En ocasiones, algunos amigos me piden que les sugiera algún libro relacionado con la represión en los países comunistas del Este que no tenga lugar en la URSS. Quieren conocer el alcance de este fenómeno más allá de los libros, muy buenos, de Solzhenitsyn, Varlam Salamov y Evgenia Ginzburg. Aunque en el libro que publiqué sobre este tema, Cien años de literatura a la sombra del Gulag, hay muchos testimonios de diferentes países, quiero hoy poner el foco en estas memorias de una escritora checa, Hada Margolius, quien padeció las consecuencias de las famosas purgas que tuvieron lugar en su país, que afectaron directamente a su marido, militante del Partido Comunista.
Nacida en Praga en 1919, en el seno de una culta y conocida familia de judíos, Heda Margolius fue detenida en Praga en 1941 y trasladada al gueto de Lodz, en Polonia, con toda su familia. Bajo una estrella cruel son sus memorias desde 1941 hasta 1968, con el fracaso de la Primavera de Praga.
En Lodz, fue testigo del horror, de la injusticia y de la arbitrariedad. Sistemáticamente, los judíos iban siendo aniquilados, utilizados como mano de obra de usar y tirar en unas condiciones ya conocidas gracias a los numerosos testimonios que se han publicado sobre la vida en los guetos y en los campos de concentración nazis. Heda recorrió varios de ellos; en uno de esos viajes, fue separada de su familia, a la que nunca volvería a ver. Más adelante, en uno de esos traslados, consiguió fugarse con un grupo de compañeras y en un peligroso viaje, regresaron a Praga.
Pero el recibimiento fue demasiado frío. “Hasta ese momento –escribe- solo había tenido que enfrentarme al sistema policial de un régimen fascista. Ahora tenía que enfrentarme a enemigos peores: el miedo y la indiferencia de la gente. (...) Ahora buscaba un ser humano cuya humanidad fuera mayor que su miedo”. Y es que cualquier persona que acogiese prisioneros o judíos ponía en serio peligro su vida. Al final, la resistencia, muy activa en los meses finales de la guerra, se hizo cargo de ella.
Cuando acaba la guerra, se reencuentra con Rudolf, su antiguo novio, también judío, y contraen matrimonio. En Checoslovaquia se consolida en el poder el Partido Comunista. A Heda no le satisface el devenir de los acontecimientos, ni los discursos ni las actitudes del Partido, pero animada por su marido, intelectual y ferviente comunista, se afilian. Pronto comprueba, sin embargo, cómo el comunismo desprecia la democracia y cómo en nombre de un pretendido bien común se eliminan progresivamente las libertades individuales. Heda salpica su dramático relato vital con inteligentes reflexiones sobre la política, el comunismo y la sociedad checa en aquellos años.
Rudolf Margolius, un trabajador incansable y de ideas férreas y sólidas, es nombrado secretario de Estado de Comercio. Pero en poco tiempo se torcieron las cosas, pues fue detenido y condenado a muerte en los famosos Procesos de Praga (sobre este momento histórico es impactante el libro La confesión, de Artur London, que inspiró la película homónima de Costa Gravas). A partir de ese momento, escribe Heda, “me había convertido en una leprosa, alguien a quien cualquiera que apreciase su propia vida tenía que evitar”.
El libro continúa con el relato de las adversidades que sufrió en esos años y su lucha personal por conseguir que se anulase el juicio contra su marido y se le declarase inocente, deseosa de recuperar así su buen nombre. En las memorias de Artur London, casi al final, su mujer Lise le cuenta que se ha encontrado en el autobús con Heda. Escribe lo siguiente London: “Después de la detención de su marido, Heda Margolius perdió su empleo de dibujante y redactora en la Editorial en donde trabajaba. Después la colocaron en una casa de seguros como perforadora de cartas individuales. Estaba muy mal pagada. Trató de encontrar otro trabajo utilizando su nombre de soltera. Pero en cuanto se enteraban de su verdadera identidad la echaban a la calle. Durante el proceso se encontraba gravemente enferma en el hospital Boplovka de Praga. Al día siguiente de la deposición de su marido ante el tribunal el doctor responsable del servicio en el que estaba hospitalizada le anunció, excusándose, que había recibido la orden de firmar aquel mismo día su hoja de salida, aunque la infección que la tenía clavada en la cama desde hacía varias semanas no estaba curada ni mucho menos, y que no habían terminado de ponerle la serie de inyecciones previstas para su tratamiento. Afortunadamente, una enfermera, indignada por esta manera de proceder, se ofreció para ponerle en su casa las inyecciones todos los días”.
Heda acaba estas impresionantes memorias en 1968, con la descripción de la Primavera de Praga y la represión soviética.
Bajo una estrella cruel
Heda Margolius Kovály
Libros del Asteroide. Barcelona (2013)
278 págs. 17,95 €.



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