1.- Robert
Penn Warren, Todos los hombres del rey. Novela de 1946 que obtuvo el
Premio Pulitzer y que, gracias al cine, ha gozado de gran popularidad. Esta
obra refleja las dos caras de la vida política norteamericana: el idealismo y
la corrupción. La novela se basa en la vida del político Huey Pierce Long, que
fue gobernador de Luisiana en la década de los treinta y que representa el
prototipo de político populista y demagogo. En ella se cuenta el ascenso y
caída de Willie Talos, un joven abogado con aspiraciones políticas. (Anagrama.
2006).
2.- Wallace
Stegner, En lugar seguro. Stegner cuenta la larga amistad entre dos
matrimonios de profesores universitarios norteamericanos. Los Lang y los Morgan
hacen todo lo posible por salir adelante en medio de unas circunstancias
normales, con los problemas y dificultades laborales y familiares que tiene
todo el mundo. Escrita por Larry Morgan, profesor y escritor, a pesar de la
aparente falta de sustancia, el relato de sus vidas resulta apasionante tanto
por la calidad literaria como por las vidas de los protagonistas. Publicada en
1987, la novela reacciona contra el tipo de literatura que puso de moda la generación
perdida, repleta de antihéroes. Aquí, al contrario, se novela una auténtica y generosa amistad. En la misma
editorial se ha publicado otra de las grandes novelas del autor, Ángulo de
reposo. (Libros del Asteroide. 392 págs. 2008).
3.- William
Saroyan, La comedia humana. Esta novela
transcurre en Ithaca, cuando Estados Unidos está en guerra y muchos jóvenes
están movilizados. El argumento se centra en la vida de la familia Macauley,
compuesta por la madre, la hija Bess, el pequeño Ulises, y Homero, de catorce
años, que trabaja repartiendo telegramas. Los personajes son todos alegres y
sabios, quizá demasiado, pero resultan simpáticos y cercanos. De este mismo
autor se han publicado también en El Acantilado varios libros más, entre los
que destacamos El joven audaz sobre el
trapecio volante y Me llamo Aram.
(El Acantilado. 216 págs. 2005).
4.- John
Fante, Llenos de vida. El protagonista, como el autor (1909-1983) es
un guionista de éxito que trabaja para la Paramount, tiene treinta años y
espera su primer hijo. En cierto momento pide ayuda a su padre para unas
reparaciones en el hogar. Su casa, símbolo de su nuevo estatus de bonanza
económica, se viene abajo por las termitas. Su mujer se prepara para
convertirse al catolicismo. Con tan poco material, Fante compone una buena
historia, pinta extraordinariamente varios caracteres, hace reír, emociona y
convence. Otro libro que destaco de Fante son sus relatos El vino de la
juventud, muy entretenidos. (Anagrama. 157 págs. 2009).
6.- Richard Ford, El Día de la
Independencia. Agente inmobiliario en una
ciudad residencial de New Jersey, divorciado, con dos hijos y una amante, el
protagonista de esta novela, Frank Bascombe, es el prototipo del norteamericano
estándar, modélico tanto en sus vulgaridades como en sus anomalías. El
paralelismo entre el país y el personaje es evidente. Con maestría, la obra
analiza lo solo, frágil y vulnerable que se siente el ciudadano corriente del
país más poderoso del mundo. También merece destacarse Acción de Gracias,
novela con el mismo protagonista.
(Anagrama. 564 págs. 1996).
7.- Philip Roth, La conjura contra
América. El autor se plantea qué hubiera ocurrido en Estados Unidos si
en 1940 se hubiese elegido como presidente a Charles A. Lindbergh, héroe de la
aviación y simpatizante de Hitler. Continuando con la ficción, Estados Unidos
no participa en la Segunda Guerra Mundial y los judíos de ese país comienzan a
ser hostigados. En ese encuadre, el tema de fondo es la irrupción de la
historia en lo individual y cómo el hombre es capaz de luchar contra lo
imprevisto. Para desarrollarlo, examina particularmente los efectos de la nueva
hipotética situación del país en una familia judía de clase media, con dos
hijos. (Mondadori. 432 págs. 2005).
8.- Cormac
McCarthy, La carretera. Galardonada con el Premio Pulitzer 20007, se
trata de una de las mejores novelas de este escritor norteamericano, autor
también de la famosa trilogía compuesta por Todos los hermosos caballos,
En la frontera y Ciudades en la llanura. En La carretera
un padre y un hijo recorren Estados Unidos de norte a sur tras lo que parece
ser una devastación nuclear. Apenas quedan superviviente ni víveres y la vida
se ha convertido en un radical enfrentamiento entre los “buenos” y los “malos”.
Curiosamente, en su novela más apocalíptica, hay también un atisbo de esperanza.
(Mondadori. 210 págs. 2007).
9.- Paul Auster, La noche del oráculo. Sidney Orr es un escritor que lucha por salir
adelante después de sufrir una larga enfermedad. Un día decide entrar en una
papelería para comprar un cuaderno; lleva meses sin escribir, pero ese cuaderno
ejerce sobre él un influjo casi hipnótico y empieza a escribir una novela. Hay
un momento, sin embargo, en que no sabe cómo seguir la historia. De pronto,
ambas tramas, la de la novela que escribe y la que estamos leyendo, se complican con sucesivos pasajes personales
que tiene que ver con su mujer, Grace. Sidney intuye que entre los dos va a
surgir algo que pondrá a prueba su relación... Se trata de una trama
enigmática, que utiliza ingredientes metaliterarios. (Anagrama. 257 págs. 2004).
10.- Jetta
Carleton, Cuatro hermanas. Primera y
única novela de Jetta Carleton (1913-1999), publicada en 1962. Cuenta la vida
de una familia que vive en una granja y que, a mediados de los cincuenta,
vuelven a coincidir un verano. Aunque sus vidas han tomado diferentes
derroteros, esos días regresan a la infancia y conviven con las costumbres y
los trabajos campestres que realizaron durante tantos años. Pero el presente no
se entiende sin conocer qué ha sucedido en el pasado. Para ello, la autora reconstruye
el entramado doméstico, familiar y social donde han transcurrido sus vidas. La
vida en la granja tiene sus muchos momentos agradables, pero también se
describen las crisis. (Libros del Asteroide. 416 págs. 2009).
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