1.-
Vasili Grossman, Vida y destino. Esta
es una de esas novelas que justifican la vida de un escritor. Sin embargo,
estuvo a punto de desaparecer para siempre. Cuando Grossman intentó publicarla
en la URSS, la KGB se la incautó. Hasta la década de los ochenta no se publicó,
fuera de la URSS. A través de múltiples personajes y escenarios plasma la
resistencia rusa frente al invasor nazi en los años 1941-43, especialmente en
la batalla de Stalingrado. También muestra la impotencia del ciudadano ruso
frente a la burocracia y la incertidumbre de un sistema en el que cualquiera
puede ser culpable si lo dice el partido. (Galaxia Gutemberg-Círculo de
Lectores. 1.110 págs. 2007).
2.-
Nadiezhda Mandelstam, Contra toda esperanza. “Esta es la historia de
mi lucha contra las ciegas fuerzas de la naturaleza que intentaron arrasarme a
mí y a los pobres trozos de papel que conservaba”, escribe la viuda de Ósip
Mandelstam, poeta que murió en un campo de trabajo. Este libro es el intento por
rescatar de la memoria la vida de un poeta fundamental, que se enfrentó a la
maquinaria del terror que impuso Stalin. Junto con el relato de los últimos
años de la vida del poeta y la reivindicación de su persona y su obra poética,
son especialmente brillantes sus consideraciones sobre la vida cotidiana en un
régimen de terror. (Acantilado. 642 págs. 2013).
3.-
Gustaw Herling, Un mundo aparte. Este relato autobiográfico revive
los años que pasó el autor en el Gulag soviético. Esta edición incluye el prólogo
que Jorge Semprún escribió en 1985 para la edición francesa. En Francia tuvo
problemas para publicarlo, porque su denuncia de las atrocidades de la Unión
Soviética no cayó bien en algunos intelectuales influyentes. (Libros del
Asteroide. 360 págs. 2012).
4.-
Varlam Shalámov, Relatos de Kolimá. Shalámov sufrió condena en
Siberia desde 1937 a 1953, en la época estalinista. Los Relatos de Kolimá
describen, desde su dura y demoledora experiencia, la vida en los campos de
trabajo soviéticos. Son unos relatos que sobrecogen, como no podía ser de otra
manera cuando se asiste al espectáculo de unos hombres privados de todos los
derechos. El segundo volumen de los seis que consta Relatos de Kolimá se
titula La orilla izquierda. Como el anterior, y los siguientes, describe
con una excelente calidad literaria los mecanismos de la represión comunistas
de los campos de trabajos forzados. Y lo hace poniendo nombres, anécdotas,
rostros, historias personales que encarnan la arbitrariedad de la justicia. El
terror tiene víctimas concretas que el autor rescata del olvido. Se trata,
sobre todo, de un testimonio literario y humano de primera magnitud.
(Minúscula. 370 págs. 2009).
5.-
Alexandr Solzhenitsyn, Un día en la vida de Iván Denísovich. Aparecida
en 1962, esta obra fue la única que Solzhenitsyn publicó en la Unión Soviética.
Para escribirla, se inspiró en su propia vida. En 1945, cuando se encontraba en
el frente, fue detenido y condenado a ocho años en campos de concentración.
Cuando en 1961 envió su novela a una editorial, aligeró los comentarios
políticos. Su publicación en 1962 provocó un espectacular impacto nacional e
internacional. Esta edición traduce al castellano el texto definitivo.
(Tusquets. 218 págs. 2009).
6.- Heda
Margolius Kovály, Bajo una estrella cruel. Las memorias de la autora (Praga, 1919-2010) fueron escritas en 1973 y
comprenden desde 1941 hasta 1968, años en los que en la ciudad de Praga sufre
primero el terror nazi y luego el estalinista. De origen judío y de familia
culta y acomodada, Heda fue llevada con su familia al gueto de Lodz, en
Polonia, en la gran deportación judía de Praga de 1941. Junto con otras amigas
checas, logra huir y regresar a Praga. Al final de la guerra, con la llegada
del Partido Comunista al poder, Heda se casa con Rudolf Margolius, un idealista
que cree en el comunismo y que acabará cayendo en desgracia en una de las
primeras purgas. Heda y su hijo pequeño sufrieron desde entonces innumerables
vejaciones por parte del régimen comunista. (Libros el Asteroide. 272 págs. 2013).
7.- Janusz Bardach, El hombre, un lobo
para el hombre. Otro relato sobre la vida en un campo de concentración ruso, con todos
los ingredientes de desprecio por la dignidad humana bajo la máscara de la
reeducación comunista. Escrito por el polaco Bardach (1919-2002), describe su
periplo vital marcado por la invasión nazi de Polonia. Judío educado en las
ideas socialistas, se identifica totalmente con la Unión Soviética. Sin
embargo, y así comienza el libro, ya soldado en el Ejército Rojo, le condenan a
muerte por tener un accidente con el tanque que conducía. Al final le conmutan
la pena por diez años de trabajos forzados, que pasó en los temibles campos de
Kolimá. (Libros del Asteroide. 480 págs. 2009).
8.- Gueorgui
Vladímov, El fiel Ruslán. Vladímov
consiguió sacar de la URSS esta novela y publicarla en Alemania en 1974. En
1983 se exilió a Alemania, donde murió en 2003. Esta novela tiene como
escenario un campo de concentración siberiano a finales de la década de los 50.
Ruslán es un perro guardián. Desde su nacimiento ha recibido un duro
adiestramiento para cumplir este trabajo. La novela comienza al día siguiente
de que su campo se desmantele y Ruslán y sus compañeros perros inicien una
nueva vida fuera del campo. Pero Ruslán se siente desorientado, pues ha sido
adiestrado para controlar a los prisioneros, evitar las huidas y descubrir a
los sospechosos. De pronto, su escala de valores se derrumba. El autor utiliza
esta inteligente perspectiva para denunciar la inhumana vida en los campos y el
destrozo existencial provocado en los prisioneros. (232 págs. 2013).
9.- Harry
Wu, Vientos amargos. En 1960, el autor, un estudiante de Pekín, fue
detenido acusado de derechista. Wu pensó que pasaría tres años como prisionero.
Sin embargo, al final pasó casi veinte años hasta que fue liberado en 1979. A
mediados de los ochenta se exilió de China. En 1992 fundó en Estados Unidos The
Laogai Research Foundation, una ONG dedicada a denunciar la falta de
derechos humanos en China. El libro es también una denuncia de los crímenes
cometidos por el Partido Comunista chino. (Libros del Asteroide. 376 págs.
2008).
10.- Denise
Affonço, El infierno de los jemeres rojos. “Con este libro –escribe
la autora-, quiero hacerme testigo de cargo del monstruoso régimen de los jemeres
rojos y rendir homenaje a quienes me liberaron, los soldados del ejército
regular vietnamita que estaba en guerra contra la ideología más sanguinaria de
la época, el comunismo maoísta que inspiró a Pol Pot”. Este libro es el
testimonio personal de la barbarie vivida en directo. La autora vivía en Phnom
Penh, la capital de Camboya, cuando el 17 de abril de 1975 los jemeres rojos se
apoderaron de la capital y la vaciaron de sus tres millones de habitantes, que
fueron trasladados a campos de trabajo por todo el país. En 1979, tras cuatro
años de trabajos forzados, fue liberada. (Libros del Asteroide. 256 págs.
2010).
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