viernes, 15 de enero de 2021

"El corazón de la libélula", de Antonio Barnés Vázquez

 


          “Si la familia es lo que queda / tras el reparto de la herencia, / el amor es lo que queda / cuando se  prolonga tu ausencia”, dice con agudo gran sentido del humor y clarividencia poética uno de los poemas de El corazón de la libélula, de Antonio Barnés Vázquez (Sevilla, 1967), doctor en Filología por la Universidad de Granada y en la actualidad profesor del Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía de la Universidad Complutense de Madrid. 

Barnés ha publicado diferentes ensayos sobre literatura, es experto en Miguel de Cervantes y dirige el proyecto de investigación y creación literaria “Dios en la Literatura Contemporánea”. En este enlace puede consultarse una entrevista con Barnés a propósito de este proyecto y en este otro enlace se ha publicado una reseña del libro que ha coordinado Barnés con las ponencias presentadas al Congreso “Autores en busca del Autor” del año 2018.

            Tanto su profunda formación humanística como sus intereses literarios y existenciales aparecen en este poemario que emplea la imagen de la libélula para sintetizar la fusión de lo eterno con el momento concreto en el que vive el poeta (“la eternidad es un chispazo de asombro, / llena de plenitud el alma en un soplo”) y que intenta desarrollar a través de poemas de formas y contenidos muy variados con los que aborda sentimientos e ideas muy variadas y originales que muestran, como escribe Jaime Siles en el prólogo, una “poesía de pensamiento y de fe (…) en una poesía que es vida y redención a la vez”. 

            Barnés reflexiona sobre el valor de las palabras y de la poesía en su vida y en la realidad actual. Él quiere “mirar como si no se hubiera mirado / hablar como si fuera la primera vez”. Lo importante es buscar la propia voz para que la poesía no sea un simple monólogo ni “una mera técnica sintáctica” sino “un grito interior / una desesperada llamada”, siempre con tonos y toques muy personales. 

            Es consciente Barnés del peso de la tradición en la poesía. Hay muchos intertextos que proceden de autores clásicos y de la mitología –aquí aparecen sus amplios conocimientos literarios-, pero siempre incorpora un guiño erudito o un comentario inteligente y con sentido del humor que da a esas expresiones o versos un significado nuevo. Y saca partido poético a tópicos literarios para plasmar su preferencia por la realidad que está a su lado, la que le ha tocado vivir, donde va a encontrar la belleza que busca: “el desierto está en la quinta avenida / el desierto está aquí / no huir / ni beatus ille”. No hay, por tanto, deseos de escape ni de huida. Al contrario, enfrentarse con lo que está a su lado, sabiendo, en unos espléndidos versos, que “Es perfecta tu imperfección / y maravillosa tu vulgaridad”.

            Barnés enseña sus raíces y muestra, como escribe Siles, su preferencia por un realismo trascendente que no encuentra en la poesía moderna, donde solo ve eruditos y simples juegos florales. Su poesía quiere salir del “papel en blanco / mánchate las manos”.

            Atractivo, penetrante y elaborado poemario que es una excelente carta de presentación de un autor con voz propia que maneja la amenidad y la profundidad para analizar su yo poético y el mundo que le rodea.



El corazón de la libélula

Antonio Barnés Vázquez

Kolaval. Sevilla (2020)

172 págs. 12,48 €

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