lunes, 27 de julio de 2015

“Comedia con fantasmas”, de Marcos Ordóñez


Crítico teatral en el diario El País, Marcos Ordóñez (1957) es autor también de varias novelas (como Una vuelta por el Rialto, 1994), un libro de memorias, Un jardín abandonado por los pájaros, y varios libros dedicados a personajes del mundo del cine y del teatro, como Big Time: la gran vida de Perico Vidal (2014). Comedia con fantasmas está ambientada en un mundo que el autor conoce a la perfección, el del teatro y del cine a lo largo del siglo XX. Publicada en 2002, ahora vuelve a reeditarse en una nueva editorial.
”Voy a hablar de un mundo que ya no existe”. Así comienza Pepín Mendieta sus memorias, que abarcan desde 1925 a 1984, cuando las concluye ya anciano, apartado del mundo del teatro y viviendo de sus numerosos recuerdos.
Todo comienza en 1925, en Villaura, cuando a los 13 años abandona su familia y entra como meritorio sin sueldo en la compañía itinerante El Gran Teatro del Mundo, que dirige Eduardo Pombal. El alma de la compañía es Pombal, un director de escena absolutamente apasionado por las obras de Shakespeare y por las comedias de magia, tan en boga en la España de los años veinte y treinta. La primera obra que vio Pepín fue El sueño de una moche de verano, de Shakespeare, que Pombal adaptaba con profusión de “efectos especiales”. Trabajó con Pombal hasta 1934, cuando decide abandonarle, cansado del carácter maniático y posesivo de su director.
Con Pombal recorrió muchos escenarios de la península hasta que se instalaron en Madrid contratados por el empresario Benito Reyzábal y donde tuvieron mucho éxito con espectaculares adaptaciones de El barón de Münchausen, Sin novedad en el frente y Jane Eyre, obra con la que entra en escena Rosa Camino, actriz de gran talento que será después una de las amantes de Pepín. Durante sus años en la compañía El Gran Teatro del Mundo, hizo de chico para todo, dedicándose sobre todo a la preparación de los escenarios.
Tras abandonar a Pombal, y casi por casualidad y para sobrevivir, empezó a trabajar de actor en pequeños papeles. Tras la guerra civil, cuando los géneros teatrales populares perdieron terreno ante las posibilidades del cine, Pepín empezó a hacer de extra en algunas películas. Luego emprendió una meteórica carrera como actor hasta que se convirtió en un cómico de renombre dentro del cine más popular. Durante esos años de éxito, Pepín recuerda su trayectoria profesional y sus reencuentros con aquellas personas que habían marcado su vida. De manera especial, con Pombal, que fue un director y actor exitoso hasta su ostracismo; con Monroy, también actor, amigo de Pombal y persona muy cercana a Pepín y su círculo de amistades; con Rosa Camino, que tuvo una famosa pero intermitente carrera como actriz y que aporta a la novela el componente sentimental; y el resto de los integrantes de El Gran Teatro del Mundo, con los que Pepín mantenía una estrecha relación.
Lo más sobresaliente del libro es la recreación, desde dentro, del mundo del teatro itinerante y popular. El autor ha realizado un gran trabajo de documentación y en esta novela se ha inspirado en actores y directores de carne y hueso, convirtiendo en novela sus trayectorias profesionales. Abundan las sugestivas observaciones sobre cuestiones relacionadas con la interpretación, los montajes, la ambientación, el público, el mundo de los actores… Destaca el papel de Eduardo Pombal, un adelantado a su tiempo en tantas cuestiones que supo competir de manera muy digna con el cine sacando el máximo partido a las posibilidades escénicas del teatro popular. La novela recrea un espectáculo que se encuentra en vías de extinción y, también, un estilo de vida, el de los cómicos itinerantes y el de los primeros actores del mundo del cine.
El autor abusa, sin embargo, de algunos tópicos relacionados con la profesión de cómico: todos los personajes son muy vitales, idealistas, materialistas a su manera, que viven instalados en un relajado estilo de vida donde sobresalen la obsesión por el teatro y por el placer. También son tópicas y gruesas algunas referencias costumbristas. Le falta a la novela un argumento más convincente y la trama sentimental no acaba de tener la suficiente envergadura y credibilidad.
El autor ambienta muy bien la novela en unas décadas cruciales de la historia de España y acierta en centrar el interés del argumento en las peripecias teatrales de sus protagonistas, sin que los hechos históricos que se describen (proclamación de la Segunda República, agitación social, guerra civil, posguerra…) adquieran una desmedida relevancia argumental.
“No existe ya aquel paisaje, el paisaje de mi vida”, rememora Pepín Mendieta. Las memorias son su último esfuerzo para rescatar del olvido una manera de hacer teatro que ya no volverá y a la que en esta novela se realiza un rendido homenaje.
  

Comedia con fantasmas
Marcos Ordóñez
Libros del Asteroide. Barcelona (2015)
424 págs. 19,95 €.

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