sábado, 1 de marzo de 2025

"La bendición de las estrellas", de Ramón Loureiro

 


El escritor y periodista Ramón Loureiro (Fene, La Coruña, 1965) es autor de novelas, diarios y ensayos. Como novelista, merece destacarse su innovadora Las galernas de Normandía, donde da forma a una persona geografía literaria que traslada a sus otros escritos y que vuelve a aparecer incluso en La bendición de las estrellas, su último volumen de diarios. Este mundo real e imaginario que él llama “Tierra de Escandoi” y que sitúa al oeste de la “tercera Bretaña”, se encontraría al Norte de Galicia, entre Mondoñedo y Ferrol. A este lugar mítico, trasunto de su Sallobre natal, ha dedicado también el ensayo fotográfico A escura Terra de Escandoi. Loureiro escribe en La Voz de Galicia y ha obtenido el prestigioso premio Julio Camba de Periodismo. Su literatura transita por una Galicia real y fantástica con ecos admirativos de otros escritores gallegos, como Álvaro Cunqueiro y Gonzalo Torrente Ballester.

            Pero La bendición de las estrellas no es ni un diario mítico ni imaginativo, aunque en sus páginas haya referencias a estas tierras cuasifantásticas. Se trata del diario tranquilo, pausado, cotidiano de un escritor que nos habla de su intimidad de una manera transparente. Todo transcurre en un espacio concreto y con unos personajes de carne y hueso con los que comparte recuerdos y agradables momentos.

            El diario lo terminó de escribir en agosto de 2024 y sus entradas recogen sus vivencias de los últimos años, donde el coronavirus, que estaba dando los últimos coletazos, condicionó bastante sus hábitos y costumbres personales y sociales. Hay muchas referencias a situaciones externas, a paisajes, a sus recuerdos, a su presente (aunque apenas habla de su actividad periodística). 

En un momento dado escribe que “cada día soy un hombre diferente” y ese retrato voluble se manifiesta en diferentes estados de ánimo, a veces contradictorios. A menudo lo que se destaca es la amistad y la conexión con la fuerza de un paisaje concreto, el de su tierra y el de su infancia, pero también hay instantes en los que, de manera breve pero desgarrada, muestra jirones de una vida solitaria y desasosegada, como cuando escribe “no tengo lugar alguno al que volver” o “me pesa en exceso la soledad y el irremediable paso del tiempo” o el desahogo que contiene otra de sus entradas del diario: “Nadie puede imaginar hasta qué punto me invade a veces el deseo de desaparecer por completo, de desvanecerme sin dar ni un paso más, de ser siempre nada”.

            Junto con este desamparo interior -“vivo sin rumbo, a la deriva”- hay también referencias a sus creencias religiosas, contadas con naturalidad, como esta contundente afirmación: “hoy es más necesario que nunca creer en Dios ardientemente y procurar mantener la vista fija en el horizonte. Seguir buscando lo que aún está lejos”.

            Loureiro habla con cuentagotas de algunos de sus autores preferidos (Ricardo Piglia, Torrente Ballester, José María Merino), de libros que está leyendo (los diarios de César González-Ruano), de sus años de atleta, que recuerda con emoción. También del impacto que le provocan algunas fotos familiares o tímidos recuerdos. Y en todo momento, el recurso a la imaginación onírica propia del mundo gallego para referirse al paisaje y a las condiciones climatológicas.

            Ya en 2015 había publicado Diarios, su primera incursión en este género. En La bendición de las estrellas, Loureiro sobresale su atrayente madurez literaria con la que muestra, sin estridencias estilísticas, una vida en movimiento sin ninguna afectación.



La bendición de las estrellas

Ramón Loureiro

Sr. Scott. Madrid (2025)

128 págs. 16,90 €