiografía sobre la sociedad británica actual, o su ensayo dedicado a Stalin, Koba,el Temible, o sus declaraciones en la prensa, siempre provocadoras y a contracorriente del pensamiento dominante.
            Así, se ha fabricado una máscara de escritor corrosivo al que le gusta frecuentar terrenos pantanosos. Con su nueva novela, La Zona de Interés, ha vuelto a pasar. Esta novela tiene como tema el holocausto nazi, tema que ya abordó en La flecha del tiempo. Algunos, no entiendo por qué, han llegado a decir que Amis se ha atrevido a frivolizar con un tema tan serio. Incluso sus editores habituales de Francia y Alemania se han negado a publicar esta novela con estos argumentos. La Zona de Interés está ambientada en un Campo de Exterminio alemán, pero Amis no escribe sobre las víctimas, que son el telón de fondo de esta cruda, interesante y difícil novela, sino sobre los alemanes que estaban llevando a cabo estas matanzas, sus relaciones familiares, sus ideas, su mundo.
            Amis selecciona tres narradores que, en primera persona, de manera alternativa, cuentan sus impresiones sobre la vida en el campo. El más constante, y el más interesante de los narradores, es Angelos Thomsen, Golo, el sobrino de un jerarca nazi, quien es trasladado a ese Campos de Exterminio para poner en marcha una fábrica en la que trabajarán esclavos judíos. Golo es un mujeriego y un seductor y su única obsesión en el Campo es conocer a cuantas más mujeres mejor. Tiene sucesivas amantes, a las que despacha con desdén. Hasta que se enamora de Hannah Doll, la esposa de Paul Doll, el comandante del Campo, a la que se plantea en principio conquistar como un ambicioso reto pero de la que acaba enamorado por su inaccesibilidad.
Paul es el segundo narrador. Se trata del prototipo de nazi, a pesar de un pasado intelectual en el que flirteo con el comunismo (lo mismo que Hannah). Luego se entregó completamente a la causa, que apoya sin fisuras. Paul es violento, alcohólico, impulsivo, inhumano… a quien está haciendo mella la compulsiva dedicación del campo al exterminio sistemático y la tirante y cada vez más complicada relación que tiene con su mujer, uno de los pocos personajes que, a su manera, se rebelan contra lo que está pasando. El tercer narrador, que interviene poco en la novela, es la significativa voz de Szmul, un judío que colabora con los nazis en los trabajos del campo, siempre amenazado por Paul, quien intuye que no hay que fiarse de él porque en cualquier momento se puede tomar la justicia por su mano.
            Golo, aparentemente frívolo, ni reflexiona ni cuestiona los cometidos del campo, que conoce a la perfección, aunque su postura es cada vez menos comprometida; eso sí, le interesa guardar las formas (sobre todo con su tío). Sin embargo, el contacto que tiene con otros mandos del campo le sirve al autor para mostrar el clima de inhumanidad y de inmoralidad de los alemanes que viven en el campo, describir diferentes maneras de adherirse al nazismo y los problemas domésticos y militares que agobiaban a esos militares, alejados de la tragedia del campo. Los hechos tienen lugar entre 1942 y 1943, cuando empieza a cundir el desánimo entre las tropas, sobre todo tras la derrota del ejército alemán en Rusia.
            Amis realiza una original y destructiva descripción de la banalización del mal. La postura adoptada, centrarse casi exclusivamente en los nazis, resulta novedosa, pues le permite esquivar el fácil moralismo y un cómodo maniqueísmo que se repite hasta la saciedad en novelas y películas. Con estos mimbres, en un espacio cerrado y agobiante, con unos personajes condicionados por el asesinato y el terror, Amis ha escrito una novela sobre el amor y los celos que es, sobre todo, una ácida y amoral parábola de la condición humana en situaciones tan extremas como las que aparecen en esta novela. Amis se escapa del tópico con una novela complicada en su estructura, forma y estilo, bien ambientada y trabajada, nada complaciente con el lector (ni siquiera en el desarrollo de la novela) y repleta de una descarnada ironía con la que Amis deja crudamente al descubierto la escasa categoría moral de estos personajes y de todas sus ambiciones políticas.


La Zona de Interés
Martin Amis
Anagrama. Barcelona (2015)
312 págs. 19,90 €.
T.o.: The Zone of Interest.
Traducción: Jesús Zulaika.

“Dios siempre llama mil veces”, de Itxu Díaz


“Cuando te encuentras con Dios, comienzas, si así lo quieres, una relación personal, íntima y que definitivamente cambia tu vida”, escribe el periodista Javi Nieves en el prólogo de este libro del también periodista, escritor y columnista satírico Itxu Díaz, autor, entre otros, de varios libros de humor inspirados en cuestiones muy moda, como Yo maté a un gurú de Internet (2012) y Aprender acocinar lo suficientemente mal para que otro lo haga por ti (2015).
            En su nuevo libro cambia, sin embargo, de registro, aunque mantiene el tono natural y coloquial de su estilo. Aborda Itxu Díaz historias sobre “el camino que conduce a Dios”. Los hay de muchos tipos, pero no han desaparecido: los sigue habiendo.
            Una parte importante del libro está compuesta por un conjunto de conversiones de personajes contemporáneos, unos conocidos y otros no. Con muchos de ellos ha hablado el autor. Por ejemplo, con Mary Krochan, que abandonó a los Testigos de Jehová tras un difícil proceso de conversión al catolicismo y sobre quien el autor escribe que “es imposible no estremecerse mientras me relata su aventura”. Itxu Díaz escribe sobre la conversión, en los últimos días de su vida, del actor John Wayne. La de la escritora Mary Karr, que relata con detalle en su tercer libro de memorias Lit, publicado en 2009. O el espinoso camino hasta ingresar en un convento benedictino de Laura Adshead, una yuppie inglesa que llegó a ser novia de David Cameron. O el proceso intelectual que arrastró a Dave Amstrong a abandonar el esoterismo, en el que era una referencia, y dedicarse a la teología. Y hay más conversiones, “historias que han descubierto de pronto a Dios desde las procedencias, las modas y las épocas más variadas”.
            Me ha sorprendido cómo en muchas de ellas el detonante para iniciar un cambio radical en las vidas de los protagonistas ha sido la lectura de un libro. Aquí se citan a varios autores que continúan conectando con las inquietudes del hombre contemporáneo, como es el caso de G. K. Chesterton, el cardenal Newman y C. S. Lewis. Varios de los protagonistas destacan también la influencia de los libros teológicos de otro converso, Scott Hamn.
            Pero este volumen tiene más contenido. Otra serie de artículos están dedicados a “milagros”, algunos de ellos minúsculos y otros de más empaque. El autor cuenta una visita a Lourdes y explica la eficacia de “La Novena del Trabajo” a San Josemaría Escrivá en personas concretas que se encontraban en situaciones límite. Y algunas de las conversaciones que se dieron durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid.. Luego vienen unos artículos muy gratificantes, de personas que en el mundo actual trabajan y luchan por buscar y hacer el bien, lo que les honra y les lleva a tener una vida más lograda, a pesar de que algunos de los protagonistas podían haber sucumbido a una vida mucho más espectacular y aparatosa. Es el caso de la cantante Amy MacDonald. El autor ambienta alguna de sus historias entre los cristianos perseguidos en Irak y Siria. Concluye el volumen una antología de artículos del autor sobre “vidas, sentimientos, reflexiones, milagrosos silenciosos, y llamadas de atención del buen Dios, que he visto pasar muy de cerca, frente a mis ojos”.
            Libro positivo, ameno, con múltiples anécdotas, que mantiene el interés gracias a la naturalidad con la que el autor habla de temas religiosos sin forzar los contenidos ni añadir reflexiones desmesuradas. Lo mejor es contar las cosas como sucedieron para comprobar cómo Dios sigue actuando de diferentes maneras y cómo se sigue acercando, de mil maneras distintas, al hombre contemporáneo.


Dios siempre llama mil veces
Itxu Díaz
Encuentro. Madrid (2015)
168 págs. 12 €. (papel) 9,99 €. (digital).