jueves, 25 de octubre de 2012

"Los enamoramientos", de Javier Marías, Premio Nacional de Literatura 2012

 
Heredero de William Faulkner y en menor medida de Juan Benet, Javier Marías (Madrid, 1951) es uno de los autores españoles contemporáneos más reconocidos en España y, lo que es más sorprendente, también en el extranjero, donde no es fácil ver a muchos escritores españoles siendo bien recibidos y traducidos. Con una sólida y larga trayectoria a sus espaldas, posee Marías una literatura muy propia, singular, reconocible, algo así como una inconfundible seña de identidad que sustenta una obra densa, nada complaciente con el lector actual, minoritaria, en la que los temas más habituales van y vienen una y otra vez, saltando de una novela a otra: la memoria, el misterio, el amor, la muerte, las entrañas conexiones entre la realidad y la ficción...
 
 
En Los enamoramientos da otra vuelta de tuerca a esta manera de hacer literatura, donde el interés no reside en la construcción de un argumento que se desarrolla sino en la manera que tiene el autor, con su hipnótico estilo, de acercarse desde diferentes perspectivas al conflicto que plantea, que suele ser nimio. Así, el argumento de Los enamoramientos es simple, quizá demasiado: María Dolz, la narradora, observa desde una cafetería cercana a su trabajo en una editorial a una pareja que acude todas las mañanas a desayunar. De pronto, dejan de ir y descubre leyendo el periódico que el marido ha sido brutalmente asesinado. Un día, sin embargo, la viuda, Luisa, reaparece en la cafetería, lo que da pie a María a presentar sus condolencias y establecer con ella una fuerte amistad.

Más adelante, conoce al mejor amigo de su marido, Javier Díaz-Varela, quien parece a su vez atraído por Luisa. Se establece un tenue proceso de aproximación a tres bandas que acaba convirtiendo a María en amante ocasional de Javier. La acción se complica con la inclusión de sus dosis de misterio, de tintes cuasipoliciacos, que perturban el desarrollo lógico de la novela y aceleran las reflexiones de la narradora sobre los límites del amor, el peso de la conciencia, la impunidad...

Sin embargo, lo que en otras novelas era un recurso brillante y de gran calidad literaria, aquí se convierte en algo artificioso que lleva incluso a pensar en Los enamoramientos como en un sucedáneo o una mala imitación del genuino Marías. Los personajes son inverosímiles, lo mismo que sus sentimientos; los diálogos, afectados y manieristas, elevando su estilo a un preciosismo estéril. A pesar de la introducción del misterio, las causas de la muerte del marido de Luisa, con el que parece que la novela gana en profundidad y en interés en su última parte, lo que cuenta es en todo momento una anécdota superficial, por mucho que fuerce las reflexiones para dotarlas de resonancias significativas; más que en ninguna otra novela, en Los enamoramientos su lentitud especulativa llega a ser desesperante.

Marías aplica la lupa de su estilo minucioso a una trama insustancial, a unos personajes falsos, a una historia sin envergadura. De alguna manera, ya en sus anteriores novelas había algo de esto, pero gracias a las sinuosidades de su estilo conseguía atrapar, con habilidad, el interés de los lectores, a los que conducía a un territorio narrativo donde lo que se contaba eran las dudas y dilucidaciones de la conciencia. Aquí, en Los enamoramientos, sin embargo, el estilo se convierte en un truco, en un previsible ir y venir de paréntesis, digresiones, observaciones minúsculas y accesorias que sólo parecen transmitir la orgullosa delectación estilística del autor.


Los enamoramientos
Javier Marías
Alfaguara. Madrid (2011)
401 págs. 19,50 €.


3 comentarios:

  1. Como ya sabes, coincido contigo. Marías debe haberse leído nuestras reseñas y haberse dado cuenta de que ‘Los enamoramientos’ no dice nada nuevo y es pura repetición de lo que lleva diciendo desde hace un montón de libros (ver ,si quieren, http://viparnaso.blogspot.com/2011/09/los-enamoramientos-javier-marias.html) . Saludos.

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    1. Tengo que reconocer que no suelo entender los criterios de los jurados que conceden los premios literarios, pues me parece que no son estrictamente literarios sino que van más allá: bien por la vía del negocio y del comercio (Planeta y similares), bien por la vía de la politización de la cultura (premios oficiales). Y que le den a Marías el premio por esta novela (para mí, la peor que ha escrito) es síntoma de los "intereses ocultos" de un premio de estas características.

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  2. Me parece muy acertado lo que has dicho, Adolfo.
    Saludos.

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