sábado, 2 de abril de 2016

“Las riquezas verdaderas”, de Jean Giono


Nacido en 1890 en la región francesa del Valle de la Provenza, Jean Giono siempre estuvo vinculado a su tierra natal. Sobre sus gentes y sus tierras escribió bastantes libros que abarcan todos los géneros: desde la novela al relato pasando por el ensayo y hasta el teatro. De formación autodidacta, Giono fue empleado de banca hasta que pudo dedicarse por entero a la literatura. Fue reclutado en la Primera Guerra Mundial, experiencia que le afectó profundamente y que agravó más todavía su innata desconfianza de la vida moderna. Su novela más importante de estos años, El gran rebaño (1931),  aborda estos temas desde un ecologismo militante cercano a posturas anarquistas y comunistas.
            En esos años, tomó una importante decisión con otro grupo de amigos: abandonar París e instalarse en Contadour, lugar de la Provenza que dio nombre al “Grupo Contadour” –a quien está dedicado Las riquezas verdaderas-, una comuna en plena naturaleza. Fruto de estas vivencias es este libro, que mezcla el ensayo autobiográfico con la narración de escenas campestres y costumbristas.
            Su radical pacifismo llevó a Giono a ser detenido durante la Segunda Guerra Mundial, aunque tras la ocupación fue injustamente acusado de colaboracionista, lo que le hizo pasar una temporada en la cárcel. Tras la Segunda Guerra Mundial, escribe el ciclo de novelas del húsar, donde la de mayor proyección internacional fue El húsar en el tejado (1951, de la que existe una versión cinematográfica). En 1954, poco después de ser rehabilitado, publicó El hombre que plantaba árboles, breve, simpática y humanista parábola que se asienta en los postulados ecologistas que aparecen en Las riquezas verdaderas.
            Escribe Giono que “la sociedad construida sobre el dinero destruye las cosechas, destruye a los animales, destruye a los hombres, destruye la alegría, destruye el mundo auténtico, destruye la paz, destruye las riquezas verdaderas”. La vida en las ciudades modernas sólo gira en torno al dinero, motor del mal. En las ciudades es donde incuban pensamientos e ideologías que explotan al hombre y que destrozan su humanismo y su contacto con la naturaleza. La creación del “Grupo Contadour” le sirve para, de manera radical, abandonar este mundo y volver a la intensa relación, primitiva y directa, con la naturaleza. No se queda, sin más, Giono en una versión edulcorada de la vida campestre. Para él, esa vida tiene matices cósmicos, panteístas, que vuelven al hombre a un idealizado bucolismo. Su elogio de la vida en el campo tiene un contenido ideológico y hasta político.
            Cae Giono en ocasiones en un discurso un tanto maniqueo y hasta panfletario. Su mensaje es radical, lo mismo que su desprecio de la vida moderna. Es cierto que combina estos pasajes con otros mucho más poéticos, como cuando escribe: “qué magnífica alegría la de los trabajos natrales de los que nunca nada implica esclavitud, en los que todo está hecho a la medida del hombre y le deja su tiempo (ese tiempo que es la morada de Dios)”. El texto está, pues, muy ajustado al carácter de Giono, a su desbordante pacifismo y a un ecologismo humanista y absoluto (los editores, en el prólogo, definen este libro como un “manifiesto ecológico para ecologistas verdaderos”).


Las riquezas verdaderas
Jean Giono
Errata Naturae. Madrid (2016)
176 págs. 17,90 €.
T.o.: Les vraies richesses.
Traducción: Regina López Muñoz.

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