lunes, 11 de mayo de 2015

“Una mujer de recursos”, de Elizabeth Forsythe Hailey



Novela epistolar, la primera de la autora (1938, Texas), publicada en 1978. Después ha escrito varias novelas, además de dedicarse a la escritura de guiones de cine y de televisión. Para escribirla se ha inspirado en su abuela, una mujer que vivió intensamente casi todo el siglo XX.
            Para la autora, como comenta en el Prefacio, “las cartas son un excelente recurso dramático, abarcan el tiempo, hacen innecesaria la descripción narrativa y, lo más importante, incitan al lector a que se imagine la acción omitida”.
            La protagonista es Bess,una mujer natural de Honey Grove, Texas. La primera carta, cuando apenas es una niña, es de 1899. La última, poco antes de fallecer, en 1967. Las primeras están dirigidas a Rob, su amigo de la infancia que se convertiría con el paso del tiempo en su marido. Tras el matrimonio, se cambian de localidad y se van a vivir a San Luis, donde Rob se dedica con éxito a los negocios inmobiliarios. Comienzan a llegar los hijos y Bess, como cuenta en las cartas, muestra su entusiasmo, aunque lamenta que parte de sus expectativas laborales y hasta vitales se hayan visto reducidas con la llegada de los hijos. Rob, su marido, se implica durante la Primera Guerra Mundial en la recaudación de fondos para las tropas americanas; al acabar, enferma de gripe y fallece en unas semanas. Ya había muerto hace años la madre de Bess, con la que tenía una especial intimidad.
            La muerte de su marido trastoca sus planes. No se queda, además, en una desahogada situación económica y se ve forzada a tomar una serie de decisiones empresariales clave para el futuro familiar. Pero Bess acierta. La familia se traslada durante una temporada a Woodstock, en Vermont, donde Bess retoma su relación con una antigua amistad, Totsie, su amiga del alma. Las cartas que la escribe son, quizás, las más íntimas de todas, en las que Bess reflexiona abiertamente sobre su vida, el presente y su complicado futuro. Más adelante, Bess conoce a Sam, con quien contrae matrimonio e inicia una nueva andadura vital.
            Las cartas hablan del paso del tiempo, de sus inquietudes profesionales y afectivas, de los hijos, de la vida… Bess escribe también sobre sus viajes a Europa, sus fiestas, las nuevas amistades que hace. A medida que sus hijos son mayores, empiezan a tener un protagonismo distinto en las cartas. Bess se inquieta por ellos, sus decisiones, sus estudios… El matrimonio con Sam le da una estabilidad que estaba añorando, aunque también coarta un poco su libertad de movimientos y de acciones. Bess lucha por conseguir ese equilibrio subrayando su independencia.
            En las cartas aparecen, como telón de fondo, los acontecimientos más significativos del siglo XX. También la protagonista habla de sus sentimientos, aunque sin exagerar. Los destinatarios son muy variados: su padre, su suegra, una tía ya mayor, sus maridos e hijos, Totsie, amistades, empresarios, etc.
            Bess da una capital importancia en su vida a las cartas que ha escrito a lo largo de tantos años. “Es –escribe- como si, al condensar y redactar los sucesos que he vivido, les infundiera una fuerza dramática que en realidad no tenían, pero, por extraño que parezca, lo que recuerdo años más tarde no es el suceso tal y como lo viví sino como lo conté en una carta”. Las cartas le ayudan también a comprobar cómo transforman “la realidad en ficción”. Su constante escritura le “ha permitido conservar la cordura y la calma, porque puedo expresar civilizadamente todas las emociones que me quitan el sueño”.


Una mujer de recursos
Elizabeth Forsythe Hailey
Libros del Asteroide. Barcelona (2015). 330 págs. 21,95 €.
T.o.: A Women of Independent Means.
Traducción: Concha Cardeñoso.

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