martes, 22 de octubre de 2024

"Relatos de Portugal", de Ángel García Prieto

 

Relatos de Portugal es el nuevo libro de Ángel García Prieto dedicado, como tantos otros que ha escrito, al país vecino. En este blog hemos reseñado por suerte ya unos cuantos, como Miscelánea portuguesa y Fado para un delirio, entre otros muchos. En todos ellos, Ángel García Prieto ha ido descubriendo a los lectores españoles muchísimos lugares interesantes que visitar y también muchos retazos de la historia, costumbres e idiosincrasia de Portugal, un país que gracias a sus libros resulta mucho más amigable y cercano. 

Conozco a pocos escritores con una pasión tan aguda y persistente. García Prieto sigue y sigue dando a conocer nuevas historias y nuevos parajes, la mayoría desconocidos, pues el turismo español -que ha descubierto en las últimas décadas Portugal- tiene también sus fijaciones, que suelen ser Lisboa, Algarve, Oporto, Fátima, Coimbra y… poco más. Leyendo a García Prieto uno tiene la suerte de descubrir destinos insólitos, pueblos espectaculares, playas extrañas y asombrosas y, hay que subrayar esto, saborear la gastronomía variada y típica de todos estos sitios, una auténtica sorpresa y un placer para los sentidos. 

            En su nuevo libro, el autor traslada a los lectores a lugares muy atractivos y especiales, entre los que destaco, y así se abre el libro, Ponte de Lima, localidad muy bella que cuenta con un imponente puente histórico romano repleto de leyendas. También las ruinas de San Cucufate, muy cerca de Vila de Frades, la capital del “Vino de Talha” (tinaja). O la localidad de Sortelha, donde se encuentran las ruinas de las Termas de Radium Aguas, un lugar desconocido que en su tiempo fue un imparable destino para el turismo medicinal. O la estancia en un hotel resort de Sagres. O paseos por rincones de Oporto y Lisboa. Todos ellos son destinos que merece la pena visitar, siempre de la mano de las observaciones y comentarios de alguien tan apasionado por Portugal. En esta ocasión, los relatos tienen también un componente biográfico, pues el autor hace acto de presencia contando cosas más personales, la mayoría relacionadas con su actividad profesional, la psiquiatría. Se cuenta la asistencia a algunos Congresos, visitas a médicos amigos, se comentan algunas lecturas, se repasa algunos casos clínicos…, todo ello imbricado en la narración de los lugares portugueses que visita. 

Las pinceladas que da García Prieto sobre estos destinos son jugosas, breves, certeras, directas, destacando los aspectos históricos y paisajísticos más reseñables, sin agotar los temas ni abrumar a los lectores con un sinfín de datos históricos o ambientales. El autor piensa mucho en sus posibles lectores, gente que desea saber algo más de un país que le cae bien y que quiere conocer de manera un poco más profundo, saliendo de los destinos más habituales y turísticos. 

            Siempre que leo los libros de García Prieto me digo que tengo que ir a visitar esos sitios. La lista que tengo es ya muy larga, pues Portugal posee una riqueza histórica y paisajística notable y muy variada, con rincones que, como nos descubre el autor, son increíbles y muy poco conocidos. Resultan muy gratos estos libros, pues cumplen la misión de abrir boca y despertar el interés, como tienen que ser los relatos de viajes.

 


Seis relatos de Portugal

Ángel García Prieto

Colegio Oficial de Médicos de Asturias

Oviedo (2024)

96 págs.

lunes, 14 de octubre de 2024

Un inmenso azul", de Patrik Svensson


Tras el éxito de El evangelio de las anguilas, donde el autor combinaba los recuerdos de su vida con una intrigante investigación científica, se publica Un inmenso azul, que lleva como subtítulo “El mar, el abismo y la curiosidad”. El libro lo forman diferentes ensayos que tienen como hilo conductor el mar: la atracción que tantas personas han sentido por surcar los mares y por investigar la vida oculta que esconden los océanos, muchas de sus profundidades abisales todavía sin explorar. 

La mayoría son historias basadas en personas concretas o reflexiones generales que abordan desde perspectivas insólitas el misterio del mar, visto siempre como el origen de lo que somos y como símbolo de libertad.

            Las historias que se recrean son algunas de ellas muy originales, como la del ballenero Francis Allyn Olmstead, que escribió un diario sobre la monotonía de su vida en altamar a la caza de cachalotes y ballenas, diario que leyó Melville y que se supone le influenció a la hora de escribir su novela Moby Dick. También resulta sorprendente otro personaje, el panadero escocés Robert Dick, quien en 1863 descubrió un fósil que, más adelante, se ha considerado una prueba clave para el estudio de la evolución humana. La vida del panadero que vivió en las Altas Torres de Escocia es un ejemplo de “una curiosidad intrínseca e indomable”, obsesionado por conocer de manera exhaustiva y metódica el mar y la naturaleza.

            Otro de los capítulos está dedicado a la historia del mapa que se conserva en la Biblioteca San Marco de Venecia y que se conoce como “el mapamundi de Fra Mauro”, al que dedicó más de diez años de trabajo y que contiene un detallado mapa del mundo conocido a mediados del siglo XV. Otras historias son más conocidas, como la del portugués Magallanes, que casi dio la primera vuelta al mundo. Svensson cuenta esta historia centrándose en un personaje singular de esta peripecia: Enrique de Malacca, el esclavo de Magallanes.

            Y en un capítulo fundamental del libro, Svensson realiza un sentido homenaje a la bióloga marina Rachel Carson, precursora del ecologismo y autora de varios ensayos sobre el mar en los que combina la divulgación científica con el estilo literario y hasta poético, libros que han sido la principal fuente de inspiración del autor para escribir Un inmenso azul



Un inmenso azul

Patrik Svensson

Libros del Asteroide. Barcelona (2024)

280 págs. 19,95 € (papel) / 9,99 € (digital). 

T.o.: Den lodande människan

Traducción: Carolina Moreno Tena.

martes, 20 de agosto de 2024

"Historia, cultura y cristianismo (1870-2020)", de Onésimo Díaz

    

    Onésimo Díaz es autor de biografías, ensayos históricos y de un conjunto de libros que tienen una estructura similar a esta nueva obra. Como hizo en Historia de Europa en el siglo XX y en Historia del mundo en el siglo XX, el autor, con una gran capacidad de síntesis, presenta un ameno recorrido por la historia del mundo desde 1870 a 2020, acompañando su narración con las referencias a un buen puñado de novelas y de películas con las que, como escribe Díaz en la introducción, “se puede y se debe emplear para aprender historia”. En este nuevo libro, el autor selecciona diez novelas y sus correspondientes versiones cinematográficas para completar la visión que ofrece de la historia durante más de un siglo marcado por “guerras mundiales, genocidios y totalitarismos”. Las diez novelas y películas, protagonistas de cada capítulo del libro, son el hilo conductor de esta historia y a ellas le presta una atención especial, utilizando su contenido también como materia histórica.

   Las novelas seleccionadas son de gran calidad literaria y, además, sobresalen porque han sabido atrapar el ambiente, la intrahistoria y los pequeños y grandes detalles de cada época. El primer capítulo está dedicado a El Gatopardo, la novela que Giuseppe Tomasi Di Lampedusa publicó en 1958, con la que el autor muestra la evolución de Italia y de Europa en el último tercio del siglo XIX, época de grandes cambios. El segundo capítulo lo protagoniza la novela Doctor Zhivago, que tanta polémica creó en el momento de su aparición y que multiplicó la exitosa versión cinematográfica de David Lean en 1965. Otras novelas que aparecen son El cardenal, de Henry Morton Robinson (en este caso, mejor la película que la novela); Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh; Las uvas de la ira, de John Steinbeck; Los restos del día, de Kazuo Ishiguro; y, además, La hora veinticinco, El tercer hombre, Vivir y Cometas en el cielo. 

            Estas son las novelas y películas a las que se presta más atención, pero todos los capítulos del libro están salpicados, además, de múltiples títulos literarios y cinematográficos. Personalmente, pienso que estas constantes referencias, la mayoría breves, son la principal aportación de este libro, pues las lecturas y películas que propone el autor para completar el relato histórico iluminan con originalidad determinados sucesos históricos y presentan tramas, personajes, miradas, tragedias y aspectos quizá inéditos a la hora de entender mejor cada momento histórico. 


La lista de títulos es larga y refleja muy bien, por otra parte, el conocimiento del autor de la actualidad literaria y cinematográfica, además de rescatar un conjunto de buenas novelas y películas que, quizás, pasaron en su momento desapercibidas. Son muchos los interesantes ejemplos que menciona. Como la novela de Walter Kempowski, Todo en vano, que le sirve para ilustrar la derrota y retirada de las tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial; o el espléndido libro de Jung Chang, Cisnes salvajes, que ayuda a entender la historia de China a lo largo del siglo XX; o novelas más recientes, como Muerte de un hombre feliz, de Giorgio Fontana, que muestran el clima terrorista que se dio en Italia durante los años de las Brigadas Rojas. Lo mismo se puede decir de las películas que comenta, como Los gritos del silencioChacalThe boxer o El tercer hombre. Insisto: son muchas las sugerencias del autor que descubren lecturas y películas que abordan pequeños momentos, pero significativos, de la historia del siglo XX y XXI.    


            Para Onésimo Díaz, historiador y profesor de la Universidad de Navarra, las novelas y las películas son eficaces “instrumentos pedagógicos”, que ayudan a ver la historia desde perspectivas y matices distintos. Su libro es, por tanto, además de un manual de historia, un prontuario de buenas lecturas y buenas películas para aquellos que deseen entender mejor y con más detalle y profundidad la conflictiva historia del mundo desde 1870 hasta nuestros días. 




Historia, cultura y cristianismo (1870-2020)

Onésimo Díaz

EUNSA. Pamplona (2024). 

448 págs. 24,90 € (papel) / 16,99 € (digital).

sábado, 20 de julio de 2024

"Aguas que degüellan", de Eduardo Gris Romero

     Resulta difícil encasillar esta obra dentro del género policiaco o de misterio, como así la clasifica incluso la propia editorial Apeiron, donde Eduardo Gris Romero publica su tercera novela. Aparentemente, el autor emplea los ingredientes y la trama de una novela de intriga que va avanzando a buen ritmo, cambiando de escenarios a toda velocidad a la vez que aumenta el misterio que rodea el asesinato del coronel retirado del Ejército de Tierra Fulgencio López de Castro. Pero esto es la cáscara formal de la novela. No creo que al autor le importen mucho los mecanismos de la novela policiaca, su lógica interna y hasta la importancia del desenlace.

            Tengo la impresión de que Eduardo Gris se lo ha pasado en grande escribiendo esta novela, en la que se trasluce su visión lúdica de la vida y de la literatura. También las ganas de reírse de absolutamente todo. Por eso hay que acudir a esta novela no buscando una intriga tipo Agatha Christie, ni un estilo propio de las novelas policiacas -funcional, mecánico y previsible-, ni unos personajes clónicos y cinematográficos, como abundan en las novelas actuales. Aunque pueden leerse de manera independiente, utiliza el autor en Aguas que degüellan a los mismos protagonistas, más o menos, de su novela policiaca (¿) anterior, Amar mal mata, que recibió el premio “A sangre fría” de novela negra. En primer lugar, a Pierre Simón, periodista e investigador fracasado. También vuelve a aparecer Alberto Puentegrueso, vecino de Pierre, que en esta novela desempeña, supuestamente, un lugar secundario. En Aguas que degüellan, al ritmo rápido de la trama, se incorporan otros personajes que acompañan a Pierre en la investigación que se pone en marcha para descubrir al asesino del coronel: Blas Gutiérrez, el Nani, Antonio Dubois, Rosa y Tito. Juntos recorren diferentes escenarios para solucionar el caso: una ciudad costera española, la localidad de Pedrosa del Monte, la ciudad de Brujas, el desierto de Irak, las calles de El Cairo, Londres… La intuición de Pierre es que el asesinato tiene oscuras y eruditas motivaciones que tienen que ver con antiguas culturas sumerias, por eso recorren tiendas de anticuarios y excavaciones arqueológicas, donde van apareciendo pruebas peregrinas que obligan a los protagonistas a replantearse la dirección de la investigación. 

            No parece que al autor le preocupe mucho la verosimilitud de sus predicciones, ni menos todavía la coherencia de las interpretaciones que hacen los personajes, sobre todo Pierre. El autor emplea los típicos ingredientes de la novela policiaca para reírse de ellos. Pero no es una burla cualquiera, sino muy inteligente y basada en un gran dominio de los mecanismos literarios.

            El tono paródico se extiende a toda la novela, a la intriga, a las sospechas, a los posibles asesinos, a los métodos para resolver el caso. Pero, sobre todo, este tono irónico está presente en la manera en la que está escrita la novela, donde, aunque hay un narrador (ínclito) dominante, intervienen otros narradores y hasta pasajes que proceden del diario que sobre los mismos hechos escribe el propio Pierre, donde aparecen sus sensaciones más personales sobre lo que está pasando. Incluso hay momentos que se cuelan narradores improvisados, como cuando escribe “el pobre y legítimo narrador de esta historia lamenta anunciar que hay un nuevo narrador. Otro”; y más adelante “Acaba de narrar Rosa. Aquí todo el mundo narra”. Por momentos, por su tono disparatado, esta novela y la anterior recuerdan a las novelas policíacasde Eduardo Mendoza, como El misterio de la cripta embrujada y, entre otras, La aventura del tocador de señoras. Solo le achaco una cosa al autor: un poco más de contención. La novela ganaría más si hubiese sido más clásica y menos experimental (sin tanto juego de narradores), sin referencias metaliterarias, sin algunos personajes demasiado disparatados y si el argumento fuese menos enmarañado para que la intención irónica fuese más evidente.

            Lo que está claro es que el autor, con maestría, solo busca divertirse con la forma, con la estructura, con el argumento, con los personajes. Para mí, y esto es lo más importante de esta novela, el autor realiza esta parodia con un excelente dominio estilístico de los diferentes registros que maneja, pues en todo momento, a pesar del aparente caos argumental, hay una sobresaliente coherencia narrativa que es posible gracias al dominio del lenguaje del autor, capaz de descripciones soberbias sobre lugares, reflexiones eruditas y amenas sobre arqueología y culturas antiguas (de las que el autor es todo un experto) y diálogos vivos y dinámicos. Especialmente notables son los retratos que, con pocas pinceladas, hace de algunos personajes: “Una mujer de melena tumultuosa y proa neumática que tenía como rebosaduras en los labios, las cejas paralelas al horizonte, la nariz mirando a la luna…”. 

            Autor de varios ensayos, obras de crítica literaria, narrativa de viajes y novelas juveniles que han tenido mucho tirón, Eduardo Gris Romero, doctor en Literatura Comparada, demuestra con creces su solvencia como escritor original, atrevido, que utiliza un humor inteligente (y nada habitual) para burlarse de géneros que están muy de moda. Y todo ello con una meritoria, trabajada y destacada calidad literaria, lo más difícil de encontrar en muchas novelas actuales. 



Aguas que degüellan 

Eduardo Gris Romero

Apeiron Ediciones. Madrid (2024).

172 págs. 16 € (papel) / 6 € (digital). 

viernes, 19 de julio de 2024

"Fractal", de Andrés Trapiello


    Desde hace ya bastantes años, soy un compulsivo lector de los diarios de Andrés Trapiello, que suelo recomendar encarecidamente. Ante mi insistencia y por la brasa que les doy, mis amigos suelen preguntarme por dónde empezar a leerlos, pues se asustan cuando les digo que ya lleva veinticuatro diarios publicados. Mi respuesta es siempre la misma: da lo mismo por dónde empezar. En todos los volúmenes publicados hasta la fecha, está siempre todo Trapiello y todos sus diarios. Por poner algunos ejemplos, se puede empezar por Los caballeros del punto fijo (1997), El fanal hialino (2003), El jardín de la pólvora (2005), La manía (2008), Troppo vero (2020), todos publicados en la editorial Pre-Textos, o por los dos últimos, Quasi una fantasía (2021) y Éramos otros (2023), que han aparecido en una editorial distinta, creada por el propio autor, Ediciones del Arrabal. En todos los volúmenes están los mismos ingredientes, la misma exigencia estilística y la misma calidad literaria.

            Sin embargo, a partir de ahora cuando me pidan que les sugiera uno de los títulos para empezar a leer estos diarios, les recomendaré este volumen, Fractal, que no es una entrega de sus diarios sino una antología que abarca los primeros veinte años de diarista del autor, desde 1990 a 2010. 

Las responsables de la selección conocen muy bien los volúmenes de Salón de pasos perdidos (título genérico que Trapiello ha dado a todos sus diarios). La selección es completa y muy representativa de los registros y temas que aborda. Hay que felicitar, por tanto, a Nieves García, Nola Romero y Ana Pérez Cid (a las que hay que sumar a Pilar Álvarez, editora de Alianza, y a Miriam Moreno, la mujer del autor, que también han aportado lo suyo), porque la antología refleja con mucho acierto la variedad de facetas que maneja el autor, sus obsesiones artísticas, sus pasiones literarias, sus excursiones al Rastro, sus estancias en Las Viñas, sus reflexiones familiares, sus días de descanso, los viajes, las intervenciones en saraos literarios, sus contundentes opiniones, sus manías, sus demoledoras críticas, sus pedaleos… y sus muchos momentos poéticos.

Estamos, pues, ante una de las empresas literarias más exigentes e importantes de la literatura actual. Estos diarios, que empezaron a publicarse en 1990 (el primer volumen fue El gato encerrado), son uno de los mejores testimonios de la pujante literatura memorialística, una de las novedades más significativas, con la autoficción, de la literatura contemporánea. Son ya muchos los autores que frecuentan el género porque han descubierto que, mejor que ningún otro, la “literatura del yo” describe los vaivenes del hombre y de la mujer actual, sus grandezas y miserias, sus inquietudes, su manera de estar en el mundo, la influencia del contexto en su quehacer literario y la importancia de una mirada egotista y personal a la hora de acercarse a la realidad en todas sus vertientes. De los diarios de Trapiello no solo asombra su calidad literaria, mantenida en el tiempo, sino que hay que alabar también su perseverancia. Hasta la fecha ha publicado sus diarios de los años 1987 a 2010, veinticuatro volúmenes, o sea, que todavía faltan muchos diarios por publicarse, lo que da muestras de la empresa épica en la que está metido.

Con cada volumen hemos acompañado a Trapiello en su evolución literaria y en el retrato de su vida cultural, familiar, social, íntima… Hay una evolución, que es la que da el lógico e inevitable paso del tiempo. De ahí el título que Trapiello da también a esta obra: “una novela en marcha”. Una obra en la que el protagonista es el propio autor, convertido en personaje literario y en el centro de la acción. Todo lo que se escribe aparece traspasado por su carácter, su psicología, su temperamento. Y su humor.

Suelo comentar siempre que a mí, personalmente, lo que más me asombra de las miles de páginas que ya he leído es la variedad de tonos y registros que aparecen en estos diarios. Hay momentos donde la literatura se apodera de todo: reflexión poética, crítica literaria, metaliteratura, aforismo, poesías, autores preferidos, lecturas asiduas, libros que está escribiendo… Pero también hay sitio para describir una comida, una fiesta, un partido de tenis, recuerdos de sus padres, escenas familiares, viajes, compromisos, huertos, entrevistas, conversaciones, visitas, momentos lúdicos y de descanso… En cualquier cosa que escribe, está todo Trapiello, desbordándose en literatura y sacando a relucir una prosa dúctil, manejable, intimista, atinada, cosida a su propia individualidad. Trapiello respira literatura por todos los poros. 

Esto hace que el lector, por la sorprendente y dinámica variedad, nunca se aburra, que disfrute, que saboree lo que lee, que acompañe al autor por sus recorridos por el Rastro, que vea venir sus enfados o sus salidas de tono, que sea testigo de su cotidiano trabajo, de los encuentros con sus vecinos, de las visitas al médico, de los imprevistos… En definitiva, estos diarios son la vida en marcha, en movimiento, todas las cosas al mismo nivel. Para mí, la clave de estos diarios es ver cómo cada momento, por insustancial que sea, es único y literario. Por eso uno no busca cuando los lee ni grandes aventuras, ni poderosas declaraciones, ni secretos inconfesables. El minimalismo vital de Trapiello funciona como un espejo para sus lectores, que se identifican, eso me pasa a mí, con esa manera de ir por la vida sacando partido a todo, estrujando el tiempo, las relaciones y las sensaciones. Respirando. Así debería ser, en definitiva, la auténtica literatura.

 

        Fractal

        Andrés Trapiello

        Alianza. Madrid (2024)

        864 págs. 29,50 €.

lunes, 15 de julio de 2024

Una selección de libros de literatura para el verano

     


Hemos publicado en Aceprensa, como todos los veranos, una selección de novelas para leer en vacaciones. Hemos intentado que haya de todo un poco. Como siempre, hay que reconocer la vitalidad del mercado editorial español, que, entre los miles de títulos que publica, hay muchos de gran calidad.

    VER SELECCIÓN VERANO ACEPRENSA.

miércoles, 19 de junio de 2024

NOAM CHOMSKY Y SU GRAMÁTICA GENERATIVA

 


Mucho se está hablando estos días de la salud del filósofo y lingüista Noam Chomsky. Como sentido homenaje, recupero un relato que escribí en 1986. Ya ha llovido.

            

 

            En el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Univer­sidad Complu­tense de Madrid se celebró, entre los días 28 y 31 de abril de 1986, un ciclo de conferencias sobre la figura del lingüista y filósofo Noam Chomsky. "Con un fervor propio de otras épocas más comprometidas" -como señala la crónica de El País del 1 de mayo- los asistentes a estos actos absorbieron con atención el programa político-lingüístico-crítico y cultu­ral del autor de Estructuras sintácticas Turning the tide. U.S. intervention in Central America and the Struggle for the Peace.

            La llegada a España de Noam Chomsky conmocionó a la plétora de ilustres intelectuales lingüistas, atentos a las novedades de la morfofoné­mica en Estados Unidos. La organiza­ción de los actos corrió a cargo del Departamento de Lingüís­tica de la Facultad de Filología. Bastantes días antes de las conferencias se agotaron las localidades del Aula Magna de Derecho, puestas a la venta en unos grandes almacenes de la capital. El precio era comprensible: las ocho mil pesetas permitían asistir al ciclo completo de conferencias y actos que se celebrarían esa semana, además de dar la opción para participar en la rifa del día de clausura. Los asisten­tes recibieron gratis un apasionante libro de Agustín Alonso, El mundo de la morfosintaxis: se acabaron los tabúes y una cami­seta con la oración simple atributiva preferida por el lin­güista norteamericano: This is a book

    Noam Chomsky llegó a España el domingo 27 de abril. Fue recibido en Barajas por el alcalde de Madrid, su señora, una comisión de especia­listas en sintaxis del Gobierno español y de la Comunidad de Madrid, y el correc­tor de estilo del Bole­tín Oficial del Estado. A continuación, entre una comitiva de más de doscientos coches oficiales, el visitante llegó a la capital de España saludando desde su ventanilla a innumerables estudiantes de BUP y Universidad que le aclamaban eufóricamen­te desde las aceras con pancartas y eslóganes de todo tipo. Sin lugar a dudas, el mensaje más coreado -por su complejidad sintáctica y su mensaje- fue: "Luis piensa con María que Pedro está loco, mientras que Juan piensa con Antonio que Pedro no está loco".

            La primera conferencia duró cincuenta minutos. En ella Chomsky, con su habitual retórica llena de oraciones subordi­nadas concesivas, hizo un repaso a los gérmenes de su pensa­miento. Se le notaba a gusto en la sala, incluso contó algunas anécdotas que no figuraban en la conferencia impresa. Chomsky hizo reír al respetable cuando afirmó que Bloomfield era "obviamen­te esquizofrénico". Cuando cesaron las carcajadas, no pudo reprimir su deseo de contar algunos detalles autobiográ­ficos hasta ahora desconocidos hasta por los mejores especia­listas: "Descubrí que Hume era mucho más racional de lo que querían hacerme creer, y que Berkeley era de hecho un carte­siano (grandes aplausos). Nelson, Godman y Zellig S. Harrris me consideraban un traidor por estas lecturas. Whitme había odiado a Steinth­al, el último epígono de Humboldt". Conmoción general. Estas últimas declaraciones causaron sorpresa. Poco sabíamos de las opiniones de Whitme sobre Steinthal, con quien creíamos le unía una estrecha amistad, pero que Nelson, Godman y Harris odiaran a Chomsky por esas lecturas nos puso a todos la carne de gallina.

            En otro momento de la conferencia, Chomsky hizo una valoración de lo que para él había sido el gran problema del estructuralismo. No entendía los parámetros de Hackettt, ni los postulados de Harris en su Concurrencia y transformación de las estructuras lingüísticas, ni siquiera las cabriolas de Sapir y sus seguidores. Tampoco estaba de acuerdo con Bloom­field. A lo largo de esta apasionante conferencia, Chomsky criticó la política sintác­tica de Bloomfield, reflejada en su libro Language y en la creación de la "Linguistic Society of America". Incluso llegó a abordar minuciosamente el problema de la mecánica de producción del acto lingüístico, desechando por barrocas las argumentaciones de Bloomfield, que el confe­renciante citó textualmente: "Supongamos que Jack y Jill caminan por una senda. Jill tiene hambre. Ve una manzana en un árbol. Produce un ruido con su laringe, boca y labios. Jack salta la valla, escala el árbol, coge la manzana, se la lleva a Jill y la pone en su mano. Jill come la manzana". Chomsky añadió que Jack y Jill nunca hubieran comido una manzana de esa forma.

            En el coloquio que se celebró al día siguiente, Chomsky apareció acompañado de Agustín Alonso, Violeta Demonte y otros profesores de la Facultad de Filología. El conocido lingüista explicó deta­lladamente sus teorías políticas, muy alejadas de la política oficial norteamericana. Chomsky se manifestó a favor de Riaño y en contra de la OTAN (estamos en el año 86). Para él, "las causas de los horrores de nuestros días son institucionales". Con estas declaraciones desmintió la información apareci­da en la revista Syntaxis sobre su supuesta relación con la CIA. Agustín Alonso ahondó en la estética del análisis arbóreo, más bonito que la mazacótica estructura de Hockett. También hizo un análisis de las íntimas relaciones entre la gramática generativa y la semióti­ca, semiur­gia, semiocracia o gramática del signo lingüístico, tal y como se ha tratado atrevidamente en el III Congreso Internacional de Estudios Semióti­cos celebrado recientemente en Palermo (Italia). De la emoción, Violeta Deonte no dijo nada.

            El coloquio mantuvo fases de animada tertulia. Noam Chomsky se mostró muy cercano a la realidad española y pronun­ció incluso en español algunas oraciones compuestas: 1.- Estábamos cansados, pero subimos a la cumbre; 2.- No tengo nada que hacer fuera de echar estas cartas; 3.- Unos iban alegres y otros mostraban preocupación.

            A la pregunta capciosa de un académico sobre cómo anali­zaría el adverbio no en la oración: "No fue demasiado fácil", el lingüista norte­americano sonrió y explicó que, claramente, no es un simple complemento circunstancial. El académico no aprobó esta propuesta y citó como testimo­nio de autoridad a Lázaro Carreter. Chomsky, sin querer entrar en la polémica, lamentó no conocer a este personaje.

            La última conferencia, la que cerraba todos los actos y en la que se celebró la rifa, despertó más interés aún si cabe. El título de la confe­rencia resume muy bien lo tratado: "La racionalidad del suicidio colecti­vo". La conferencia fue interrumpida en numerosas ocasiones por los aplausos de unos lingüistas que no creían que fuera verdad lo que allí estaban escuchando. Por fin, alguien de categoría internacional les hablaba con claridad del alomorfo y sus consecuencias, de las incompatibilidades entre las oraciones coordinadas y las yuxtapuestas. No se lo podían creer. Chomsky siguió diciendo que las conjunciones podían ser copulativas, disyuntivas, adversativas, concesivas, etc., y que los adverbios, si no se les maltrata, podían acompañar sin problemas a un verbo, a un adjetivo o a otro adverbio, incluso del mismo tipo. Después hizo un exhaustivo repaso de las formas verbales, comenzando por los inevitables verbos ser y haber, para pasar a desmenu­zar, en todas sus variedades, los verbos hervir, sufrir y zurcir. Aprovechó también la ocasión para volver a criticar a Bloomfield y su morfofonémica del menómini, inspirada clara­mente en Pianni y paralela hasta cierto punto -aunque Bloom­field no lo quiso nunca reconocer- a la forfonémica del he­breo, que Chomsky construyó por sí mismo en 1949.

            A continuación tuvo lugar la rifa. Resultó agraciado Carlos F. Otero, profesor de Lingüística Románica en la Uni­versidad de California, en Los Angeles (UCLA), y recibió el Diccionario de Dudas, de Manuel Seco, un juego de ortografías y una colección de facsímiles de las primeras caligrafías de Rubio, de 1584. Carlos F. Otero, en un breve discurso, mani­festó su alegría por el premio recibido y dio efusivamente las gracias a Chomsky por la altura intelectual de sus conferen­cias. Luego dio tres hurras por Chomsky que fueron coreados por todo el auditorio, que también hizo en varias ocasiones la ola.

            Chomsky abandonó Madrid el día 1 de mayo para iniciar una gira turística por la península. Después de estos días de emoción contenida, el ambiente entre los lingüistas españoles se ha revolucionado. Sus opiniones han abierto un debate en la lingüística española: ¿seguimos con la innova­ción o pasamos a la especulación?

            Acabamos este reportaje con las palabras finales de la crónica que sobre este evento publicó el diario El País: "En Chomsky se aúnan y culminan tanto la tradición teorética de la investigación psicológica/bio­ló­gica de lo que él llama Pro­blema Plató como la tradición profética del cambio cultural y social revolucionario que el problema de Orwell tanto dificul­ta". Yo pienso lo mismo.