domingo, 17 de marzo de 2013

“La nariz”, de Nikolái Gógol


Conocido sobre todo por sus novelas Las almas muertas y Taras Bulba, Gógol (1809-1852) fue también autor de una serie de narraciones breves en las que incluyó elementos fantásticos, sociales y hasta surrealistas. Las dos narraciones más famosas de Historias de Petersburgo son El capote, donde hay una original crítica social partiendo de una deliciosa historia realista, y La nariz, obra que ahora publica Gadir con ilustraciones de Esther Saura Múzquiz.

Ambientada en San Petersburgo, más que en ninguna otra introduce Gógol un sentido del humor absolutamente disparatado que llega a ser incluso surrealista, pues el argumento de este relato es la historia del asesor colegiado Kovaliov, que se despierta una mañana sin su nariz. Ocultando el rostro a sus amistades, Kovaliov sale a la calle para buscarla desesperadamente por las calles de la ciudad. Y, curiosamente, descubre a su nariz bajando de un coche, encarnada ahora en un consejero civil. Kovaliov persigue a su nariz y la consigue dar alcance en la catedral. Pero en un despiste de Kovaliov, la nariz vuelve a huir. La búsqueda acrecienta el sentido absurdo del relato y de la situación a la que tiene que enfrentarse Kovaliov que, sin embargo, intenta guardar las apariencias en todo momento, con verdadero pavor a que se conozca su desgracia.

La ambientación es muy realista y, como en otras narraciones del autor, la irrupción del ingrediente fantástico provoca una mezcla muy atrayente que, en este caso, más que en El capote, no transmite una intención clara sino que la historia puede interpretarse de diferentes maneras: como una parodia de las convenciones sociales, una caricatura de la Rusia de su tiempo, una crítica al carácter de determinados personajes tópicos de aquella sociedad...

La nariz
Nikoláis Gógol
Gadir. Madrid (2012)
80 págs. 16 €.
T.o.: Nos. Traducción: Enrique Moya.

1 comentario:

  1. Me encanta Gógol. Lo leí estos días y lo disfruté mucho. Son historias breves que tiene un trasfondo más profundo.

    ResponderEliminar