miércoles, 28 de mayo de 2014

“Crónica de un vendedor de sangre”, de Yu Hua


Publicada originariamente en chino en 1995, esta novela de Yu Hua (1960) comparte con ¡Vivir!, su gran obra, una parecida ambientación, pues transcurre en los años anteriores y posteriores a la Revolución Cultural y muestran una China muy a ras de suelo, con algunas tradiciones y reacciones que pueden provocar sorpresa en los lectores occidentales por su exotismo un tanto primitivo, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones humanas, a la consideración del matrimonio, al papel de la mujer, al diferente valor de los hijos o hijas y a algunas creencias y supersticiones que proceden de la China más rural, como el recurso a la venta de sangre para conseguir unos ingresos extras. Sin embargo, la dura vida de contradicciones y penalidades de Xu Sanguan, su protagonista, acaba por convertirse en un drama de valores locales que se transforman en plenamente universales.
            Aunque vive en la ciudad, donde trabaja como repartidor de capullos de gusanos de seda en una fábrica de la ciudad, Xu Sanguan es una persona que procede del mundo rural, donde ha aprendido una filosofía de la vida que mantiene en su quehacer diario. Apenas tiene dinero para sobrevivir, pero gracias a unos vecinos de su pueblo descubre la posibilidad de vender sangre para incrementar generosamente sus ingresos. De hecho, se trata de una transacción bien vista, como le explica a Xu su tío: “Aquí, el hombre que no haya vendido sangre alguna vez no encuentra mujer que quiera casarse con él”.
Con el dinero de la primera vez que vende sangre –acción que repetirá numerosas veces a lo largo de su vida, de hecho este es el hilo conductor de la novela- decide contraer matrimonio. Se fija en Xu Lan, conocida como “la Venus de la Freiduría”, pues trabaja de cocinera en un pequeño restaurante de desayunos y tapas haciendo churros. Las negociaciones para el matrimonio tienen más que ver con una operación comercial que con otra cosa. Al final, Xu Lan abandona  su novio He Xiaoyong y se une a Xu Sanguan, con el que tiene tres hijos llamados Primer Júbilo, Segundo Júbilo y Tercer Júbilo.
La novela cuenta las dificultades que atraviesa el matrimonio por culpa del pasado de Xu Lan, del carácter de Xu Sanguan, de las hambrunas y de las complicada vida en China. Nada es fácil, tampoco en la relación con sus hijos, aunque todo está contado de manera llana y optimista, con un estilo sencillo y popular. Ya casado, Xu sólo recurrirá a vender su sangre cuando las dificultades familiares sean más graves de lo normal. La última parte de la novela es la más emotiva, pues Xu Sanguan muestra una generosidad heroica para sacar adelante a sus hijos en medio de unas dramáticas circunstancias.
            Como en ¡Vivir!, en medio de un ambiente muy realista y costumbrista, con personajes también populares, el autor muestra de manera muy original algunos valores humanos y familiares. Todo ello en medio de una exótica y ancestral filosofía de la vida que se complica todavía más con los valores comunistas y con la paranoia que provoca la Revolución Cultural, que afecta de lleno a Xu Lan. El autor emplea un estilo espontáneo, sencillo, directo, pícaro, coloquial que es un fiel reflejo de la manera de pensar y de afrontar la vida de unos personajes que, aunque tienen que sobrevivir al precio que sea en un entorno hostil, transmiten también esperanza y amor filial.

Crónica de un vendedor de sangre
Yu Hua
Seix Barral. Barcelona (2014)
304 págs. 19 €. (papel). 12,99 €. (digital).

Traducción: Anne-Hélène Suárez Girard.

2 comentarios:

  1. Por cuestiones formales y de fondo. Los sentimientos y actitudes frente a la vida son negativos, crueles, sólo refleja esos aspectos. Lenguaje soez que parece difícil de creer, con poca coherencia, no se adecúa la traducción chino español, con tacos tan españoles, o blasfemias que se entienden en occidente o chabacano

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  2. Pues a mí me ha gustado mucho. Lo he leído sin ninguna expectativa y me ha dejado un grato sabor de boca. No creo que sólo refleje aspectos crueles y negativos: hay varias muestras de grandeza humana a lo largo de la obra. Respecto a las blasfemias y las palabrotas, si en el original las emplean, veo lógico que se reflejen en la traducción. Que sean "españolas" entiendo que se debe a una cuestión de la traducción, que pretende que nos percatemos del tipo de lenguaje de los personajes.

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