sábado, 31 de mayo de 2014

Feria del Libro. Diez libros de humor


1.- Flann O’Brien, El tercer policía. La editorial Nórdica ha publicado las mejoras obras del irlandés Flann O?Brien (1911-1966), un autor que merece la pena descubrir porque su humor no es ni previsible ni tópico. Yo destaco: El Tercer Policía, Crónica de Dalkey, La boca pobre, La vida dura, En Nadar-dos-pájaros y la antología de sus columnas periodísticas la gente corriente de Irlanda. Y comento la primera de ellas, El tercer policía, una delirante novela que tiene como protagonista a un joven ocioso que llena su cabeza con las teorías fantásticas de un estrafalario sabio llamado Selby. Deseoso de asegurarse unas rentas que le permitan dedicarse íntegramente al estudio de las obras de su maestro intelectual, comete un asesinato, con la complicidad de un compañero, pensando que la víctima posee una gran cantidad de dinero. Pero más adelante, la trama cambia de golpe y el autor sumerge a los lectores, y al argumento, en un ambiente extraño y extravagante donde los acontecimientos obedecen a leyes ilógicas. (Nórdica. 303 págs. 2006).


2.- Nancy Mitford, Amor en clima frío. La primogénita del barón de Redesdale, Nancy Mitford (1904-1973), retrata en la mayoría de sus novela, con aguda ironía, las dificultades de la aristocrática familia Montdore. En esta novela describe los problemas que tienen para casar a su hija Polly (temas parecidos aparecen en el resto de sus obras, entre las que también destaco A la caza del amor). Mitford asume el papel de amiga y narradora de las fiestas, diversiones y asuntos amorosos como un torrente divertido, dicharachero y, a la vez, levemente crítico con esa sociedad. Su sentido del humor, agudeza de ingenio y soltura narrativa, convierten su lectura en una verdadera diversión. (Libros del Asteroide. 332 págs. 2006).


3.- Arto Paasilinna, Delicioso suicidio en grupo. “El enemigo más poderoso de los finlandeses es la oscuridad, la apatía sin fin”, se lee al principio de esta divertida novela con la que el escritor Arto Paasilinna (1942), uno de los más leídos de la literatura contemporánea finlandesa, se enfrenta a una de las lacras de su país: el alto índice de suicidios. Pero Paasilinna huye de la tragedia y se enfrenta con estos problemas con una actitud irónica repleta de un sano y benéfico humor, que transmite una contagiosa esperanza de vivir. La mejor manera de afrontar esta penosa realidad es con humor, buscando la carcajada y la sonrisa cómplice de unos lectores que asisten atónitos a las ocurrencias de unos personajes que supuestamente van a la deriva. (Anagrama. 271 págs. 2007).


4.- Saki, Cuentos completos. Saki (1870-1916) es un escritor inglés satírico, conservador, patriota y dandy. Estos cuentos mantienen unas constantes estructurales y temáticas que modelan un estilo inconfundible desde las primeras páginas. Suelen estructurarse en torno a una escena de corte teatral, en donde los diálogos y las descripciones psicológicas juegan el papel fundamental: conversaciones en salones de mansiones londinenses o coloniales, fiestas o clubes de bridge. Los vicios de clase -la hipocresía, la avaricia, las maniobras del gorrón o del charlatán- son satirizados sin piedad. Se trata de una literatura que toma a los lectores por inteligentes. Saki es un refinado humorista, un orfebre del lujo literario y un despiadado cirujano de costumbres y clases. (Alpha Decay. 818 págs. 2006).


 5.- David Foster Wallace, Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. He aquí un original y entretenido libro sobre unas vacaciones en un crucero de lujo que mezcla con ingenio periodismo y literatura. El autor, uno de los iconos de la literatura posmoderna norteamericana, ya fallecido, recibe el encargo de una revista norteamericana de embarcarse en un crucero de lujo por el Caribe para describir la vida en estos exóticos superhoteles. Las entretenidas peripecias del autor, quien no consigue integrarse con el resto de pasajeros ni disfrutar de las actividades de ocio (como la esperpéntica fiesta “Que se junten los Solteros”), se entremezclan con el relato descriptivo y analítico de lo que se hace en un crucero de estas características. El reportaje es en una divertidísima parábola sobre la búsqueda compulsiva de la felicidad de los norteamericanos. En esta edición solo aparece este reportaje. En otra, anterior, figuran más reportajes periodísticos, todos muy inteligentes y entretenidos. (Debolsillo. 158 págs. 2012).


6.- Vladímir Voinóvich, Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin. La novela, prohibida en la URSS durante décadas, parte de una disparatada situación: en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, un avión del Ejército Rojo realiza un aterrizaje de emergencia en una remota aldea rusa. Hasta allí envían a un soldado para que vigile el avión. Pasan los días y las semanas, la URSS entra en guerra con Alemania, y nadie se acuerda de relevarle. Iván Chonkin, un soldado, con pocas luces que cumple su último año en el Ejército Rojo, acepta con resignación la orden, aunque también sabe sacar partido a su cometido. Con estos ingredientes, Voinóvich parodia la cotidiana realidad en la que vivían tantos millones de soviéticos. (Libros del Asteroide. 376 págs. 2006).


7.- Roy Lewis, Por qué me comí a mi padre. Inteligente y humorística obra basada en la vida de los hombres de las cavernas. El narrador es el antropoide Ernest, uno de los primeros pobladores conscientes de su propia individualidad. Ernest relata la vida de su singular familia, y en especial de su padre, el progresista Edward, quien con su actitud renovadora, se enfrentó a los hábitos de los hombres monos, como su tío Vanya, un reaccionario recalcitrante. Los primeros experimentos los aplican en su propia familia. Luego vienen los irónicos momentos importantes, como el trabajoso descubrimiento del fuego, de la lanza, la cocina casera, el arte figurativo, el matrimonio moderno, el amor, el ocio... Lo mejor es el tono discursivo y filosófico y los deliberados anacronismos. (Contraseña. 192 págs. 2012).


 8.- James Thurber, La vida secreta de Walter Mitty. Thruber (1894-1961) está considerado como el mejor humorista norteamericano después de Mark Twain. En este libro se han recogido una buena parte de sus cuentos, los que mejor representan su manera de entender la literatura y las relaciones humanas. El que da título al libro, que ha sido llevado al cine, es su relato más famoso y en él aparecen algunas de sus obsesiones narrativas: el conflicto entre la realidad y los sueños, las relaciones de pareja analizadas desde una perspectiva irónica, una divertida e intrascendente misoginia, la obsesión por la naturalidad estilística. Thurber es un experto en introducir el componente absurdo en medio de las situaciones cotidianas. En Acantilado también se ha publicado Carnaval, otra divertida antología con sus mejores relatos. (Acantilado. 264 págs. 2004).


9.- Slawomir Mrozek, La vida difícil. Este volumen reúne 37 cuentos de difícil clasificación, aunque en todos ellos impera el sentido del humor, la parodia y una irónica y sutil inteligencia. Mrozek disfruta exagerando las situaciones hasta que llegan a ser absurdas, porque así disecciona mejor los temas clave del ser humano. Sus cuentos no son burlas en el vacío sino agudos análisis críticos, con muchas dosis de humor. Muy divertidos son los que parodian aspectos esenciales del comunismo. En 2013 se publicó la antología La vida para principiantes, donde hay una variada muestra de sus divertidos relatos. Acantilado ha publicado las memorias del autor y otros muchos libros de Mrozek con sus mejores narraciones. (Acantilado. 200 págs. 1995).


            10.- Miguel Mihura, Prosa y obra gráfica. Desde muy joven, Mihura empezó a colaborar en todo tipo de revistas bien con caricaturas, bien con textos en prosa. Alcanzó la madurez en la revista Gutiérrez, donde publica muchos de sus mejores escritos que más tarde reciclaría en La Ametralladora y La Codorniz. En estos dibujos y  textos, con un sentido del humor todavía más disparatado que sus comedias, Mihura machaca la cursilería, las convenciones sociales, los tópicos y las tonterías sociales. En la misma línea, también con un humor codornicesco, destaco Por qué nos gustan las guapas, de Rafael Azcona. Este volumen reúne las colaboraciones que escribió en La Codorniz desde  1951 a 1958. (Cátedra. 1.533 págs.2004).


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