He tenido la suerte de
haber leído varias novelas de Mo Ya, Premio Nobel de Literatura
2012. La primera que leí, Sorgo rojo, me pareció una novela
sensacional y novedosa, pues contaba los hechos con un estilo –lírico
y violento a la vez- al que no estaba acostumbrado. Luego he leído
otros dos libros suyos, La balada del ajo y Grandes pechos,
amplias caderas, novelas que también reflejan la polivalente
realidad china de la época de Mao. Hay que felicitar a la editorial
Kailas por la constancia a la hora de publicar las novelas de Mo Yan,
cinco en total, que no creo que hayan vendido mucho, para qué
engañarnos, pues el Nobel chino es un escritor minoritario y nada
comercial. También extiendo la felicitación a la editorial El
Aleph, que reeditó con buen ojo clínico Sorgo rojo en 2009,
su novela más conocida.
La
Academia Sueca ha definido el mundo literario de Mo Yan como
“realismo alucinatorio”. Y es que la literatura de Guan Moye (Mo
Yan es un seudónimo que significa “No hables”), nacido en Gaomi
en 1955, aunque arranca de la realidad más palpable, sobre todo la
rural, entremezcla escenas, pasajes que proceden del mundo de los
relatos orales, las fábulas y los sueños. Al final, anclada en el
realismo, su literatura tiene connotaciones de pesadilla y también
elementos que proceden del “realismo mágico”, corriente que como
ha confesado el propio autor ha sido determinante en su concepción
de la literatura.
Muy
leído en su país, donde ha recibido los premios literarios más
importantes, se le considera un escritor tibio en política, que ha
sabido acomodarse a las imposiciones del Partido Comunista chino sin
provocar escándalos públicos, lo que no significa que su literatura
sea condescendiente con la realidad de su país ni se haya plegado a
la estética del realismo comunista.
Mo Yan es el primer
escritor que escribe solamente en chino que ha recibido el Premio
Nobel de Literatura. En el año 2000 lo recibió Ga Xingjian,
escritor que se exilió de China en 1987 y que ha escrito la mayoría
de sus obras en francés. Como decía antes, Mo Yan está bien
traducido en España. En la editorial El Aleph se publicó en 2009
una reedición de su obra más famosa, Sorgo rojo, de 1987, de
la que existe una versión cinematográfica a cargo del director
Zhang Yimou.
El resto de sus obras más importantes, como Balada
del ajo y Grandes pechos, amplias caderas, entre otras,
han sido publicadas en la editorial Kailas, todas ellas traducidas
directamente del chino, como la última en publicarse, Rana,
una obra en la que se ha atrevido a criticar la política del hijo
único, lo que no ha sentado nada bien entre los dirigentes chinos.
También tuvo problemas con la censura Grandes pechos, amplias
caderas, que incluso fue retirada de la circulación por las
autoridades chinas por su sexualidad implícita y su denuncia de la
situación de la mujer rural.
Mo Yan nació en una
familia de granjeros. Abandonó los estudios cuando la Revolución
Cultural y más tarde se alistó en el Ejército Popular de
Liberación, donde comenzó su carrera literaria. Luego fue nombrado
profesor en el Departamento de Literatura de la Academia Cultural del
Ejército. En sus libros suele escribir sobre el territorio rural de
su infancia, la provincia de Gaomi, donde se ambientan la mayoría de
sus obras. En ellas plantea las dificultades de los campesinos para
salir adelante en unas circunstancias vitales y económicas adversas.
Suele mostrar una imagen poco idílica del mundo rural, víctima de los abusos de un poder déspota o de la ignorancia o de peligrosas tradiciones primitivas y salvajes, como se refleja en La Republica del vino, otra de sus novelas. No son, sin embargo, explícitas obras de denuncia sino que su literatura se acerca más a la de Gabriel García Márquez y William Faulkner, escritores que desarrollan sus historias en una realidad enrevesada, complicada, alucinante, difícil de apresar y de tratar con los esquemas del realismo más evidente. También se le considera el mejor discípulo de Lu Xun, el llamado padre de la literatura china contemporánea; y algunos le señalan como el Kafka chino.
Suele mostrar una imagen poco idílica del mundo rural, víctima de los abusos de un poder déspota o de la ignorancia o de peligrosas tradiciones primitivas y salvajes, como se refleja en La Republica del vino, otra de sus novelas. No son, sin embargo, explícitas obras de denuncia sino que su literatura se acerca más a la de Gabriel García Márquez y William Faulkner, escritores que desarrollan sus historias en una realidad enrevesada, complicada, alucinante, difícil de apresar y de tratar con los esquemas del realismo más evidente. También se le considera el mejor discípulo de Lu Xun, el llamado padre de la literatura china contemporánea; y algunos le señalan como el Kafka chino.
Mo Yan describe un
mundo rural complicado, trágico, con enormes dificultades para salir
adelante. En este contexto incluye la tradición china, repleta de
alegorías y de relatos orales. La mezcla de lirismo y tremendismo es
una de sus más destacadas señas de identidad, aunque a veces
aparecen de manera desorbitada, como ocurre, por ejemplo, en su
novela La vida y la muerte de están desgastando, sobre las
sucesivas reencarnaciones que sufre el terrateniente Ximen Nao
después de ser ejecutado. También suele utilizar como ingrediente
de sus narraciones la realidad china a ras de suelo, con sus
contradicciones, como es el caso de Rana, que describe los
métodos de planificación china, en este caso detalladas sin ningún
lirismo, o Shifu harías cualquier cosa por divertirte, cuyo
protagonista, el viejo Ding, representa algunos cambios que se están
dando en la economía doméstica china.
Sorgo rojo, la novela que le hizo famoso
Hace años, en
1987, la película china Sorgo rojo, Oso de Oro en el Festival
de Berlín, sorprendió al público europeo por su peculiar ritmo
narrativo y por su retrato de una cultura tradicional desconocida, a
menudo exportada al cine o la literatura con vulgares tópicos. El
Aleph reeditó en 2009, en traducción del inglés, el sorprendente
libro que inspiró la película.
Con Sorgo
rojo, Mo Yan busca la evocación literaria de los tiempos pasados
de su pueblo natal, en los que vivir del sorgo era todo. En esta
intención de recuperar lo que se está perdiendo insiste el autor en
varios momentos del libro: "Rodeado por el progreso, me invade
un sentimiento incómodo de regresión de la especie (...), a veces
me asalta la idea inoportuna de que existe un nexo entre la
decadencia de la humanidad y el aumento de la prosperidad".
"Regresé a
Gaomi Noreste con la intención de buscar material para una crónica
familiar, centrándome en la famosa batalla sobre el río Negro",
en la que participaron directamente su abuelo y su padre. La
narración de estos sangrientos enfrentamientos entre chinos y
japoneses en 1939 da pie para la recreación de la historia del
municipio de Gaomi Noreste, "el paraíso de la pena y el
regocijo". En Gaomi encuentra el autor su perdido pasado, las
raíces de su familia; a la vez, Gaomi es también el recuerdo de la
tragedia y de la muerte.
El peso de la
historia cae sobre el abuelo, el Comandante Yu Zhan'ao, un personaje
que ya forma parte de la leyenda china: porteador de palanquines,
asesino, jornalero en una destilería, bandolero y ahora comandante y
héroe de una anárquica guerrilla que lucha contra los japoneses.
Junto con Yu Zhan'ao, la abuela es el contrapunto ideal. Las
descripciones de las vidas de estos dos personajes son lo más
auténtico de todo el libro. Hay escenas geniales, a pesar de su
dureza. El autor no retrocede ante la violencia, como haría quizá
un autor occidental: al contrario, en esos instantes el estilo se
remansa y se hace más moroso y puntillista.
La mezcla de
lirismo y tragedia, dolor y piedad, ternura y violencia, acentúa los
originales rasgos estilísticos, a los que se añade la habilidad del
autor para transmitir sensaciones y sugerencias con los símbolos de
la naturaleza.
Llama la
atención la precisión semántica, a veces con tintes tremendistas,
en la descripción de determinadas escenas. Pero, a continuación,
sin apenas transición, el estilo se suaviza y se torna poético. Y
tanto los tonos patéticos o crueles como la fuerza dramática de los
acontecimientos épicos narrados, convierten a Sorgo rojo en
una novela dura, a ratos difícil, exageradamente realista, pero muy
atractiva.
Mo Yan
El Aleph. Barcelona (2009)516 págs. 20,95 €.
T.o.: Hong Gaoliang. Traducción del inglés: Ana Poljak.
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